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Golpe de Estado en Gabón o cómo sacar a la familia Bongo del poder

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El pasado 26 de agosto, poco después del anuncio de los resultados electorales, un grupo de militares tomaron el poder y depusieron al entonces presidente, Ali Bongo Ondimba. La asonada militar en el pequeño país de África Central es ya el noveno golpe de Estado exitoso en el continente desde 2020. En este análisis explicamos por qué el golpe de Gabón tiene más diferencias que similitudes con los de Burkina Faso, Mali o Níger y cuál es la trayectoria de una las dinastías políticas más longevas del mundo.


El pasado 26 de agosto, menos de una hora después del anuncio de los resultados de las elecciones presidenciales, el golpe de Estado en Gabón se convertía en el noveno golpe exitoso entre África Occidental y Central desde 2020. La salida del hasta ahora presidente del país, Ali Bongo Ondimba, no solo es el resultado de unas elecciones precarias en transparencia y legalidad, sino que también habla de la desafección política de la sociedad civil respecto a la familia Bongo, que llevaba 56 años en el poder

Con los ojos puestos en este pequeño país de África Central, el nuevo golpe de Estado aumenta la intervención de los uniformados en la política a unos niveles propios de los años sesenta y ochenta del siglo pasado. A través de lo que varios expertos ya clasifican como “la epidemia por contagio” y tomando en consideración que lo que ha ocurrido en Gabón comparte unas pretensiones similares al golpe de Níger, Burkina Faso o Malí, por lo general, las influencias internacionales (como la de Rusia y el Grupo Wagner en Mali y Burkina Faso) y las causas principales, no son las mismas.  

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Qué ha pasado en Gabón y quién está detrás del golpe de Estado

“En nombre del pueblo gabonés… Hemos decidido defender la paz poniendo fin al régimen actual”. Así comenzaba el discurso televisado en la cadena estatal uno de los militares que ha participado en el levantamiento contra la presidencia del ya depuesto, Ali Bongo. No había pasado ni una hora desde que se hicieran públicos los resultados de los comicios presidenciales del pasado 26 de agosto que concedían, de nuevo, el triunfo a Bongo con el 64,2% de los votos, frente al 30,77% de Albert Ondo Ossa, el principal candidato opositor. 

Tanto el proceso electoral como sus resultados han motivado la asonada militar. La cúpula de Bongo impidió la entrada de observadores internacionales durante la celebración de los comicios, así como la prohibición de la prensa extranjera en el país. En ese primer discurso, los líderes de la asonada, autoproclamados miembros del “Comité de Transición y la Restauración de las Instituciones”, aseguraron que los comicios no fueron transparentes, creíbles ni inclusivos. 

Como consecuencia, los alzados, en nombre de los militares de todo el país, han ordenado la disolución del Ejecutivo, el Senado, la Asamblea Nacional, el Tribunal Constitucional y el órgano encargado de la organización de los comicios. Por su parte, la población civil ha acogido con celebración la nueva junta miliar. Según la agencia Reuters, en la capital, Libreville, las primeras imágenes en sus calles muestran a cientos de ciudadanos celebrando la caída de Bongo. 

Unas horas después de la asonada y la detención domiciliaria de Bongo, la junta militar nombró al General Brice Oligui Nguema como el nuevo líder del gobierno transicional. Nguema, anteriormente comandante jefe de la Guardia Republicana Gabonesa, una de las unidades de seguridad más poderosas del país, también es primo cercano del propio Bongo, lo que le une a muchas de las tramas familiares, escándalos de corrupción y malversación de fondos públicos. 

Según una investigación de 2020 del Organised Crime and Corruption Reporting Project (OCCRP por sus siglas en inglés) sobre los activos de la familia Bongo en Estados Unidos, Nguema invirtió en bienes mobiliario, que pagó en efectivo. Concretamente, compró tres propiedades en Maryland por más de un millón de dólares estadounidenses. 

La dinastía Bongo, anclada al poder desde hace más de 50 años en Gabón

Gabón ha estado gobernada por la misma familia durante más de 55 años de los 63 desde su independencia de Francia en 1960. La trayectoria política, y por ende familiar, desde entonces hasta la actualidad, ha estado envuelta en escándalos, opresión y autoritarismo. Por el momento, el último de los Bongo, Ali Bongo, ha seguido, en muchos sentidos, el modelo de su padre, Omar Bongo.

