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Opacidad financiera en la era digital: riesgos para la salud pública y la seguridad nacional

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La opacidad financiera ya no es solo un asunto económico. Hoy afecta directamente a la salud pública y a la seguridad nacional.  En este artículo, la alumna del Máster Profesional de Analista Internacional y Geopolítico de LISA Institute, Rosalía Fernández analiza los riesgos de la era digital y cómo anticipar sus amenazas.

En un mundo interconectado, las amenazas a la salud pública y la seguridad nacional se entrelazan de manera compleja. Los sistemas de transferencia financiera opaca, desde la hawala tradicional hasta las criptomonedas y plataformas DeFi, facilitan remesas legítimas en comunidades migrantes, pero también permiten la financiación del terrorismo, el blanqueo de capitales y el tráfico de medicamentos falsificados.

En España, instituciones como el SEPBLAC, la Guardia Civil y el Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA) de la Agencia Tributaria desempeñan un papel esencial. Su labor se centra en la detección y prevención de estas actividades.

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Este artículo analiza la evolución histórica de estos sistemas y sus implicaciones intersectoriales. También examina las oportunidades que ofrece el análisis de inteligencia con un enfoque prospectivo para anticipar riesgos.

La tesis central es que garantizar la trazabilidad financiera no solo previene delitos. También salva vidas, protege a las sociedades y fortalece la estabilidad estatal frente a amenazas híbridas.

Opacidad financiera y salud pública

Las amenazas a la salud pública y la seguridad nacional se han vuelto cada vez más difíciles de delimitar. Un envío de dinero legítimo desde una comunidad migrante puede convertirse, sin que nadie lo advierta, en un canal para financiar actividades ilícitas o permitir la circulación de medicamentos falsificados.

Este desafío se agrava en un contexto geopolítico donde las sanciones internacionales incentivan el uso de sistemas opacos para evadir restricciones económicas, afectando tanto a actores estatales como no estatales.

Sistemas tradicionales como la hawala, utilizados durante siglos en Oriente Medio y el sur de Asia, han sido históricamente canales de remesas legítimas, basados en la confianza y redes familiares. En paralelo, el fei qian en China o el Shetar en comunidades judías medievales muestran cómo la opacidad financiera ha sido recurrente a lo largo de la historia, con usos tanto legales como ilícitos.

En España, la prevención de estos riesgos requiere un enfoque interinstitucional: el SEPBLAC, encargado de la inteligencia financiera; la Guardia Civil, con experiencia en lucha antiterrorista, control de fronteras y tráfico de drogas; y el Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA) de la Agencia Tributaria, especializado en supervisar flujos de mercancías y operaciones con potencial riesgo sanitario o financiero. Esta colaboración permite combinar vigilancia fiscal, aduanera y sanitaria, anticipando riesgos antes de que se materialicen.

Hoy, además, entran en juego las criptomonedas y el ecosistema DeFi, que combinan anonimato y descentralización, dificultando la trazabilidad.

La analítica predictiva, con un enfoque prospectivo (entendido como la capacidad de anticipar riesgos mediante el análisis de escenarios futuros y patrones prospectivos), se ha convertido en una herramienta esencial. Permite detectar patrones anómalos y anticipar escenarios de riesgo. Gracias a ello, la trazabilidad financiera protege tanto la salud de la población como la estabilidad estatal.

Sistemas financieros opacos: de la tradición a la digitalización

Hawala y sistemas históricos

La hawala ha servido durante siglos para enviar dinero a comunidades aisladas de manera rápida y segura, basada en la confianza entre operadores. Aunque históricamente fue un canal de remesas legítimas, su opacidad la convirtió también en herramienta de financiación ilícita, blanqueo de capitales y evasión de sanciones.

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En el contexto geopolítico actual, las sanciones internacionales contra países como Irán o Rusia han incrementado su uso para mover fondos fuera de los sistemas formales, lo que plantea desafíos adicionales para la inteligencia financiera global.

