Inicio Geopolítica ¿Qué países podrían ser mediadores en el conflicto entre Israel y Hamás?

¿Qué países podrían ser mediadores en el conflicto entre Israel y Hamás?

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La importancia de mediar en el conflicto entre Israel y Hamás radica en la necesidad de prevenir una escalada de la violencia en Oriente Próximo. Tanto países de la región como potencias internacionales han manifestado ya su intención de intervenir como mediadores en el conflicto y la elección del país que la lidere tendrá un impacto significativo en el modelo de paz que se establezca.

El 7 de octubre, la organización armada pro-Palestina, Hamás, perpetró un ataque masivo en Israel que resultó en la pérdida de miles de vidas israelíes y la captura de más de 200 rehenes. En respuesta inmediata a este incidente, el Gobierno de Benjamín Netanyahu prometió una «venganza sin paliativos». A fecha de 7 de noviembre, justo un mes posterior al incidente, ha supuesto la pérdida de más de 10.000 vidas palestinas, incluyendo a más de 4,100 menores, así como también el inicio de una grave crisis humanitaria en la zona.

La importancia de mediar en el conflicto entre Israel y Hamás radica en la necesidad de prevenir una escalada de la violencia en Oriente Próximo. Según Sanam Vakil, directora del programa de Oriente Próximo y Norte de África del think tank británico Chatham House, apunta que dicho temor proviene de la posibilidad de que la contienda involucre a diversos actores regionales como Siria, Líbano, Irak o Turquía, entre otros.

Esta situación podría desencadenar en una espiral palpable de inseguridad en distintos países próximos al conflicto. Por un lado, por un posible inicio de una cascada de disturbios civiles de gran similitud a la Primavera Árabe, así como que involucren a otras zonas del mundo, como hemos podido ver con el incremento de la alerta terrorista en Europa. Este contexto, por tanto, subraya la urgente necesidad de una mediación efectiva que encuentre una solución donde los derechos y las aspiraciones de las partes involucradas sean respetados.

Diversas naciones y organismos internacionales han manifestado ya su intención de intervenir como mediadores en el conflicto. Por el momento, varios han actuado con respecto a la facilitación del regreso de los rehenes israelíes, la creación de un corredor humanitario destinado a asistir a los palestinos afectados por los ataques y la posible negociación de un cese al fuego. Entre las partes interesadas se incluyen dos grandes grupos: los Estados regionales y las potencias estatales internacionales.

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¿Qué Estados regionales podrían ser mediadores en el conflicto entre Israel y Hamás?

Hay expertos que sostienen que la responsabilidad de mediar en el conflicto entre Israel y Gaza debería recaer en las naciones de la región por dos razones fundamentales:

  • Los Estados del Golfo, como Arabia Saudita, Baréin, los Emiratos Árabes Unidos y otros, poseen, por un lado, la capacidad de aportar una vía realista y factible hacia la paz debido a dos motivos. Primero, porque poseen un gran conocimiento de las dinámicas regionales, a nivel diplomático y cultural. Esto les beneficia a la hora de ejercer capacidades diplomáticas y políticas para atraer los intereses de las partes involucradas en el conflicto. Segundo, porque podrían mantener un diálogo efectivo con Irán. Esto último requiere especial atención, ya que juega un papel desestabilizador en la región por el apoyo logístico y financiero a organizaciones como Hamás o Hezbolá. Estas entidades son consideradas terroristas por parte del bloque occidental de países y esto puede contribuir a una escalada del riesgo de atentados terroristas en sus territorios.

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  • Desde 2019, la disminución del compromiso de Estados Unidos en la región ha dejado vía libre a otros actores como China y Rusia a influenciar qué ocurre en Oriente Próximo. Esto, unido a los cambios geopolíticos derivados de acontecimientos, como la guerra en Ucrania y la priorización de las necesidades económicas internas en la región ha iniciado entre los Estados de la zona un prolongado período de diplomacia intrarregional. La normalización de relaciones entre Arabia Saudí e Irán, auspiciado por China, es un ejemplo tangible de cómo la diplomacia interna puede desempeñar un papel fundamental en la búsqueda de soluciones pragmáticas y viables para un conflicto en la región. Este enfoque demuestra que los países de Oriente Próximo están cada vez más dispuestos a buscar compromisos basados en intereses compartidos, lo que a veces se describe como la construcción de un «nuevo Oriente Medio».