Bongo Sr. asumió el cargo en 1967, siete años después de que Gabón reclamará su independencia del dominio colonial francés. Durante su presidencia, Bongo padre fue un auténtico defensor de la Françeafrique, el sistema a través del cual Francia preservó su esfera de influencia en el África subsahariana y que brindaba garantías de seguridad a los líderes africanos más veteranos. Como Bongo Sr. 

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Por su parte, la presidencia de Bongo Jr. ha estado marcada por el distanciamiento de Francia. Cuando llegó al poder por primera vez en 2009, Ali Bongo retiró al embajador de Gabón en París después de que el primer ministro francés cuestionara la legitimidad de los comicios que le habían aupado a la presidencia. El líder depuesto priorizó sus relaciones exteriores con Estados Unidos, China, Reino Unido y también con los países musulmanes, con Marruecos a la cabeza. 

Como consecuencia de las demandas sociales y la presión pública, en 1990, el más longevo de los Bongo introdujo un sistema multipartidista en Gabón. Aun así, los comicios nunca llegaron a ser transparentes y el conteo de los resultados siempre caía en miembros de la organización electoral cercana a la familia Bongo. Omar Bongo ganó tres elecciones entre 1993 y 2005, todas ellas provocaron demandas desde la oposición y violencia en las calles.

De fraude electoral a fiscal, el difunto presidente embolsó millones en fondos malversados y las acusaciones de corrupción ha pasado de padres a hijos. En 2021, la investigación de los Pandora Papers descubrió que Ali Bongo, el presidente depuesto, tiene conexiones con entidades extraterritoriales ocultas en paraísos fiscales internacional.

Unos años después, en 2022, un grupo de investigadores franceses acusaron a cuatro de los hermanos de Bongo de malversación de fondos y corrupción. Las voces extranjeras creen que tanto Omar como Ali Bongo se beneficiaron de un imperio inmobiliario comprado fraudulentamente por valor de, por lo menos, 85 millones de euros. 

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Diferencias y similitudes del golpe en Gabón con las recientes asonadas militares en África

Para sorpresa de muchos, Gabón comparte más diferencias que similitudes con el resto de los países y las asonadas militares que han sacudido el continente desde el año 2020. La principal diferencia es geográfica. Gabón no forma parte de la región del Sahel, sino de África Central, y, por lo tanto, no podemos incluir su pulso al régimen en el dominó de los golpes de Estado del Sahel.

La diferencia geográfica también trae unas causas y motivaciones diferentes. En el caso del Sahel, Níger, Burkina Faso o Mali rodean y componen el epicentro del terrorismo yihadista del continente africano y como consecuencia, el crecimiento de esa inseguridad, motivaron a las sublevaciones militares. El caso de Gabón es diferente y único. Es la primera vez que un grupo de militares decide alzarse para derrocar a una dinastía familiar y no un problema

Lo que ha ocurrido en Gabón contra la dinastía Bongo es una evidente llamada de atención para el resto de países vecinos con líderes longevos. Es el caso de Paul Biya, el jefe de Estado más anciano del mundo con 90 años, en Camerún; de Denis Sassou-Nguesso, presidente de República del Congo desde 1979 o de Teodoro Obiang en Guinea Ecuatorial, que desde hace 44 años gobierna con mano dura el país. Otra de las grandes diferencias es que Gabón no tenía ningún historial de golpes de Estado, como sí tiene Burkina Faso con dos golpes de Estado; Sudán, un total de tres, pero dos de ellos fallidos; Mali, con dos golpes exitosos, o Níger, dos, de los cuales, el más reciente, salió airoso. 

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Por el contrario, sí que hay una similitud compartida. Una parte de los países que recientemente han experimentado golpes de Estado en el continente son excolonias francesas. A pesar de que la asonada de Gabón no está propiciada por la ineficacia de Francia en la región, a través de la seguridad como sí hacía en Burkina Faso o en Mali a través de la Operación Barkhane, tiene y tendrá igualmente consecuencias directas en París. 

Hasta el momento, la empresa francesa Eramet ha anunciado la suspensión de sus operaciones en la mina de Comilog, la mayor productora de manganeso del mundo, vital para la fabricación de acero. Es más, más del 50% de las exportaciones de Francia sobre este mineral llegan desde Gabón. Las consecuencias no solo pueden ser económicas, sino también militares. A pesar de que, por el momento, hay miras a la disolución de la base, desde 1975, Francia opera a las afueras de la capital gabonesa, en la base militar Camp de Gaulle, con alrededor de 350 militares. 

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