El fei qian en China funcionó de manera similar, ya que permitía mover fondos sin dejar registro físico. Posteriormente, esto facilitó el blanqueo de ingresos del tráfico de fentanilo hacia México y EE. UU. En Europa, el Shetar en comunidades judías medievales ilustra cómo la confianza y la opacidad han sido siempre recursos para operar fuera de sistemas formales. Sin embargo, estos mecanismos implicaban riesgos evidentes.

Criptomonedas y DeFi

El siglo XXI introdujo nuevas formas de transferencia financiera descentralizada. Las criptomonedas y plataformas DeFi combinan anonimato, inmediatez y alcance global. Si bien fomentan la inclusión financiera, también son utilizadas por redes criminales. Por ejemplo, en 2023, la DEA en Estados Unidos desarticuló una red que utilizaba plataformas DeFi para mover fondos provenientes del tráfico de fentanilo, evidenciando cómo la opacidad financiera trasciende fronteras.

En algunos casos recientes en España se ha constatado que redes criminales han usado criptomonedas para financiar actividades delictivas relacionadas con drogas o productos sanitarios ilegales. Aunque no siempre se dispone de cifras exactas o declaraciones oficiales que confirmen todos los detalles.

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Paradójicamente, la tecnología blockchain, base de las criptomonedas, puede ser una aliada en la lucha contra la opacidad financiera. La implementación de blockchains permissioned (controladas por autoridades) podría garantizar registros transparentes y auditables, permitiendo un equilibrio entre privacidad y trazabilidad.

Rasgos compartidos

Tanto los sistemas históricos como los digitales comparten características clave:

  • Confianza y anonimato, sustituyendo la supervisión institucional.
  • No tributación, dificultando la trazabilidad fiscal y sanitaria.
  • Usos duales, desde remesas hasta operaciones ilícitas.
  • Adaptación tecnológica, como el uso de apps cifradas y blockchain.

Implicaciones para la salud pública y la seguridad nacional

Riesgos para la salud pública

El tráfico de medicamentos falsificados representa un riesgo sanitario crítico. La OMS (2022) estima que un 10 % de los medicamentos en países de ingresos bajos y medios son falsificados, provocando alrededor de 100.000 muertes anuales.

En Europa, la Operación Pangea XIV (Interpol, 2021) interceptó millones de productos ilegales, muchos financiados mediante canales opacos. En España, el SVA y la Guardia Civil han desarticulado redes que introducían opioides y fármacos falsificados, mostrando la interconexión entre opacidad financiera, salud pública y seguridad nacional.

Amenazas a la seguridad nacional

La financiación del terrorismo y el blanqueo de capitales encuentran en sistemas opacos como la hawala, las criptomonedas y las plataformas DeFi un terreno fértil para evadir controles.
Diversos informes del SEPBLAC y de Europol alertan del uso de micropagos en criptomonedas como mecanismo emergente para sortear la detección de transacciones sospechosas. Este patrón es especialmente preocupante en el ámbito del extremismo violento.

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Aunque la mayor parte de los casos documentados hacen referencia a transferencias hacia zonas de conflicto en Siria y Turquía, los análisis prospectivos de Europol apuntan a un riesgo creciente. Estas herramientas digitales podrían emplearse para financiar logística terrorista o actividades criminales asociadas, como la adquisición de armas o el comercio ilícito de productos con riesgo sanitario.

Convergencia de ámbitos estratégicos

La colaboración entre SEPBLAC, Guardia Civil y SVA permite un enfoque integral, combinando vigilancia fiscal, aduanera y sanitaria. A nivel europeo, Europol y OLAF promueven marcos de cooperación para supervisar la economía digital y prevenir la circulación de fondos ilícitos y productos peligrosos para la salud. 

En el caso español, esta visión está alineada con la Estrategia de Seguridad Nacional de 2017 y su actualización de 2021. Ambos documentos reconocen explícitamente la salud pública como un ámbito de seguridad y destacan la necesidad de integrar los riesgos sanitarios, económicos y financieros en un enfoque multidimensional. Así, la lucha contra la opacidad financiera no solo protege la estabilidad económica. También constituye una medida preventiva frente a amenazas híbridas que ponen en riesgo la cohesión social y la resiliencia del Estado.

