El pacto fija un arancel único del 15% y abre la puerta a nuevas inversiones y compras de energía.
El 27 de julio de 2025, tras una reunión en el complejo de golf de Turnberry (Escocia), la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunciaron un pacto que pone fin a más de un año de amenazas arancelarias. El acuerdo establece un arancel único del 15% a la mayoría de las exportaciones europeas que entren en Estados Unidos y excluye de cualquier gravamen productos considerados estratégicos (aeronáutica, chips y algunos fármacos) para ambas economías.
El compromiso europeo llega acompañado de un ambicioso paquete energético. En él, Bruselas se ha comprometido a importar 750.000 millones de dólares en gas natural licuado y combustible nuclear estadounidense, un giro que persigue diversificar el suministro y reducir la dependencia del gas ruso. Además, la Unión Europea (UE) inyectará 600.000 millones de dólares en nueva inversión directa en territorio estadounidense, principalmente en sectores industriales y de defensa.
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Por su parte, Washington rebaja de forma permanente el arancel del 25% que gravaba los vehículos europeos, aunque mantiene intactos los recargos del 50% al acero y aluminio, y disipa en gran medida el riesgo de una guerra comercial que hubiera entrado en vigor el 1 de agosto. «Es un acuerdo enorme. Evita daños incalculables y ofrece previsibilidad a las empresas a ambos lados del Atlántico», celebró Von der Leyen al término de la cumbre. Por su parte, Trump aseguró que «fue una negociación muy interesante» y cree que el pacto será «genial para ambas partes».
El pacto llega en un momento delicado para la industria comunitaria. Con la economía europea rozando la recesión, el acceso preferente al mercado estadounidense supone un respiro para los fabricantes de automóviles, semiconductores y maquinaria. No obstante, algunos sectores (vino, aceite de oliva o material eléctrico) asumen que el arancel del 15% encarecerá parte de sus exportaciones, como es el caso de las pequeñas y medianas empresas españolas, que solo destinan al gigante americano un 5% de sus ventas exteriores.
Líderes europeos aplauden el acuerdo
Gobiernos europeos calificaron el pacto de «medida clave para la cooperación y la estabilidad», y destacaron que la reducción arancelaria sobre el automóvil «evita una sangría de empleo» en el viejo continente. El presidente del Consejo Europeo, António Costa, asegura que «da prioridad a la cooperación, protege los intereses fundamentales de la UE y brinda a las empresas la certeza que necesitan. Aprovechemos este resultado para seguir fortaleciendo la competitividad de la UE y ampliando nuestra red comercial global», expresó.
Por su parte, el canciller alemán, Friedrich Merz, aseguró que «ha evitado un conflicto comercial que habría afectado duramente a la economía alemana, orientada a la exportación». «Hemos logrado salvaguardar nuestros intereses fundamentales. Todos se benefician de unas relaciones comerciales estables y predecibles, con acceso a los mercados, a ambos lados del Atlántico, tanto empresas como consumidores».
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El primer ministro neerlandés, Dick Schoof, criticó la existencia de gravámenes. «Desde luego que habría sido mejor que no existieran estos aranceles, pero este acuerdo aporta mayor claridad a nuestras empresas y mayor estabilidad a los mercados. Además, el primer ministro de Irlanda, Micheál Martin, advirtió que la subida de aranceles «encarecerá y complicará el comercio con EEUU y crea una nueva era de estabilidad que, con suerte, contribuirá a una relación creciente y más profunda» entre ambos.
El acuerdo transatlántico, el mayor firmado por la Administración Trump desde el pacto con Japón la semana pasada, será revisado cada dos años y abre la puerta a un eventual tratado de libre comercio «de nueva generación». Mientras tanto, ambas economías (que juntas representan casi un tercio del comercio mundial) respiran aliviadas, ya que la escalada arancelaria ha quedado en suspenso y la era de la incertidumbre, al menos de momento, se aplaza.