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¿Qué está pasando en Siria?

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Los insurgentes toman Alepo y desafían al régimen de Assad. Rusia e Irán intensifican su apoyo al gobierno sirio ante el avance de los rebeldes opositores al régimen. La caída de Alepo marca un punto de inflexión en el conflicto, activo desde 2011, y reactiva la guerra tras una larga fase de estancamiento en los últimos años.

El conflicto en Siria, que comenzó en 2011 como parte de la Primavera Árabe, se ha convertido en una de las guerras más complejas y devastadoras del siglo XXI. Lo que empezó como protestas pacíficas contra el gobierno de Bashar al-Assad pronto degeneró en una brutal guerra civil que ha dejado un saldo de cientos de miles de muertos y millones de desplazados. El conflicto ha transformado el país en un tablero geopolítico donde potencias regionales e internacionales libran una guerra subsidiaria, complicando aún más las perspectivas de paz.

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A lo largo de estos años, el conflicto ha evolucionado de una lucha interna a una crisis internacional, involucrando a actores como Rusia, Irán, Estados Unidos, Turquía y varios grupos armados, incluido el Estado Islámico. La guerra ha devastado la infraestructura del país, provocado una crisis humanitaria sin precedentes y alterado el equilibrio de poder en Oriente Medio. Mientras el gobierno de Assad recuperó gran parte del territorio con el apoyo de Rusia e Irán, zonas del norte y este del país siguen bajo control de fuerzas kurdas y grupos rebeldes respaldados por Turquía, perpetuando un conflicto que parece no tener fin a la vista

Antecedentes: por qué comienza la guerra de Siria

El conflicto en Siria comenzó en 2011 como parte de una ola de protestas conocida como la Primavera Árabe, en la que ciudadanos de varios países del mundo árabe pedían más derechos, justicia y democracia. Sin embargo, Siria estaba gobernada desde 1970 por la familia Al-Assad. Bashar al-Assad, el actual presidente, había asumido el poder en el año 2000, tras la muerte de su padre, Hafez al-Assad. Aunque el gobierno prometía estabilidad, era un régimen autoritario que reprimía a la oposición política, limitaba las libertades civiles y controlaba estrictamente la economía y los medios de comunicación. Además, había tensiones étnicas y religiosas. El régimen estaba dominado por una minoría religiosa, los alauitas, mientras que la mayoría de la población era sunita.

El inicio de las protestas

En marzo de 2011, inspirados por las revueltas en países como Túnez y Egipto, miles de sirios salieron a las calles para exigir reformas democráticas y el fin de la corrupción. Las protestas comenzaron en la ciudad de Daraa, después de que las fuerzas de seguridad detuvieran y torturaran a un grupo de adolescentes por pintar grafitis contra el gobierno. La respuesta del régimen fue brutal. Las fuerzas de seguridad dispararon contra los manifestantes, lo que intensificó las protestas en lugar de sofocarlas. Esto marcó el inicio de un ciclo de represión y resistencia que escaló rápidamente.

De las protestas a la guerra civil

  • Represión violenta. El uso excesivo de la fuerza por parte del régimen llevó a que las protestas pacíficas se convirtieran en una resistencia armada.
  • Fragmentación política. Algunos soldados desertaron y formaron grupos rebeldes, como el Ejército Libre Sirio (ELS).
  • Intereses internacionales. Las potencias extranjeras comenzaron a involucrarse. Países como Rusia e Irán apoyaron al gobierno de Assad, mientras que Estados Unidos, Turquía y algunos países árabes respaldaron a ciertos grupos rebeldes.

Factores que complicaron el conflicto

  • Sectas y divisiones religiosas. El conflicto avivó tensiones entre suníes, chiíes, alauitas, cristianos y kurdos.
  • Surgimiento de grupos extremistas. En el caos, organizaciones como Estado Islámico (ISIS) aprovecharon para ganar territorio y poder.
  • Crisis humanitaria. Millones de personas han sido desplazadas, ciudades enteras han sido destruidas y cientos de miles de civiles han muerto.
  • Autoritarismo del régimen. Falta de democracia, corrupción y represión.
  • Intervención extranjera. Potencias mundiales que vieron el conflicto como una oportunidad para sus propios intereses.

