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¿Qué es la Organización de Cooperación de Shanghái, para qué sirve y qué países pertenecen?

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Logo de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS)

En 2001, un grupo de cinco países euroasiáticos fundó el foro de seguridad Organización de Cooperación de Shanghái, que actualmente se ha convertido en un actor global con multitud de países euroasiáticos y que tiene un peso demográfico y económico considerable en el mundo. En este artículo descubrirás cuáles son sus objetivos, qué países la integran y todo lo esencial acerca de ella.

La Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) ha pasado de ser un foro regional de seguridad a convertirse en la mesa donde se sientan más de la mitad de la población mundial y casi una tercera parte del PIB mundial. Su expansión acompaña un gran cambio geopolítico, donde las potencias euroasiáticas buscan reglas propias para gestionar fronteras, comercio y, sobre todo, seguridad en un continente cada vez más interconectado.

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Los antecedentes del organismo se remontaron a la necesidad de resolver las tensiones fronterizas surgidas tras el colapso de la Unión Soviética. Sin embargo, la transformación hacia la OCS se produjo en 2001, impulsada por las nuevas dinámicas geopolíticas posteriores a los atentados del 11 de septiembre. Los ataques terroristas pusieron de manifiesto la importancia de las «tres plagas» que la organización pretendía combatir: terrorismo, separatismo y extremismo.

La Carta Fundacional de la OCS fue aprobada en junio de 2002 y entró en vigor el 19 de septiembre de 2003, estableciendo formalmente la organización dentro del derecho internacional. En este artículo conocerás todo sobre el organismo, y por qué desafía las estructuras tradicionales de poder en un mundo cada vez más multipolar que se dibuja entre Pekín, Moscú, Nueva Delhi y las capitales de Asia Central.

Qué es la Organización de Cooperación de Shanghái

La Organización de Cooperación de Shanghái es una organización intergubernamental que nació oficialmente el 15 de junio de 2001 en la ciudad china de Shanghái. Sus raíces, sin embargo, se remontan a los años 90, cuando China, Rusia, Kazajistán, Kirguistán y Tayikistán formaron el llamado «Grupo de los Cinco de Shanghái» el 26 de abril de 1996 para delimitar sus prolongadas fronteras tras la desintegración soviética. Dos objetivos primaban entonces: reducir tropas en zonas limítrofes y reforzar la confianza militar.

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Al entrar Uzbekistán en 2001, el mecanismo pasó de foro fronterizo a organización internacional y adoptó su nombre actual. Desde entonces se rige por la Carta de la OCS (vigente desde 2003), que la define como una asociación intergubernamental permanente centrada en la cooperación política, de seguridad, económica y cultural. Actualmente, es la organización regional más grande del mundo por tamaño y población, su sede está en Pekín, la presidencia rota anualmente entre los Estados miembros y los idiomas oficiales son el ruso y el chino.

Para qué sirve la Organización de Cooperación de Shanghái

La OCS funciona como un paraguas multilateral que permite a sus miembros coordinarse en cinco grandes frentes:

Seguridad regional

El eje fundacional sigue siendo la lucha contra «los tres males»: terrorismo, separatismo y extremismo. Para ello existe la Estructura Antiterrorista Regional con base en Taskent, que organiza ejercicios militares conjuntos, intercambia listas de sospechosos y facilita repatriaciones. Desde 2003 se han celebrado maniobras «Misión de Paz» casi cada año, reforzando la interoperabilidad de sus ejércitos.

Resolución de disputas y confianza militar

Los primeros éxitos de la organización fueron mapas y acuerdos que clausuraron viejos litigios fronterizos entre China y sus vecinos postsoviéticos. Hoy persiste como foro de diálogo capaz de desactivar tensiones, por ejemplo, entre India y Pakistán o entre China e India.

Cooperación económica

Aunque no es un bloque comercial formal, la OCS impulsa corredores ferroviarios y carreteras que enlazan puertos chinos con Asia Central, Rusia y el golfo Pérsico. Sus plataformas financieras facilitan pagos en monedas locales, reduciendo la dependencia del dólar. Además, la cooperación se extiende a sectores estratégicos como la energía, la manufactura, la agricultura y la tecnología. La organización también fomenta la cooperación en sectores emergentes.

Cooperación energética y tecnológica

Reuniones ministeriales periódicas abordan este asunto. El fin es garantizar un suministro estable a economías en rápido crecimiento y fomentar la transferencia de conocimiento sin pasar por circuitos occidentales.

Cooperación cultural

La OCS buscan también fomentar la cooperación cultural, ya que los ministros de cultura de los países miembros se reunieron por primera vez en Pekín en 2002 y las cumbres de la OCS se suelen acompañar de muestras de arte y festivales culturales.

En síntesis, la OCS es útil tanto para sus miembros grandes (que ganan influencia estratégica) como para los pequeños (que obtienen garantías de seguridad y nuevas rutas de inversión).

Qué países pertenecen a la Organización de Cooperación de Shanghái

Hoy la OCS tiene ocho Estados miembros, cuatro observadores y múltiples socios de diálogo. A continuación se detallan los miembros:

  • China: miembro fundador adherido en 2001.
  • Rusia: miembro fundador adherido en 2001.
  • Kazajistán: miembro fundador adherido en 2001.
  • Kirguistán: miembro fundador adherido en 2001.
  • Tayikistán: miembro fundador adherido en 2001.
  • Uzbekistán: miembro adherido en 2001.
  • India: miembro adherido en 2017.
  • Pakistán: miembro adherido en 2017.
  • Irán: miembro adherido en 2023.
  • Afganistán: observador adherido en 2012.
  • Bielorrusia: observador adherido en 2015.
  • Mongolia: observador adherido en 2004.

