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El nuevo acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea e Indonesia como inicio de una potencial alianza estratégica

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La UE e Indonesia firman un acuerdo clave que impulsa el comercio y proyecta una alianza estratégica en el Indo-Pacífico.
La UE e Indonesia firman un acuerdo clave que impulsa el comercio y proyecta una alianza estratégica en el Indo-Pacífico.

La Unión Europea e Indonesia han firmado un nuevo acuerdo de libre comercio con fuerte peso estratégico. El pacto no solo impulsa el comercio, sino que proyecta una futura alianza en el Indo-Pacífico.En este artículo, Javier Pera explica cómo Bruselas da un paso firme para ampliar su influencia global en regiones clave.

Tras el Acuerdo Político alcanzado en julio de 2025 entre Ursula Von der Leyen y Prabowo Subianto, presidentes de la Comisión Europea e Indonesia, el pasado 23 de septiembre se materializó el ‘Comprehensive Economic Partnership Agreement‘ (CEPA).Este exitoso acuerdo económico es el resultado de una década de decisiones largas y complejas. Tras 19 rondas de negociaciones formales iniciadas en 2016, el proceso culmina con su conclusión.

Este Acuerdo de Asociación Económica Global, junto a un Acuerdo de Protección de las Inversiones, representa un gran paso para ampliar los mercados europeos en territorios estratégicos. Sus objetivos principales son fomentar nuevos vínculos, diversificar mercados, reforzar el comercio y crear oportunidades de exportación. También busca asegurar un suministro estable de materias primas esenciales para la transición hacia tecnologías limpias.

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La examinación minuciosa del acuerdo permite encontrar varios ejes principales sobre el que este se fundamenta.

En primera instancia y a nivel comercial, el CEPA incluye una reducción de aranceles en productos agroalimentarios. También protege productos propios de la UE y sectores industriales clave, como automoción, química y maquinaria. Además, el acuerdo otorga a las empresas europeas acceso privilegiado al mercado indonesio.

Esto se logra mediante la eliminación de aranceles en el 98,5% de las líneas arancelarias y la simplificación de procedimientos para exportaciones. También se ofrecen servicios con propiedad total en sectores como informática o telecomunicaciones. Además, se crean nuevas oportunidades de inversión en vehículos eléctricos o farmacéuticos, lo que refuerza las cadenas de valor compartidas.
Por último, se refuerza la protección de la propiedad intelectual, con grandes beneficios para PYMES y consumidores.

En lo que respecta a la agricultura, Europa exporta actualmente productos agroalimentarios a Indonesia por 1.000 millones de euros al año. Esta cifra supera lo que Europa importa. El acuerdo permite eliminar aranceles sobre exportaciones clave de la UE, como lácteos, frutas, verduras y alimentos procesados. También protege hasta 221 indicaciones geográficas europeas y 72 indonesias.

El CEPA dedica un pilar fundamental a la sostenibilidad, alineándose con el Acuerdo de París de emisiones, fomentando el comercio en energías renovables y tecnologías bajas en carbono, donde Indonesia con su economía diversificada se ha vuelto una prioridad estratégica. Además de ello, establece un espacio de cooperación en cuestiones ambientales y climáticas.

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Finalmente, el acuerdo refuerza el suministro seguro y sostenible de materias primas críticas. Indonesia es un productor mundial clave para sectores verdes. Así, se garantizan cadenas de suministro más predecibles y sostenibles.

A raíz de la presentación y desglose del acuerdo CEPA, surgen otras cuestiones como ¿Cómo se beneficia realmente la Unión Europea de este compromiso? ¿Por qué Indonesia? ¿Existen otros beneficios más allá del ámbito económico?

Posibles beneficios económicos de la relación

El hecho de que Bruselas haya buscado incansablemente alcanzar este acuerdo con Yakarta no es casualidad. Con una población de 283 millones de habitantes, Indonesia se posiciona como la tercera potencia demográfica actual por detrás de China e India.

Este dato refuerza, en cierta manera, la idea de la traslación de poder desde Occidente hacia el Sureste Asiático. Es una región clave en el nuevo orden global. Este tipo de acuerdos con regiones estratégicas como Indonesia, que destaca por su economía diversificada, su rol en ASEAN y su influencia árabe, posicionan a la Unión Europea estratégicamente. Se trata de un giro orientado a buscar nuevas oportunidades en regiones con alto potencial de crecimiento.

La Unión Europea obtiene varios beneficios del acuerdo CEPA. El primero y más importante es ampliar el acceso a un mercado de 283 millones de personas y a la mayor economía de ASEAN, que representa el 35%

En segundo lugar, se logra avanzar hacia una diversificación de cadenas de suministro y una mayor integración en materias primas estratégicas. Estos avances son clave en un contexto de búsqueda de una mayor autonomía estratégica, reduciendo así dependencias existentes hacia otros actores o productos. 

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Adicionalmente, desde el punto de vista medioambiental, no solo se impulsan las tecnologías limpias y digitales. Bruselas también logra alinear a sus socios internacionales con los valores europeos de sostenibilidad y con la prioridad estratégica de transición digital.

