En un mundo donde las emociones pesan más que los datos y las decisiones se toman en medio del desconcierto, los modelos clásicos ya no bastan. En este artículo, la alumna del Máster Profesional de Analista Internacional y Geopolítico de LISA Institute, Rosalía Fernández, analiza cómo el modelo BANI se convierte en una herramienta clave para entender un caos que ya no es opcional, sino una necesidad estratégica.
El escenario geopolítico contemporáneo ha superado los límites explicativos del modelo VUCA (formulado por el ejército de Estados Unidos en los años 90) y se inscribe crecientemente en el marco BANI (Frágil, Ansioso, No Lineal, Incomprensible), un paradigma más afín a la realidad emocionalmente cargada e impredecible del siglo XXI. La dinámica trumpista, caracterizada por anuncios disruptivos, retórica polarizada y volatilidad en los mercados (como las reacciones observadas desde el 5 de abril de 2025) ilustra esta transición.
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BANI no se limita a describir, sino que redefine la forma de comprender el poder, la influencia y la resiliencia en un entorno no lineal, incorporando herramientas como la teoría de juegos. Este artículo analiza cómo los actores internacionales navegan un orden mundial emergente, donde la disrupción se convierte en una herramienta de poder.
¿Por qué el modelo VUCA ya no basta?
VUCA, acrónimo de Volatilidad, Incertidumbre, Complejidad y Ambigüedad, fue concebido para explicar un mundo posterior a la Guerra Fría, marcado por la fragmentación del poder y la aceleración global. Permitía entender fenómenos como la aparición de actores no estatales o las crisis financieras de los años 90 y 2000.
Sin embargo, la velocidad y profundidad de los cambios actuales han rebasado sus capacidades. Esto se evidencia en escenarios donde los sistemas financieros colapsan en días, las emociones reemplazan a la lógica y los efectos se multiplican sin previsibilidad.
Estas transformaciones superan lo que los marcos explicativos tradicionales pueden abarcar.
La rapidez y magnitud de los cambios actuales, donde los sistemas financieros se ven afectados en cuestión de días y hasta horas, las emociones prevalecen sobre la lógica y los efectos se multiplican de manera impredecible, han superado las explicaciones ofrecidas por el modelo VUCA. Un ejemplo claro es la reciente implementación de aranceles (Reciprocal Tariff) por parte de la administración Trump, que entraron en vigor el 5 de abril de 2025 y han escalado desde entonces. Estas medidas han tenido un impacto significativo en las bolsas de todo el mundo, con caídas generalizadas en los principales índices.
En España, el IBEX 35 registró una caída del 2% tras la entrada en vigor de los nuevos aranceles «recíprocos» impuestos por Estados Unidos. Todos los valores del IBEX experimentaron pérdidas, destacando Repsol (-3,71%), Cellnex (-3,61%) y Grifols (-3,08%).
En el Reino Unido, los mercados bursátiles también sufrieron descensos significativos. El FTSE 100 y el FTSE 250 cayeron un 2,8% y un 2,7%, respectivamente. Las acciones de empresas farmacéuticas como AstraZeneca y GSK disminuyeron notablemente debido a la posibilidad de aranceles adicionales en el sector.
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A nivel global, el colapso bursátil de 2025 se atribuye en gran medida a la intensificación de conflictos arancelarios y la adopción de políticas económicas agresivas. Tras el Día de la Liberación proclamado por Trump el 2 de abril, el Dow Jones experimentó una pérdida de 4.000 puntos en 48 horas, marcando caídas históricas.
Estos acontecimientos reflejan un entorno económico que trasciende la simple volatilidad, caracterizándose por la fragilidad, ansiedad, no linealidad e incomprensibilidad, aspectos centrales del modelo BANI.
Del modelo VUCA al BANI: el nuevo estándar del caos
Propuesto por el futurista Jamais Cascio y utilizado para interpretar escenarios globales, el modelo BANI captura con mayor fidelidad la naturaleza del mundo actual mediante cuatro ejes clave o del desorden estratégico:
Frágil (Brittle): El poder de lo quebradizo
En el mundo actual, lo frágil es una fuente de oportunidades para los más adaptativos. Las tensiones comerciales, como las derivadas de los aranceles impuestos por Trump con Canadá, México y China, o las vulnerabilidades energéticas en Europa tras la guerra en Ucrania, revelan que lo que antes parecía estable es ahora susceptible a colapsar. Las organizaciones que sepan reconocer esta fragilidad y convertirla en una ventaja estarán mejor posicionadas para prosperar en este entorno.
