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India y Estados Unidos: ¿una alianza estratégica contra China?

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En un contexto geopolítico marcado por la creciente influencia de China, Estados Unidos e India han forjado una alianza estratégica destinada a salvaguardar sus intereses y contrarrestar el poderío chino en la región del Indo-Pacífico. Desde sus primeros acercamientos durante la Guerra Fría hasta el fortalecimiento de la cooperación militar y tecnológica en la actualidad, la relación entre ambos países ha evolucionado significativamente. En este artículo, Miguel Ángel Melián Negrín examina las estrategias de defensa implementadas por Estados Unidos e India, así como su impacto en el equilibrio de poder regional y global.

Estados Unidos se convirtió en uno de los primeros países en reconocer a la India tras su independencia en 1947. Con sus primeros acercamientos durante el inicio de la Guerra Fría, las relaciones bilaterales estuvieron marcadas por la cautela y por el desarrollo progresivo de una confianza mutua. En las décadas posteriores, las relaciones sufrieron distintos picos de tensión que permearon sus relaciones hasta la actualidad.

La guerra sino-india de 1962 marcó un punto crucial en las relaciones entre India y Estados Unidos, al establecer su primer contacto en medio de intereses compartidos frente a China. Aunque inicialmente Estados Unidos proporcionó ayuda militar y económica a India para contrarrestar la influencia comunista china, el cambio de postura de India, evidenciado por el Tratado de Amistad Indo-Soviético en 1971, truncó este acercamiento. La ayuda de Estados Unidos a Pakistán durante la guerra de liberación de Bangladés y su acercamiento a China en 1972 enfriaron aún más las relaciones bilaterales. 

Las pruebas nucleares de India en 1974, las primeras de su historia, profundizaron la desconfianza y llevaron a sanciones por parte de Estados Unidos, tanto comerciales como económicas. Sin embargo, la llegada de Reagan al poder en 1980 permitió un renovado impulso hacia la mejora de las relaciones, culminando en un tratado de cooperación tecnológica y científica en 1987. Posteriormente, la desaparición de la Unión Soviética en 1991 allanó el camino hacia una nueva etapa en las relaciones bilaterales, enfocada en el entendimiento y la cooperación, especialmente en áreas como el comercio, la tecnología y la defensa.

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Con el paso de las décadas siguientes, ambos países aumentaron su presencia internacional de forma notoria, desarrollando a su vez intereses geopolíticos propios, sobre los cuales encontrarían posturas cercanas y terminarían convirtiéndose en dos de las potencias globales más influyentes. Actualmente, es posible afirmar que las relaciones bilaterales disfrutan de su punto más álgido, donde la India y Estados Unidos comparten intereses en el desarrollo tecnológico, militar, económico y defensivo. Este binomio ha encontrado en estos factores los pilares estratégicos de sus relaciones, entendiendo su importancia en un entorno internacional caracterizado por ser complejo, competitivo y cambiante.

Primer pilar estratégico: seguridad y defensa

Estados Unidos e India son la primera y cuarta potencia que más invierten en defensa a nivel global, respectivamente. La relevancia del ámbito militar como nexo de entendimiento y cooperación entre ambos países ha sido de especial relevancia en los últimos años. Desde que el Primer Ministro Modi visitara por primera vez Estados Unidos bajo la Administración Obama en 2014, las relaciones en este ámbito se han ido consolidando y desarrollando en un marco favorecido por el crecimiento chino y los consecuentes retos de seguridad que plantea. 

Comparación global del gasto militar. Fuente: Instituto de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI).

Ambos países han declarado ser conscientes de que su relación bilateral es un garante y un pilar estratégico de la seguridad y paz global, donde su dimensión y presencia internacionales les respaldan. Ejemplo de ello se puede observar incluso en la postura estadounidense de apoyar la entrada de la India en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Las dos democracias más grandes del mundo han progresado en el estrechamiento de sus lazos militares en el marco del U.S.-India Major Defense Partnership, un espacio de cooperación militar y en defensa que aporta las bases necesarias para el desarrollo de capacidades conjuntas en estos ámbitos, repercutiendo, además, en sus relaciones comerciales y tecnológicas. 

