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¿Qué podemos esperar de Brasil después de la victoria de Lula?

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Un análisis sobre el futuro de Brasil tras la victoria de Lula y qué podemos esperar de la política exterior del nuevo líder brasileño. Tras este cambio de rumbo en el gigante latinoamericano, las cinco principales economías de América Latina son ahora de izquierdas.

El pasado 30 de octubre de 2022, Lula Inácio da Silva se declaraba presidente de la República Federativa de Brasil por segunda vez. Obteniendo un porcentaje del 50,9% de votos, Lula da Silva derrotó al ya expresidente Jair Messias Bolsonaro quién obtuvo el 49,10% de los votos. Nunca antes se habían visto unas elecciones tan ajustadas en Brasil, dejando evidenciada de nuevo la polarización existente en el país.

Como dijo Lula da Silva en su primera comparecencia tras su victoria: “Me considero un ciudadano que ha vivido un proceso de resurrección. Intentaron enterrarme vivo y aquí estoy”. El regreso de Lula significa el regreso de la izquierda al poder y con él, la revitalización de la democracia.

El actual presidente asegura que la izquierda ha llegado para quedarse y espera volver a llevar a Brasil a “lo más alto de la escena internacional”. Algunas de las medidas por las que el presidente aboga son la gestión de la cooperación nacional e internacional para la estimulación del comercio; el aumento del salario mínimo anual por encima de la inflación o la asistencia social a familias. Además, también apuesta por reducir al 0 el impuesto sobre la renta; reducir la deforestación del Amazonas; creación de un ministerio de pueblos indígenas; mayor inversión en educación; inversión en el sistema público de salud o la promoción de atención integral a la mujer.

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La victoria de Lula en un Brasil polarizado

Pese a la victoria izquierdista en las votaciones, no podemos obviar el pequeño porcentaje por el que Lula y el Partido de los Trabajadores ha superado a Bolsonaro y su Partido Liberal. El pronunciado conservadurismo de la ultraderecha desde 2019 ha dejado entrever todavía más el populismo ferviente en la sociedad brasileña.

La subida al poder de la izquierda es una reacción al gobierno de Bolsonaro y sus medidas conservadoras y nacionalistas con respecto a la gestión de la pandemia COVID- 19 y la economía del país. Lula tendrá que afrontar un panorama muy diferente a lo que abordó en sus gobiernos anteriores.

A día de hoy el contexto de Brasil es totalmente diferente al de hace unos años, tanto a nivel nacional como internacional. Durante el mandato de Bolsonaro, la democracia se debilitó, ya que distintas instituciones fueron sometidas a emboscadas para minar su legitimidad y se puso en duda la separación de poderes (intentando deslegitimar al Sistema Judicial).

De esta forma aumentó la polarización en la sociedad a lo que, además, se sumaban los grandes problemas económicos y sociales como la alta inflación o los altos niveles de hambruna. Estas dificultades ahondaron más los sentimientos nacionalistas de algunos seguidores, que fueron notables tras el resultado electoral del pasado 30 de octubre.

Miles de bolsonaristas se juntaron en las ciudades más conocidas como Brasilia o Río de Janeiro, para protestar contra el nuevo presidente electo, denunciando un posible fraude durante las elecciones. Pese a que, durante la última vuelta de las elecciones, ambos candidatos se enfrentaron en una lucha de desinformación, reventando las redes con noticias falsas del partido contrario, el Tribunal Supremo Electoral declara que no ha habido corrupción alguna en el proceso electoral. No contentos con esta decisión, los bolsonaristas incluso pidieron una intervención militar, que es poco probable que suceda.

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Qué se puede esperar de Lula en Brasil

La actual situación de Brasil es complicada y Lula tendrá que hacer cambios radicales para que ésta cambie. El escepticismo que se ha ido forjando durante los últimos cuatro años sobre Brasil es palpable tanto nacional como internacionalmente. Y ahora queda lo más importante: ¿qué hará Lula?

Para algunos, tanto dentro como fuera de Brasil, la victoria de Lula se ha visto con buenos ojos. Sin embargo, ahora queda la parte más difícil: gobernar. Los desafíos que enfrenta Brasil solo pueden superarse con el apoyo de un gobierno de coalición, el cual le ha llevado hasta el poder. Ese gobierno de coalición abarca desde la izquierda hasta la centroderecha, y Lula tendrá que utilizar sus tácticas de negociación para cohesionar a todos los partidos en una misma dirección.

Una de las medidas que se esperan, a parte de las mencionadas anteriormente, es la desmilitarización del país (sino completa, parcialmente) para hacer que el poder Ejecutivo tenga menos poder con respecto al Legislativo y al Judicial. También se espera que priorice las minorías indígenas Amazónicas y a la gente pobre y, sobre todo, traer de nuevo la democracia al país.

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Sin embargo, los retos a los que se enfrenta Lula traspasan con creces las fronteras nacionales. Según Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano y analista internacional, afirma que Lula tendrá un papel relevante en la mayor colaboración en America Latina y el Sur.