Principales beligerantes en la guerra de Siria

  • República Árabe Siria. El gobierno del país, liderado por Bashar al-Assad. Desde el inicio de la guerra, el régimen se ha mantenido en el poder gracias al apoyo de dos aliados clave: Rusia e Irán. Rusia ha sido su respaldo más fuerte, proporcionando armamento, asesoramiento militar y cobertura aérea desde 2015. Esto permitió al régimen recuperar gran parte del territorio perdido. Moscú también protegió a Siria en el ámbito diplomático, bloqueando resoluciones en la ONU que buscaban sancionar al gobierno sirio. Por su parte, Irán, aliado ideológico y estratégico de Damasco, contribuyó con apoyo financiero, armas y tropas sobre el terreno a través de la Guardia Revolucionaria Islámica y milicias chiíes como Hezbolá, que fueron importantes en los combates. El régimen también contó con el respaldo de milicias locales y regionales, formadas principalmente por alauitas y otros grupos religiosos afines, lo que consolidó su base de apoyo en las zonas que controla.
  • Ejército Libre Sirio. Nació como una coalición de desertores del ejército regular y civiles armados que buscaban derrocar a Bashar al-Assad. Este grupo se consolidó inicialmente como la principal fuerza opositora moderada y fue respaldado por potencias regionales y occidentales. Turquía ha sido uno de sus principales aliados, proporcionándole refugio, armamento y apoyo logístico, especialmente en el norte de Siria. Asimismo, países como Arabia Saudita, Qatar y Jordania también ofrecieron financiación y armas en distintos momentos, buscando debilitar al régimen de Assad y limitar la influencia iraní. Occidente, liderado por Estados Unidos y algunos países europeos, apoyó al ELS en sus inicios, aunque este respaldo disminuyó a medida que el grupo se fragmentaba y otros actores más radicales emergían en el conflicto. Pese a sus debilidades, el ELS se convirtió en una pieza importante para Turquía, que lo utilizó como fuerza aliada en su lucha contra los kurdos y para consolidar su influencia en el norte de Siria.
  • Estado Islámico. Surgió como una de las fuerzas más brutales y radicales en la guerra siria, aprovechando el caos para tomar el control de grandes áreas del país, incluyendo Raqqa, que convirtió en su «capital» de facto. Este grupo, conocido por su ideología extremista y sus tácticas de terror, se enfrentó a todos los demás actores del conflicto. Aunque oficialmente no tenía aliados estatales, ISIS logró financiarse mediante actividades como la venta de petróleo en el mercado negro, saqueos y extorsión. También atrajo a miles de combatientes extranjeros de todo el mundo, lo que le permitió mantener su fuerza a pesar de las múltiples ofensivas en su contra. Las coaliciones internacionales, lideradas por Estados Unidos, dedicaron enormes recursos a combatirlo, mientras que Rusia también lo atacó, aunque priorizó otros objetivos. Los países vecinos, como Turquía, se vieron obligados a responder a su amenaza directa, mientras que la población siria sufrió las consecuencias de su régimen de terror.
  • Kurdistán Sirio (Rojava). Se consolidó como una región autónoma bajo el liderazgo de las Unidades de Protección Popular (YPG) y su brazo político, el Partido de la Unión Democrática (PYD). Los kurdos se enfocaron en establecer un modelo de gobierno basado en la autonomía, el feminismo y el pluralismo étnico, lo que atrajo tanto admiración como enemigos. Estados Unidos fue su principal aliado internacional, brindándoles apoyo militar y logístico en la lucha contra ISIS. Este respaldo fue clave para que los kurdos lideraran la coalición Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) y lograran derrotar al Estado Islámico en buena parte del territorio sirio. Sin embargo, su alianza con Washington tensó las relaciones con Turquía, que considera al PYD y a las YPG como extensiones del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), un grupo insurgente kurdo en Turquía. Mientras combatían a ISIS, los kurdos también tuvieron enfrentamientos intermitentes con el régimen sirio y grupos respaldados por Turquía, quedando en una posición estratégica pero extremadamente vulnerable tras la retirada parcial de las tropas estadounidenses en 2019.

