Descubre quiénes son los ayatolás, cómo se forma su autoridad religiosa y por qué influyen en la política de Irán y otras comunidades chiíes.
Los ayatolás son clérigos chiíes que, tras décadas de estudio en las hawzās (centros de enseñanza religiosa chií), se convierten en intérpretes autorizados de la ley islámica y en referentes espirituales capaces de emitir fatwas (pronunciamientos legales en el islam) seguidas por millones de personas. En algunas regiones, su papel no se limita a la teología: desde la Revolución de 1979, el título se ha convertido en columna vertebral de la estructura política iraní, con el gran ayatolá-Líder Supremo en la cúspide. Fuera de Irán, algunas figuras demuestran que la influencia de un marja (la más alta autoridad religiosa dentro del chiismo duodecimano) puede moldear procesos políticos sin necesidad de ocupar cargos formales.
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Así, los ayatolás simbolizan y combinan la erudición religiosa, el liderazgo social y, en algunos contextos, el poder estatal. Su relevancia histórica y contemporánea radica en esa triple dimensión. Son custodios de la tradición, guías comunitarios y (en el caso iraní) actores centrales del gobierno. Mientras el mundo chií debate la naturaleza de su autoridad y la relación entre religión y política, los ayatolás continúan siendo «señales de Dios» cuya palabra tiene eco directo en la vida cotidiana de millones de personas.
Significado y origen del término
- Etimología: «signo de Dios» (ʾāyatu llāh). La palabra ayatolá proviene del persa آیتالله (ayatollah) y del árabe آية الله (āyatu llāh), literalmente «señal de Dios», y designa a los clérigos chiíes que han alcanzado un grado avanzado de conocimiento y autoridad religiosa.
- Cómo se obtiene el título en las hawzās. Para ostentar esta denominación, un estudioso debe pasar décadas en las hawzās (seminarios shiíes), culminar el nivel conocido como Dars-e Khārej (lección externa o clase avanzada) e implicar su propia capacidad de ijtihād (interpretación independiente de la ley islámica). Solo cuando otros ulemas o autoridades religiosas del islam reconocen esa solvencia académica y su producción escrita, el título se hace oficial.
El proceso de formación y jerarquización
- Estudios en seminarios (hawzā), niveles hasta Dars-e-Khārej. Los futuros ayatolás comienzan con cursos básicos de árabe, lógica y exégesis coránica, avanzan por niveles intermedios (Sath) y, finalmente, acceden a Dars-e Khārej, donde discuten jurisprudencia con máximos mentores. Allí deben publicar trabajos originales (normalmente comentados en clase) que demuestren dominio del fiqh (jurisprudencia islámica, es decir, la ciencia o disciplina que desarrolla y aplica la sharia para guiar la vida de los musulmanes).
- Criterios tradicionales: erudición, liderazgo, popularidad (khums). Además de la erudición textual, pesa la capacidad de congregar fieles y administrar el impuesto religioso del 20% (khums) que financia sus redes educativas y sociales. El prestigio se mide tanto por la calidad académica como por la cantidad de seguidores que buscan sus orientaciones prácticas.
- Diferencia entre ayatolá y gran ayatolá (marjaʿ taqlīd). Cuando un ayatolá supera la esfera académica y su orientación es imitada por miles de creyentes, puede ser reconocido como gran ayatolá o marjaʿ taqlīd («fuente de emulación»). El marja, por lo tanto, posee autoridad vinculante: los laicos chiíes deben elegir a uno vivo y seguir sus dictámenes en asuntos legales diarios.
El cambio tras la Revolución de 1979
- Expansión del título de ayatolá por razones políticas. La Revolución Islámica liderada por el ayatolá Ruhollah Jomeini convirtió el rango clerical en un pilar constitucional y, al mismo tiempo, disparó el número de ayatolás: la nueva república necesitaba autoridades religiosas para ocupar tribunales, mezquitas y cargos de gobierno.
- Ejemplo: Ali Jameneí fue nombrado ayatolá al asumir el liderazgo. Tras la muerte de Jomeini en 1989, la Asamblea de Expertos eligió a Ali Jameneí como Líder Supremo, ascendiendo a un clérigo que era todavía hoyatoleslam (grado inferior). Por lo tanto, su promoción rápida ilustra la politización del título. Varios grandes maestros de Qom cuestionaron entonces la legitimidad de su rango.
Funciones religiosas, sociales y políticas
- Interpretación de la ley islámica y emisión de fatwas. Los ayatolás publican colecciones de fatwas (opiniones jurídicas) que guían en diferentes temas. Estas obras se recopilan en manuales prácticos denominados risāla-yi ʿamaliyya y se actualizan de forma constante.
- Liderazgo espiritual y guía de seguidores. Más allá de los textos, un ayatolá dirige redes de seminarios, fundaciones benéficas y medios de comunicación. Sus oficinas reciben cartas diarias de fieles que consultan sobre oraciones, finanzas o asuntos familiares.
- Influencia en el poder político, especialmente en Irán. La Constitución iraní de 1979 introdujo la velāyat-e faqīh (tutela de los juristas), que otorgó al Líder Supremo (siempre un gran ayatolá) la última palabra sobre política exterior, defensa y justicia. El Consejo de Guardianes, dominado por clérigos, supervisa las leyes y filtra candidatos electorales para garantizar la concordancia con la sharía. Así, la cúpula clerical fusiona la esfera religiosa con la estatal.
El impacto de los ayatolás fuera de Irán
- Papel en Irak y otras comunidades chiíes. En Najaf, Irak, el gran ayatolá Ali al-Sistani ejerce una autoridad moral enorme sin ocupar cargos gubernamentales. Su llamado a las urnas tras la invasión de 2003 moldeó la transición política y contuvo conflictos sectarios. A diferencia del modelo iraní, Sistani rechaza dirigir el Estado y defiende una separación parcial entre religión y gobierno.
- Su influencia en el sistema religio-político regional. Los maraji de Qom y Najaf influyen en comunidades dispersas de chiíes: desde el Golfo Pérsico hasta Líbano, Pakistán y diásporas occidentales. Sus fatwas pueden legitimar frentes armados, campañas de caridad o, por el contrario, desautorizar la violencia sectaria, como hizo Sistani en 2014 frente al avance de ISIS.
Críticas y debates
- Politización del título y pérdida de rigidez académica. Analistas señalan que el uso estratégico del rango (como en el ascenso exprés de Jamenei) ha erosionado la percepción de mérito puramente intelectual. Esto ha provocado rivalidades entre seminarios de Qom y Najaf sobre quién encarna la auténtica autoridad religiosa.
- Percepciones de represión bajo regímenes dominados por ayatolás. Dentro de Irán, opositores acusan al clero gobernante de fusionar poder religioso y estatal para sofocar la disidencia, restringir derechos civiles y controlar medios. La Guardia Revolucionaria y la Policía Moral responden directamente al Líder Supremo, reforzando esa visión autoritaria.
- Debates entre seguidores sobre su autoridad moral y religiosa. Mientras algunos creyentes ven a los ayatolás como garantes de la pureza doctrinal y la justicia social, sectores juveniles critican la brecha entre el ideal revolucionario y la realidad de corrupción o desigualdad exhibida por ciertas élites clericales.
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