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¿Qué es la permacrisis y la policrisis?

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LISA NEWS permacrisis y la policrisis

En este análisis, David García Pesquera, estudiante del Máster Profesional de Analista Internacional y Geopolítico profundiza sobre los términos permacrisis y policrisis, conceptos que definen escenarios actuales. Se explora su significado, los motivos que articulan su uso y se desarrollan los escenarios presentes en la sociedad actual, concluyendo con una palabra resumen para cada uno y explicando su interacción mutua.


Estos conceptos emergentes reflejan la complejidad y la dinámica cambiante de nuestro entorno socioeconómico y político. La comprensión de la permacrisis y la policrisis es crucial para abordar los desafíos contemporáneos y diseñar estrategias efectivas para la adaptación y el progreso en un mundo caracterizado por la incertidumbre y la interconexión.

¿Qué se denomina como permacrisis?

Denominamos permacrisis a un largo periodo en el tiempo de inestabilidad e inseguridad, como consecuencia de eventos de carácter catastrófico, como pueden ser una guerra, una pandemia, crisis económicas, la inflación, desastres naturales o la crisis climática. Por lo tanto, mediante este término se busca definir el panorama actual de gran incertidumbre, en el que la interdependencia y la frecuencia de fenómenos adversos tienen su efecto en la población.

El término no necesita traducción del inglés, ya que su ortografía y significado asociado son el mismo. El motivo por el que el concepto ha crecido tanto en los últimos tiempos es el contexto global en el que vivimos, hasta el punto de denominarse como la palabra del año, de acuerdo con el diccionario Collins en 2022. El propio director de Collins Learning, Alex Beecroft, declaró ante la BBC que el término permacrisis “resume lo verdaderamente horrible que ha sido 2022 para tanta gente”.

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Dentro de los fenómenos que acotan la actualidad de este término y su relevancia para describir la sociedad actual encontramos la pandemia del coronavirus, la guerra de Ucrania, la crisis económica que ha desatado el alza de precios de la energía y el aumento de la inflación o la desertificación de amplias zonas de África y Asia. Todo ello se materializa como una sensación de crisis constante sin una salida a corto plazo.

La consistencia de estos fenómenos en el tiempo provoca la definición de permacrisis, ya que los cambios globales deben ser ampliamente estructurales para romper con años de problemas acumulados. Cuanto más tiempo pase sin cambios, más evidentes serán los elementos de inestabilidad e inseguridad, porque cada vez se frenarán de forma menos eficiente.

¿Qué se denomina como policrisis?

Una policrisis es una situación en la que nos enfrentamos a numerosas crisis al mismo tiempo, de forma que la situación en sí suponga un reto conjunto. Su origen se atribuye al filósofo y sociólogo francés Edgar Morin en el año 1993 y se recuerda el uso de Jean-Claude Juncker en 2016, cuando era presidente de la Comisión Europea. Lo empleó en este caso para calificar la situación mundial hacia 2014-2015.

Las cinco grandes crisis actuales que vienen a ser explicadas a través del término policrisis son:

  1. Crisis geopolítica. La posible articulación de un nuevo orden mundial y la reorganización de las potencias tras acontecimientos como la guerra de Ucrania o el conflicto entre Israel y Hamás centra las principales preocupaciones. El contexto geopolítico se orienta a un aumento exponencial de la influencia de terceros actores en un marco más agresivo propio del realismo político, con Rusia y la OTAN en un punto de enfrentamiento álgido.

Si bien Estados Unidos sigue siendo la principal potencia mundial, China viene a desafiar ese liderazgo con una estrategia diferente. Se presentan como una potencia más amable y respetuosa con la soberanía nacional de los países en los que buscan ganar influencia. La más que posible confrontación comercial sumada a otros escenarios como Taiwán o el Mar Rojo marcará el futuro de la hegemonía.

