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Claves de la Evaluación Nacional de Amenaza de Drogas de Estados Unidos 2025

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Del fentanilo a las mafias globales: así se libra la batalla contra las drogas en Estados Unidos. Este artículo resume la radiografía del narcotráfico en el gigante americano en 2025, cómo los cárteles y las drogas sintéticas están transformando el país y cuáles son las amenazas y retos. Si quieres aprender más sobre este país, te recomendamos el Curso de Experto en Estados Unidos.

La Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA) ha publicado en mayo de 2025 su «Evaluación Nacional de Amenaza de Drogas» (NDTA), un documento estratégico que describe la situación actual del narcotráfico y sus devastadores efectos en la salud pública, la seguridad y el orden social. Este informe se centra principalmente en la emergencia de los opioides sintéticos (sobre todo el fentanilo) y en la capacidad operativa de las organizaciones criminales trasnacionales (TCOs), principalmente los cárteles mexicanos. A la vez, reconoce cómo otras sustancias, desde la metanfetamina hasta la marihuana ilegal, siguen causando estragos en regiones de todo el país.

El informe también aborda la complejidad de las redes de lavado de dinero que sostienen a estos grupos criminales y el problema particular que enfrentan las poblaciones indígenas de las reservas. A continuación, se ofrece un repaso accesible de sus hallazgos clave, con la intención de informar a sobre la magnitud de la crisis y los esfuerzos que se están realizando para hacerle frente.

Las TCOs: actores globales del crimen

En el centro de la amenaza se encuentran las organizaciones criminales trasnacionales, con los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación (CJNG) a la cabeza. Ambos se designaron por Trump como organizaciones terroristas extranjeras debido a su extrema violencia y a su rol esencial en la producción y distribución de drogas sintéticas. Con laboratorios clandestinos en México, obtienen precursores químicos de China e India y fabrican fentanilo, metanfetamina y otras sustancias. Para su negocio, utilizan rutas tradicionales por la frontera suroeste y diferentes colaboradores en Estados Unidos para que la cadena no se rompa.

Además, estos cárteles establecen alianzas con bandas nacionales (desde pandillas urbanas hasta organizaciones criminales con presencia en las cárceles) para asegurar la comercialización directa en la calle. Su perfeccionamiento va más allá de lo violento, ya que manejan sofisticados esquemas de lavado de dinero, aprovechándose de redes como los Sistemas Financieros Subterráneos chinos, empresas fachada y criptomonedas para mover cientos de millones de dólares anualmente.

Fentanilo: el opioide sintético letal

El fentanilo ilícito es, según el NDTA, el principal responsable del aumento exponencial de muertes por sobredosis. Su gran potencia (decenas de veces superior a la morfina), su bajo coste de fabricación y su facilidad de transporte lo han convertido en el principal producto de los cárteles. En 2024, la DEA incautó casi 10 mil kilos de fentanilo puro y más de 60 millones de píldoras falsas. Aunque los decesos han mostrado una leve disminución (84 076 muertes por sobredosis en el año hasta octubre de 2024), siguen en niveles dramáticos a pesar de la caída del 25% con respecto al año anterior.

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Una de las tácticas más peligrosas es la presentación de fentanilo en forma de píldoras que imitan fármacos como el OxyContin o el Adderall. Los consumidores, confiados en la apariencia, ingieren dosis letales sin saberlo. Asimismo, se está extendiendo la «moda» de añadir adulterantes como xilacina y nitazenos, compuestos que agravan la toxicidad y, en muchos casos, evitan que el antídoto habitual (naloxona) sea eficaz.

Metanfetamina: un rival persistente

Aunque los opioides acaparan la atención, la metanfetamina no cede terreno. Controlada casi en su totalidad por los mismos cárteles mexicanos, su pureza y potencia alcanzan niveles históricos (cercanos al 97% según laboratorio de la DEA). En 2024 se incautaron más de 50 mil kilos de cristal, y 3,2 millones de pastillas que simulan Adderall o MDMA. Esta «innovación de mercado» busca atraer a usuarios de estimulantes recreativos, aumentando el riesgo de dependencia y sobredosis inadvertidas.

