Nada más y nada menos, la deuda pública de Estados Unidos suma un total de 36 billones de dólares. La Administración Trump no solamente se enfrenta a ese enorme volumen de deuda, sino que al horizonte asoman unos vencimientos de deuda de 9 billones de dólares y el pago de los intereses. En este artículo, el alumno del Máster Profesional de Analista Internacional y Geopolítico de LISA Institute, Eduardo Miranda, explica por qué la deuda no ha dejado de aumentar y sigue una espiral de crecimiento junto a una contracción productiva del país.
Conforme a los últimos datos del Congressional Budget Office (la Oficina del Presupuesto del Congreso, conocida como CBO), Estados Unidos podría asumir un gasto en intereses del 3,2% en proporción con el PIB durante este año. Ahora mismo, los intereses son una parte considerable del gasto federal.
Respecto a estas estimaciones, representaría un 14% de toda la composición del gasto federal para este 2025. Es decir, de cada 100 dólares gastados, 14 van a intereses. La previsión para 2055, los intereses serían la quinta parte del gasto, es decir el 20%.

Las conclusiones que reflejan las valoraciones del informe The Long-Term Budget Outlook: 2025 to 2055 muestran que el promedio del coste de los intereses de la deuda federal durante los últimos 50 años es del 2,1% respecto al PIB. En diez años subirían al 4,1% y en 2055 un 5,4%.
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Los gráficos de abajo muestran el comportamiento evolutivo del porcentaje del gasto de los intereses respecto al PIB en los años 1991, 2025 y 2055.



Hay que tener en cuenta que el CBO empezó a recabar estos datos a partir de 1940. Desde 1940 hasta 2024, el mayor gasto de intereses ocurrió en 1991, con un 3,2%. Coincidentemente, es el mismo porcentaje previsto para este año. Además, se prevé que el 18% de los ingresos totales del gobierno federal se destinen a pagar los intereses en este año.
Si se toman en consideración las proyecciones a futuro de este organismo, más de una cuarta parte de los ingresos irán destinados a intereses para 2055. Ese porcentaje de ingresos totales llegaría a ser el 28%. Este fenómeno provocaría desinversión y carestía de recursos en otros rubros del gobierno federal.
El informe afirma que «esos desembolsos serían aproximadamente un 70% mayores que en su punto más alto desde al menos 1940». Si se llegaran a dar estos acontecimientos, nunca antes en la historia más reciente de EE. UU. se habría vivido una situación similar. Esto pone de manifiesto la frágil situación fiscal de EE. UU. para poder resolver sus capacidades de gasto federal y sus obligaciones deudoras.
Con los datos en la mano del CBO, la Administración Trump asiste al impulso del crecimiento de los intereses de la deuda. Ese 3,2% de gasto en intereses respecto al PIB coloca a EE. UU. ante el desafío de refinanciar más deuda este año. El actual contexto de los tipos de interés de los bonos están a niveles no deseados para el Departamento del Tesoro de Scott Bessent. Esta tesitura hace compleja la refinanciación de más deuda para cumplir con las obligaciones de pago que vencen, junto con sus respectivos intereses, en este 2025.
Escenario actual
Para la presidencia actual, implicaría generar nueva deuda para seguir pagando la deuda vencida y los intereses. En consecuencia, estos hechos proyectarían un importante gasto federal en los intereses de la deuda, tanto los que urgen ahora como los necesarios para refinanciar la deuda de hoy. Estos eventos desplazarían otros gastos de inversión del gobierno federal orientados a pagar deuda e intereses a largo plazo en vez de priorizar aspectos de mayor importancia civil.
Por si esto no fuera poco, según el informe de Peter G. Peterson Foundation, 9 billones de dólares en manos del público vencen entre el 1 de abril de 2025 y finales de marzo del 2026, un 25% del total de la deuda del país. Este junio vence una importante porción de esos 9 billones de dólares de deuda. Según el medio BitFinanzas, el «70% de esta deuda, es decir, 6,5 billones de dólares, vencerá entre enero y junio de 2025, lo que ejercerá una enorme presión sobre los mercados de bonos».
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En esta coyuntura, el Departamento del Tesoro se ve presionado a vender títulos de deuda a un mayor rendimiento (con unos tipos al alza en estos momentos) para cumplir con sus pagos y obligaciones de refinanciación. La situación sería más favorable si la Fed bajase tipos o hubiese una mayor demanda de estos bonos.
Actual contexto de la deuda pública de Estados Unidos
De acuerdo con los últimos datos del primer trimestre de 2025 del Bureau of Economics Analysis, Estados Unidos tuvo un PIB nominal (a precios actuales) de 29,9 billones de dólares. En cambio, su PIB real (teniendo en cuenta la inflación) fue de 23,5 billones de dólares.
La diferencia entre el PIB nominal y el PIB real es de 6,4 billones de dólares. Esta diferencia refleja ese incremento de precios, es decir, la inflación. La deuda estadounidense respecto a su PIB nominal es del 121%. En referencia al PIB real es del 154%. La disparidad de ambas es de 33 puntos porcentuales. Esta cifra es una clara visión de cómo la inflación ha hinchado el valor del PIB nominal.
Al ver los resultados del PIB Nominal, la economía estadounidense «parece» haber crecido. Pero realmente no ha sido así. Su crecimiento no se debe a una mayor producción, sino a la subida de precios. De hecho, los datos indican que el PIB real en el primer trimestre de 2025 con respecto al cuarto trimestre de 2024 sufrió una ligera disminución en la producción. Dicha caída representa una tasa anual de crecimiento del -0,2%. Esta reducción del primer trimestre de 2025 no se veía desde el año 2022.
Para resumir estos datos, la economía estadounidense se enfrenta a uno de los mayores desafíos económicos del actual siglo XXI. Al tener una deuda pública del 154% en relación al PIB real, sus obligaciones crediticias se reducen al tener una merma en la producción. Por este motivo, la economía estadounidense necesita hacer un mayor esfuerzo productivo para cumplir con sus compromisos de pago y reducir la tendencia refinanciadora de la deuda.
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Sin embargo, la situación refleja una refinanciación con mayores rendimientos a pagar y con una producción baja. Esto podría llevar a la economía estadounidense a un escenario de estanflación (poca producción y precios inflados), sumado a los problemas de idas y venidas de los aranceles de Trump. Estas medidas arancelarias pondrían en un apuro a la producción estadounidense necesitada de insumos foráneos.
¿Quién posee la deuda pública de Estados Unidos?
Por un lado, están los Intragovernmental Holdings, es decir, la deuda que se debe a sí misma el gobierno federal. Dentro de este grupo, se encuentran fondos fiduciarios del gobierno como el Medicare o el Social Security Trust Fund. Estos fondos se financian con los impuestos de ciudadanos estadounidenses.
Pero, cuando se hallan en superávit, sus excedentes se invierten por ley en unos bonos especiales denominados Government Account Series Securities del Tesoro. Este excedente da margen de maniobra para otros gastos del gobierno. En total, la deuda que tiene EE. UU. consigo mismo es de 7,36 billones de dólares.
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Por otro lado, están los tenedores de deuda pública externa al gobierno federal. En esta agrupación se hallan bancos, gestoras de inversión, individuos (nacionales como extranjeros), empresas, países, la Reserva Federal, gobiernos estatales y locales de EE. UU. La cifra de estos poseedores de deuda se traduce en 28,8 billones de dólares.
Para que sea más visual y entendible, observe el gráfico realizado por el Departamento del Tesoro sobre la evolución de la deuda entre estos dos tenedores a partir del 2015 hasta el 2025.

