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Mulino gana las elecciones de Panamá entre acusaciones de ser el “títere” del expresidente Martinelli

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  • Mulino es el hombre elegido por Ricardo Martinelli, resguardado en la Embajada de Nicaragua e inhabilitado y condenado a prisión por lavado de dinero.
  • Con el 34,4% de los votos, se impone al socialdemócrata Ricardo Lombana, con un 25% de los apoyos.

José Raúl Mulino, candidato conservador de Realizando Metas y Alianzas apoyado por el expresidente condenado Ricardo Martinelli, se ha convertido en el nuevo presidente electo del país al ganar las elecciones presidenciales con alrededor del 34% de los votos, en unos comicios marcados por una histórica tasa de participación del 77,57%.

Mulino, de 64 años, exministro de Seguridad durante el mandato de Martinelli, asumirá el cargo el próximo 1 de julio y sucederá en el cargo a Laurentino Cortizo, quien le ha felicitado por la victoria: “Cuenta con mi compromiso de llevar una transición ordenada”. El presidente electo declaró que “como partido en democracia”, convocará a “representantes de gremios y organizaciones” en los primeros días de gobierno “para sentar las bases de una unidad nacional. Este es un gobierno que constituiré con las mejores personas de este país, vengan de donde vengan”. Además, agradeció la llamada y expresó que recibe con “placer” los resultados manifestados en las urnas, recordando los obstáculos que enfrentó en la campaña electoral: “Aquí estamos porque hemos llegado con el voto mayoritario del pueblo panameño duele a quien le duela”.

Detrás de Mulino quedó el socialdemócrata Ricardo Lombana, del Movimiento Otro Camino (MOCA), con un 25% de los votos, obteniendo un resultado mejor de lo esperado. En tercera posición, el expresidente Martín Torrijos, del Partido Popular (PP), con el 15,8%; y el exministro de Exteriores de Martinelli, Rómulo Roux, de Cambio Democrático (CD), en cuarto lugar, con el 12%. El vicepresidente saliente de Cortizo, Gabriel Carrizo, también era candidato, aunque no ha logrado ni el 6% de los votos por los malos índices de popularidad. Delante de él está Zulay Leyset, candidata de libre postulación.

“No soy títere de nadie”

Martinelli, inhabilitado por una condena de más de diez años de prisión por lavado de dinero y actualmente en la Embajada de Nicaragua, fue quien le eligió como su vicepresidente de cara a las elecciones antes de su condena. Sin embargo, en su discurso de victoria, Mulino quiso acordarse de su compañero, sugiriendo que mantendrá a Martinelli fuera de la cárcel, y dejando claro que “este que está aquí no es títere de nadie” y que asumirá el cargo con un programa conservador, liberal y comprometido con la libertad de expresión.

“Misión cumplida, carajo. Se acabó la persecución política y las restricciones a la libertad de expresión”, aseguró el mandatario entrante, que además criticó a los que “trataron cobardemente, con argucias, manipulaciones y chantajes, torcer la voluntad popular y que una corte suprema pusiera al próximo presidente de la República”.

Mulino admitió que no imaginaba este escenario cuando Martinelli le propuso para candidato a vicepresidente. Sin embargo, este quedó al liderazgo del partido Realizando Metas y Alianza el pasado mes de marzo cuando la justicia inhabilitó al expresidente por blanqueo de capitales en el caso New Business.

Guiño a la libertad de expresión

Durante su discurso pidió a los medios de comunicación el respeto que él va a tener con ellos. Estas declaraciones hacen referencia a un supuesto incidente con dos periodistas durante la jornada de votación, donde le realizaron “preguntas capciosas” para ver si “pisaba la cáscara, para ver si otro podía alzarse con la victoria que jamás iba a pasar”. “Defenderé la libertad de expresión a toda costa, pero ciertamente este que está aquí no es títere de nadie”, admitió, reafirmando que él sabe que la “línea” de los medios la ordenan los “dueños” y no los periodistas.

Retos pendientes

El nuevo presidente, de ideología conservadora y liberalista, tiene como misión de subsanar las divisiones sociales y recuperar la fe de una población harta de la corrupción política. Entre sus objetivos está solucionar los problemas económicos del país y mejorar las inversiones.

Mulino ha prometido una inversión en infraestructura y el aumento del salario mínimo. Además, tendrá que lidiar la polémica con la mina Cobre Panamá, que representaba aproximadamente el 1% del suministro total de cobre y que fue cerrada el año pasado después de que la Corte Suprema del país considerase inconstitucional el contrato del gobierno con la empresa minera canadiense First Quantum. Además, el cierre estuvo marcado por grandes protestas contra la mina, ya que los opositores criticaban que carecía de garantías ambientales. Esta minera generaba casi 10 mil empleos directos y más de 33 mil indirectos.

Asimismo, el próximo gobierno tendrá que hacer frente al problema del sistema de fondos de pensiones, altos niveles de deuda pública y la pérdida de ingresos por el cierre de la mina Cobre Panamá, que representaba un 5% del PIB. Por otro lado, tendrá que hacer frente al gran flujo de migrantes que cruza cada año la selva que une Panamá y Colombia, con una parte de la población a favor de la acogida de inmigrantes y la otra en contra.

Artículo escrito por:

Rubén Asenjo Morillas. Periodista apasionado por la actualidad internacional y la geopolítica. Escribo para entender el mundo en constante cambio y compartir perspectivas que despierten la reflexión y el debate. Comprometido con la búsqueda de la verdad y las historias que impacten e inspiren.

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