El peso que Brasil tiene entre América Latina y América del Sur es muy grande y, por lo tanto, Lula puede ser una pieza clave para unir y cohesionar a la región, a pesar de las diferentes posturas de cada Estado con respecto a la democracia.
El hecho de que Brasil sea la última potencia latinoamericana que se haya unido a esta ola izquierdista entre los países latinoamericanos, deja solo a tres Estados sin este tipo de gobierno al cargo: Ecuador, Uruguay y Paraguay.

La experiencia que tiene Brasil en el contexto internacional es bastante amplia desde hace más o menos 20 años. Se espera mucho de esta potencia, perteneciente a los BRICS, y se observa de cerca la capacidad de Lula de cohesionar y redirigir al país y a la región en un mismo objetivo.

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Qué se puede esperar de la política exterior de Lula

La victoria de Lula tiene un impacto gigantesco en Brasil, en América Latina y en la comunidad internacional. Este nuevo cambio de rumbo del gigante latinoamericano nos hace pensar en el futuro de las nuevas relaciones internacionales que se surgirán entre Brasil y el resto del mundo. ¿Cuál será la política exterior de Brasil bajo el mandato de Lula?

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La política exterior de Lula tendrá un claro tinte izquierdista. Brasil representa cerca de la mitad de la economía latinoamericana y de su población, por lo tanto, estamos hablando de la primera potencia de la región. Durante su anterior mandato (2003-2010), Lula optó por la integración regional Latinoamericana evidenciando su posición y estatus entre la comunidad internacional. Todo esto nos hace pensar que volverá a seguir este objetivo, más aún liderando el movimiento izquierdista de América Latina.

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No obstante, esto conlleva la contraposición de otros grandes Estados u organismos, sin ir más lejos, Estados Unidos. El presidente estadounidense, Joe Biden, se posicionó a favor del resultado de las elecciones brasileñas, defendiendo que fue un proceso legal y democrático. Pese a la gran cantidad de políticas afines entre Lula y Biden, como el control de armas o la defensa del medioambiente, las políticas regionales o internacionales que Brasil tendría en mente pueden fragilizar las relaciones entre ambos.

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La llegada de Lula a la escena internacional podría revitalizar organizaciones internacionales tales como UNASUR o la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), para así poder afianzar más la integración regional latinoamericana en el mundo. De esta forma también podría impactar en que Brasil ganara independencia de Estados Unidos o que tomara posiciones más críticas respecto a Venezuela, Rusia o Irán. La posición que tomará Lula con respecto a América Latina y la promoción de la democracia o vínculos económicos entre la región, tendrá también un peso importante en el cese de relaciones entre las dos potencias.

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Nuevos acuerdos multilaterales se podrán llevar a cabo con actores internacionales como la República Popular de China, gracias a la ayuda de la asociación de los BRICS y a los acuerdos que ambos tienen en común por ser miembros de esta (por ejemplo, el foro China-CELAC). Lula pretenderá llevar a cabo una estrategia socioeconómica que beneficiará a ambas partes, haciendo que la República Popular de China esté más presente económicamente en Brasil.

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Del mismo modo, la Unión Europea se podría ver beneficiada por el cambio de presidente en Brasil. A pesar de que las agendas regionales de América Latina y la Unión Europea son contrapuestas y defienden principios del derecho internacional básicos opuestos (como la protección de la soberanía nacional y el neoliberalismo respectivamente).

La entrada de Lula podría afianzar a mayor escala las relaciones entre ambos continentes con ciertos acuerdos. Algunos principios acordes con las agendas de ambas instituciones regionales tales como la construcción de la paz y/o la lucha contra el cambio climático, (que de por sí es uno de los elementos más importantes de la política de Lula), podrían abrir la vía a las negociaciones.

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Desde la entrada de Bolsonaro al poder de Brasil y de Von der Leyen al poder de la Comisión Europea, las relaciones entre América Latina y la UE no han sido demasiado relevantes. Tan solo se acordó un Acuerdo de Libre Comercio entre la Unión Europea y MercoSur (formado por Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay), que no habría sido firmado ni ratificado aún. La presidencia española durante el segundo semestre de 2023 del Consejo de la Unión Europea aporta mayor positividad a la hora de establecer relaciones entre ambas regiones.

Algo que tiene en vilo a la comunidad internacional es el conflicto armado entre Rusia y Ucrania y, ahora que Brasil ha adoptado una nueva política con el cambio de presidencia, también supone una nueva situación diplomática que podría ser decisiva a la hora de resolver el conflicto. Lula desaprobó la invasión rusa de Ucrania al inicio de la guerra, pero también la pasividad de Zelenski a la hora de negociar la paz.

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Y es que Lula se ha mostrado tajante a la hora de describir uno de los grandes problemas de este conflicto: el Consejo de Seguridad de la ONU y el derecho a veto. Lula aboga por aumentar los miembros del Consejo de Seguridad y a su vez, eliminar el derecho a veto que permitiría la posibilidad de acabar en negociaciones.

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Una cosa está clara: Lula ha venido para cambiar el rumbo de Brasil. Tiene una capacidad integradora y de negociación muy potente y aunque no hemos de perder de vista la polarización existente en el país ni el auge del bolsonarismo, los analistas consideran que Brasil tiene un futuro bastante prometedor a nivel regional e internacional.

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