Las próximas elecciones en Chile no solo definirán el rumbo político del país, sino que también podrían marcar tendencias en toda América Latina. La contienda entre candidatos de posturas opuestas refleja una ciudadanía polarizada y preocupada por temas como la seguridad, la inmigración y la desigualdad. ¿Qué está en juego y cómo podría impactar más allá de las fronteras chilenas? Lo explica la alumna del Máster Profesional de Analista Internacional y Geopolítico de LISA Institute.
El pasado 16 de noviembre Chile celebró su elección presidencial para el periodo 2026- 2030. Ninguno de los candidatos obtuvo más del 50% de los votos emitidos por lo que el próximo 14 de diciembre se celebrará una segunda vuelta, el balotaje, entre los dos candidatos más votados; Jaenette Jara líder del Partido Comunista y José Antonio Kast líder del Partido Republicano.
Ambos candidatos se sitúan en los extremos opuestos del espectro político. Esto refleja la polarización política del país, lo cual no es ajeno al resto de la región.
¿Cómo ha sido el panorama político y económico de Chile en las últimas décadas?
Tras el golpe de Estado que se produjo el 11 de septiembre de 1973 orquestado por Augusto Pinochet, el país se mantuvo como un régimen dictatorial hasta 1990 con la llegada del presidente demócrata cristiano Patricio Aylwin. Esto dio paso a cuatro gobiernos sucesivos democráticos que ejercieron entre 1990 y 2010.
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Estos gobiernos impulsaron el crecimiento económico y social del país, aumentando la clase media chilena y reduciendo la pobreza en el país. Asimismo, permitieron consolidar las instituciones democráticas que anclaron la estabilidad política del país.
En 2010 salió elegido democráticamente, por primera vez, un gobierno de derecha liderado por Sebastián Piñera. A este le siguió otro mandato de Michelle Bachelet, quien ya había sido presidenta de la República entre 2006 y 2010.
En paralelo a este recorrido democrático, Chile experimentó una de las mayores tasas de crecimiento económico prolongado. Además, registró inflación moderada y bajo desempleo, consolidándose como uno de los países más prósperos de la región.
En efecto, Chile se posicionó como la quinta economía de la región y la cuarta por PIB per cápita. El país logró un hito en 2010 al ser el primero de Sudamérica en formar parte de la OCDE.
Sin embargo, la desigualdad ha sido una constante en la historia del país. A pesar de varios intentos por implementar políticas públicas que promuevan un reparto más equitativo de la riqueza, la desigualdad sigue siendo una lacra. El país presenta un índice de Gini que roza el 0,47, uno de los más altos de la región y también de la OCDE.
La necesidad por acabar con esta brecha desembocó en el «estallido» de 2019. El «estallido» fue una explosión de manifestaciones, movilizaciones y disturbios que se extendieron durante meses por el país para denunciar la desigualdad social y económica.
¿Cuál es la raíz de la polarización en Chile?
Si bien la polarización no es un fenómeno aislado circunscrito a Chile, las raíces de su reciente radicalización social pueden trazarse al “ estallido” de 2019. La consecuencia más inmediata fue la elección de Gabriel Boric. Boric representó un relevo generacional para la política del país ya que se convirtió en el presidente más joven y más situado a la izquierda política elegido en democracia.
Su elección fue una respuesta directa al malestar social y económico que vivió el país en los años previos. Gabriel Boric intentó implementar una serie de cambios profundos para redirigir al país. El más transcendental fue el intento de cambiar la Carta Magna. La Constitución chilena vigente actual data de 1980, es decir el texto elaborado durante la dictadura de Pinochet.
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Ha habido dos intentos de reformarla y ambos han sido rechazados en referéndum. La primera propuesta contenía posiciones muy progresistas y la segunda fue redactada por un órgano conservador. La falta de consenso refleja la polarización existente en la sociedad, ambos referéndums fueron rechazados por un 62% y un 58% respectivamente.
¿Qué pasará elecciones del 14 de diciembre en Chile?
Las predicciones estiman que, si bien Jara ganó las primarias con un 26 % de los votos, Kast resultará elegido ganador. Jara pertenece al Partido Comunista chileno desde joven y fue ministra bajo el gobierno de Boric. Sin embargo, su candidatura presidencial marca un hito: es la primera vez, desde el retorno de la democracia, que el Partido Comunista presenta un candidato presidencial.
Una de las razones que catapultan a Kast a la presidencia es su firme postura contra la inmigración ilegal, la delincuencia y el crimen. A modo de ejemplo, Kast ha declarado que admira la política de represión criminal de Bukele en El Salvador. Algunos expertos advierten sobre el «fenómeno Bukele» o la «Bukelización» de América Latina, si continúa creciendo la admiración hacia la política del líder salvadoreño.
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Los datos muestran que Chile cuenta con un 9% de población inmigrante cuyos países de origen son principalmente Venezuela, Perú y Colombia. Si bien una gran parte de los inmigrantes son legales, el aumento del crimen organizado, la extorsión y los atracos se ha vinculado con la inmigración ilegal. A pesar de la polarización política, existe una preocupación generalizada por el aumento de la inseguridad: el 63 % de la población se declara alarmada.
Por otra parte, el perfil demográfico del país revela que el 67% de la población está en edad laboral y que la edad media de la población es de 37 años. En términos generales los jóvenes suelen tener posiciones más extremas. Los extremos suelen encarnar liderazgos populistas usando una retórica simple que promete acabar con los desafíos del país dando respuestas directas.
Este tipo de líderes se ha perpetuado en América Latina durante las últimas décadas. En los últimos años, la región se ha polarizado notablemente. Además, hay una creciente preferencia por líderes fuertes que ofrezcan soluciones concretas y simples a los retos endémicos del continente.
La región comparte un denominador común que frena su desarrollo económico y social: la corrupción, la economía informal, el crimen organizado y la desigualdad.
Hasta ahora Chile se había mantenido al margen de la región en cuánto a inestabilidad económica, política y social se refiere. No obstante, las dos candidaturas presidenciales situadas en los extremos políticos reflejan que la polarización de la región se ha impregnado en Chile.
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El hecho de que Chile sea uno de los países más estables de América Latina revela el efecto contagio de los países del continente. Si finalmente Kast gana, es predecible que se forje un núcleo de derecha dura entre Milei, Rodrigo Paz Pereira y Santiago Peña. En este sentido se puede hablar de un giro conservador o a la derecha de la región, marcado por la victoria de Paz Pereira en Bolivia.
En conclusión, una sociedad polarizada caracteriza a una región impregnada por desafíos acuciantes. Sin embargo; queda por ver si la respuesta a este panorama político y social viene de la mano de líderes radicales.
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