Guantánamo ha sido, durante décadas, una pieza incómoda en el tablero geopolítico de Estados Unidos. Su existencia genera debate, incomoda a organismos internacionales y reaparece, de tanto en tanto, como emblema de políticas duras. En este artículo, Matías González, alumno del Máster Profesional de Analista Estratégico y Prospectivo de LISA Institute, explica cómo, bajo nuevas órdenes, la base vuelve al centro de la discusión con un enfoque distinto, pero igual de polémico.
El 29 de enero de 2025, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó un decreto para ampliar la capacidad de reclusión de inmigrantes irregulares que representan una amenaza para el país.
Parte de la población defiende esta medida por motivos de Seguridad Nacional y por la ubicación estratégica del centro. Sin embargo, otros critican el alto coste de mantenimiento y denuncian posibles vulneraciones de derechos humanos.
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¿Cuál es el origen de esta base? ¿Después del 11-S los gobiernos demócratas pudieron cerrar el centro de detención? ¿Trump la utilizará como una forma de disuadir a los inmigrantes irregulares de alejarse de Estados Unidos?
¿Sigue activo el centro de detención de Guantánamo?
La Base Naval de Estados Unidos de Guantánamo fue el resultado de la firma de la enmienda Platt de 1903 entre Cuba y Estados Unidos posterior al apoyo del último en la independencia entre el país isleño y España.
Este tratado buscaba asegurar la independencia de Cuba y evitar que países extranjeros intervinieran en sus políticas. Para lograrlo, Estados Unidos garantizó su presencia en territorio cubano mediante el alquiler de un espacio para instalar una base naval y almacenes de carbón (las llamadas carboneras), que servirían para abastecer a sus buques de vapor.
La Base Naval de Guantánamo se encuentra activa desde 1903 hasta la actualidad. Ha presenciado grandes fluctuaciones en la cantidad de personas que trabajan y albergan a lo largo de su historia según las funciones que esta ha realizado para el gobierno de Estados Unidos.
Combate contra el terrorismo post 11-S
Tras los ataques a las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos, bajo el mandato de George W. Bush, abrió en 2012 un centro de detención para sospechosos del ataque terrorista y lo ubicó en su base naval de Guantánamo.
Esta medida fue cuestionada por la comunidad internacional debido a supuestos maltratos y abusos que sufrieron los presos, entre los que se encuentran el no tener procesos judiciales, torturas físicas y sicológicas, alimentación forzada, aislamiento, entre otros.
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Estos han sido reiteradamente informados por Amnistía Internacional y las organizaciones de Derechos Humanos. Impunidad e injusticia: las detenciones en Guantánamo cumplen más de 20 años
Se informó que, en los 21 años de funcionamiento del centro de detención hasta 2023, hubo un total de 780 detenidos. A finales de ese año, quedaban solo 30. El número fue disminuyendo progresivamente, especialmente durante el gobierno de Joe Biden. Aunque expresó su intención de cerrar definitivamente la base, no logró hacerlo durante su mandato.
Reactivación de Guantánamo en el mapa con Trump
Al iniciar su segundo mandato, Donald Trump ordenó ampliar la capacidad carcelaria para 30.000 personas en Guantánamo, con el objetivo de poder enviar a los presos relacionados con inmigración irregular de Estados Unidos que presentan una amenaza para el país y que no confían en otros para su detención.
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El mandatario recibió fuertes críticas por parte de la oposición demócrata en Estados Unidos y de organismos internacionales de Derechos Humanos. Además, la medida generó controversias por el alto coste económico que implica su implementación. No obstante, sus defensores argumentan que Trump está cumpliendo sus promesas de campaña y aplicando su política de mano dura contra la inmigración irregular.
Escenarios futuros de la base americana
Debido a las implicancias de mantener la base naval de Guantánamo, se pueden presentar diversos escenarios en el futuro de la ampliación del centro de detención.
Escenario positivo, gobierno de Trump se ve fortalecido
El presidente Trump se ha caracterizado durante su segundo mandato por cumplir con sus promesas de campaña y por la aplicación de mano dura frente a los temas de seguridad y delincuencia en su país.
Durante las primeras semanas de gobierno,. encarceló a más de 3.000 inmigrantes irregulares en distintos operativos y ya comenzaron los traslados hacia Guantánamo.
La aplicación de estas medidas fortalecerá su gobierno debido al ámbito de seguridad nacional y a la disuasión necesaria para que evitar que se siga expandiendo la inmigración indocumentada en su país, debido al símbolo que genera ser deportado a la cárcel de Guantánamo.
Escenario neutral, la medida mantiene el Statu Quo
Tras las controversias generadas en enero de 2025 al ordenar la ampliación de la cárcel, la aplicación de medidas para su operación como el aumento de militares en la zona, la instalación de la logística necesaria y el traslado de los reos no generan grandes cambios en la seguridad del país.
La medida comenzó con traslados masivos de inmigrantes. Sin embargo, su compleja implementación y el impacto económico que generó en el país obligaron a replantear la estrategia.
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Tras los primeros meses, fue necesario movilizar a los migrantes a otras ciudades dentro de Estados Unidos y ofrecerles procesos judiciales claros, como exigía la oposición. La ampliación de la cárcel de Guantánamo, en consecuencia, tuvo poco impacto real y terminó convirtiéndose en una noticia que pronto cayó en el olvido.
Escenario pesimista, Trump debe cerrar Guantánamo
A pesar del cumplimiento de sus promesas de campaña, la ampliación de la cárcel de Guantánamo no genera los créditos necesarios para mantener su operatividad con esa cantidad de personas. Hay un alto coste relacionado con su utilización, ya sea por el ámbito de personal y logística militar que trabaja en el lugar, junto con que para poder trasladar a los presos hasta ese punto se utilizan aviones que elevan su gasto.
Las presiones políticas de la oposición, que cuestionaban el alto coste de mantenimiento y la fallida implementación de las medidas, generaron un desgaste importante. A esto se sumaron las constantes coberturas mediáticas que afectaron la imagen de su gobierno.
Como resultado, la estrategia de mano dura frente a la inmigración perdió fuerza y Trump vio debilitada su capacidad para impulsar nuevas soluciones.
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