Casi un año después de la anexión de Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón no reconocida ni por Kiev ni por la comunidad internacional, las cuatro regiones ucranianas anexionadas por Moscú participan en las elecciones municipales y regionales rusas. En este artículo la alumna del Máster Profesional de Analista Internacional y Geopolítico de LISA Institute, Gabriela Andreea Gherghel, explica qué esperar de estos comicios anticipados, ya que en Rusia se votará el 10 de septiembre.
Fue el pasado 30 de septiembre de 2022 cuando Rusia anunció la anexión y posterior incorporación al territorio ruso de las regiones ucranianas de Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón tras la celebración de unos pseudo referéndums que no fueron reconocidos por el gobierno de Kiev ni por la comunidad internacional. Asimismo, el Kremlin tramitó una ley que permitiría a las autoridades prorrusas de estas regiones anexionadas la celebración de elecciones locales y estatales en zonas bajo la ley marcial, como es el caso de estos cuatro territorios desde el 19 de octubre de 2022.
De esta forma las nuevas autoridades prorrusas de las cuatro regiones anexionadas solicitaron a la Comisión Electoral Central de Rusia la participación en las elecciones regionales y municipales que tendrán lugar este 10 de septiembre según anunciaba el pasado junio la directora de la Comisión Electoral Central de Rusia, Ela Pamfílova.
Si bien estaba previsto que las cuatro regiones anexionadas celebraran las elecciones en la misma fecha que los comicios en todo el país, la Comisión Electoral Central anunció que en las regiones anexionadas se celebrarían las elecciones de forma anticipada. En Zaporiyia y Donetsk se marcaría la fecha del comienzo de la votación el 30 de agosto mientras que en Lugansk y Jersón los comicios comenzaron el 2 de septiembre.
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Casi un año después de la anexión estas elecciones se celebran pese a que Moscú solo controla dos tercios de Jersón, un poco más de la mitad de Donetsk y está cediendo territorio en Zaporiyia, donde Kiev anuncia casi diariamente avances hacia el mar de Azov. Las tropas rusas solo cuentan con el control total de Lugansk, mientras que va perdiendo fuerza en Donetsk y Zaporiyia debido a la contraofensiva ucraniana.
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El registro de las candidaturas para las elecciones en estas cuatro regiones anexionadas concluyó el pasado 25 de agosto. En la zona del Donbás, constituida por las repúblicas de Donetsk y Lugansk, se presentan cinco partidos rusos que cuentan con representación parlamentaria, y en las regiones de Zaporiyia y Jersón, cuatro. A excepción de estas cuatro «nuevas» regiones rusas, las 85 restantes votarán el 10 de septiembre a sus nuevos gobernadores y legisladores. Con esta anexión no reconocida por la comunidad internacional, Rusia ahora cuenta con 89 regiones en las que se celebrarán elecciones municipales y regionales a pesar del actual conflicto en Ucrania y bajo la ley marcial.
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¿Qué esperar de los resultados en las regiones ucranianas anexionadas?
La participación electoral de estas cuatro regiones anexionadas en los comicios municipales y regionales rusos es muy polémica debido a su escasa fiabilidad y al no contar las anexiones con el reconocimiento de la comunidad internacional. Según los analistas estas elecciones son una maniobra aparentemente “democrática” y una estrategia de Putin para consolidar definitivamente estos territorios “legalmente” como pertenecientes e integrados por completo a la Federación Rusa.
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Los servicios de Inteligencia británicos han denunciado la falta de candidatos independientes que no sean miembros de partidos respaldados por el Kremlin. Algunos ciudadanos ucranianos también habrían denunciado que únicamente podrían votar aquellos con pasaportes rusos y que las autoridades irían «casa por casa» escoltados por soldados armados y obligando a los ciudadanos a votar. Según Moscú, son los miembros de las comisiones electores que el Kremlin ha convocado los que estarían sufriendo presiones que provendrían, en particular, del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU).