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Considerando las razones expuestas, se destacan los siguientes países como posibles mediadores en el conflicto entre Israel y Hamás:

Egipto

Egipto emerge como un actor mediador destacado debido a su profunda implicación en el conflicto. El país ostenta el control del único paso fronterizo, aparte del controlado por Israel, que permite a los residentes de Gaza salir de su territorio bloqueado. Además, El Cairo ya ha desempeñado previamente un papel mediador en conflictos entre Israel y grupos palestinos. En 2008 permitió que civiles palestinos buscaran refugio en su territorio durante el bloqueo inicial impuesto por Israel a Gaza. La historia diplomática de Egipto es relevante, ya que históricamente, la población árabe ha sido partidaria a apoyar a la causa Palestina, aunque también Egipto fue el primer país en reconocer a Israel en 1979, lo que sugiere una disposición a entablar negociaciones con Tel Aviv. 

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El 1 de noviembre de 2023 Egipto anunció la apertura del paso fronterizo de Rafah para permitir el acceso de palestinos con pasaporte extranjero. Sin embargo, la mediación egipcia enfrenta desafíos considerables. En caso de que la situación se deteriore aún más, Egipto podría verse forzado a aceptar un mayor número de refugiados palestinos, lo que, por un lado, complicaría la preservación de su soberanía nacional y, por otro lado, se plantea la posibilidad de que milicianos armados de Hamás, un grupo afín a los Hermanos Musulmanes, se infiltren entre la población civil. Esto será importante en el contexto político interno, dado que el país se encuentra en plena campaña electoral, con Al-Sisi buscando la reelección. La opinión pública en el país refleja que su popularidad ha disminuido notablemente debido a la profunda crisis económica que ha llevado a una gran parte de la población a la pobreza. 

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Qatar

Qatar ha demostrado ser un mediador eficaz en situaciones de la región similares en el pasado. Tras el estallido de la Primavera Árabe, Doha ha tratado de ganar peso diplomático e influir en asuntos regionales y mundiales con estrategias de mediación. Es por ello que, habiendo facilitado conversaciones no solo entre Hamás e Israel, sino también, por ejemplo, entre Irán y Estados Unidos o en el acuerdo de paz que firmaron los talibanes de Afganistán y Estados Unidos, sea considerado para ejercer este rol. 

En este conflicto existen múltiples esperanzas en Doha, que mantiene relaciones cercanas con todas las partes involucradas en el conflicto. Concretamente, Qatar tiene una relación sólida con Hamás, de la cual aloja una oficina política desde el año 2012, a raíz de una solicitud estadounidense de abrir un canal de comunicación con el movimiento islamista. Con ello, también debemos de tener en cuenta que, desde 2020, Ismail Haniyeh, el dirigente político de la entidad, vive entre Qatar y Turquía, al tener prohibido el paso fronterizo egipcio.

También, en la última década Qatar ha canalizado significante asistencia a Gaza, que ha estado sometida a un bloqueo israelí y egipcio desde que Hamás se hizo con el control del territorio en 2007. Ya sea a través de envíos de combustible y materiales de construcción; de forma financiera, con el pago de salarios parciales de funcionarios palestinos; o, en el ámbito humanitario, con la facilitación del acceso a servicios médicos en Egipto por parte de palestinos heridos o contribuyendo a pagar las raciones de alimentos proporcionadas por las Naciones Unidas.

Actualmente, este pequeño Estado ha estado trabajando activamente desde el inicio de la contienda en la búsqueda de un alto el fuego y un intercambio de rehenes israelíes y estadounidenses capturados por Hamás. A su vez, la diplomacia qatarí desempeñó un papel fundamental en la apertura del paso humanitario de Rafah, que conecta Gaza con Egipto. 

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Todo parece indicar que la presencia qatarí en las negociaciones diplomáticas se encuentra cerca de ambos bandos. A pesar de que Qatar estableció lazos comerciales oficiales con Israel en la década de 1990, las relaciones oficiales entre Israel y Qatar se han debilitado, particularmente tras la guerra de Israel en Gaza en 2009, lo que resultó en el cierre definitivo de la oficina de Israel en Doha. A pesar de esta falta de relaciones oficiales, Qatar ha seguido desempeñando un papel mediador entre Israel y Hamás, como se evidencia en la reciente participación del jefe de inteligencia del Mossad israelí en discusiones en Qatar relacionadas con la liberación de rehenes retenidos en Gaza.