Los socios de diálogo son:

  • Turquía
  • Sri Lanka
  • Camboya
  • Nepal
  • Armenia
  • Azerbaiyán
  • Catar
  • Egipto
  • Arabia Saudí

La entrada simultánea de India y Pakistán en 2017 elevó el peso demográfico y económico de la organización, pero también la dotó de diferencias internas que obligan a incrementar la diplomacia multilateral.

Estructura organizativa de la OCS: un sistema de decisiones por consenso

La Organización de Cooperación de Shanghái se estructura en torno a varios órganos que operan bajo el principio de toma de decisiones por consenso. El Consejo de jefes de Estado constituye el órgano supremo, reuniéndose anualmente para determinar las prioridades y direcciones básicas de la organización. Le sigue el Consejo de Jefes de Gobierno, que se enfoca en temas de cooperación económica y presupuestarios.

La OCS cuenta con dos órganos permanentes principales: el Secretariado en Beijing, establecido en enero de 2004, que funciona como órgano ejecutivo, y la Estructura Regional Antiterrorista (RATS) en Tashkent, Uzbekistán, creada para coordinar las actividades contra el terrorismo, el separatismo y el extremismo. Además, opera el Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores y diversas conferencias especializadas para áreas específicas como defensa, economía y cultura.

Objetivos y principios de la OCS

La Organización de Cooperación de Shanghái se rige por lo que se conoce como el «Espíritu de Shanghái», caracterizado por la confianza mutua, el beneficio mutuo, la igualdad, la consulta, el respeto a las diferentes civilizaciones y la búsqueda del desarrollo común. Sus objetivos principales incluyen fortalecer la confianza mutua entre los países miembros, promover la cooperación en política, comercio, economía y cultura, y mantener la paz y estabilidad regional.

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La lucha contra las «tres fuerzas del mal» (terrorismo, separatismo y extremismo) constituye una prioridad fundamental. La organización también se enfoca en combatir el narcotráfico, la migración ilegal y otras actividades delictivas transnacionales. Desde su creación, bajo la coordinación de RATS, las autoridades de los Estados miembros han logrado impedir multitud de atentados terroristas y delitos terroristas y extremistas.

OCS y otras alianzas: ¿complemento o competidor?

  • Frente a Naciones Unidas, la OCS reivindica una visión regionalista: soluciones locales para problemas locales.
  • A diferencia de la OTAN, no existe cláusula de defensa mutua. Su cooperación militar se orienta a amenazas no convencionales y a la estabilidad interna, no a la proyección exterior.
  • Y aunque algunos países son simultáneamente miembros de la Unión Económica Euroasiática o firmantes de la Franja y la Ruta china, la OCS aspira a coordinar, no reemplazar, esos esquemas.

La OCS y la Iniciativa de la Franja y la Ruta

La Organización de Cooperación de Shanghái se ha convertido en una plataforma clave para la implementación de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) de China. Esta sinergia ha facilitado inversiones masivas en infraestructura.

Sin embargo, la integración de la BRI no ha estado exenta de controversias. India ha mantenido consistentemente su oposición a la iniciativa, argumentando que los proyectos de conectividad deben respetar la soberanía e integridad territorial de los Estados miembros. Esta postura ha generado tensiones dentro de la organización y ha limitado el alcance de algunos acuerdos conjuntos.

Importancia geopolítica: hacia un mundo multipolar

Desde su comienzo, la OCS se presenta como una alternativa al orden mundial dominado por Occidente, promoviendo la construcción de un sistema internacional multipolar. A diferencia de la OTAN, que tiene un carácter estrictamente militar, la OCS se define como una organización de cooperación que se adhiere a los principios de no alineación y no confrontación.

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La organización ha ganado particular relevancia como contrapeso a la influencia occidental, especialmente estadounidense. Con China y Rusia como motores principales, ofrece una plataforma para la cooperación multilateral independiente de las estructuras dominadas por Occidente. Controla aproximadamente un quinto de las reservas mundiales de petróleo y casi la mitad del gas natural tras la incorporación de Irán.

Desafíos y Limitaciones

A pesar de sus logros, la Organización de Cooperación de Shanghái enfrenta varios desafíos importantes. Las rivalidades internas, particularmente entre India y Pakistán, complican la cohesión organizacional. La tensión entre estos dos miembros ha resultado en bloqueos recurrentes en las declaraciones conjuntas, agravados por el mecanismo de toma de decisiones por consenso.

Las diferencias en intereses estratégicos entre China y Rusia también presentan problemas. Mientras Moscú enfatiza los aspectos militares y de seguridad, Beijing se enfoca en la cooperación económica. Además, la organización sufre de un secretariado relativamente débil y carece de mecanismos formales para resolver conflictos internos.

Retos a futuro

  1. Coexistencia de rivales: India recela del protagonismo chino y ruso, mientras que Pakistán ve la organización como palanca frente a Nueva Delhi. Mantener la OCS como espacio de consenso será un desafío.
  2. Afganistán post-OTAN: La inestabilidad al sur de Asia Central presiona a la organización para articular planes de reconstrucción y seguridad sin repetir errores ajenos.
  3. Sanciones occidentales: Con Moscú bajo restricciones financieras y Pekín en disputa tecnológica con Washington, la OCS explora alternativas de pago y circuitos logísticos que minimicen la exposición a sanciones.

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