Además, el Diálogo Ministerial «2+2», ejercicios militares conjuntos, acuerdos de cooperación militar tecnológica o el QUAD son ejemplos de los excepcionales avances en esta materia, consolidando tanto mecanismos consultivos como procesos de coordinación en múltiples niveles. De entre estos ejemplos es fundamental destacar el Diálogo 2+2, pues representa el contacto institucional al máximo nivel. A través de sendos Ministros de Exteriores y de Defensa y desde 2017, este nuevo capítulo de diálogos bilaterales representan una nueva etapa comenzada en la Administración Obama, donde el aspecto de Defensa ha sustituido al de Comercio, convirtiéndose en claro ejemplo de las necesidades estratégicas de ambos países. En su última reunión se trataron diversos temas, desde Afganistán hasta el reforzamiento mutuo de la cooperación tecnológica, lo que refleja el importante marco que aporta este tipo de foros. 

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Asimismo, el QUAD representa un importante foro estratégico entre India, Australia, Japón y Estados Unidos. Esto pone de relieve no solo la importancia atribuida a sus relaciones bilaterales, sino al impulso de las relaciones con socios claves de los estadounidenses en la región y a la promoción de una visión conjunta de los desafíos presentes y la puesta en marcha de soluciones militares conjuntas. Como resultado de este diálogo, la India se ha unido a la Combined Maritime Forces, un espacio multinacional de actuación marítima basada en las reglas internacionales con el fin de asegurar la estabilidad, seguridad y prosperidad en las regiones de actuación. Esto se debe entender en el contexto de las altas tensiones en el Mar del Sur de China, un escenario crucial para la estabilidad de la región.

Asociaciones estratégicas en el Indo Pacífico. Fuente: The Economist.

Por otro lado, ambas partes han acordado avanzar hacia una política industrial en materia de defensa de forma conjunta a través del Defense Industrial Cooperation Roadmap, un acuerdo de asociación estratégica en defensa y seguridad. Firmado en junio de 2023, refleja la importancia de estas áreas para el futuro de las relaciones bilaterales, pero con un impacto global claramente visible. De entre todos sus puntos clave (desde reforzar la integración de ambas industrias de defensa, hasta el estrechamiento de relaciones comerciales y entre los sectores público-privado de ambos países), es necesario destacar aquel que menciona el diseño conjunto de conceptos defensivos orientado a objetivos militares comunes de cara a implementar misiones conjuntas en este ámbito. Sin duda alguna, este tipo de declaraciones respalda una visión geopolítica conjunta orientada a aumentar su influencia militar en sus áreas de interés, que abarcan desde el Indo-Pacífico hasta el Mar del Sur de China. 

Prácticamente hace 20 años no existía ningún tipo de comercio bilateral en materia de defensa, mientras que ahora existen distintos grupos de trabajo que abarcan aspectos como el ciberespacio hasta seguridad marítima. Por ello, la dimensión tecnológica en la actualidad representa un pilar crítico para las relaciones entre ambos. Y en el campo militar y de seguridad está adquiriendo cada vez más un protagonismo innegable. Desde inteligencia artificial hasta sistemas no tripulados, la tecnología está impregnando la próxima (e incluso actual) generación de sistemas de defensa, y Estados Unidos e India la han posicionado como un eje angular de sus relaciones actuales y futuras.

Segundo pilar estratégico: tecnología, clave para el equilibrio de poder internacional

Technology Partnership for the Future, este es el nombre del acuerdo entre India y Estados Unidos para impulsar y expandir su cooperación estratégica en tecnología militar, tanto a nivel industrial como ministerial, comercial y, como aspecto de relevancia, en el terreno académico e institucional entre ambos países. Esta asociación estratégica tecnológica juega un papel esencial a la hora de diseñar, desarrollar e implementar a nivel gubernamental sus valores democráticos y su defensa por la paz global. 

En esta línea, la creación de una iniciativa sobre Tecnología Crítica y Emergente (iCET) representa la evolución institucional que han alcanzado ambas partes para promover la construcción de un ecosistema compartido de innovación y apostar por el desarrollo tecnológico de semiconductores, telecomunicaciones, vigilancia y computación cuántica, vitales para el panorama geopolítico internacional. 

Este acuerdo ofrece el marco idóneo para tratar múltiples niveles dentro del objetivo del progreso tecnológico a nivel militar, al implicar tanto la participación público-privada hasta la investigación académica e institucional conjunta. Promoviendo una sinergia activa entre los actores de cada estrato, el acuerdo estratégico refuerza la seguridad y la estabilidad regionales, proporcionando un contrapeso a China en la emergente competencia tecnológica mundial, y añadiendo una capa geopolítica más al equilibrio regional en Asia-Pacífico. 

