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¿Por qué la generación Z ha tomado las calles de Marruecos?

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Bandera Marruecos

La generación Z de Marruecos ha estallado por su insatisfacción y precariedad derivada de los problemas económicos, sociales y políticos del país. Te contamos los detalles.

Desde el último fin de semana de septiembre, Marruecos ha sido escenario de una intensa ola de protestas que sacude al país. Estas manifestaciones, lideradas mayoritariamente por jóvenes pertenecientes a la generación Z, son como consecuencia de una gran indignación social por la situación económica, social y política que atraviesa la nación.

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En un momento de gran desempleo juvenil, precariedad de los servicios públicos y percepción de corrupción, las calles de ciudades como Rabat, Casablanca, Marrakech, Agadir y Tánger han sido escenario de movilizaciones masivas que han desencadenado tanto protestas pacíficas como enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, dejando fallecidos, heridos y detenidos.

El detonante de las protestas de Marruecos

La chispa inmediata de estas manifestaciones ha sido la muerte de ocho mujeres embarazadas en el hospital Hassan II de la ciudad de Agadir. Estas muertes se habrían producido debido a fallos en el suministro de anestésicos, lo que evidenció las graves deficiencias del sistema sanitario público marroquí. Este trágico suceso sirvió para encender la indignación popular, especialmente entre los jóvenes, quienes vieron en este hecho la prueba palpable de la negligencia estatal en sectores fundamentales como la salud y la educación. El grupo activista GenZ 212, surgido en redes sociales, se ha convertido en el portavoz de estas protestas, impulsando las convocatorias a manifestaciones y con su lema: «No queremos Mundial, queremos hospitales», en referencia a la participación del país norteafricano como en la gran cita futbolística del año 2030.

¿Por qué protestan?

Aunque la muerte de las mujeres en Agadir fue la causa inicial, las causas subyacentes de las protestas son complejas y de largo plazo. La población joven, que representa aproximadamente el 40% del total del país, enfrenta una tasa de desempleo juvenil alarmante que en algunas zonas urbanas alcanza el 48%. Además, existe un gran descontento por el deterioro de los servicios públicos básicos, especialmente en salud y educación, donde la falta de inversión y recursos es notoria.

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Por otra parte, el gasto público en infraestructuras deportivas para la Copa Mundial de Fútbol 2030 (que Marruecos coorganiza junto con España y Portugal) ha sido objeto de grandes críticas por percibirse como un despilfarro en tiempos de crisis. Los manifestantes reclaman, además, una mayor justicia social y un combate efectivo contra la corrupción institucional que consideran generalizada.

El papel de la generación Z

La generación Z marroquí ha desempeñado un papel protagonista en estas movilizaciones. Nacidos entre finales de los años noventa y la primera década del 2000, estos jóvenes expresan un fuerte sentimiento de exclusión social y política. Utilizan las redes sociales y plataformas digitales para organizarse y difundir sus mensajes, lo que ha facilitado una movilización descentralizada y rápida, tal y como ocurrió en Nepal. La etiqueta GenZ 212 ha servido para identificar esta ola de protestas y competir con la narrativa oficial. Para esta generación, las manifestaciones no solo se concentran en mejoras materiales, sino en una transformación estructural del sistema para que responda a sus necesidades reales.

La respuesta del gobierno y el contexto político

El gobierno marroquí inicialmente respondió con medidas de represión, incluyendo detenciones masivas y uso de fuerza para dispersar las manifestaciones. Sin embargo, ante la persistencia de las protestas, las autoridades han expresado disposición al diálogo con los jóvenes dentro de los canales institucionales para intentar encontrar soluciones viables.

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Pese a ello, los manifestantes consideran insuficientes las respuestas oficiales y continúan exigiendo reformas concretas. Este escenario recuerda en parte las manifestaciones del Rif de años anteriores, con la diferencia de que ahora la movilización tiene un carácter más amplio y juvenil, que pone en cuestión la gobernabilidad y la estabilidad social en Marruecos.

Impacto social y perspectivas futuras

Las protestas han sacado a la luz la profunda crisis social que afecta a Marruecos, con una juventud que se siente atrapada en la precariedad y abandonada por las instituciones. Además de las demandas inmediatas en salud, educación y empleo, estas movilizaciones pueden tener repercusiones políticas a mediano y largo plazo, condicionando la agenda gubernamental y la percepción internacional del país. Aunque por ahora las protestas continúan en muchas ciudades, existe incertidumbre sobre su evolución, especialmente ante la presión de las fuerzas de seguridad y la posible intervención estatal para contener la crisis.

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