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Taiwán y las probabilidades de una invasión por parte de China

Análisis

Natalia Peydro
Natalia Peydro
Graduada en Relaciones Internacionales y posteriormente alumna del Máster de Analista Geopolítico e Internacional de LISA Institute. Sus intereses están centrados en el contexto histórico y geopolítico de Asia-Pacífico y en su futuro como eje económico, comercial y tecnológico mundial. Así como en el auge del autoritarismo y la defensa de los DD. HH.

El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca ha reactivado viejas tensiones y dudas estratégicas en Asia. Sus primeras decisiones, declaraciones y nombramientos apuntan a un cambio en el enfoque hacia China y Taiwán. En este análisis, la alumni del Máster Profesional de Analista Internacional y Geopolítico de LISA Institute, Natalia Peydro, explica qué señales está dando Washington sobre su papel en un posible conflicto.

En los últimos años, la tensión a ambos lados del estrecho de Taiwán ha aumentado considerablemente. Desde 2022, China ha desplegado una cantidad sin precedentes de ejercicios militares, navales y aéreos alrededor del archipiélago. Con estas maniobras, manifiesta su interés de reunificar la isla con el resto del continente.

Taiwán, por su parte, ha continuado reforzando sus capacidades defensivas y ha declarado estar preparado para responder a cualquier provocación. Con ello, deja clara su intención de mantener su actual statu quo, lo que eleva la incertidumbre en la región.

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Con una retórica cada vez más agresiva, la posibilidad de un conflicto entre ambos territorios resulta una preocupación para la comunidad internacional. Por lo tanto, la pregunta que debemos contestar es: ¿qué probabilidades reales hay de que se produzca una invasión militar en el corto-medio plazo? 

Principales factores a tener en cuenta: 

1. Dificultad de operación militar

  • Consciente de su desventaja en una guerra asimétrica, Taiwán asume la llamada «estrategia del puercoespín». Esta consiste en fortalecer sus defensas al máximo para que cualquier intento de invasión por parte de China resulte extremadamente costoso y difícil, disuadiendo así el ataque.
  • El estrecho de Taiwán mide 180 km. Esta distancia representa un gran desafío logístico para cualquier operación militar. Especialmente si el objetivo es invadir y ocupar el territorio, no destruirlo. Además, las condiciones meteorológicas son adversas. Hay fuertes corrientes y tifones frecuentes. Esto complicaría aún más las maniobras anfibias, que ya de por sí se consideran unas de las más complejas y desafiantes a nivel militar.

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2. La orografía de Taiwán es especialmente compleja

  • La mitad de la isla está cubierta de escarpadas montañas. La otra mitad presenta una superficie altamente urbanizada y muy densamente poblada. Además, hay muy pocas playas aptas para desembarcos. Todo esto daría ventaja a los defensores y podría multiplicar las bajas del invasor.
  • La geografía del estrecho también actúa como una barrera natural. Se trata de una gran masa de agua que Taiwán puede aprovechar mediante minas navales, submarinos y sistemas de defensa costera. A ello se suma una red de túneles y refugios subterráneos que permiten proteger sus fuerzas.
  • La concentración de fuerzas en una operación de cruce del estrecho sería altamente vulnerable. Podría ser fácilmente atacada por la marina y la fuerza aérea de Estados Unidos y sus aliados.

3. Corrupción

  • En los últimos años, China ha enfrentado serios problemas de corrupción dentro de su ejército, lo que ha afectado su modernización militar. 
  • El presidente Xi Jinping ha llevado una campaña agresiva contra la corrupción en el ejército desde que asumió el poder. Entre julio y diciembre de 2023, al menos 15 altos cargos militares e importantes ejecutivos de la industria de defensa fueron destituidos de sus puestos. Entre ellos el Ministro de Defensa, Li Shangfu.
  • Las destituciones continuaron llevándose a cabo a lo largo de 2024. Esto provocó retrasos en la modernización y generó problemas en la implementación de nuevas tecnologías y tácticas.

