La geopolítica global entre China y Estados Unidos se juega en Madrid. España se posiciona como mediador en medio de tensiones comerciales, tecnológicas y estratégicas. El diálogo trilateral abre una nueva etapa en las relaciones internacionales con implicaciones clave para Europa.
España ha acogido la cuarta reunión entre Estados Unidos y China. El encuentro estuvo marcado por negociaciones tecnológicas, comerciales, de seguridad y, sobre todo, por la pugna geopolítica. España no solo ha reforzado su papel como mediador y socio estratégico de China dentro de la Unión Europea (UE).
También se ha convertido en un elemento clave para Washington, que busca estrechar lazos con el Gobierno español para contener la influencia china. La cuestión clave no son solo los acuerdos alcanzados ni su relevancia para España, sino el trasfondo geopolítico que realmente se ha jugado en esta cita.
Madrid: sede de las negociaciones entre las potencias clave del siglo XXI
Entre el 14 y el 17 de septiembre, Madrid fue el escenario de un encuentro histórico al acoger la cuarta ronda de negociaciones entre las dos superpotencias del siglo XXI: Estados Unidos y China.
La cita se inauguró el pasado 14 de septiembre con la llegada de las delegaciones. Estuvieron encabezadas por el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, y por el viceprimer ministro chino, He Lifeng. Ambas comitivas fueron recibidas por el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, en la sede de Madrid.
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El objetivo de este encuentro ha trascendido la mera diplomacia. Se ha convertido en una reunión estratégica cuyo propósito ha sido definir roles y acuerdos clave. En este escenario, España ha ejercido como interlocutor. Si bien los objetivos públicos destacan negociaciones sobre aranceles, seguridad nacional y asuntos comerciales e incluso tecnológicos, como la visión de EE. UU. sobre TikTok, la pugna geopolítica en torno a la consolidación de relaciones bilaterales con España, como país miembro de la Unión Europea, merece su propio análisis.
Cabe preguntarse el motivo por el cual se ha escogido a la capital española para acoger las negociaciones comerciales entre estos dos gigantes. En este sentido, España ha visto reforzado su rol como mediador internacional en un momento donde las tensiones, aranceles y competencia tecnológica están a la orden del día.
El presidente español ya ha manifestado públicamente su ambición de posicionar a España como un socio confiable para China. Busca obtener una ventaja competitiva frente al resto de países europeos, gracias a unas fructíferas relaciones con el gigante asiático. Por su parte, Beijing se apoya en la simpatía del Ejecutivo español para adentrarse en el mercado europeo. Así, cumple su objetivo de crecimiento económico y trata de sortear las barreras comerciales impuestas desde Bruselas.
Estados Unidos, por su parte, conoce la estrategia española y enfrenta un papel complejo a la hora de posicionarse. Con China existen claras tensiones comerciales, disputas por aranceles y una fuerte competencia tecnológica. Con España, en cambio, pesan las reservas del presidente español para destinar el 5 % del PIB a Defensa, según lo acordado como objetivo colectivo en la OTAN. También influye la tajante postura española frente al conflicto en Gaza.
Objetivos a nivel público: aranceles, futuro de TikTok y tecnología
El encuentro trilateral trajo consigo una serie de acuerdos que sientan las bases para una posible colaboración entre Estados Unidos y China a corto plazo.
Una de las principales cuestiones debatidas fue el futuro de TikTok en Estados Unidos. La polémica por el uso de esta aplicación china, propiedad de ByteDance, estuvo presente en la mesa de negociaciones. El presidente estadounidense Donald Trump aplazó su cierre mediante una orden ejecutiva, vigente hasta el 16 de diciembre. Esta fecha clave ha marcado un primer acuerdo de negociación entre Washington y Beijing, que continuará en debate.
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Aunque el líder norteamericano se muestra favorable a mantener viva la red social, especialmente por su popularidad entre los jóvenes y su potencial electoral, persiste la preocupación. El temor a la filtración de datos hacia China y los riesgos para la seguridad nacional siguen siendo motivos de gran inquietud.
Es por ese motivo que Estados Unidos busca que la aplicación, al operar en su territorio, no utilice el algoritmo chino de ByteDance. En otras palabras, el objetivo es eliminar a China de la ecuación. Según diversas fuentes, la compañía mantiene lazos con el gobierno chino. Por ello, permitir su operación supondría dejar a un gobierno foráneo (y principal competidor) al mando de la comunicación y el entretenimiento de toda la sociedad.
Por otro lado, cabe destacar que uno de los puntos fuertes de las negociaciones ha sido la cuestión arancelaria. En la última reunión celebrada en Estocolmo, en julio de 2025, ambas partes acordaron extender durante noventa días la tregua comercial. Ese acuerdo redujo los aranceles de represalia en ambos lados y reinició el flujo de minerales de tierras raras de China a Estados Unidos.
En Madrid se logró una nueva ampliación hasta noviembre. Dicha tregua también incluye la suspensión de nuevos gravámenes. Además, ha rebajado los aranceles previos hasta el 30 % para bienes chinos y un 10 % para los estadounidenses.
Sin embargo, una de las cuestiones que más tensión provocó antes del inicio de las negociaciones fue el anuncio del Ministerio de Comercio de China. El gobierno chino comunicó la apertura de dos investigaciones sobre importaciones de Estados Unidos en el sector de los semiconductores.
Nos encontramos ante uno de los mayores dilemas para ambas partes, pues la competencia dentro de este sector es clave para asegurar una supremacía tecnológica. Estamos ante uno de los mayores desafíos para ambas partes, ya que la competencia en este sector es decisiva para asegurar la supremacía tecnológica.