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  1. Crisis sanitaria. El principal artífice es la pandemia del coronavirus. No solamente murieron millones de personas, sino que se golpeó de forma contundente a la economía global, a la vez que la desconfianza entre actores y la salud mental se resintieron. 
  2. Crisis energética. El alza de precios y la dependencia energética que gran parte de Europa tiene de Rusia ha agudizado este problema tras la invasión de Ucrania. Estos problemas han desarrollado a su vez la grave crisis inflacionaria que padece el mundo desarrollado. 
  3. Inflación. Si bien la inflación ya era un elemento coyuntural a cualquier crisis económica, con la guerra de Ucrania y el alza en los precios de la energía los datos han empeorado. La cesta de la compra se ha disparado en toda la Unión Europea y los efectos sobre las clases medias resienten la economía.
  4. Crisis climática. Se trata del elemento más difícil de evaluar a largo plazo, ya que muchas de sus consecuencias pueden ser imprevisibles, al igual que su alcance. Además del aumento de temperaturas y el consecuente deshielo que provoca la subida del nivel del mar, hay otras consecuencias directas. Entre ellas observamos movimientos migratorios asociados a las insuficiencias alimentarias que muchas zonas padecen y catástrofes naturales que repercuten en la vida humana, pero también en la economía de un país.

Todas estas crisis en conjunto conforman la denominada policrisis, que pone en jaque a las autoridades económicas para tomar decisiones. Estos cinco campos explican muy bien la policrisis actual, con una acumulación de perturbaciones de naturaleza muy diferente, con una capacidad desestabilizadora que en conjunto es superior a la suma de las partes. 

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Si bien hasta ahora la capacidad de absorción de la sociedad internacional y la economía mundial de todas estas perturbaciones es muy destacable, de cara al futuro el término policrisis tendrá mucha más aplicación una vez las consecuencias no puedan ser ni frenadas ni absorbidas.

Combinación de permacrisis y policrisis

Si ponemos en común ambos conceptos, nos encontramos con un mundo en una crisis duradera que a su vez son muchas crisis en sí combinadas. Por lo tanto, el diagnóstico de la situación global es certero a través de estas dos variables. La sociedad internacional ha logrado en los últimos siglos numerosos avances: nuevas tecnologías, medicinas, vacunas, infraestructura, tejido industrial, derechos laborales, participación política, reducción de la extrema pobreza… 

Precisamente, con este desarrollo se ha impulsado un mayor multilateralismo, con políticas muy relevantes enraizadas desde las organizaciones no gubernamentales como Naciones Unidas, Unión Europea y la OTAN. La globalización de avances sociales también se hace presente con las crisis, de forma que cada vez todo está más entrelazado y pequeñas situaciones regionales terminan afectando a otras zonas situadas en punto geográfico lejano.

Si bien el riesgo de que la permacrisis y policrisis que vivimos empeore y sigan percutiendo en toda la sociedad internacional, también existe la oportunidad de aportar soluciones que incidan a nivel global. Por ejemplo, la vacuna contra el coronavirus tuvo varias versiones, pero todas ellas suavizaron el efecto humano y material de la pandemia. Se descubrió en un lugar concreto y con una determinada financiación, pero llegó a puntos muy distantes gracias al multilateralismo y la globalización de crisis. 

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Otro ejemplo es un posible alto al fuego o pacto de no agresión en el contexto de un conflicto, que puede favorecer a asuntos como el comercio de petróleo en el Mar Rojo, el suministro de gas procedente de Rusia o la ola de inestabilidad y conflictos reactivados en Oriente Próximo ante la guerra entre el estado de Israel y Gaza.

Dentro de las cinco grandes crisis que vivimos en la actualidad, tanto la geopolítica como la climática son las más complicadas de analizar a largo plazo. Se trata de las más influyentes en fenómenos como las migraciones. Ello, sumado a las dificultades económicas, que siguen un modelo cíclico, ha situado a los bancos centrales ante un reto que a su vez se manifiesta en una nueva crisis. Esta hace referencia a la falta de confianza en las instituciones, ya sean gobiernos, organismos internacionales, bancos, medios de comunicación…

De cara al futuro, ambos términos gozan de buena salud si discutimos su pervivencia en el tiempo. Esto se debe a la sensación general que la permacrisis representa, coloquialmente expresado como “salir de una y meterse en otra”. Además, siempre va a haber varios frentes sobre los que la estructura crítica se mueve, por lo que la policrisis seguirá siendo referencia para definir escenarios de futuro. Ambos términos marcarán agendas políticas y desafíos internacionales por un largo tiempo y su conocimiento a nivel académico irá creciendo.

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