El pasado 26 de julio, Níger cayó ante el dominó golpista que durante los últimos años ha azotado a varios países del Sahel, como Mali o Burkina Faso. Ahora, sin un orden constitucional y el poder en manos de la junta militar, la organización económica regional, la Comunidad Económica de Estados de África Occidental, ha lanzado un ultimátum a Níger: o restablecen la democracia o utilizarán la fuerza para intervenir en el país.
El pasado miércoles 26 de julio, un grupo de soldados de la guardia presidencial de Níger apareció en la televisión nacional anunciando la destitución del presidente Mohamed Bazoum y el nombramiento del general Abdourrahmane Tiani como jefe de Estado. Bazoum representa el primer traspaso democrático del poder en Níger desde su independencia en 1960. Este golpe de Estado militar se suma a una serie de asonadas que se han ido produciendo a lo largo de todo el Sahel en los últimos años.
Sin embargo, el caso de Níger ha generado una cadena de reacciones a nivel regional e internacional, elevando el grado de tensión de una situación que ha traspasado las fronteras del país africano. Mientras que a nivel internacional tanto Francia (antigua potencia colonial), como Estados Unidos, que tienen bases militares allí, han condenado rápidamente el golpe. También lo ha hecho la ONU, la UE y la Unión Africana.
A nivel regional, la Comunidad Económica de Estados del África Occidental, conocida como CEDEAO (o ECOWAS por sus siglas en inglés), un actor clave en la cooperación regional, ha pedido la restitución del presidente electo e incluso ha planteado la posibilidad de intervenir para tal fin. El domingo 30 de julio la CEDEAO lanzó un ultimátum a la junta militar de Níger. Se les ha dado el plazo de una semana para disolverse y restituir el gobierno del presidente Bazoum o se autorizará el uso de la fuerza.
Sin embargo, las disensiones entre los Estados miembros no han tardado en aflorar, en particular ante las voces críticas de las juntas militares que gobiernan en Mali o Burkina Faso. En la práctica, ¿qué papel puede jugar la CEDEAO para lograr restablecer el orden en Níger?
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¿Qué es la CEDEAO y qué papel juega en la resolución de conflictos?
La CEDAO se creó con la firma del Tratado de Lagos en 1975. Un nuevo Tratado revisado fue firmado en Cotonú en 1993 y hoy forman parte de la comunidad quince Estados miembros de la región de África Occidental (Benín, Burkina Faso, Cabo Verde, Costa de Marfil, Gambia, Ghana, Guinea, Guinea-Bisáu, Liberia, Malí, Níger, Nigeria, Senegal, Sierra Leona y Togo).
El objetivo fundacional de la CEDEAO, tal y como recoge el artículo 3 del Tratado, pasa por establecer una unión económica en África Occidental. Además, se busca impulsar la cooperación e integración en diferentes ámbitos para así lograr un nivel de vida más elevado, una mayor estabilidad económica y contribuir al progreso y desarrollo del continente. Aparte, dentro de los principios que rigen las relaciones entre los Estados miembros, destaca el mantenimiento de la paz, la estabilidad y la seguridad regionales.
Para comprender la polémica que se ha levantado a raíz del golpe de Estado en Níger y la declaración de la CEDEAO de la posibilidad de intervenir en el país, es necesario remitirse al artículo 58 del tratado revisado. Este establece que los Estados miembros se comprometen a trabajar para salvaguardar el mantenimiento de la paz, la estabilidad y la seguridad en la región.
Con tal fin, se comprometen a cooperar con la Comunidad en el establecimiento de mecanismos para la prevención y resolución de conflictos intraestatales e interestatales. En particular, este artículo recoge la posibilidad no solo de emplear cualquier medio pacífico para el arreglo de controversias, sino de establecer un sistema regional de seguridad que incluya fuerzas de mantenimiento de la paz. Esto viene regulado en un protocolo aprobado en 1998 que establece el llamado «Mecanismo de Prevención, Gestión, Resolución de Conflictos, Paz y Seguridad».
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¿Cómo se activa una misión de la CEDEAO?
Para aprobar y llevar a cabo misiones de intervención o mantenimiento de la paz, cuando surge una crisis en un país miembro de la CEDEAO, se convoca una reunión extraordinaria de los jefes de Estado y de Gobierno, en la que se discute y evalúa la situación y se decide si acerca de la intervención. En todo caso, esta debe ser a priori, a petición o con el consentimiento del país afectado (en particular cuando se trata de un conflicto interno).
Una vez que se toma la decisión de intervenir y se obtiene el consentimiento del país en cuestión, la CEDEAO despliega una misión de paz en el terreno. Aunque la CEDEAO ha expresado la intención de establecer una Fuerza en Espera (ECOWAS Standby Force) para poder responder rápidamente a las crisis en la región, no tienen fuerzas propias, por lo que las misiones de intervención se componen de tropas de los Estados miembros (es el caso de ECOMOG, el Grupo de Monitoreo de la CEDEAO, integrado principalmente por fuerzas nigerianas, pero también con personal de otros Estados miembros como Ghana, Liberia, Gambia o la propia Níger). En todo caso, la CEDEAO es quien coordina la financiación y el apoyo logístico. Además, la intervención puede llevarse a cabo en coordinación con otras organismos, en particular con la Unión Africana o Naciones Unidas.