La integración del análisis prospectivo refuerza esta capacidad, generando alertas tempranas que salvan vidas y consolidan la seguridad nacional como un esfuerzo compartido entre instituciones financieras, sanitarias y de seguridad.

Alertas tempranas y detección proactiva

Indicadores clave para identificar operaciones de riesgo incluyen:

  • Uso intensivo de efectivo y transacciones fragmentadas.
  • Ingresos o movimientos financieros desproporcionados con el perfil declarado.
  • Transferencias transfronterizas mediante cripto o plataformas DeFi.
  • Microtransacciones repetidas para evadir controles.
  • Ausencia de tributación en operaciones relevantes.

La combinación de estos indicadores con IA y analítica prospectiva permite anticipar escenarios de riesgo.

Por ejemplo, modelos de machine learning aplicados por SEPBLAC y Europol analizan grandes volúmenes de datos financieros y no financieros. Estos incluyen patrones de transacciones, comunicaciones en redes sociales y registros aduaneros.

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Algoritmos de clustering pueden detectar microtransacciones repetitivas que evaden umbrales de detección tradicionales, generando alertas en tiempo real. Sin embargo, el uso de estas tecnologías debe ir acompañado de marcos éticos que garanticen la protección de datos personales y minimicen los falsos positivos, asegurando que la vigilancia no vulnere los derechos fundamentales de los ciudadanos.

Recomendaciones

  • Fortalecer la cooperación interinstitucional: SEPBLAC, Guardia Civil y SVA deben compartir información y metodologías, promoviendo plataformas de intercambio en tiempo real.
  • Actualizar la regulación sobre criptomonedas y plataformas DeFi, armonizando normas europeas y nacionales para garantizar trazabilidad sin comprometer la innovación.
  • Implementar trazabilidad financiera como herramienta de salud pública y seguridad nacional, utilizando permissioned blockchain para registros transparentes.
  • Inversión en IA y analítica prospectiva para anticipar riesgos en tiempo real, con énfasis en algoritmos éticos que protejan la privacidad.
  • Formación continuada en vigilancia financiera, aduanera y sanitaria, con especial enfoque en amenazas híbridas.
  • Sensibilización cultural: Implementar programas de educación financiera que promuevan canales formales (como aplicaciones bancarias accesibles) en comunidades migrantes, evitando estigmatización y respetando dinámicas culturales.

Conclusiones

La opacidad financiera, ya sea a través de sistemas tradicionales como la hawala o mediante criptomonedas y plataformas DeFi, representa un desafío que trasciende la economía. Este fenómeno alcanza directamente la salud pública y la seguridad nacional.
En España, la coordinación entre SEPBLAC, Guardia Civil y el Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA) permite una respuesta integral. Esta combina inteligencia financiera, supervisión aduanera y acción operativa.

La aplicación de analítica prospectiva refuerza la capacidad de anticipar riesgos y activar alertas tempranas, minimizando el impacto sanitario y económico de operaciones ilícitas.

La evidencia muestra que garantizar la trazabilidad financiera es mucho más que un requisito fiscal. Es un instrumento preventivo que salva vidas, impide la distribución de medicamentos falsificados, frena la financiación de redes criminales y contribuye a la estabilidad del Estado.

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La colaboración interinstitucional, la actualización normativa, la formación continua y el uso estratégico de la IA son elementos fundamentales para un enfoque sostenible y efectivo. En un mundo donde los límites entre lo financiero, lo sanitario y lo criminal se difuminan, la transparencia financiera no es solo una herramienta técnica, sino un imperativo moral para proteger a las sociedades frente a amenazas invisibles pero devastadoras.

La gestión de la opacidad financiera no es solo un reto técnico. Es también un componente esencial de la resiliencia estatal en el siglo XXI, donde la seguridad sanitaria y la estabilidad económica se entrelazan en el tablero geopolítico global.

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