Los métodos de contrabando son variados y creativos, según el informe. En ocasiones lo disuelven en tanques de combustible y en otras lo ocultan en compartimentos falsos de vehículos. Cuando llega a territorio estadounidense, la red de distribución recurre al sistema de autopistas y a colaboradores locales para que el tráfico no dependa de rutas fijas ni de un solo punto de control.

Cocaína y mezclas mortales

La cocaína, aunque producida mayoritariamente en Colombia, encuentra en México el puente para ingresar a Estados Unidos. Una vez dentro, las bandas nacionales se encargan de fragmentarla y distribuirla en polvo o en crack. En 2024 se decomisaron casi 63 mil kilos de cocaína, lo que supone un incremento del 18% respecto a 2023. Asimismo, más del 25% de esas incautaciones contenían fentanilo de forma intencionada para crear un «súper speedball» o para reforzar las propiedades adictivas de la cocaína.

Esta adulteración, cada vez más común, es responsable de oleadas de sobredosis en ciudades que antes lidiaban solo con la cocaína pura. Al ingerir una mezcla sin avisar, el consumidor se expone a dosis letales de opioides sintéticos, multiplicando las tragedias en los servicios de urgencias.

Heroína: desplazada por lo sintético

El cultivo de amapola en México, dedicado a la producción de heroína, mantiene su importancia histórica, pero la oferta de fentanilo la ha relegado. La heroína registrada en las autopsias cayó un 37% en el último año, y las incautaciones en la frontera suroeste apenas alcanzaron los 620 kilos en 2024. Además, tres de cada cuatro muestras de heroína analizadas resultan estar mezcladas con fentanilo, y este último suele ser el compuesto predominante en las mezclas por su menor coste.

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Mientras el declive de la heroína podría verse como una buena noticia, la realidad es que los consumidores son ahora víctimas de combinaciones desconocidas, donde el opioide sintético se impone a la heroína tradicional, poniendo en jaque las estrategias de prevención y rescate de los usuarios, confirma el informe.

Marihuana: legalización y sombra criminal

Aunque 24 estados del país han «legalizado» el uso recreativo y 39 el medicinal, el mercado negro no desaparece. Grupos criminales chinos y cárteles mexicanos aprovechan la alta demanda, produciendo marihuana con niveles de THC del 25% al 30%, sustancialmente por encima de la media legal (16%). Para ello, utilizan pesticidas prohibidos y dañinos para el medio ambiente y la salud. En 2024, Oklahoma concentró dos tercios de todas las incautaciones federales de marihuana (más de 60 mil kilos).

La «legalización» estatal obedeció a una lógica de regulación, pero la imposibilidad de controlar cultivos ilegales es manifiesta, subraya el informe. Además, menciona las operaciones masivas camufladas con licencias falsas, donde trabajadores indocumentados de origen chino o mexicano mantienen estas plantaciones en lugares remotos, a menudo escapando de la fiscalización.

Nuevas sustancias psicoactivas (NPS)

El NDTA dedica un apartado a las NPS: fenetilaminas (MDMA), cannabinoides sintéticos (K2, spice), catinonas (bath salts), disociativos como la ketamina y derivados del PCP. Aunque su volumen es menor que el de las drogas clásicas, su diversidad (y el hecho de que muchas no estén reguladas) supone un reto sanitario. La ketamina, empleada legalmente en medicina y veterinaria, registró un aumento del 31% en incautaciones en 2023. Por su parte, los «bath salts» siguen descendiendo desde su pico en 2020, pero continúan presentes en análisis forenses.

Estas sustancias suelen ofrecerse en mercados online y foros oscuros, con promesas engañosas de «alternativas seguras» a las drogas tradicionales. Sin embargo, carecen de estudios clínicos y esconden riesgos de convulsiones, psicosis y daños neurológicos.