Se trata de un duro golpe para la Administración Trump. El Secretario del Tesoro, Scott Bessent, no recibió con agrado el anuncio y sostuvo que se realizó «en un mal momento».
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La investigación antidumping sobre algunos circuitos integrados analógicos procedentes de EE. UU. comenzó a raíz de unas investigaciones antidiscriminación contra las medidas estadounidenses que, desde 2018, han restringido la posibilidad de exportar semiconductores a china, así como limitando su actividad con el país asiático. Dicha investigación afecta al gigante tecnológico Nvidia, que está siendo acusado de violar las reglas antimonopolio por parte de China.
La investigación abierta por Beijing ha supuesto un revés para la contraparte norteamericana. A pesar de haber logrado principios de acuerdo, como en el caso de TikTok, las tensiones y la fuerte competencia siguen presentes entre ambas partes. Esto confirma que las relaciones no solo no atraviesan un buen momento, sino que aún están lejos de establecer unas bases preliminares de entendimiento mutuo.
España, el aliado que preocupa a EE. UU. y atrae a Beijing
Por otro lado, a nivel geopolítico, resulta aún más interesante analizar cuál podría ser el motivo «fuera de agenda pública» que llevó a Bessent a desplazarse a España. Ambas partes mantuvieron conversaciones paralelas, en las que se agradeció a España su saludable déficit comercial con Washington. En política, toda acción responde a un propósito. En este caso, es altamente probable que Estados Unidos busque reencauzar sus relaciones bilaterales con España. La posibilidad de perder a un aliado occidental histórico, debido a su cercanía con China, es hoy más que una realidad.
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Estados Unidos (y especialmente Trump durante sus últimos meses de mandato) no ve con buenos ojos el acercamiento de España a China. Esta preocupación aumenta al tratarse de un socio tradicional, comercial, cultural y miembro de la OTAN. En los últimos tiempos, se ha observado un claro deterioro en las relaciones entre ambos países. Las tensiones han estado marcadas por diferencias ideológicas entre Donald Trump y Pedro Sánchez. La situación se intensificó tras el posicionamiento del presidente español en defensa de Gaza y por sus reservas a aumentar el presupuesto destinado a la OTAN, a diferencia de otros socios occidentales.
En este sentido, España, pese a las desavenencias ideológicas, sigue siendo un aliado histórico clave para la política exterior estadounidense. Por ello, Trump no puede permitirse que China continúe su acercamiento hacia España. Se trata de un país miembro de la Unión Europea que, tradicionalmente, ha pertenecido a la esfera de influencia norteamericana. El objetivo es asegurar la permanencia de este modelo de gobernanza global.
Aunque generalmente se ha considerado que el continente americano es la esfera de influencia más relevante para Estados Unidos, mantener una fuerte alianza transatlántica sigue siendo una prioridad. La política norteamericana observa con atención la necesidad constante de China de introducirse en el mercado europeo e inclinar la balanza de poder en Occidente.
El acierto diplomático de España en el tablero global
El resultado del encuentro es claramente positivo para España. Ha reforzado su estrategia diplomática al posicionarse como un actor internacional que apuesta por el diálogo frente al unilateralismo. Este encuentro no solo ha sido una gran oportunidad para España de mostrarse como un actor internacional relevante, capaz de atraer eventos de gran envergadura política. También ha transmitido la necesidad de avanzar en un diálogo que promueva el entendimiento mutuo entre las dos principales economías del mundo.
Por otro lado, su rol dentro de la política doméstica en Bruselas adquiere aun más relevancia, contando con la posibilidad de influir en las futuras decisiones políticas de la Unión Europea a través de los diálogos y consensos alcanzados en Madrid. Esto se aplica especialmente tras las críticas recibidas por parte de Bruselas en cuanto a las relaciones sino-españolas, que no se muestran favorables al acercamiento desmesurado del ejecutivo español hacia China, que es excepcional dentro de la UE, pero que no favorece la industria europea al impulsar las inversiones chinas.
Si bien Bruselas no se muestra favorable a los aranceles como herramienta de política comercial con Beijing, tampoco considera ideal el modelo español. Este modelo apuesta por una relación más profunda a nivel comercial, tecnológico y geopolítico. Desde la Unión Europea se advierte que «es necesario ser más inteligentes en la relación con China».
Por lo tanto, aunque los avances conseguidos (como el principio de acuerdo sobre TikTok o la tregua arancelaria) representan pasos relevantes, el verdadero impacto político está por verse. La capacidad de España se reflejará en los próximos meses, si estos acuerdos se traducen en políticas estables y logran reducir la incertidumbre global, especialmente en los ámbitos económico y geopolítico.
Para España, este encuentro marca un punto de inflexión en su estrategia de política exterior a corto plazo. Representa un gran acierto, ya que el rol de mediador aporta un valor añadido que eleva su posición internacional. Sin embargo, será en el largo plazo donde se verá si esa posición se fortalece (mediante relaciones bilaterales con ambas potencias e impulso diplomático) o se debilita si la diplomacia falla o los compromisos no se cumplen.
Conclusiones
La reunión en Madrid ha impulsado la imagen de España como mediador internacional en un escenario marcado por crecientes tensiones entre Estados Unidos y China. Frente a un contexto de confrontación y pugna geopolítica, España recuerda a ambas potencias que aún hay espacio para el diálogo. Reforzó su simpatía con el gigante chino, mientras avanza en afianzar sus relaciones con su aliado tradicional estadounidense.
Si bien los acuerdos alcanzados suponen un primer paso hacia la cooperación, ambas partes aún están lejos del entendimiento mutuo. El tiempo será el juez que mostrará a la comunidad internacional si la diplomacia española ha influido positivamente en la concreción de acuerdos efectivos, o si simplemente fue otro encuentro diplomático sin objetivos a futuro.
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