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Contrainteligencia para proteger a nuestras empresas

Análisis

Manuel Robledo
Manuel Robledo
Oficial de Inteligencia Fuerzas Armadas (España). Profesor de LISA Institute. Máster en Inteligencia, Geopolítica y Seguridad en el mundo contemporáneo (UNED). Curso Avanzado de Inteligencia y Seguridad (Escuela de Guerra del Ejército).

El entorno económico cada vez más competitivo, globalizado y deslocalizado, dificulta a las empresas la protección de su información y recursos. Hoy en día el uso de la contrainteligencia es clave para las empresas.

Hasta hace pocos años, la inteligencia (al igual que la contrainteligencia), era una disciplina principalmente aplicada a los Estados. Sin embargo, en la actualidad, en un mundo definido por la línea cada vez más difusa que separa el poder del Estado, empiezan a tener mucha relevancia grandes empresas que empiezan a tener más recursos, activos e influencia en la mayoría de Estados.

La contrainteligencia, en muchos contextos, puede ser sinónimo de “contraespionaje”, ya que una de sus principales misiones es “evitar el espionaje contra la propia organización”.

Pero si queremos encontrar una definición, se considera el conjunto de actividades cuyo objetivo es evitar que los servicios de inteligencia externos (ya sean de otros países o de otras empresas, en este caso) adquieran información relevante sobre aspectos esenciales del funcionamiento o la estructura de un Estado o empresa. Especialmente acerca de sus estrategias, planes, procedimientos, recursos, activos o personas clave.

En el ámbito empresarial, el Diccionario de Inteligencia y Seguridad define a la contrainteligencia como “aquellos mecanismos encaminados a velar por la protección de la información y el conocimiento de la empresa de ataques y acceso no deseados, así como blindar los secretos empresariales”.

Hoy en día, cualquier organización que quiera proteger eficazmente su información, deberá disponer de profesionales que conozcan y dominen los métodos y técnicas de contrainteligencia.

Esta disciplina suele llevarse a cabo por parte de los Departamentos de Seguridad, liderados por Directores/as de Seguridad. En las organizaciones que más en serio se toman la protección de su información, existen Departamentos, Unidades o Áreas específicas de Inteligencia y de Contrainteligencia.

¿Qué busca la inteligencia estatal en las empresas?

El Centro Nacional de Contrainteligencia y Seguridad de los Estados Unidos (NCSC) advierte de que los oficiales de inteligencia, más conocidos como “espías”, de gran parte de los países, sino todos, utilizan las herramientas que proporciona la inteligencia para obtener información secreta y reservada de una organización de forma encubierta para ponerla al servicio de otra organización, ya sea estatal, ya sea privada.

Los países no solo compiten mediante la diplomacia y las guerras, también lo hacen atacando a empresas de otros países para promover las suyas propias. Y estas estrategias de Inteligencia económica e Inteligencia competitiva, no solo son llevadas a cabo por Estados enemigos, también por los aliados y de forma más frecuente de lo que podría parecer. 

El espionaje por parte de Estados es una de las amenazas emergentes, según el análisis prospectivo, más importantes a las que tiene que hacer frente la contrainteligencia de las empresas y el sector financiero e industrial. La competencia económica sigue siendo uno de los bienes más preciados a la hora de conseguir poder con el último objetivo de ser una potencia regional o mundial.

Por ejemplo, la innovación llevada a cabo por las diferentes empresas de un país puede dar beneficios y aumentar el poder de este Estado. Por ello, en muchas ocasiones hay una intensa protección legal en relación a esto. Se puede proteger esta innovación por medio de patentes o considerándola y tratándola casi como un secreto de Estado, pues el éxito del desarrollo de la novedad radica en el desconocimiento de ésta por parte de los competidores.

Si algo tiene valor para una empresa y para el país en el que se encuentra, puede tener valor también para los competidores. De este modo, muchos de ellos, no solo otras empresas del sector (también Estados que puedan ver amenazada su economía, industria o capacidad estratégica) buscan obtener esta información valiosa para reducir la ventaja competitiva.

La inteligencia, una herramienta clave para las empresas

En el contexto de la globalización han surgido nuevas formas de ataque a los intereses económicos de empresas y Estados. Dichos ataques, en los que intervienen múltiples agentes, pueden proceder, como se ha mencionado, tanto del interior como del exterior de la organización.