Adulterantes letales: xilacina y nitazenos

Entre los adulterantes emergentes, la xilacina (un sedante veterinario) destaca por su gran presencia en fentanilo pulverizado y en píldoras falsas, creando el temido «tranq». Desde 2020 su presencia ha crecido año tras año en laboratorios forenses de la DEA, especialmente en la Costa Este. A esto se suman los nitazenos, opioides sintéticos de potencia igual o superior al fentanilo, no aprobados para uso médico. Además, su identificación en polvos y pastillas ha aumentado, contribuyendo a sobredosis súbitas con cuadros clínicos difíciles de revertir.

Medicamentos de prescripción: abuso, desvío y farmacias «fantasma»

Los medicamentos con receta (opioides como la oxicodona, tranquilizantes como alprazolam o estimulantes tipo Adderall) siguen siendo un blanco de abuso. En 2023, 14,4 millones de estadounidenses admitieron un mantenimiento en su consumo indebido. Aunque la tendencia global va a la baja desde 2020, el uso de analgésicos de prescripción creció levemente el último año.

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No obstante, el informe alerta sobre el encubrimiento de farmacias online ilegales que venden pastillas fraudulentas cargadas de fentanilo o metanfetamina. Asimismo, se documenta un aumento de esquemas de prescripciones electrónicas falsas y hurtos en el tránsito de cargamentos farmacéuticos. En 2024 se notificaron 1,6 millones de dosis «perdidas» o robadas, muchas de ellas opioides, un incremento notable frente a 2023.

Finanzas ilícitas: el trasfondo económico

El flanco financiero de la crisis no es menos inquietante. Cada año se mueven miles de millones de dólares en efectivo, criptomonedas y esquemas de contrabando comercial. Los cárteles y los lavadores de dinero utilizan desde los Sistemas Financieros Subterráneos chinos hasta intercambios de criptodivisas y el contrabando de divisas en camiones o paquetes postales. Entre 2020 y 2024, las incautaciones de activos virtuales (2 500 M USD al valor de la captura) superaron el dinero en efectivo (2 200 M USD), señal de un cambio hacia el cifrado de las transacciones.

Sin embargo, otras tácticas incluyen el trueque comercial. Se embarcan contenedores sobrevalorados o subvalorados para camuflar fondos ilícitos, y la compra de bienes tangibles como inmuebles, vehículos de lujo y joyas. Solo en 2024, la DEA intervino 64 millones de dólares en real estate y 50 millones en automóviles y aeronaves vinculadas a actividades delictivas.

El reto en territorios indígenas

Las reservas indígenas han quedado atrapadas en esta vorágine. La distancia y el aislamiento de muchas comunidades facilitan que traficantes nacionales y mexicanos introduzcan metanfetamina y marihuana, con costes sanitarios y sociales altísimos. La DEA y la Oficina de Asuntos Indígenas implementan operaciones como «Overdrive» en la Nación Blackfeet (Montana), tras una oleada de sobredosis de fentanilo que incluso llevó a declarar el estado de emergencia.

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Entre 2015 y 2019, los casos de drogas abiertos en reservaciones crecieron cada año. Aunque la pandemia detuvo momentáneamente este alza, en 2024 la prioridad volvió a centrarse en operaciones de gran escala, desmantelando redes transversales que vinculan el crimen organizado con problemas de salud mental y violencia doméstica.

El futuro: cooperación y prevención

La NDTA 2025 explica que la respuesta debe ser multidimensional. Para ello, se deben combinar acciones de salud pública (ampliación de tratamientos de desintoxicación y naloxona), fortalecer la inteligencia financiera, perseguir a los laboratorios clandestinos en México, y coordinar a las agencias federales, estatales, locales e internacionales. Asimismo, aseguran la necesidad de invertir en programas de prevención escolar y social, donde se eduque sobre los riesgos.

Solo una estrategia integral, que abarque desde el recorte de los precursores químicos hasta el apoyo social a los afectados por la adicción, permitirá cambiar el rumbo de esta crisis que pone en jaque a la sociedad estadounidense, sentencia el informe.

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