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4. Intervención de Estados Unidos en Taiwán

En teoría, EE. UU. no reconoce a Taiwán como estado soberano. Sin embargo, en la práctica, mantiene relaciones diplomáticas y comerciales con la isla. Además, existen diversos motivos que muy probablemente lo llevarían a intervenir en caso de invasión.

  • La posición estratégica del estrecho de Taiwán: se trata de una ruta marítima ultra transitada. Una invasión podría interrumpir las rutas comerciales y afectar gravemente la economía mundial. Lo que convierte la estabilidad del Estrecho en crucial para el comercio global
  • Seguridad regional: Una invasión de Taiwán por parte de China podría desestabilizar toda la región. También pondría en riesgo la seguridad de las alianzas de Estados Unidos en Asia si no llegara a intervenir.
  • Compromiso: Según la Ley de Relaciones con Taiwán, Estados Unidos tiene el compromiso de ayudar a la isla a mantener su capacidad de autodefensa.
  • Simbolismo: Taiwán es un símbolo del triunfo de la democracia frente al autoritarismo

Consecuencias económicas: En un conflicto directo entre China y EE. UU. a raíz de Taiwán, las consecuencias serían catastróficas. Muchos economistas calculan que podría producirse una reducción de hasta un 10 % en el crecimiento del PIB mundial, casi el doble del daño que provocó la pandemia de COVID.

En noviembre de 2024, el superávit comercial de China con el resto del mundo fue de 97.440 millones de dólares. Este dato refleja la magnitud del comercio global chino y cómo unas sanciones económicas podrían tener un impacto significativo. Por ello, se considera esta una de las principales formas de disuasión.

El comercio que transcurre a través del Mar del Sur de China representa un 30 % del comercio global. En esta ruta también se encuentran reservas de gas y petróleo de las que China depende en gran medida.

La economía china atraviesa un período de desaceleración y enfrenta varios desafíos estructurales. Entre ellos destacan la crisis inmobiliaria, la espiral deflacionaria, los altos niveles de deuda de los gobiernos locales y una elevada tasa de paro juvenil.

5. Opinión social

Aunque la opinión de la sociedad taiwanesa sobre su situación con China es diversa y compleja, una gran parte de la población prefiere mantener el statu quo. Muchos individuos, especialmente los jóvenes y los partidarios del Partido Progresista Democrático (DPP), valoran la autodeterminación y las libertades democráticas. También creen que Taiwán debería ser reconocido como un país independiente. Sin embargo, prefieren mantener el statu quo por diversas razones.

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  • Mantenerlo proporciona seguridad y estabilidad, evitando conflictos directos con China.
  • La relación económica con China es significativa, y muchos taiwaneses temen que una ruptura o un conflicto afecte negativamente su economía. 
  • En general, la mayoría de los taiwaneses se identifican como taiwaneses y no chinos.

6. Relevancia tecnológica de Taiwán

Taiwán es uno de los mayores productores de semiconductores del mundo. Su industria es fundamental para la economía global en sectores estratégicos como la inteligencia artificial y la tecnología militar. La empresa TSMC es responsable de producir aproximadamente el 90 % de los semiconductores más avanzados del mundo.

  • China, por el momento, depende en gran medida de Taiwán para obtener semiconductores avanzados.
  • Esta industria representa una ventaja competitiva significativa para la isla. Cualquier interrupción en el suministro podría tener un impacto negativo en la economía y en la tecnología militar china.
  • De esta manera, los semiconductores se convierten en un motivo más de disuasión. Generan un interés global en mantener la estabilidad en la región y evitar conflictos que pudieran interrumpir la producción y el suministro de estos componentes críticos.

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Por lo tanto, como conclusión, aunque la situación se mantiene tensa y es probable que los ejercicios militares del ELP continúen, una invasión militar directa por parte de China en el corto plazo (2025-2030) parece poco probable. Esto se debe a las graves consecuencias que tendría a nivel global.