Ansioso (Anxious): Emoción como arma geopolítica
En este contexto, la ansiedad colectiva se ha convertido en un motor para movimientos irracionales. Las amenazas a infraestructuras críticas, como el Canal de Panamá, o las incertidumbres sobre la OTAN generan reacciones desmesuradas. Las fluctuaciones del mercado, impulsadas por especulación emocional, son reflejo de este fenómeno. La emoción se ha convertido en un activo político y económico, y los líderes que comprendan y gestionen esta ansiedad tendrán una ventaja significativa.
No Lineal (Nonlinear): Pequeñas causas, grandes efectos
Un ejemplo claro de la no linealidad es la imposición de aranceles que desató un efecto dominó en los mercados globales, alterando precios y afectando la inflación. Otro ejemplo destacado lo vemos en el sector de la salud, pequeñas filtraciones de información sobre brotes zoonóticos pueden desestabilizar mercados y políticas globales. La capacidad de anticipar estos puntos de inflexión es crucial para evitar ser tomado por sorpresa ante los grandes cambios que siguen a estos eventos aparentemente menores.
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Incomprensible (incomprehensible): Gestionar sin entender
En un mundo donde la información es contradictoria y la política es opaca, lo esencial no es tanto entender todos los factores, sino actuar rápidamente en medio de la incertidumbre. Organizaciones ágiles, con sistemas de inteligencia anticipatoria y protocolos adaptativos, son las que mejor manejarán el caos. En el campo de la salud, esto significa adaptarse rápidamente a situaciones cambiantes, como la gestión de brotes de enfermedades o la respuesta a desinformación.
BANI, el arte de navegar lo incierto
El modelo BANI ofrece una visión más precisa y útil para navegar en un mundo caracterizado por la volatilidad, la incertidumbre y la complejidad. No se trata solo de identificar el caos, sino de actuar en consecuencia, reconociendo que la fragilidad, la ansiedad, la no linealidad y la incomprensibilidad son características inherentes de los sistemas modernos. Los líderes y las organizaciones que comprendan y apliquen estos principios estarán mejor preparados para afrontar los desafíos del futuro, adaptándose y prosperando en un entorno cada vez más impredecible.
BANI y salud global: entre pandemias, ciberataques y resiliencia emocional
La gobernanza de la salud pública también ha entrado de lleno en el paradigma BANI. Las pandemias no solo han demostrado la fragilidad de los sistemas sanitarios, sino también su ansiedad colectiva. Esta se refleja en fenómenos como la escasez de material o la desinformación masiva. La no linealidad se manifiesta cuando un brote local desata una reacción global. También cuando la saturación hospitalaria en una región cambia los flujos económicos del comercio internacional. La incomprensibilidad se profundiza con la inteligencia artificial en salud.
Para navegar este entorno, se requiere una salud pública ágil, con estructuras modulares, protocolos adaptables y liderazgo emocionalmente competente. La resiliencia no es solo física (camas, mascarillas, vacunas), sino informacional y afectiva.
Teoría de juegos en BANI: estrategias en un entorno caótico
La teoría de juegos, herramienta clásica del análisis estratégico, cobra renovada vigencia en el paradigma BANI. En entornos frágiles y no lineales, los actores ya no maximizan beneficios estáticos, sino que adoptan estrategias mixtas, adaptativas y emocionales.
- Juegos de suma cero: La retórica de «ganadores y perdedores», típica del trumpismo, revive estructuras conflictivas. Las amenazas arancelarias se comportan como movimientos estratégicos que inducen represalias (como en la guerra comercial con China).
- Dilema del prisionero: Los acuerdos multilaterales sufren por la desconfianza. Países que podrían cooperar (como EE. UU. y sus socios del T-MEC o la UE optan por la traición estratégica, anticipando beneficios inmediatos a costa de la estabilidad común.
- Juegos secuenciales: En un entorno ansioso, los primeros en actuar —escenarios de alertas sanitarias— obtienen ventaja. La velocidad de respuesta sustituye a la racionalidad perfecta.
- Estrategias evolutivas: En lo incomprensible, sobrevive quien mejor se adapta. Gobiernos y empresas exitosas no siguen reglas fijas, sino que prueban, fallan rápido y ajustan continuamente.
El enfoque BANI convierte la teoría de juegos en un modelo vivo, donde dominar el caos requiere intuición, aprendizaje continuo y capacidad de improvisación estructurada.
En este nuevo orden mundial BANI, actuar es sobrevivir. La resiliencia no es cuestión de poder, sino de comprender las fuerzas invisibles que mueven el mundo. Solo aquellos que dominen el desorden controlado podrán asegurar una posición estratégica, adaptándose con flexibilidad ante lo incomprensible.
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