¿Por qué el Ejército Libre Sirio invade Alepo?

La incursión del Ejército Libre Sirio (ELS) sobre Alepo a finales de noviembre de 2024 marcó un punto de inflexión en la guerra civil siria. Esta ofensiva, la más significativa desde 2020, tomó por sorpresa al régimen de Bashar al-Assad y a sus aliados, demostrando una notable mejora en las capacidades tácticas y estratégicas de los rebeldes. El ataque se produjo en un momento de debilitamiento de las fuerzas gubernamentales, principalmente debido a la reducción del apoyo ruso, cuya atención y recursos estaban centrados en el conflicto en Ucrania.

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Los rebeldes, liderados por el grupo Hayat Tahrir al-Sham (HTS) y apoyados por facciones del Ejército Nacional Sirio (ENS), lanzaron una operación coordinada denominada «Disuadir la Agresión». Esta ofensiva no solo logró penetrar en Alepo, sino que también se extendió rápidamente, tomando el control de importantes localidades como Saraqib y recuperando gran parte de la provincia de Idlib. El éxito de esta operación se debió en gran medida al perfeccionamiento de sus tácticas de guerra urbana y a una mejor coordinación entre las distintas facciones rebeldes, algo que había sido un punto débil en el pasado.

Mapa de la ofensiva del noroeste de Alepo (2024) / Obra propia, derivada de Maarat Al-Numan Offensive (2019).svg por Rr016 / Autores: Crudo y RR016

El reforzamiento del ELS y sus aliados se evidenció en varios aspectos. En primer lugar, demostraron una mayor capacidad para llevar a cabo ataques simultáneos en múltiples frentes, dividiendo y debilitando las fuerzas del régimen. Además, hicieron un uso más efectivo de la inteligencia y la tecnología, logrando identificar y atacar objetivos estratégicos como el centro de investigaciones científico-militar en las afueras de Alepo. La utilización de tácticas de guerra asimétrica, como ataques suicidas con coches bomba, también jugó un papel importante en la ruptura de las líneas defensivas del gobierno.

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El perfeccionamiento de los métodos de guerra de los rebeldes se reflejó además en su capacidad para mantener y consolidar sus ganancias territoriales. A diferencia de ofensivas anteriores, esta vez lograron establecer líneas de suministro más robustas y sistemas de defensa más efectivos en las áreas recién conquistadas. También mostraron una mayor conciencia de la importancia de ganar el apoyo de la población civil, emitiendo comunicados en los que prometían salvaguardar las vidas y propiedades de los ciudadanos en las zonas «liberadas». Esta sofisticación, combinada con el apoyo continuo de Turquía y la debilidad relativa del régimen de Assad y sus aliados, permitió a los rebeldes conseguir grandes avances y cambiar el equilibrio de poder en el norte de Siria, al menos temporalmente.

¿Qué esperar en el futuro?

La reciente ofensiva rebelde sobre Alepo marca un punto de inflexión en la guerra civil siria, que parecía haber entrado en una fase de estancamiento en los últimos años. Este ataque sorpresa, liderado por el grupo Hayat Tahrir al-Sham (HTS) y sus aliados, ha demostrado que las fuerzas opositoras aún tienen capacidad para desafiar al régimen de Bashar al-Assad en zonas estratégicas. La toma de control de partes de Alepo, la segunda ciudad más importante del país, podría revitalizar la oposición y atraer más apoyo internacional, lo que potencialmente prolongaría el conflicto.

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Sin embargo, es probable que el régimen de Assad, respaldado por Rusia e Irán, lance una contraofensiva masiva para recuperar el control de Alepo. Esto podría resultar en una nueva fase de intensos combates y bombardeos, con un alto coste humanitario para la población civil. El futuro inmediato de la guerra en Siria dependerá en gran medida de la capacidad de los rebeldes para mantener sus ganancias territoriales y de la respuesta del régimen y sus aliados. Si los rebeldes logran consolidar su presencia en Alepo, podríamos ver un cambio importante en el equilibrio de poder en el norte de Siria. Esto podría llevar a una reconfiguración de las alianzas regionales y una mayor intervención de potencias extranjeras.

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