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¿Por qué la diáspora turca vota más a Erdoğan que los turcos en Estambul?

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Si escuchaste el primer episodio del pódcast Código LISA «La geopolítica de Turquía: camino a las elecciones» sabrás que el próximo 28 de mayo se celebra la segunda vuelta de las elecciones presidenciales y parlamentarias en Turquía. En la primera ronda, el voto de la diáspora acercó al actual líder del país, Recep Tayyip Erdogan, a la victoria. Aun con unos resultados ajustados, las presiones de la comunidad turca en el extranjero podría augurar el triunfo de Erdoğan y el Partido de la Justicia y el Desarrollo. Pero, ¿por qué la diáspora turca vota más a Erdoğan que los turcos en Estambul? En este análisis reflexionamos sobre los patrones de voto en el extranjero y entrevistamos a votantes turcos.

El próximo 28 de mayo se disputará la segunda ronda de votación en las elecciones presidenciales y parlamentarias en Turquía. El ajustado resultado de la primera vuelta entre el actual presidente, Recep Tayyip Erdogan, con un total de 49,5 % de los votos a favor, frente al líder de la oposición Kemal Kılıçdaroğlu con 44,9 %, presenta un escenario de tensión que pueden desencadenar el cambio de aspectos esenciales dentro de la política del país.

Entre ellos se disputan la restauración de los principios democráticos tras su erosión por más de 20 años del gobierno de Erdoğan. El proceso de “des-democratización” del régimen ha asegurado la supervivencia a largo plazo del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) gracias al efectivo control de los medios, la justicia o la elección de autoridades. Esta situación, junto a la transformación del sistema parlamentario en un sistema presidencial tras el referéndum de 2017, ha debilitado considerablemente el poder de la Gran Asamblea Nacional con el incremento de decretos ejecutivos para gobernar, así como la instauración permanente de medidas de emergencia.

A pesar de que la oposición promete la vuelta de la democracia en Turquía, aún existen ciertos ciudadanos escépticos. Por ejemplo, Berke Keskinler, estudiante de 20 años y votante del Partido Republicano del Pueblo (HCP) en estas elecciones, habló para LISA News con pocas esperanzas este cambio: “La democracia con la oposición va a ser también difícil de conseguir, ya que es un tipo de régimen en el que la gente no está satisfecha con su funcionamiento en Turquía.” Por otro lado, otra transformación se podría dar con la posibilidad de un estrechamiento en las relaciones con Occidente, siendo más inminente que nunca bajo el mandato de Kılıçdaroğlu. La ratificación de la entrada de Finlandia en la OTAN, bloqueada por Erdoğan en 2022, entre otros, son uno de los acercamientos que pueden darse tras estas elecciones.

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La importancia de la diáspora turca en el extranjero

En las últimas décadas, Turquía se ha presentado como país referente como receptor y emisor de migrantes. En 2020 la emigración se dirigió especialmente a Alemania, suponiendo el 53,86 % del total —alrededor de unos 16 millones de personas— Francia con un 9,97 %, y Países Bajos, con el 5,84 %. Aunque países no europeos también fueron destinos protagonistas como Estados Unidos y Canadá

Con la introducción del voto de expatriados en 1987 en Turquía, así como las sucesivas enmiendas a la Ley sobre Elecciones y Registros Electorales, permitieron que en agosto de 2014 ciudadanos turcos pudiesen votar por primera vez en las elecciones presidenciales de ese año, así como en referéndums, en sus países de residencia. Esto es de gran importancia si tenemos en cuenta que alrededor del 52,6 % de los 3,4 millones de votantes turcos registrados en el extranjero acudieron a las urnas en la primera ronda. 

Y, aunque en un país de 85 millones de personas las cifras parecen no ser tan significativas, el ajustado resultado revelado en la primera ronda parece indicar que en estas elecciones cada voto cuenta. El alto número de extranjeros turcos fuera de las fronteras nacionales, junto con la ampliación del derecho al voto, ponen hoy en el punto de mira la relevancia de la política de la diáspora a la hora de determinar el resultado final. 