Los puntos clave son los siguientes:

  • La complejidad geográfica de la isla, que dificulta realizar maniobras anfibias para invadir y ocupar el territorio sin destruirlo.
  • Las devastadoras consecuencias económicas, con un severo impacto en el PIB global y en el suministro de semiconductores.
  • La importancia estratégica y geopolítica de Taiwán para Estados Unidos, que muy probablemente lo llevaría a intervenir.
  • Y el innegable deseo de los taiwaneses de mantener su statu quo.

El papel de Taiwán en la estrategia de Donald Trump

Desde que el reelecto presidente retomó su puesto al frente del Ejecutivo estadounidense el pasado 20 de enero, no ha pasado una sola semana sin que los periódicos y las redes sociales se hayan inundado de titulares. Todos ellos giran en torno a las provocadoras declaraciones del magnate americano y a sus nuevas y controvertidas medidas.

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En respuesta, han surgido todo tipo de reacciones. Algunas tienen un tono más alarmista que otras. Sin embargo, lo que resulta evidente es que el orden mundial establecido tras la Segunda Guerra Mundial está experimentando un colapso. Esto genera inquietud entre los aliados internacionales sobre el rumbo que está tomando la política estadounidense.

Sin embargo, en el caso de Taiwán, existen ciertas señales que podrían ayudarnos a intuir las verdaderas intenciones del nuevo presidente con la isla: 

En primer lugar, podemos afirmar que la administración de Donald Trump está retomando la política conocida como «ambigüedad estratégica», que Estados Unidos ha mantenido durante décadas. La administración Biden, en cambio, la había «dejado de lado» en cierta medida, adoptando un discurso mucho más directo y beligerante respecto a su implicación con Taiwán.

Dicha estrategia se remonta a 1979, cuando Estados Unidos reconoció oficialmente a la República Popular China como el único gobierno legítimo del país. Al mismo tiempo, aprobó la Ley de Relaciones con Taiwán, que establece que EE. UU. proporcionará a la isla los medios para defenderse, sin comprometerse explícitamente a intervenir militarmente.

La ambigüedad estratégica es, por lo tanto, una política deliberada que tiene como propósito disuadir tanto a China como a Taiwán de tomar acciones unilaterales. Por un lado, busca evitar que China invada Taiwán, ya que no puede estar segura del nivel de implicación estadounidense como respuesta. Por otro lado, disuade a Taiwán de declarar formalmente su independencia, lo que provocaría una agresiva respuesta militar por parte de China. 

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En segundo lugar, cabe destacar el nombramiento de Marco Rubio como nuevo Secretario de Estado, es decir, la persona encargada de la política exterior estadounidense. 

En el pasado, Rubio ha sido un crítico constante de las acciones de China hacia la isla. Ha señalado su agresiva campaña para aislar diplomáticamente a Taiwán del resto del mundo. También ha abogado por una postura más firme de Estados Unidos para contrarrestar estas acciones y garantizar que Taiwán tenga voz en los asuntos internacionales.

Más recientemente, en una conversación con el Ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, Rubio reafirmó el compromiso de Estados Unidos con la estabilidad en el estrecho de Taiwán y expresó su preocupación por la creciente presión de China sobre la isla. También ha defendido la necesidad de fortalecer las relaciones con Taiwán, incluyendo la venta de armas para su defensa. 

De hecho, Raymond Greene, director del Instituto Americano de Taiwán (institución que actúa como la embajada de facto de EE. UU. en Taipéi), afirmó recientemente que Estados Unidos está tratando de acelerar la entrega de armamento a Taiwán. El objetivo es calmar las dudas entre los taiwaneses, teniendo en cuenta el contexto internacional y la situación con los aliados estadounidenses en los últimos meses.

Por último, podemos afirmar que la relevancia estratégica de Taiwán a día de hoy sigue siendo demasiado importante para EE.UU. como para desentenderse o renunciar a su compromiso de defensa con la isla. Taiwán es considerado la llave que abre la puerta al Indo-Pacífico y, en el contexto geopolítico actual, Donald Trump no puede permitirse perderla ante China.


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