Israel, un aliado estratégico de Estados Unidos, observa esta elección con gran interés, ya que el resultado podría influir en la dinámica del conflicto en Oriente Medio y en las relaciones bilaterales entre ambos países. ¿Cómo cambiarán las políticas hacia Israel y sus vecinos dependiendo del candidato ganador? En este informe, el alumno becado del Máster Profesional de Analista de Inteligencia de LISA Institute, Francisco Javier Peña Hernández, analiza las posibles implicaciones de cada escenario y su impacto en la región.
A medida que se aproxima el 5 de noviembre de 2024, la elección presidencial en Estados Unidos se perfila como un evento clave en el escenario geopolítico mundial. Esta vez, el pueblo estadounidense decidirá entre regresar a un mandato del republicano Donald Trump o mantener al Partido Demócrata en la Casa Blanca con Kamala Harris al frente. Ambas figuras representan visiones diferentes en política exterior, lo que hace que la elección tenga repercusiones profundas en múltiples regiones, especialmente en el complejo tablero de Oriente Medio.
La relación de Estados Unidos e Israel
Estados Unidos e Israel han mantenido una fuerte alianza estratégica desde el final de la Segunda Guerra Mundial, especialmente a partir del éxito israelí en la guerra de los Seis Días de 1967. El gobierno norteamericano encuentra en Israel un gran cliente para su mercado armamentístico y un fuerte aliado en una zona volátil como es Oriente Medio.
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En cambio, los israelíes cuentan con la protección del país más influyente en la geopolítica reciente. Sin embargo, estas relaciones se han visto dañadas por las acciones tomadas por Benjamín Netanyahu después del ataque terrorista de Hamás el pasado 7 de octubre de 2023.
Inicialmente, Joe Biden aseguró el apoyo del país estadounidense a favor de Israel, llegando a visitar la ciudad de Tel Aviv para reunirse con el primer ministro israelí. La ayuda desplegada por Estados Unidos está compuesta principalmente por los portaaviones USS Gerald R. Ford y USS Dwight D. Eisenhower y otros buques, diversos escuadrones de cazas, sistemas antiaéreos y varios miles de soldados desplegados, además de todo el equipamiento y los recursos necesarios.
Sin embargo, estas acciones han sido criticadas tanto a nivel nacional como internacional, a través de, principalmente, protestas estudiantiles. Se ha solicitado por parte de universitarios de todo el mundo la retirada de las fuerzas militares en la región y el fin de los ataques indiscriminados por parte de Israel en la franja de Gaza y en el Líbano, que ya han causado la muerte de miles de civiles. El Estado de Israel excusa los ataques bajo el objetivo militar de acabar con los grupos terroristas Hamás y Hezbolá, así como en la recuperación de los rehenes.
Declaraciones de Donald Trump sobre Israel
La nueva carrera a la presidencia de Donald Trump se ha visto afectada por dos intentos de asesinato y por sus diversos casos judiciales. A pesar de esto, según las encuestas, cuenta prácticamente con los mismos apoyos que Kamala Harris y podría ser elegido de nuevo.
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En su primera legislatura, el expresidente ya mostró múltiples veces su apoyo incondicional a Israel, y de hecho, Trump y Netanyahu realizaron diferentes reuniones, públicas y privadas, llegando a cerrar pactos importantes como los acuerdos de Abraham del año 2020, con los que se buscaba asegurar la paz en la región. Otro de los primeros gestos de Trump fue el de trasladar la embajada estadounidense de Tel Aviv a Jerusalén, debido a la importancia de esta ciudad para el pueblo judío.
Por otro lado, ambos líderes también tuvieron sus diferencias por los resultados de las anteriores elecciones y por el ataque del año 2020 en el que se eliminó al general iraní Qasem Soleimani.