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El papel de la diáspora turca en Alemania

Tras la conclusión de la II Guerra Mundial, Turquía estrechó acuerdos bilaterales de migración regulada con los países Europeos de Occidente. En los años 60, los conocidos “trabajadores invitados” llegaron para reconstruir las ciudades destruidas por la guerra. Sucesivamente, a mediados de los 70, la reunificación de las familias al terminar dichos acuerdos daría comienzo a uno de los mayores movimientos de población en Europa, siendo en 2020 Alemania y Turquía uno de los 20 principales corredores bilaterales de migración internacional.

Al ser el mayor grupo de electores fuera del territorio turco, convierte al colectivo en una importante fuerza para alcanzar un favorable resultado por parte de los grupos políticos. Por ejemplo, en las elecciones de 2018 Erdoğan se impuso en el voto exterior alemán por un 65 %, muy por encima del voto nacional total, así como en la primera ronda actual. Sin embargo, es notable la diferente tendencia en el voto proveniente de países como Canadá con el 33,94 % en favor al HCP, y Estados Unidos, con el 47.92 %, donde el perfil del electorado es de alto nivel de educación, de origen urbano y con una economía acomodada. Sin embargo, hay más factores a considerar en el porqué de este conservador respaldo social.

¿Qué factores lideran el voto de la diáspora turca hacia una ideología conservadora?

Identidad y religión desde Turquía

En primer lugar, el discurso populista y nacionalista ejercido por Erdoğan, tiene un enfoque más allá de la actual campaña por las elecciones presidenciales, teniendo grandes implicaciones en la comunidad turca en el extranjero. 

En los últimos años, el AKP ha desarrollado una fuerte ventaja competitiva frente a los grupos opositores gracias a su política de la diáspora basado en una narrativa neo-otomana que pretende revivir una nación que integre un compromiso entre el Estado, los ciudadanos nacionales y los expatriados. Esta pretende una mayor conexión con los extranjeros turcos conservadores, con desventajas socioeconómicas, y de identidad islámica-suní. La fuerte tendencia del partido en politizar el Islam hacen del partido de Erdoğan una opción atractiva, ya que la religión les facilita la superación de la sensación de rechazo diario experimentada por muchos turcos ante la sociedad occidental, especialmente la alemana.

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La falta de políticas e iniciativas de los gobiernos europeos hacia una mayor integración social desde el comienzo de la diáspora, ha generado de forma inevitable fuertes sentimientos de discriminación por parte de inmigrantes en los países de residencia. El mejor ejemplo de ello son las declaraciones de Erdoğan donde denuncia abiertamente el maltrato de la diáspora turca en Europa, proyectándose a sí mismo como el salvador de los expatriados turcos. Es importante tener en cuenta que la mayoría de los inmigrantes en Europa son de ideología conservadora de primera generación que han emigrado desde las zonas rurales de Anatolia para trabajar en empleos poco cualificados. Es por ello, que no sorprende el gran apoyo al líder del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP). 

En segundo lugar, el AKP de Erdoğan ha llevado a cabo de forma transnacional múltiples programas educativos y culturales a estos grupos, siendo como principal objetivo bases de organizaciones de inmigrantes y comunidades de mezquitas de toda Europa, con el fin de impulsar la alineación de sus demandas con los objetivos del partido. Por ello, ha sido común el pronunciamiento de discursos en mítines como en Colonia o Düsseldorf (Alemania), y recurriendo a asociaciones hermanas en el extranjero para imitar las estrategias de campaña utilizadas en Turquía.

La falta de representación política de Turquía en los países de residencia

La ciudadanía es esencial a la hora de ejercer el derecho al voto. La exclusión de los residentes en el extranjero en los asuntos políticos de los países de residencia induce a los expatriados a una mayor participación y proactividad en las elecciones turcas. Hay evidencias de que existe una conexión fuerte entre gran actividad política entre los turcos extranjeros y los niveles más reducidos de vinculación con su Estado de acogida.

