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¿Quién fue Nelson Mandela y qué papel tuvo en el fin del apartheid?

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Nelson Mandela fue una figura clave en la lucha contra el apartheid en Sudáfrica. Su vida marcó un antes y un después en la historia del país, desde sus años como activista y preso político hasta su presidencia. En este artículo, el alumno del Máster Profesional de Analista de Inteligencia de LISA Institute, Francisco Javier Peña explora su legado, el sistema de segregación racial que combatió y los retos actuales de Sudáfrica.

Nelson Rolihlahla Mandela, nacido en 1918 en Mvezo, Sudáfrica, fue un abogado, político y activista por los derechos de la población negra de su país, siendo un actor determinante durante la época del apartheid. Estudió derecho y rápidamente se vinculó al Congreso Nacional Africano (CNA), que buscaba un reconocimiento de los derechos de la población negra sudafricana mediante vías no violentas.

Madiba, como era conocido en señal de respeto, fue condenado en el año 1964 por el Tribunal de Johannesburgo a cadena perpetua por alta traición. Por este motivo cumplió casi 30 años de prisión en diferentes cárceles sudafricanas, hasta que fue puesto en libertad en 1990 por el presidente Frederik Willem de Klerk, del Partido Nacional, ya que existía una gran presión internacional y la amenaza de una guerra civil. 

Mandela se convirtió en un personaje histórico al conseguir ser el primer presidente negro de Sudáfrica (1994-1999). Presidió el Congreso Nacional Africano entre 1991 y 1997, y fue secretario general del Movimiento de Países No Alineados entre 1998 y 2002. Mandela y de Klerk obtuvieron el Premio Nobel de la Paz en 1993 por conseguir el fin del apartheid en Sudáfrica e iniciar el proceso democrático del país.

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¿Qué fue el apartheid?

El apartheid de Sudáfrica fue un sistema de segregación racial producido entre 1948 y 1994. Este sistema impulsado por el Partido Nacional afrikáner, descendientes de los colonos holandeses, buscaba concentrar los poderes políticos, económicos y sociales en la población minoritaria blanca de Sudáfrica, en detrimento de los derechos del resto de razas del país, que mayoritariamente era negra (con un porcentaje superior al 70%), aunque también contaba con población india (traída por los colonos británicos) y mestiza.

Ya desde el final de la Primera Guerra Mundial era frecuente el uso de la población nativa de Sudáfrica como mano de obra barata, negándole ningún tipo de beneficio por sus actividades, pues se les consideraba una simple fuerza de trabajo. En el contexto del final de la Segunda Guerra Mundial, se extendió el discurso racista del Partido Nacional, que buscaba consolidar la dominancia de la población blanca sobre el resto de ciudadanos de Sudáfrica. En el momento del comienzo del apartheid, el líder del Partido Nacional era Daniel-François Malan.

Malan, que destacó al obtener un Doctorado en Teología en la Universidad de Utrecht, mostró por primera vez sus capacidades de oratoria durante su etapa como predicador de la Iglesia Reformista de los afrikáners. Posteriormente, trabajó como periodista apoyando firmemente al Partido Nacional y consiguiendo una gran reputación entre los seguidores de la formación política. Años más tarde, alcanzaría el puesto de ministro del interior durante el gobierno del fundador del Partido Nacional, James Barry Munnik Hertzog. Tras la retirada de Hertzog en 1940, Malan asumió el liderazgo del Partido Nacional, y en 1948 consiguió la mayoría absoluta en el gobierno, dando inicio al apartheid.

Entre las acciones más relevantes de Malan por la imposición de mejores condiciones para los afrikáners destacan:

  • El reconocimiento del afrikáans como lengua oficial, sustituyendo al inglés y el holandés.
  • La adopción de una bandera propia.
  • Prohibición de los matrimonios mixtos.
  • Clasificación de la población en categorías raciales.
  • Establecimiento de zonas residenciales separadas por razas.
  • Uso de la fuerza contra grupos opositores al gobierno.