Turquía

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha liderado los esfuerzos de Turquía por asumir un papel destacado en la arena internacional a raíz del exitoso precedente de mediación entre Ucrania y Rusia, donde se prorrogó la iniciativa del Pacto del Grano, en marzo de 2023. A partir del cual, el conflicto Israel-Hamás se presenta como una nueva oportunidad para adquirir relevancia en el tablero geopolítico internacional y frente a Arabia Saudí en el mundo árabe. Por el momento, Erdogan ha instado tanto a los combatientes de Hamás como a las fuerzas armadas israelíes a poner fin a la violencia y se ha ofrecido a mediar para lograr la liberación de los rehenes, especialmente niños y extranjeros, tomados por Hamás. Asimismo, ha intervenido en la provisión de ayuda humanitaria a los civiles en Gaza.

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Su potencial reside principalmente en las relaciones de Turquía, que ha establecido una vía de comunicación sólida con principalmente Hamás a lo largo de los años. Este vínculo se ha construido durante un período de 17 años, durante el cual Turquía ha albergado oficinas de Hamás y ha facilitado reuniones entre altos líderes palestinos y autoridades turcas en Estambul. En contraste con sus aliados de la OTAN en Europa y Estados Unidos, Turquía no clasifica a Hamás como una organización terrorista, lo que le confiere una influencia única sobre esta organización armada. Además, Turquía ha demostrado tener una ciudadanía que se muestra fuertemente pro-palestina, lo que se ha reflejado en las numerosas manifestaciones y expresiones de solidaridad con el pueblo palestino desde el inicio del conflicto. Por todo ello, Turquía podría suponer un activo valioso en el proceso de negociaciones de paz a favor del bando palestino.

Con respecto a las relaciones entre Turquía e Israel, han experimentado altibajos a lo largo del tiempo, aunque recientemente se produjo una mejora que llevó a la normalización en 2022. Sin embargo, las discrepancias persisten, especialmente por la falta de clasificar Hamás como organización terrorista y el hecho de que miembros de Hamás involucrados en la planificación de ataques contra Israel tienen sede en Turquía. Además, las últimas críticas del presidente Erdogan respecto al conflicto, como condenar el bombardeo israelí en Gaza como «una masacre» y su desacuerdo con Estados Unidos por el despliegue de buques de guerra en la zona, han creado ciertas fricciones en sus relaciones internacionales.

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La complejidad del conflicto a nivel internacional ha motivado a Turquía a buscar nuevas metodologías diplomáticas. La nación turca ha estado en conversaciones con líderes regionales y ha mantenido contactos con altos funcionarios, como el Secretario de Estado estadounidense y el líder de Hamás. De esta manera, Turquía aspira a abrir la puerta a una solución permanente y global, basada en la idea de una solución de dos Estados, y ha sugerido que podría desempeñar un papel como garante en este proceso, desafiando así las metodologías convencionales.

¿Qué Estados internacionales podrían ser mediadores en el conflicto entre Israel y Hamás?

Estados Unidos

Estados Unidos se presenta como un actor fundamental en el papel mediador en el conflicto entre Israel y Hamás. Principalmente debido a su influencia en la región y los estrechos vínculos diplomáticos y militares que existen entre Estados Unidos e Israel que refuerzan su posición como un socio integral en cualquier conversación relacionada con el conflicto.

El vínculo entre estas dos naciones data de año 1948, cuando el Presidente Truman reconoció el Estado sionista poco después de su creación. Desde entonces, Washington ha sido un aliado esencial para el país y ha jugado un papel muy importante de mediador entre el Estado árabe de Palestina con Israel. Además, también ha sido clave para la normalización de las relaciones con otros Estados de la región como Egipto, Emiratos Árabes Unidos o Baréin.

Algunos de estos esfuerzos diplomáticos se ven reflejados en los Acuerdos de Camp David de 1978, en la celebración de la Conferencia de Paz en Madrid en 1991, donde Rusia colaboró para la organización, o, por supuesto, el impulso de los famosos y controvertidos Acuerdos de Abraham en 2020. A su vez, también deberíamos tener en cuenta otro tipo de colaboraciones: tanto la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos como el Mossad de Israel son agencias de inteligencia de primer nivel a nivel mundial, y a menudo colaboran en cuestiones de seguridad y defensa. 

Finalmente, un elemento clave a considerar es que, a pesar de su importancia como aliado de Israel, Estados Unidos no tiene un canal de comunicación directo con Hamás. En su lugar, depende de otros actores o mediadores para establecer contactos con la organización. Esto se debe a la clasificación de Hamás como una organización terrorista por parte de Estados Unidos, que limita su capacidad para entablar conversaciones directas con el grupo y ser un eficiente mediador en esta contienda.