En este 2025, el 80% de la deuda norteamericana pertenece a entes externos al gobierno, un 122% respecto al PIB real. El otro monto restante supondría el 20% en manos del propio gobierno.

Con el siguiente gráfico de los datos recogidos del Departamento del Tesoro por el Peter G. Peterson Foundation de diciembre del 2024, se aprecia con mayor precisión quiénes poseen mayores títulos de deuda.

Como se muestra en el gráfico anterior, los mayores poseedores de deuda son la Reserva Federal, grandes fondos de inversión, bancos comerciales, estados y gobiernos locales, otros domésticos (un compendio de inversores no tipificados) y un conjunto de países con mayor predominio de Japón.
Los datos indican que los mayores tenedores de deuda estadounidense se encuentran en el ámbito nacional.

A la vez que Estados Unidos necesita de más préstamos, los tenedores extranjeros han asumido un mayor rol e influencia en la compra de deuda federal. Especialmente, Japón, China y, actualmente, Reino Unido.


Japón, un actor relevante para la Administración Trump
El caso más paradigmático es el de Japón. El yen, al ser una divisa depreciada, se ha usado para ganar rendimientos a través del carry trade. En cambio, Japón ha utilizado los bonos para intervenir en el mercado de divisas a favor o en contra de su moneda. Sin embargo, el problema subyace con las inestabilidades económicas y fiscales del país nipón. Al tener una moneda devaluada, unos tipos de interés actualmente bajos, una significativa inflación y una gigantesca deuda, es posible que esa inversión en bonos retome su cauce de vuelta para reforzar el yen.
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Para ello, Japón tendría que deshacerse de deuda estadounidense, pero obstaculizaría los planes de Trump de refinanciación de la deuda. Una venta masiva de bonos federales sacudiría al mercado, haciendo disparar su rendimiento y sus costes a futuro. Otro escenario inconveniente para Estados Unidos sería que el banco central de Japón subiese los tipos de interés a niveles nunca antes vistos.
En consecuencia, el yen se apreciaría y los especuladores de carry trade verían cómo sus retornos no generarían ganancias por el tipo de cambio en la divisa. Por lo tanto, estos podrían desprenderse de sus títulos de deuda para centrarlos en otros de mayor rentabilidad, perjudicando de nuevo la tasa de rendimiento de los intereses de la deuda del país norteamericano. Por tanto, el interés de la Administración Trump pasa por conseguir beneficiosos acuerdos mutuos con Japón. Principalmente, porque es el mayor acreedor como país extranjero de EE. UU.
¿Qué hará la actual Administración de Estados Unidos con respecto a la deuda pública de Estados Unidos?
La situación es crítica para Trump durante este primer año de mandato. El déficit fiscal previsto sigue siendo alto con respecto al PIB (6,2%). Además, el nuevo proyecto de ley, aprobado por la mínima en la Cámara de los Representantes (pendiente de su votación en el Senado), pone en cuestión la eficiencia y solvencia del gobierno federal para acabar con esa espiral de gasto y deuda.
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Asimismo, la Fed se mantiene distante de la presión del gobierno para bajar tipos y no ve la ocasión de hacerlo conforme está la economía. Sin embargo, las circunstancias llevan a pensar que en algún momento lo hará para evitar recesiones en la economía norteamericana.
La Administración Trump está ante uno de los desafíos más acuciantes de su legislatura. Su política fiscal podría determinar el futuro resultado de las elecciones del Midterm. Unas elecciones clave para el gabinete de Trump, si quiere llevar a cabo su agenda política y mantener su confianza en el pueblo norteamericano.
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