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La figura de Nelson Mandela durante el apartheid

Tras su ingreso al Congreso Nacional Africano, Mandela lideró múltiples acciones clave en la lucha por la igualdad de la población sudafricana, tales como la fundación de la Liga Juvenil del CNA, la participación de movimientos de desobediencia civil y manifestaciones pacíficas, o la participación en la Carta de la Libertad (1955). Este documento, presentado oficialmente en el Congreso del Pueblo en la ciudad de Kliptown, fue especialmente importante, ya que sus valores siguen siendo vigentes hoy en día en las bases del Congreso Nacional Africano. Entre sus demandas destacan:

  • Una sociedad sudafricana sin discriminación entre razas.
  • Garantías democráticas.
  • La preservación de los derechos humanos y laborales de la población sudafricana.
  • Reformas en el sistema productivo sudafricano, especialmente en el sector agrario.

Un año después del congreso, más de 150 activistas anti-apartheid, entre ellos Mandela, fueron arrestados y acusados por los delitos de alta traición y por, supuestamente, organizar una sedición para derrocar al Estado a través de acciones violentas. Tras cuatro años de acciones legales, se pudo demostrar la inocencia de todos los acusados.

Tras otras detenciones masivas, registrándose cifras de más de 20.000 encarcelados, y eventos dramáticos como la matanza de Sharpeville, donde la policía abrió fuego contra una manifestación pacífica, Nelson Mandela promovió la creación de la rama armada del CNA, conocida como La Lanza de la Nación

Esta nueva agrupación, que contó con más de 10.000 miembros, contó con el apoyo del CNA, el partido comunista sudafricano (SACP) y el Congreso Indio Sudafricano, entre otros. Este cambió en la estrategia de los manifestantes permitió crear una red de sabotajes en la infraestructura gubernamental, aunque siempre evitando de producir heridos o pérdidas de vidas humanas. Además, también contó con el reconocimiento internacional, por lo que recibió ayuda de estados como la URSS, Angola, Botsuana o Tanzania. 

Sin embargo, las directivas pacifistas iniciales no perduraron, derivando en graves atentados producidos durante los años 80. El atentado de Church Street, el atentado de Amanzimtoti y el atentado en el tribunal de Johannesburgo, fueron algunos de los capítulos más violentos de la agrupación. De hecho, estos actos impulsaron el reconocimiento de La Lanza de la Nación como organización terrorista por Estados Unidos.

Mientras estos hechos sucedían, Nelson Mandela siguió trabajando desde las distintas cárceles en las que estuvo encerrado. Fue reconocido por los presos gracias a sus discursos políticos y mantuvo el contacto con el exterior a través de cartas que compartía con intermediarios. En 1990, con la liberación de Mandela y la llegada del CNA al gobierno sudafricano, la rama armada se disolvió y sus integrantes se incorporaron a las Fuerzas de Defensa Nacional de Sudáfrica (SANDF).

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La actualidad de Sudáfrica y la importancia de Nelson Mandela en la sociedad sudafricana

Durante su presidencia, Mandela impulsó el Plan de Reconstrucción y Desarrollo, que tenía el objetivo de mejorar el nivel de vida de la población negra sudafricana. Se profundizó en sectores clave como la educación, la sanidad, la vivienda y el trabajo. Dentro de este contexto, se redactó la constitución aprobada en 1996.

La figura de Nelson Mandela fue clave en la lucha por los derechos de la población negra sudafricana y para evitar conflictos mayores, incluidas represalias sobre los ciudadanos blancos tras el fin del apartheid. También consiguió la vuelta del país a la comunidad internacional, pues Sudáfrica había sido objeto de múltiples sanciones durante el apartheid.

Sudáfrica consiguió alcanzar una realidad democrática tras la llegada al poder del Congreso Nacional Africano en la década de los 90. Tras esto, se fomentó la igualdad de oportunidades para toda la población sudafricana, lo que aumentó considerablemente el nivel educativo de sus ciudadanos y, por tanto, el desarrollo económico y comercial del país. Esta evolución queda reconocida tras su ingreso en los BRIC en el año 2011, dando lugar a los BRICS.

Sin embargo, el país aún cuenta con un gran margen de mejora. Mantiene importantes problemas de empleo y pobreza, sobre todo entre la población negra. La corrupción en las administraciones es un obstáculo importante que se suma a los problemas sociales, como fue la crisis del VIH o los múltiples casos de racismo que aún persisten en el país.


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