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Rusia

Los Días posteriores al ataque de Hamás, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, expresó su disposición a liderar los esfuerzos de mediación entre las partes del conflicto. La inestabilidad de la situación ha obligado a Rusia a crear un delicado equilibrio. Las declaraciones de Moscú con respecto al tema reflejan un claro esfuerzo por mantener buenas relaciones hacia ambas partes, con la esperanza de poder facilitar un acuerdo. Con respecto a los sucesos del 7 de octubre, Putin condenó tanto el ataque sin precedentes de Hamás a Israel y caracterizó de «brutal» la contraofensiva ejecutada por Israel, lo que le confiere una posición ambigua a Moscú con respecto a ambos bandos. 

Resulta fundamental conocer el intrincado historial de relaciones mantenidas para comprender esta posición. La nación rusa ha tenido contactos tanto con las autoridades israelíes y palestinas durante décadas, así como con varios actores regionales, como Siria, Egipto e Irán, debido a las implicaciones regionales inherentes. 

En cuanto a las relaciones con Palestina, se remonta su origen a la Guerra Fría. En aquel período, Moscú brindó respaldo militar y político a los palestinos y otros aliados del mundo árabe en su conflicto con Israel. En eventos recientes, Moscú ha sostenido encuentros periódicos con el líder palestino Mahmud Abás y ha establecido vínculos con Hamás. De hecho, diversos líderes de Hamás han visitado Moscú, incluyendo a Ismail Haniyeh, quien mantuvo conversaciones con el Ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, en septiembre de 2022. Por todo ello, no sorprende la postura de Lavrov, cuando enfatizó ante los medios la necesidad de un alto al fuego y la creación de un estado palestino como la «solución más confiable» para la paz en Israel.

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En el caso de las relaciones con Israel, el establecimiento de lazos tuvo lugar poco antes de la disolución de la Unión Soviética, bajo la presidencia de Mijaíl Gorbachov. Tras dicho acontecimiento, Rusia e Israel han continuado expandiendo su comercio y fortaleciendo sus lazos en cuestiones de seguridad. Asimismo, la migración de más de un millón de personas procedentes de Rusia y otros territorios de la ex Unión Soviética a Israel podría ser un factor significativo en la consolidación de la mediación. 

Es importante destacar que el conflicto en Ucrania ha podido enturbiar las relaciones entre Rusia e Israel. Esto se debe a que las autoridades israelíes han expresado su apoyo a Ucrania, aunque se han negado a suministrar armas a Kiev. Por otro lado, las duras declaraciones del presidente Putin, que sugirieron que el presidente Zelenski, de origen judío, tenía vínculos con el neonazismo, suscitaron la indignación de numerosos israelíes. Por no hablar que, en el contexto del conflicto en Ucrania, la credibilidad de Rusia en una mediación se ve realmente comprometida, especialmente si no muestra disposición a experimentarla en su propio territorio.

En este contexto, se puede afirmar que Rusia maneja un delicado equilibrio, en el que confluyen intereses estratégicos contrapuestos a Occidente, junto con intereses comerciales en relación con Israel, un enfoque que requiere precaución y consideración.

A pesar de que su importante presencia en la región le otorgan vínculos valiosos para el acercamiento de posturas tanto de Israel como Palestina, es importante tener en cuenta que algunos analistas consideran que el presidente Putin buscaría beneficiarse de acciones perjudiciales para Occidente y sus aliados, lo que le restaría imparcialidad a su rol. Rusia presenta este conflicto como una manifestación de la ineficacia de la política estadounidense. Una estrategia que podría buscar distraer a Washington y sus aliados de su compromiso militar en favor de Ucrania hacia el contexto de la guerra en Oriente Próximo.

China

Los esfuerzos de mediación de China tienen un historial positivo en el campo de la diplomacia. En marzo de 2023, China facilitó con éxito el diálogo entre los tradicionales enemigos, Arabia Saudí e Irán, demostrando sus capacidades en la resolución de conflictos. El favorable resultado de esta contienda diplomática podría impulsar un nuevo movimiento en Oriente Próximo, en el que China ya ha expresado su disposición para extender sus servicios al caso de Hamás e Israel.

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La trayectoria de las relaciones internacionales del gigante asiático es algo que deberá tenerse en cuenta para la mediación del conflicto. Por un lado, la posición pro-palestina de China tiene profundas raíces históricas que se remontan a décadas atrás. Durante la era de Mao Zedong, el fundador de la China comunista, Pekín brindó apoyo a grupos militantes palestinos como parte de su apoyo en la Guerra Fría a los movimientos de liberación nacional.

