En este artículo se analiza el origen, la composición y el impacto de la Triple Alianza y la Triple Entente durante la Primera Guerra Mundial.
Entre 1870 y las primeras décadas del siglo XX, el escenario europeo era más que inestable. Una rivalidad constante entre potencias, el reparto colonial y las ambiciones territoriales generaron lo que parecía inevitable, pero que acabaría convirtiéndose en uno de los episodios más lamentables de la historia: la Primera Guerra Mundial.
Cuando en 1914 estalló el conflicto, las principales potencias ya estaban divididas en dos bloques bien definidos. Estas alianzas no solo respondían a intereses militares, sino también a necesidades políticas y a la posición que cada país quería ocupar en el equilibrio europeo. Por un lado, la Triple Alianza pretendía reforzar a las potencias centrales del continente. Por otro, la Triple Entente intentaba frenar esa expansión.
La Triple Alianza en la Primera Guerra Mundial
La Triple Alianza se firmó en 1882 por iniciativa del canciller alemán Otto von Bismarck. Alemania, Austria-Hungría e Italia sellaron un pacto que, en apariencia, era defensivo. Pero el objetivo era aislar a Francia y frenar cualquier intento de expansión por parte de Rusia. La desconfianza entre los miembros era evidente desde el principio, aunque intentaron cubrirla con lenguaje diplomático.
➡️ Te puede interesar: La anti Unión Europea: el mapa del euroescepticismo
Italia nunca se sintió cómoda del todo en ese bloque. Las tensiones históricas con Austria-Hungría por el control de zonas en los Alpes seguían vivas. Aunque formaba parte de la alianza, en 1902 firmó un compromiso secreto con Francia: si uno era atacado, el otro no atacaría.
El tratado se renovó varias veces, pero sin reforzar la cohesión entre sus miembros. Cuando comenzó la guerra en 1914, Italia decidió mantenerse al margen. Dos años después, en 1915, se pasó al bando contrario tras recibir garantías de que podría anexionar territorios en disputa.
Cómo surgió la Triple Entente y por qué fue clave en la guerra
En el lado opuesto estaba la Triple Entente, una alianza basada en acuerdos progresivos. Fue fruto del acercamiento diplomático entre Francia, el Reino Unido y Rusia a lo largo de casi una década. El primer paso fue la Entente Cordiale entre París y Londres en 1904, a la que se sumó Rusia en 1907 tras resolver sus diferencias con los británicos en Asia.
La Entente no buscaba una guerra, pero sí actuar como freno ante el avance del bloque alemán. Cuando el archiduque Francisco Fernando fue asesinado en Sarajevo y Austria-Hungría declaró la guerra a Serbia, todo el sistema de alianzas se activó. Rusia intervino, Alemania respondió, y en cuestión de días, las potencias europeas estaban en guerra.
➡️ Te puede interesar: 7 películas para convertirte en experto en la Unión Europea
La solidez del bloque aliado se fue consolidando conforme avanzaba el conflicto. Bélgica pidió ayuda tras ser invadida por Alemania. Estados Unidos se unió en 1917 tras los ataques alemanes a su flota comercial. También se sumaron otros países como Japón, Rumanía, Portugal o Grecia. Incluso Italia, que había estado en el otro bloque, acabó combatiendo junto a la Entente.
Al término del conflicto, fue esta alianza la que impuso las condiciones de paz. No obstante, la factura fue inmensa: millones de vidas perdidas, cuatro imperios desaparecidos y un continente prácticamente destruido.
➡️ Si quieres adentrarte en la Unión Europea y las Relaciones Internacionales y adquirir habilidades profesionales, te recomendamos los siguientes programas formativos:




