Explora la capacidad de la energía nuclear como catalizador de la descarbonización, y sus beneficios ambientales y económicos frente a los combustibles fósiles. Durante el artículo verás por qué el trágico suceso no representa la realidad de la seguridad nuclear actual.
El desastre de Chernóbil, ocurrido el 26 de abril de 1986, fue uno de los accidentes nucleares más catastróficos de la historia. Una súbita oleada de energía durante una prueba de sistemas del reactor provocó un fallo crítico que ocasionó una explosión de vapor y fuego. Esto liberó grandes cantidades de partículas radiactivas a la atmósfera que se extendieron por gran parte de la URSS occidental y Europa. Además, el accidente destruyó el reactor 4 de Chernóbil, causando la muerte de decenas de operadores y bomberos en los tres meses siguientes, varios fallecimientos adicionales posteriormente y graves secuelas en la población derivadas de la radiación.
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La catástrofe estuvo provocada tanto por el diseño defectuoso del reactor combinado con graves errores cometidos por los operadores de la planta. Durante la preparación para una prueba de rutina, el personal desactivó varios sistemas imprescindibles de seguridad. Esto expuso fatalmente los defectos de diseño del reactor bajo estas condiciones de prueba. Tras el incidente, la URSS comenzó un esfuerzo frenético por esconder la catástrofe, contener la radiación y limitar su impacto ambiental y humano. Durante los meses posteriores, miles de «liquidadores» realizaron tareas peligrosas y mortales de limpieza para gestionar el desastre y minimizar sus consecuencias.
Factores políticos y de seguridad que provocaron el accidente
La catástrofe de Chernóbil fue una consecuencia directa del aislamiento durante la Guerra Fría y de la ausencia de cultura de seguridad. En la Unión Soviética, la filosofía dominante depositaba su fe en el trabajador, mientras que la automatización se veía con sospecha, ya que afectaba a los puestos de trabajo. «El déficit en el control de procesos se explica en parte por el hecho de que la planta se construyó con fines militares, diseñada para operar con una carga constante en modo de producción de plutonio», señala un análisis de ingeniería de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Reino Unido.
Además de eso, se suma que los operadores carecían de formación adecuada. De igual modo, desconocían las características del reactor RBMK que hacían extremadamente peligrosa la operación a baja potencia. «Los operadores violaron las especificaciones técnicas de la planta. Operaron la planta a muy baja potencia, pero sin seguir los procedimientos de seguridad», explica el mismo análisis. Además, una peculiaridad en el diseño de las barras de control causó un dramático aumento de potencia cuando se insertaron en el reactor.
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El diseño del reactor RBMK tenía graves deficiencias, principalmente debido al coeficiente de vacío positivo, lo que significaba que la reacción nuclear y la potencia podían aumentar si se perdía el agua de refrigeración o se convertía en vapor. Esta característica, contraria a la mayoría de los diseños occidentales, condujo al aumento de potencia incontrolado que llevó a la destrucción del reactor 4 durante ese ensayo.
La energía nuclear moderna: fiabilidad y seguridad
La energía nuclear actual es radicalmente diferente a la de la época de Chernóbil. «Una repetición del accidente de Chernóbil de 1986 es ahora virtualmente imposible», según un informe de una agencia alemana de seguridad nuclear de 1996. Además, tras el accidente, se realizaron modificaciones para superar las deficiencias en todos los reactores RBMK que seguían operando. Esto incluyó también cambios en las barras de control y la adición de absorbentes de neutrones.
Los reactores nucleares modernos están diseñados con numerosas características de seguridad que minimizan el riesgo de accidentes. «Los reactores modulares pequeños (SMR) utilizan sistemas de seguridad pasivos que pueden funcionar sin intervención humana o fuentes de energía externas», explica NuScale Power. De igual manera, estos reactores están diseñados para resistir eventos extremos, incluidos desastres naturales, sin liberar radiación dañina.
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Tras esta última afirmación te vendrá a la cabeza el accidente de Fukushima de 2011. Sin embargo, este accidente se debió principalmente a que el tsunami superó con creces las previsiones de diseño. Eso provocó la inundación y destrucción de los generadores diésel de emergencia que mantenían la refrigeración de los reactores tras el apagado automático por el terremoto. Esta pérdida prolongada de energía eléctrica impidió enfriar los núcleos, lo que provocó fusiones parciales y explosiones de hidrógeno. Por lo tanto, aunque los reactores modernos están diseñados para resistir eventos extremos, en Fukushima falló la protección frente a un tsunami de magnitud excepcional y la ubicación vulnerable de sistemas críticos, lo que desencadenó la crisis nuclear.
Pese a ese hecho aislado, la energía nuclear tiene el factor de capacidad más alto de cualquier fuente de energía. «Esto básicamente significa que las plantas de energía nuclear están produciendo potencia máxima más del 92% del tiempo durante el año», señala el Departamento de Energía de Estados Unidos. Esto es aproximadamente 2 veces más fiable que las unidades de gas natural y carbón, y casi 3 veces o más fiable que las plantas eólicas y solares.
Índices bajos de mortalidad, eficiente y baja en emisiones
En términos de seguridad, la energía nuclear tiene uno de los índices de mortalidad más bajos por unidad de electricidad generada en comparación con otras fuentes de energía como el petróleo, el carbón e incluso fuentes renovables como la eólica y la solar. «Los protocolos de seguridad modernos y los avances en tecnología han jugado un papel importante en hacer de la energía nuclear una de las formas más seguras de producción de energía disponibles hoy en día», afirma la Asociación Mundial de Energía Nuclear.
Por todo ello, la energía nuclear puede ser muy segura, como demuestran las estadísticas. La Marina de los EE.UU. ha utilizado energía nuclear desde 1958, hace 66 años. Nunca ha tenido un incidente grave y eso con miles de marineros viviendo a pocos metros de las plantas de reactores. Alfredo García, divulgador científico y operador nuclear, afirma en sus redes sociales que «es segura, eficiente y tan baja en emisiones como las renovables».
«Tenemos un formidable reto por delante: explicar a los ciudadanos que la energía nuclear es necesaria para continuar con nuestro desarrollo económico y social al mismo tiempo que es útil, junto con las energías renovables, para frenar el calentamiento global causante del cambio climático que estamos viviendo. Sin duda, el desconocimiento alimentado por otros intereses, fundamentalmente de los productores de petróleo y gas, así como de los promotores de renovables, ven a la energía nuclear como un enemigo potencial para atraer inversiones», asegura.
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