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En esta línea, la cooperación en el desarrollo de tecnologías avanzadas es crítica para la consecución de sus objetivos. Por ejemplo, sectores como el de telecomunicaciones o la computación cuántica se ven altamente beneficiados por esta asociación estratégica. Respecto al primero, ambos países comparten una visión conjunta de unas telecomunicaciones seguras y confiables, al mismo tiempo que se apuesta por la inclusión digital y la seguridad del abastecimiento. El establecimiento de una fuerza conjunta para la investigación en el campo del 5G/6G y la prohibición por parte de la India de fabricantes chinos como Huawei y ZTE en su mercado nacional son algunas respuestas conjuntas en este campo. Por otra parte, las tecnologías avanzadas en computación cuántica van a ser impulsadas mediante el Quantum Entanglement Exchange, una plataforma que facilita el intercambio de estudiantes, investigadores y profesionales del sector entre ambos países. Además, a través del Fondo de Dotación para Ciencia y Tecnología EE. UU.-India se ha aprobado la dotación de 2 millones de dólares para apoyar el intercambio comercial en el ámbito de la inteligencia artificial y tecnología cuántica, apostando por una integración horizontal de capacidades mutuas. 

Sumado a esto, la iniciativa INDUS-X es otra protagonista de la cooperación en materia tecnológica-militar. Ambos Ministerios de Defensa han lanzado esta iniciativa con el fin de expandir el acuerdo estratégico tecnológico y la cooperación industrial en materia de defensa entre gobiernos, sector privado y las instituciones académicas, generando un ecosistema de colaboración que apuesta por la innovación en sus capacidades tecnológicas militares. Sin embargo, un ámbito que destaca frente al resto es un sector que ha adquirido un carácter geopolítico y estratégico de alta intensidad en los últimos años, el sector de los semiconductores.

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Esencial para el desarrollo tecnológico (sobre todo aplicado al terreno militar), este ámbito se ha convertido en absoluto protagonista para comprender la competición entre potencias y, recientemente, para medir la ambición india de superar a China en el campo tecnológico y convertirse en una superpotencia en este ámbito. Por ello, ambas partes han logrado consolidar la integración de objetivos mutuos y la colaboración público-privada para asegurar todo el proceso, desde el abastecimiento hasta su producción Algunos de los resultados más importantes se traducen en inversiones directas de empresas estadounidenses en el sector de los semiconductores indio. Micron Technology con 825 $ millones, Applied Material con 400 $ millones, Google con 10 $ billones, Advanced Micro Devices con 400 $ millones. Estas son importantes iniciativas de inversión que abarcan desde la capacitación hasta la manufactura en fábricas indias. Un paso vital para asegurar el abastecimiento de estas tecnologías tan elementales en la defensa de hoy día y del futuro, así como la puesta en marcha de programas de digitalización y mejorar las infraestructuras indias para con este propósito.

Este avance bilateral entra directamente en el enfrentamiento regional y global con China. Evitando de tal manera que escenarios como una crisis internacional en Taiwán (principal manufacturero de semiconductores a nivel mundial), las tensiones en las principales rutas comerciales del mundo, y las ambiciones chinas en el Mar del Sur de China afecten a las capacidades de ambos países a la vez que confluyen estratégicamente al apostar por este sector como principal filo contra China.

Interés geopolítico común: contrarrestar a China

El dilema estratégico chino está presente en las estrategias de ambos países. El marco geopolítico tanto de Estados Unidos como de la India abarca la necesidad primordial de tener que hacer frente a la expansión china en sus diferentes vertientes y escenarios. Asimismo, ambas perspectivas entienden la importancia del continente asiático para la estabilidad global de las próximas décadas, situando a esta región como un marco clave para comprender las dinámicas internacionales y sus repercusiones en el equilibrio de poder global. 

