Europa reactiva medidas económicas, financieras y de transporte contra Teherán y endurece el veto energético, mientras insiste en mantener abierta la vía diplomática.
Los Estados miembro de la Unión Europea reactivaron este lunes 29 de septiembre un conjunto de sanciones contra Irán, tras la decisión del grupo E3 (Alemania, Francia y Reino Unido) de dar marcha atrás en las medidas levantadas en 2015 con el acuerdo nuclear. Bruselas justificó el paso en los supuestos incumplimientos de Teherán, así como en su falta de cooperación con el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA). Según la UE, se trata de restaurar sanciones comerciales, financieras y de movilidad.
Las medidas incluyen tanto restricciones individuales, como prohibiciones de viaje y congelación de activos, además de sanciones económicas más amplias. En este marco, los 27 restablecieron el veto a la exportación de armas hacia Irán y al suministro de materiales, tecnologías o artículos que puedan favorecer el enriquecimiento de uranio y el desarrollo de misiles balísticos. También se limita la transferencia de equipos vinculados a este tipo de programas.
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Otro eje clave es la energía. El bloque retoma la prohibición de importar, comprar o transportar petróleo crudo, gas natural, productos petroquímicos y derivados del petróleo. Este aspecto, de alto impacto en la economía iraní, se complementa con restricciones en la venta de equipos esenciales para el sector energético y la prohibición de comerciar con oro, metales preciosos, diamantes, determinados equipos navales y programas informáticos.
En el plano financiero, las sanciones implican la congelación de activos del Banco Central iraní y de varias entidades comerciales clave. Además, la UE vuelve a impedir que aviones de carga de Irán utilicen aeropuertos europeos o paren en ellos para operaciones de mantenimiento. Estas restricciones se suman al marco más amplio de medidas coordinadas también en Naciones Unidas, con el argumento de las actividades de proliferación nuclear.
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En Teherán, las autoridades insisten en que su programa nuclear tiene fines pacíficos, pero han reducido progresivamente su colaboración con el OIEA, en paralelo con la reanudación de sanciones y el aumento de tensiones regionales tras los ataques israelíes y estadounidenses. No obstante, desde Bruselas se explicó que «no debe ser el fin de la diplomacia nuclear» y se aseguró que la UE mantiene una vía para «una solución negociada» al conflicto. El último paso se produce después de la activación del mecanismo ‘snapback’, que dio a Irán un plazo de 30 días antes de recuperar formalmente las sanciones.