Sin embargo, tras la muerte de Mao, en 1976, el país adoptó una política exterior más pragmática. Aunque continuó brindando apoyo político a la causa palestina y reconoció a Palestina como un estado soberano en 1988, también estableció relaciones diplomáticas formales con Israel en 1992. Algo, que en la última década, se ha incrementado con grandes inversiones y comercio en el competitivo sector tecnológico de Israel. 

A pesar de esta cooperación económica, China ha mantenido su apoyo político a los palestinos, votando en contra de Israel en múltiples resoluciones adoptadas en la Asamblea de las Naciones Unidas. Estas acciones están motivadas en parte por las importaciones de petróleo de China, donde más de la mitad provienen de países árabes. Estas naciones representan un alto porcentaje del voto en la ONU, lo que puede ser beneficioso para Pekín en cuestiones relacionadas con su tratamiento de los uigures y otros asuntos globales.

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Los expertos sostienen que la fortaleza económica de China prevalece sobre su confrontación con Occidente, lo que hace que la paz en Oriente Medio sea más atractiva. Por el momento, la posición de Pekín se alinea con la causa palestina, respaldada bajo la solución de dos estados, al igual que Rusia. Por otro lado, China también abogó por un alto al fuego y la concesión de ayuda internacional humanitaria a los palestinos en una cumbre de paz celebrada en Egipto.

Con todo ello existen ciertas limitaciones que pueden afectar en el proceso de negociación. China constantemente se abstiene de condenar o incluso nombrar a grupos militantes palestinos, como Hamás, en sus declaraciones, lo que puede obstaculizar la comunicación con Israel. Sin embargo, el panorama no es mejor con respecto al otro bando. Según Zhao Tong, investigador principal de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional, «Pekín tiene una influencia limitada sobre Hamás y su participación histórica en el conflicto árabe-israelí es limitada». 

Las aspiraciones de China como mediador comenzaron en la década de 2000, sin embargo, en su mayoría, han permanecido simbólicas. China presentó propuestas vagas e invitó a figuras políticamente poco relevantes de Palestina e Israel a conversaciones en Pekín, pero estos esfuerzos no han logrado un progreso significativo. Los expertos no anticipan un resultado diferente en esta ocasión, ya que la participación de China en Oriente Medio se motiva principalmente por razones económicas.

La mediación en el conflicto Israel-Hamás: un desafío complejo

En resumen, la mediación en el conflicto Israel-Hamás es un desafío complejo que involucra a diversos actores regionales e internacionales, cada uno con sus ventajas y desventajas a la hora de mediar. Con los avances de la situación y la predisposición de los actores estatales podemos concluir varios puntos:

  • La necesidad de actores regionales como mediadores es evidente debido a su influencia en la zona y su comprensión local del conflicto.
  • La complicada situación interna en Egipto jugará un papel determinante en su capacidad para desempeñar un papel más predominante como mediador, especialmente si el conflicto empeora para el bando palestino.
  • Qatar muestra un gran potencial como mediador debido recientes éxitos en el campo de la diplomacia. A pesar de ciertos desacuerdos con Israel, siguen demostrando una predisposición y flexibilidad para encontrar soluciones
  • Turquía, aunque pretende introducir nuevas metodologías de mediación en un conflicto de larga duración, posee limitaciones respecto a Qatar o Egipto a la hora de ser un candidato ideal para la mediación, especialmente por las últimas declaraciones sobre Israel con respecto a la problemática, que demuestran una evidente inclinación por apoyar la causa palestina.
  • Estados Unidos, a pesar de su influencia, enfrenta desventajas para mediar en el conflicto. Por una parte, porque no tiene vínculos con Hamás ni con otras fuerzas representativas de los palestinos y, porque está demasiado involucrado en el conflicto, lo que socavaría su imparcialidad.
  • Rusia posee ventajas sobre China como mediador debido a sus vínculos históricos con los actores regionales y su larga experiencia en el ámbito de la diplomacia. Mientras que China con respecto a Rusia presenta otros puntos fuertes. El gigante asiático no está involucrado en otro conflicto como es Rusia en Ucrania y podría centrar todos sus esfuerzos en el plan de paz, así como dar mayor apariencia de parcialidad.
  • La intervención de potencias internacionales refleja la formación de bloques de apoyo en el conflicto, con Occidente, liderado por Estados Unidos, enfrentado a un orden multipolar y alternativo compuesto por potencias como China, Rusia e Irán. Esto demuestra que la elección del líder para mediar tendrá un impacto significativo en el modelo de paz que se establezca en este conflicto.

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