La estrategia exterior de Estados Unidos se centra principalmente en la región indo-pacífica, donde busca contener el ascenso de China. Este enfoque implica aplicar la teoría de la contención a partir de fortalecer la cooperación en defensa y seguridad, así como en el ámbito económico, con países como Tailandia, Singapur, Indonesia, Malasia e India. Desde la perspectiva india, a su vez, se ha establecido como el principal rival geopolítico de China en Asia, con competencia en áreas territoriales que se han ampliado a la economía y la seguridad. Por ejemplo, debido al avance chino en el Océano Índico, India ha adoptado una postura flexible y proactiva, aprovechando las debilidades de la Ruta de la Seda y las tensiones en el Mar del Sur de China y Taiwán. 

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La necesidad de contrarrestar la amenaza china ha llevado a India a buscar una relación más estrecha con Estados Unidos, considerándolo un socio fundamental para impulsar su influencia regional e internacional. La competición se extiende a múltiples facetas, y la India busca sacar rédito de las oportunidades generadas por las tensiones chino-estadounidenses, al mismo tiempo que Estados Unidos se beneficia de las externalidades positivas de su acercamiento estratégico al país indio.

Estratos de influencia según varios actores en el Indo Pacífico. Fuente: German Institute for International and Security Affairs.   

En este sentido, tanto Washington como Nueva Delhi están respondiendo estratégicamente a los desafíos que presenta el ascenso chino. A partir de un análisis esencialmente de cálculo geopolítico, ambos países tratan de contrarrestar la influencia china en el mapa de competencia regional y del equilibrio de poder global. Ya sea a través de acuerdos comerciales o en materia militar, las intenciones y los bandos están claramente definidos, donde la India puede y debe jugar un papel fundamental y estratégico que le permita navegar en las complejas dinámicas de poder entre dos potencias globales y sacar ventaja de ello, tal y como está logrando estos últimos años.

Conclusión: una asociación para el siglo XXI

La asociación estratégica entre India y Estados Unidos se destaca como un pilar fundamental para la estabilidad y la paz mundial. La combinación de recursos y capacidades de ambas naciones es de gran relevancia geopolítica, representando una amenaza directa a los intereses y ambiciones chinas. La coordinación entre India y Estados Unidos establece una base sólida para consolidar sus perspectivas compartidas sobre los valores democráticos a escala global, convirtiéndose en una de las alianzas más significativas del siglo debido a sus implicaciones geopolíticas en el equilibrio de poder a nivel global.

Esta alianza indio-estadounidense se posiciona en esta línea como el principal contrapeso a China en el escenario geopolítico internacional. Impulsando la cooperación bilateral en ámbitos estratégicos, India y Estados Unidos han encontrado un marco común bajo el que desarrollar e impulsar sus capacidades defensivas y militares de forma exponencial hasta el punto de convertirse en uno de los motores principales de su relación. Alcanzando así el punto más álgido de sus relaciones, ambos países reflejan la profundidad de sus relaciones a través del alto nivel de integración y pragmatismo en el espacio de competición más intenso entre potencias en la actualidad, el espectro tecnológico.

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Situar a la tecnología como punto de encuentro estratégico es un gran acierto para ambas partes. Dada su estrecha relación con la seguridad y defensa, la tecnología se postula como un instrumento clave para el desarrollo y refuerzo de sus capacidades, al mismo tiempo que desempeña un papel dinamizador de la influencia geopolítica de estas potencias globales. Por tanto, la suma de ambos actores en un entorno caracterizado por la cooperación es vital para un futuro marcado por la incertidumbre y la tendencia creciente de acciones desestabilizadoras a nivel internacional, dando lugar a una asociación de gran peso e influencia para ambas partes.

La coalición liderada por Estados Unidos e India y la creciente presencia de China en el ámbito tecnológico y defensivo definen un escenario geopolítico tenso. China invierte significativamente en inteligencia artificial y semiconductores, aunque se enfrenta a obstáculos regionales debido a las acciones de sus rivales, como el papel estadounidense en el conflicto de Taiwán, la apuesta india por el desarrollo de semiconductores o las tensiones marítimas en el Mar del Sur de China. Estos movimientos representan una amenaza real para los intereses chinos. 

A todo lo anterior se suma un contexto electoral que también influirá en el desarrollo de estas relaciones y sus repercusiones geopolíticas. Los bandos enfrentados están altamente definidos, ahora es cuestión de medir la intensidad de las acciones y de comprender el complejo entorno geopolítico donde se mueve la relación bilateral entre India y Estados Unidos, un binomio fundamental para el siglo XXI.

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