El FBI considera que las actividades de inteligencia, en concreto de espionaje, contra una empresa por parte de otra extranjera respaldada por un Estado pueden constituir un riesgo o amenaza para la seguridad nacional, por lo que han decidido incluir esta amenaza en la National Security Issues Threat List.

Según José Manuel Díaz-Caneja, especialista en Inteligencia y Seguridad, la inteligencia económica que usan los diferentes Estados contra empresas extranjeras sirve para recopilar información que pueda ser explotada por parte de todo el conjunto de actores económicos nacionales para conseguir llevar a cabo una mejor planificación estratégica.

Por otra parte, la inteligencia económica también tiene como cometido sensibilizar a las empresas nacionales para que apliquen medidas de prevención y defensa contra el espionaje que puedan llevar a cabo otros países o empresas. La autoprotección de cada empresa es clave, ya que el Estado y sus servicios de inteligencia no tienen capacidad de proteger a todo el tejido empresarial.

¿Legalidad, alegalidad o ilegalidad?

Los recursos para obtener esta información (Inteligencia) pueden ser legales, como lo sería investigar la información accesible públicamente a través de OSINT, la Deep Web o la Dark Web o haciendo convenios con ciertas empresas para compartir conocimientos clave y así superar a otros competidores. 

Aún así, es frecuente que esta información se busque por métodos y canales ilegales, entre los que se encontraría el espionaje industrial. Conviene diferenciar claramente entre el espionaje industrial y la inteligencia competitiva como explicamos en este artículo.

El espionaje industrial o empresarial es una conducta ilegal que se lleva a cabo en el contexto de las relaciones empresariales o económicas. La ilegalidad de esta práctica no depende del valor económico de la información desvelada, sino que se refiere al descubrimiento intencionado o revelación de cualquier tipo de información que la empresa que no sea pública.

Informaciones más buscadas por la inteligencia estatal y empresarial

Tanto los Estados y las empresas competidoras, pueden estar interesados en aspectos de las empresas como:

  • Los datos de los clientes y los precios de los bienes y servicios que contratan.
  • Los datos e información contractual de los empleados, así como su conducta dentro y fuera de la empresa, tanto a nivel personal como profesional.
  • La información y tipo de contrato con los proveedores, así como el personal que tiene acceso a información sensible pese a ser un proveedor.
  • Todo tipo de información sensible de los inversores, miembros del Consejo de Administración o el Comité de Dirección, ya que suelen tener acceso a información muy crítica.
  • Las estrategias corporativas a nivel comercial, desarrollo de negocio, legal, recursos humanos, operaciones, etc.
  • La tipología, componentes y configuración de recursos técnicos, de software y sistemas informáticos, especialmente los relativos a control de accesos y sistemas de seguridad.
  • El estado de las finanzas de la empresa, sus acreedores y deudores, etc.
  • Las estrategias de expansión, fusión y adquisición de otras empresas.
  • La composición y recursos de sus Departamentos de Seguridad, Inteligencia y/o Contrainteligencia.

En este punto te preguntarás cómo proteger a tu empresa. Aquí te detallamos los procedimientos más utilizados para espiar y obtener información sensible de una empresa para que puedas aprender a evitarlos:

Cuando las empresas no protegen su información crítica, es probable que a corto o medio plazo acaben perdiendo cuota de mercado, lo que marcará de manera muy negativa la predominancia, capacidad y reputación de la empresa. La pérdida de su ventaja competitiva puede llegar en algunos casos a provocar el cierre de la compañía, de ahí su importancia.

Por ello, la inteligencia de negocios y la inteligencia competitiva deben tener siempre en cuenta la contrainteligencia como medio de prevención del espionaje económico y del ciberespionaje o ciberinteligencia por parte de Estados y otras empresas.

En definitiva, la presencia de un entorno económico cada vez más competitivo, globalizado y deslocalizado, dificulta a las empresas la protección de su información y recursos. Sin embargo, el uso de la contrainteligencia como herramienta en la protección de la actividad empresarial facilita la toma de decisiones correctas en cuanto a la seguridad y la mejora de la empresa.

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