Una nueva estrategia por parte de la oposición de Turquía

En vista del valioso impacto de los migrantes turcos en los últimos resultados, el líder del HCP revalora su foco hacia la diáspora apelándola a participar “por la democracia” de cara a la segunda vuelta. Ello puede tener impacto entre las masas más democráticas, especialmente tras la creciente oleada de activismo generada contra el régimen durante las manifestaciones solidarias en las protestas del parque Gezi en 2013. Miembros de grupos prodemocráticos, kurdos, miembros de la minoría religiosa aleví, izquierdistas, laicistas o progresistas han manifestado una clara oposición a la autocracia construida por el gobierno de la AKP.

Y, aunque Erdoğan y sus seguidores pretenden la involucración de los turcos extranjeros en su idea de nación, es cierto que las tácticas represivas y autoritarias que han ido adquiriendo progresivamente han traspasado las fronteras nacionales. Su determinación por acallar cualquier fuerza que pueda suponer un riesgo para el régimen esté donde esté, ha llevado al gobierno a categorizar a individuos de la comunidad en el extranjero como “enemigos del Estado”. De hecho, la comunidad aleví y grupos kurdos llevan denunciando ataques selectivos contra sus instituciones y sus líderes por leales al régimen.

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La oposición de Turquía al voto turco extranjero

La reciente apertura del voto hacia el exterior ha generado cierta división en la opinión pública entre pueblo turco. Teniendo en cuenta la grave situación económica que atraviesa el país por las altas tasas de desempleo, la devaluación de la lira turca o la gestión de la crisis social que ha generado el terremoto el pasado febrero, el voto dentro de las fronteras parece poner obstáculos a la victoria del actual gobierno como hemos visto en la primera ronda de las elecciones.

Sin embargo, el escenario cambia radicalmente en el exterior; según ciertos analistas existe gran respaldo por el presidente en el extranjero, principalmente por la mejor la situación económica que la diáspora disfruta, especialmente en naciones mayormente prósperas como Austria o Alemania, así como al hecho de que estos ciudadanos no se ven afectados en dichos países por el creciente autoritarismo de Erdoğan

Eray Sahin, estudiante turco nos cuenta su perspectiva como residente en Alemania: “El partido más votado en Alemania es el AKP. Las razones de esto, por lo que sé es que, por un lado, están más centrados en tratar de preservar su herencia cultural y su religión, por eso votan a partidos de derecha más conservadores. Por otro lado, estas personas generalmente dejaron el país en el pasado cuando era realmente pobre y con inestabilidad política, debido a los golpes de estado, y económica. Las nuevas generaciones piensan lo que sus padres les han contado en sus historias sobre el pasado. Como ahora ven el país en una situación mucho mejor, no creen lo que la gente vive realmente aquí”.

Dichas evidencias han generado el debate entre opositores al voto de la diáspora al no ser residentes habituales en el país y los defensores por el voto basado en la ciudadanía.  “Mucha gente piensa que es injusto que la diáspora vote porque los resultados son significativos. Un gran porcentaje de los votos del AKP proceden directamente de la Turquía exterior y eso preocupa a muchos nacionales. Por eso muchos turcos no están contentos con las decisiones generales de los expatriados”, añade Sahin.

Sin embargo, no todos los nacionales apoyan esta visión. Berke Keskinler, una vez más nos adelanta que para él “los inmigrantes turcos siguen siendo turcos. Ellos tienen derecho a votar, aunque parezca que no van a estar tan influenciados por lo que ocurra en el país. En la toma de decisiones no todo son cuestiones internas, creo que lo que concierne a las políticas también tiene efectos en el extranjero.”

El contexto electoral en Turquía se presenta como un desafío complejo. Aunque se pueden realizar numerosas predicciones, ninguna idea será concluyente hasta que se conozcan los resultados. Además, el futuro de la democracia en Turquía podría no depender únicamente de las acciones del gobernante, sino también de las movilizaciones sociales tanto dentro como fuera del país. Es imperativo estar atentos a las dinámicas políticas y sociales en curso para comprender plenamente las posibles trayectorias futuras de Turquía en términos democráticos.

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