Asimismo, la fiabilidad de estas elecciones regionales celebradas en estas cuatro regiones se ve puesta en duda por el cambio repentino de la fecha de celebración de dichos comicios y al fuerte apoyo que ha mostrado el presidente del Kremlin a los actuales gobernantes interinos de Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón, los cuales son muy cercanos su círculo político. Según los analistas, los resultados de las elecciones arrojarían la victoria a los candidatos propuestos y apoyados por Putin Denís Pushilin (Donestk), Leonid Pasechnik (Lugansk), Yevgueni Balitzki (Zaporiyia) y Vladimir Saldo (Jersín). Según los sondeos del Kremlin el partido Rusia Unida, más conocido como el partido de Putin, ganaría con hasta el 80% de los votos en las cuatro regiones anexionadas.
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En caso de ser cierta esta predicción electoral, Rusia conseguiría fortalecer su “pertenencia” de estas cuatro regiones, cuya importancia reside en el hecho de que son territorios limítrofes con Rusia, además de ser interpretadas como tierras históricamente rusas bajo el prisma del Kremlin. Sin embargo, el gobierno de Kiev no está dispuesto a que Ucrania se desintegre territorialmente y este acontecimiento podría incentivar todavía más el nacionalismo de las tropas ucranianas y el empeño en conseguir recuperar estos cuatro territorios a como dé lugar.
Esta misma semana el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, destituyó al ya ex ministro de Defensa, Oleksi Reznikov debido a su vinculación con casos de corrupción por el ejército ucraniano nombrando como sustituto a Rustem Umerov, miembro reconocido del grupo étnico tártaro de Crimea, región anexionada por Rusia en 2014 y uno de los objetivos principales de Ucrania en esta fase de la contraofensiva.
Ucrania y Rusia combaten por estas cuatro regiones debido a que el Estado que consiga definitivamente controlarlas por completo y a largo plazo, será el gran “vencedor” del primer conflicto armado en suelo europeo en el siglo XXI. No hay que olvidar que según algunos analistas el principal objetivo de Putin con esta guerra desde un principio no ha sido conquistar todo el territorio ucraniano, sino que su mayor interés está puesto en estas regiones limítrofes y de importancia geoestratégica para la isla de Crimea. Sobre todo ahora que las tropas rusas están perdiendo fuerza debido a la no expectación de una resistencia ucraniana tan agresiva y duradera en el tiempo, por lo que si Rusia logra declararse como única dueña y soberana de Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón habría conseguido la “victoria”.
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¿Y qué esperar de las elecciones presidenciales en 2024?
Otra fecha que marcar en cualquier calendario electoral internacional es el 17 de marzo de 2024 cuando se celebran las elecciones presidenciales en el país. Si bien aún no hay una certeza total de que Vladímir Putin vuelva a presentarse como presidente, la reforma constitucional de 2020, apoyada por el 76,4% de la población rusa, permitiría a Vladímir Putin poder presentarse como candidato tanto en las elecciones presidenciales de 2024 como en las de 2030.
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Aunque Putin ya no cuenta con el mismo apoyo y reputación civil en el contexto de los últimos acontecimientos en Ucrania, sus intenciones estaban claras desde 2020: su plan era seguir presidiendo uno o incluso dos mandatos más, es decir, 12 años más en el cargo. En la reforma constitucional ya mencionada también parece ser que Vladímir Putin ya se podría estar preparando para la guerra de Ucrania, ya que, junto con este documento, también se aprobaron otras 206 enmiendas de las cuales destacan la prohibición de ceder territorio a otros países o la prevalencia de la Ley Fundamental Nacional sobre el Derecho Internacional.
Vladímir Putin cuenta con una amplia carrera al frente de la Federación Rusa, que comenzó en el año 2000. No obstante, su pérdida de poder e influencia que se manifestó este verano a través del complot del grupo Wagner abriendo una puerta incierta al futuro de Rusia. Según los analistas, que Putin lidere Rusia no es de cerca la peor opción para Occidente, ni la más extremista. Si bien es imposible saber cómo y cuándo terminará el conflicto en Ucrania sí podría afirmarse que una derrota rusa supondría el fin de Putin en el poder y, posiblemente, su sentencia definitiva por crímenes de guerra al perder la inmunidad parlamentaria como mandatario del Kremlin.