Trump ya declaró en el pasado que el acto terrorista de Hamás no se habría producido de estar él en el poder, definió como «blanda» la administración de Biden y las medidas llevadas a cabo, e instó a Israel a terminar cuanto antes con la situación en Gaza. De esta forma demuestra un apoyo más sólido que el bando demócrata y la iniciativa de acabar, sea la forma que sea, con el conflicto.
Declaraciones de Kamala Harris y el legado de Joe Biden en relación con Israel
El pasado 21 de julio, el actual presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, renunció a la posible reelección en favor de la vicepresidenta Kamala Harris. Esta decisión se produjo después de la pérdida de apoyos del presidente estadounidense, tanto de la población norteamericana como dentro del propio partido demócrata.
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Kamala Harris fue presentada como la alternativa de un partido demócrata que necesitaba revitalizarse después de esta última legislatura. A pesar de que su imagen no fue excesivamente destacada durante la presidencia de Biden, Harris ha conseguido posicionarse como una opción real para la presidencia de los Estados Unidos.
Algunas de las declaraciones de la vicepresidenta no han sido del agrado del pueblo israelí. Harris mantenía su apoyo al gobierno de Netanyahu, aunque también detallaba la desproporcionalidad de las acciones cometidas en la franja de Gaza, así como la búsqueda de un alto el fuego.
Las discrepancias de la representante del partido demócrata pueden suponer un punto de tensión con el gobierno israelí, derivando en un riesgo mayor que Donald Trump para los planes de Benjamín Netanyahu por las limitaciones que puedan imponer.
La posición de Benjamín Netanyahu
El primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, ha aprovechado la masacre del 7 de octubre para recuperar en gran medida la popularidad perdida durante su mandato. A pesar de no haber alcanzado el objetivo de recuperación de los rehenes, o la desaparición definitiva del grupo terrorista Hamás, Netanyahu ha conseguido mantenerse al frente del gobierno, contando con un considerable número de apoyos, incluso en la oposición.
Actualmente, las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) están actuando tanto en la franja de Gaza como en el sur del Líbano, a la vez que eventualmente combaten de forma directa con Irán, su principal enemigo en la región. La complejidad de la situación ha derivado en que, en ocasiones, el primer ministro no haya contado con el total respaldo de su principal aliado, Estados Unidos. Algunos de estos casos han sido los bombardeos a diferentes zonas de refugiados palestinos, los bloqueos a la ayuda humanitaria, o las situaciones de tensión con los cascos azules de las Fuerzas Provisionales de las Naciones Unidas para el Líbano (UNIFIL).
A pesar de esto, Netanyahu sabe que su continuidad al frente del Estado hebreo no está asegurada en el caso de un hipotético fin de la guerra, por lo que no cede con su campaña en el sur del Líbano y aumenta la destrucción de la franja de Gaza.
Zonas dañadas en Gaza tras 1 año de guerra. Fuente: NPR, 2024.
El papel de Estados Unidos e Israel en la política regional
El conflicto de Israel en la franja de Gaza y el Líbano es complejo y no muestra signos de una desescalada en el corto plazo, sobre todo teniendo en cuenta la presión ejercida desde Teherán tras las múltiples bajas sufridas, tanto en entre los líderes de Hamás y Hezbolá, como en la propia Guardia Revolucionaria iraní.
Israel seguirá buscando en los Estados Unidos un aliado fuerte, que le provea de todos los recursos necesarios para conseguir garantizar su seguridad y alcanzar sus objetivos militares con la mayor contundencia posible.
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En este sentido, Donald Trump se postularía como una opción algo más ventajosa para el gobierno israelí, pues buscaría finalizar el conflicto cuanto antes, al igual que trataría de hacerlo con la guerra en Ucrania. Por su parte, aunque Kamala Harris haya hecho público su apoyo a la solución de los dos Estados, opción continuamente rechazada por Israel, conllevaría una política continuista con el legado de Joe Biden y seguiría siendo un actor completamente determinante en la región.
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