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Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa en 2024: ¿dónde es más difícil ser periodista?

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La organización Reporteros Sin Fronteras ha publicado el informe de 2024 sobre la situación de la libertad de prensa en el mundo. Como señala el documento, las autoridades políticas se han convertido en la principal amenaza de los profesionales del periodismo y la guerra en Gaza ha situado a Palestina como uno de los diez peores países del mundo donde ejercer la profesión.

«No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo» (Voltaire). El pasado 3 de mayo se celebró el Día de la Libertad de Prensa, día en el que recordamos el derecho fundamental de todas las personas de escribir, recibir y difundir información e ideas a través de cualquier medio de comunicación, es un derecho de opinión y expresión.

Sin embargo, ese derecho se ve socavado por sus protectores. Tal como señala Reporteros Sin Fronteras en su informe de 2024, la libertad de prensa se ve amenazada por los que deberían ser sus garantes: las autoridades políticas. El indicador político es el que más desciende, con una caída de 7,6 puntos. Esto se debe al deterioro del apoyo y respeto a la autonomía de los medios, junto con el aumento de las presiones que ejercen los Estados u otros actores políticos sobre ellos.

A nivel internacional, el año queda marcado por la no aplicación de la resolución 2222 del Consejo de Seguridad de la ONU en relación a la protección de los periodistas. La guerra en Gaza ha provocado la muerte de más de 100 reporteros palestinos, 22 de ellos durante el ejercicio de sus funciones. Por ende, Palentina queda situada en el puesto 157º del ranking y uno de los diez peores países del mundo para ser periodista.

Mapa de la clasificación mundial de la libertad de prensa en el mundo en 2024. Fuente: Reporteros Sin Fronteras.
Clasificación mundial de la libertad de prensa en el mundo en 2024. Fuente: Reporteros Sin Fronteras.

Clasificación global de la prensa: estudio de las regionales

En líneas generales, encontramos pocas sorpresas con respecto a 2023. El descenso generalizado del indicador político afecta a todos los países, incluso a Noruega, que se erige como el año pasado, líder en la clasificación. Por el contrario, Irlanda, queda delegada de su anterior segundo puesto para situarse octava después de Dinamarca y Suecia, quienes ocupan el segundo y tercer puesto respectivamente. Esto se debe a la intimidación judicial llevada a cabo por algunos partidos políticos a medios de comunicación.

Por el otro lado de la clasificación, el indicador político también genera cambios. China, Corea del Norte y Vietnam ceden el puesto a Afganistán, que desde el regreso de los talibanes al poder sigue reprimiendo el periodismo; Siria y Eritrea, último país en la clasificación. Estos países consiguen el récord de periodistas detenidos, desaparecidos o secuestrados, tal como señala el informe. De este modo, la región del Magreb y Oriente Próximo presenta los datos más alarmantes, dado que, bajo el peso de los gobiernos autoritarios el periodismo deja de existir. Le precede la zona de Asia-Pacífico, donde casi la mitad de las naciones se encuentran en una situación «difícil» y menos del 10% en «muy grave». 

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Por el contrario, en Europa la libertad de prensa se da de manera verdaderamente libre en la mayoría de los países que la componen. La Unión Europea aprobó la primera legislación sobre la libertad de los medios de comunicación y Alemania ha empezado a figurar entre los diez primeros de la clasificación. Sin embargo, en el este europeo, el periodismo se deteriora en países como Rusia (162º), Bielorrusia (167º) o Georgia que desciende veintiséis puestos colocándose en el 103º del ranking. Todo ello, fruto de la desinformación, la censura y las acusaciones falsas de atentar contra la seguridad nacional. No obstante, Ucrania mejora de posición, debido al descenso de los periodistas asesinados en su territorio en este año, situándose en el puesto número 61º.

Cruzando el Atlántico, en la región de las Américas la situación empeora del 36% al 21% de países «bastante buenos», debido a la imposibilidad de abordar noticias relacionadas con el crimen organizado, la corrupción o el medio ambiente por miedo a las posibles represalias. El cierre de la principal agencia de noticias argentina, Télam por Javier Milei, es un ejemplo del deterioro en esta región. Incluso Estados Unidos, desciende 10 puestos en el ranking con respecto a 2023, ya que el creciente interés por los medios partidistas amenaza la objetividad y la confianza de la ciudadanía ha disminuido peligrosamente.

Por otro lado, en el continente africano la situación tampoco mejora. África subsahariana se ha visto afectada por la violencia política durante los grandes periodos electorales. Un ejemplo es la represión periodística en Nigeria, Madagascar y Togo. Este último, con escasez de medios plenamente independientes, ha visto como el diario Liberté fue suspendido durante un mes junto con el cese de actividad del diario independiente de investigación L’Alternative, figurando en el punto de mira de las autoridades.

Casi uno de cada dos países se encuentra en una situación «muy grave». en Oriente Próximo y Norte de África. Emiratos Árabes Unidos se suma a esta situación, donde la mayoría de los medios pertenecen a grupos de prensa ligados al Gobierno. Sólo Qatar se salva de esta clasificación.

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La desinformación: el gran enemigo en un año electoral

Tal como apunta Reporteros Sin Fronteras, los periodos electorales van acompañados habitualmente de violencia contra los periodistas, como es el caso de Nigeria y República Democrática del Congo. En ambos países, la injerencia durante las elecciones es aún mayor al ser las autoridades políticas quienes intervienen en el nombramiento y destitución de los directivos de los medios. De igual forma, las juntas militares que han tomado el poder en el Sahel, dificultan la presencia y trabajo periodístico en la zona.

La no regulación de la Inteligencia Artificial generativa se convierte en un arma de la desinformación. Las deepfakes, es decir, imágenes, videos o audios que imitan la apariencia y sonido de una persona, se encuentran a la orden del día como herramienta para influir en las elecciones.

Además, existen gobiernos como el de China y Vietnam que ejercen un control más estrecho sobre las redes sociales e Internet. En China, se aplican políticas de censura y vigilancia para regular los contenidos y limitar la difusión de informaciones consideradas sensibles o contrarias a la línea del partido. De igual modo, en Vietnam, tal como nos indica el informe, los periodistas que se expresan en las redes sociales son encarcelados casi sistemáticamente.

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Las formaciones políticas como una nueva amenaza

La organización de Reporteros sin Fronteras destaca en última instancia el problema de las formaciones políticas que promueven discursos de odio y desconfianza hacia los periodistas y medios de comunicación. Los partidos políticos suelen formar parte de lo que se conoce como «correas de transmisión», es decir, no son instigadores de campañas de información, pero sí que se destaca su implicación en algunas de ellas en sus países.

Así mismo, existen partidos que toman control de los medios públicos o que controlan los privados mediante su adquisición a través de empresarios afines. En Madagascar, por ejemplo, la radiotelevisión pública de RNM y TVM, está controlada por la directriz gubernamental. De igual modo, los medios privados en este país se encuentran politizados entre los partidarios del poder y los opositores, lo que limita el acceso a información independiente y neutral. 

La libertad de prensa es un derecho que debe protegerse y ampararse. La creación de leyes por parte del poder político debe ir orientada a su protección, no a su deterioro ni limitación. De igual modo, se debe hacer un uso responsable y se debe adaptar a los nuevos tiempos, con el establecimiento de regulaciones, en materia de inteligencia artificial y desinformación. 

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