La CEDEAO ya ha activado este tipo de misiones en varias ocasiones. Por ejemplo, en Liberia y Sierra Leona en la década de los noventa, o en Costa de Marfil, donde desempeñó un papel clave en la mediación para resolver el conflicto en 2010-2011. En 2017, intervino en Gambia a través de la ECOMIG, con el fin de restaurar la democracia después de una disputa electoral que amenazaba la transición pacífica del poder.
¿Qué ha pasado en Níger?
Un grupo de militares de la Guardia Presidencial de Níger retuvieron al presidente Mohamed Bazoum y a su familia en el palacio presidencial, siendo el segundo golpe de Estado que sufre el mandatario desde que llegó al poder en 2021. Níger era una de las pocas democracias que quedaban en el Sahel. Los militares que han protagonizado el golpe de Estado argumentan que su objetivo es luchar contra la amenaza yihadista y los movimientos insurgentes.
Es importante destacar que el presidente Bazoum ha sido un aliado clave en la lucha contra las milicias islamistas en África subsahariana. Además, ha colaborado reiteradamente con los países europeos para detener el flujo migratorio, acogiendo a migrantes provenientes de los centros de detención en Libia, en el marco de la política de mano dura que el propio presidente ha desplegado de cara a la lucha contra el tráfico de personas en Níger, país de tránsito entre los países de África Occidental y los del norte.
Además, es un país rico en uranio y tiene reservas de petróleo, carbón y oro, aunque el sector primario sigue siendo el principal sector económico y emplea a casi tres cuartos de la población. Sin embargo, es uno de los países más pobres del mundo, con un 48% de la población por debajo del umbral de la pobreza, y según datos del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (organismo especializado de las Naciones Unidas), Níger es uno de los países más expuestos al cambio climático, lo que lo convierte en un país vulnerable y frágil.
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La posible intervención de la CEDEAO en Níger
La CEDEAO emitió un comunicado en el que condenó inequívocamente el golpe de Estado y pidió a los autores que liberasen de inmediato y sin condiciones al presidente electo. Además, la organización regional anunció una puesta en marcha inmediata de medidas restrictivas, como el cierre de fronteras terrestres y aéreas, la suspensión de las transacciones comerciales y financieras entre los Estados miembros y Níger, o una serie de sanciones contra los militares implicados en el golpe de Estado.
A continuación, algunos jefes de Estado de la Comunidad, advertían a las fuerzas golpistas de que no descartaban el uso de la fuerza si estas no restauraban el orden constitucional.
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Sin embargo, las juntas militares de Mali y Burkina Faso se desmarcaron rápidamente de esta postura, y en un comunicado conjunto declararon que una intervención de la CEDEAO sería considerada una declaración de guerra contra Burkina Faso y Mali, que les llevaría a retirarse de la organización y a apoyar al pueblo de Níger en el ejercicio de su derecho a la legítima defensa. En la misma línea, la junta militar que gobierna Guinea-Conakri advirtió que una intervención contra Níger conduciría a «la ruptura de facto» de la CEDEAO.
Por lo pronto, una intervención de la CEDEAO sin el consentimiento de Níger y sin la autorización del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (que es quien podría autorizar el despliegue de fuerzas basándose en el Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas), parece poco probable. Más aún, ante la falta de unanimidad al respecto.
Sin embargo, sí se han activado ya diversos mecanismos para el arreglo pacífico en Níger y para frenar el deterioro de la situación de seguridad que ha llevado ya a Washington o Londres, entre otros, a retirar a todo el personal no esencial de sus embajadas. Además, una delegación de la CEDEAO ha realizado el primer viaje a Niamey con el fin de mediar y negociar con la junta militar en el poder. Por el otro, uno de los líderes de la asonada ha viajado a Malí para efectuar consultas con el país vecino, que apoya al nuevo gobierno. Sin embargo, tal y como ha declarado el comisionado de Asuntos Políticos y Seguridad de la CEDEAO, la intervención militar sigue sobre la mesa, si bien se tiene como último recurso.
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Qué puede pasar: más allá de la CEDEAO
Ante este escenario, miles de personas participaron en una manifestación en la capital el pasado jueves 3 de agosto durante la marcha del Día de la Independencia. En ella, se podían ver eslóganes a favor de los golpistas y de Rusia, y en contra de Francia y de la CEDEAO.
No hay que olvidar que los esfuerzos europeos por mantener su presencia en el Sahel chocan con el Grupo Wagner y con los intereses rusos, cada vez más presentes en la región. Ante el apoyo de la población a la junta militar y su rechazo a la injerencia extranjera, si la CEDEAO no rebaja el tono y se limita a mediar, no es descabellado pensar que esta crisis termine conduciendo a la ruptura de la Comunidad. Todo ello sin contar con que en Níger termine sucediendo lo mismo que en Malí y que las tropas occidentales terminen retirándose en favor de la presencia rusa.
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