Finalmente, y atendiendo a las medidas específicas antes descritas, la Unión Europea logra ahorrar más de 600 millones de euros en aranceles. También consigue mejores condiciones para los exportadores europeos que ya venden en Indonesia, muchos de ellos PYMES. Además, se fomenta la inversión gracias al refuerzo de la propiedad intelectual.

El caso de Indonesia es similar, pues además de las medidas concretas con beneficios económicamente medibles, este acuerdo le proporciona una serie de logros indirectos. El beneficio esencial de este vínculo desde Jakarta, es el acceso privilegiado al mercado europeo. Este se trata de un mercado realmente diverso, con 450 millones de consumidores de alto poder adquisitivo y con grandes oportunidades comerciales. 

Por otro lado, Indonesia gana mayor atracción de inversión europea (ascendiendo a 25.100 millones de euros), especialmente en sectores de alto valor añadido como el farmacéutico, electrónica o automoción eléctrica.

Del mismo modo, la modernización productiva y tecnológica es clave, pues se abre al 100% la propiedad extranjera en telecomunicaciones y servicios informáticos. Además, aparecen grandes ventajas en el desarrollo de exportaciones agroalimentarias en productos clave como el café.

La apuesta por oportunidades de cooperación en transición verde y digital refleja el deseo de Indonesia de avanzar hacia regulaciones más claras y acceso a tecnologías avanzadas. También representa un compromiso con el multilateralismo y con una mayor presencia internacional. Así, indirecta o estratégicamente, Indonesia deja de ser solo un destino vacacional y apuesta por un rol geopolítico más definido.

Implicaciones geopolíticas: Indonesia supera su aislamiento internacional

En las últimas décadas, el rol de Indonesia en el tablero internacional ha sido catalogado por expertos por seguir la estrategia «hedging». Según este concepto, algunas potencias deciden tomar una posición estratégica de no alineamiento explícito. Esto no implica un aislamiento absoluto, sino una actitud fuertemente cautelosa en las relaciones internacionales que aleje a la potencia de conflictos o irregularidades.

El único espacio de cooperación destacable de Indonesia es su rol en ASEAN como uno de los grandes líderes.

Sin embargo, Yakarta no se ha posicionado claramente hacia un actor decisivo y cercano en la región, como Pekín, Moscú o Estados Unidos. Este no-alineamiento activo respecto a los grandes bloques preestablecidos —aunque cambiantes— puede acarrear consecuencias. Entre ellas, la falta de acceso a ayuda básica en caso de emergencia o el riesgo de quedar marginado en compromisos internacionales que afectan directamente la integridad o los intereses del país.

Entonces, con la firma de este acuerdo, Indonesia continúa alineándose con la estrategia de hedging, al no involucrarse profundamente con grandes bloques. Simplemente coopera y busca relaciones estratégicas. Es decir, este movimiento no representa un redireccionamiento hacia el flanco europeo ni rompe con su postura de no-alineamiento activo. En esencia, se trata únicamente de un acuerdo comercial. No obstante, si que puede tener consecuencias significativas respecto a otro actores regionales e internacionales.

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Con respecto a China, esta perderá exclusividad en el mercado de Indonesia, ya que el acuerdo refuerza las inversiones europeas en sectores como minerales o electrónica. Esto puede reducir la dependencia de Yakarta hacia Pekín en ese ámbito. Sin embargo, no debería suponer una ruptura comercial ni una confrontación abierta, dado el enfoque pragmático de ambas potencias. Más bien, se busca un equilibrio económico que también refuerce la competitividad internacional, bajo la lógica de que cuantos más actores haya, más opciones existirán.

En lo que concierne a India, ganará espacio para estrechar lazos con Indonesia y ASEAN. Es decir, una Indonesia más conectada a Europa, representa una oportunidad estratégica para así poder profundizar sus relaciones económicas y de seguridad. Del mismo modo también supone una nueva rivalidad en inversiones para India.

En el caso de Estados Unidos, cada vez más alejado de Europa y en fuerte rivalidad con China, este acuerdo puede ofrecer varias claves para Washington. En primer lugar, representa una respuesta positiva a la Autonomía Estratégica de la Unión Europea. Esto ocurre en un contexto de inestabilidad y distanciamiento en la relación UE-EEUU, donde Trump ha priorizado el enfoque «America First».

Además, Trump vería con buenos ojos la diversificación de Indonesia, que reduce su dependencia económica respecto a China, su principal competidor global. Sin embargo, Si la UE logra posicionarse en sectores como minerales críticos o el digital en Indonesia, Washington podría intentar coordinarse, o en un escenario más tenso, competir directamente con Europa por contratos y acceso.

Finalmente, Estados Unidos puede aprovechar el vínculo ya existente para volver a poner sobre la mesa la carta de seguridad y defensa. Europa, por su parte, asume el peso económico-comercial. Este reparto de roles puede reforzar la influencia militar estadounidense en la región.

Independientemente de cuáles sean los resultados futuros del Acuerdo CEPA entre la Unión Europea e Indonesia, hay una certeza: Bruselas avanza en su influencia sobre zonas estratégicas. Esta vez, el foco está puesto en el Indo-Pacífico.

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