La diplomacia vaticana es uno de los servicios diplomáticos más antiguos y respetados del mundo, con una red de representación que abarca prácticamente todo el planeta. A pesar de ser el país más pequeño del mundo en términos territoriales, el Estado del Vaticano ejerce una influencia diplomática desproporcionada a su tamaño, participando activamente en la resolución de conflictos internacionales y manteniendo relaciones formales con la mayoría de países del mundo.
Las misiones diplomáticas del Vaticano, conocidas como nunciaturas apostólicas, son las representaciones diplomáticas oficiales de la Santa Sede en el extranjero. Es importante aclarar que, aunque se ubican dentro de países extranjeros, estas representaciones no pertenecen al Estado de la Ciudad del Vaticano como tal, sino a la Santa Sede, que es la sede central de la Iglesia Católica y la entidad que mantiene las relaciones diplomáticas internacionales.
A diferencia de otros países, el Vaticano no cuenta con embajadas tradicionales, sino con nunciaturas apostólicas. Estas cumplen funciones similares, pero poseen características particulares. El jefe de una nunciatura apostólica es el nuncio apostólico, quien ostenta el rango de embajador y goza de los mismos privilegios y protecciones diplomáticas que cualquier otro embajador.
¿Qué es el nuncio apostólico?
Un nuncio apostólico o nuncio papal (del latín Nuntius Apostolicus) es el representante diplomático de la Santa Sede con rango de embajador. Generalmente, tiene el rango eclesiástico de arzobispo y reside en la nunciatura apostólica, que cuenta con los mismos privilegios e inmunidades que una embajada convencional.
Los nuncios apostólicos cumplen una doble función que los diferencia de otros embajadores: además de representar a la Santa Sede ante los Estados, también representan al Papa ante las Iglesias locales. Esta dualidad hace que su papel sea único en la diplomacia internacional. Sin embargo, la Santa Sede, que no expide visados, no tiene consulados.
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En muchos países, el nuncio apostólico tiene precedencia protocolaria sobre el resto de embajadores, siendo considerado el decano del cuerpo diplomático, lo que refleja la importancia histórica que se ha concedido a la representación vaticana.
Breve historia de la diplomacia vaticana
El inicio de la diplomacia pontificia se remonta a los primeros siglos del cristianismo. Los antecedentes históricos más remotos se encuentran en las misiones de los Vicarios Apostólicos (380 d.C.) y en los apocrisiarios ante la Corte imperial de Bizancio (453 d.C.).
Sin embargo, fue entre los siglos XV y XVI cuando nació la diplomacia moderna entre los Estados europeos. Como cabeza de la Iglesia y de los Estados pontificios, el Papa participó en este movimiento enviando embajadores a las cortes europeas bajo la denominación de nuncios apostólicos (del latín nuntiare, anunciar, dar a conocer).
La primera nunciatura establecida con carácter permanente fue en la República de Venecia en 1500. Con el paso del tiempo, la red diplomática pontificia se expandió gradualmente.
Los Pactos de Letrán: un punto de inflexión
Los Pactos de Letrán del 11 de febrero de 1929 constituyeron el momento más importante en la historia de la diplomacia del Vaticano. Estos acuerdos, firmados entre el cardenal Pietro Gasparri, en nombre del papa Pío XI, y Benito Mussolini, primer ministro italiano, reconocieron la independencia y soberanía de la Santa Sede, creando el Estado de la Ciudad del Vaticano como entidad soberana de pleno derecho.
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Los Pactos de Letrán resolvieron la llamada «Cuestión romana», permitiendo al Vaticano continuar desarrollando su red diplomática como Estado soberano reconocido internacionalmente. Este hito histórico permitió a la Santa Sede ampliar en gran medida su presencia diplomática en los cinco continentes.
Funciones de las misiones diplomáticas de la Santa Sede
Las nunciaturas apostólicas cumplen algunas funciones que van más allá de las tareas habituales de una embajada tradicional. Entre sus principales responsabilidades se encuentran:
- Representación ante los Estados y las Iglesias locales. La misión fundamental del nuncio apostólico es representar al Papa tanto ante los gobiernos como ante las Iglesias particulares de cada país. Esta doble representación supone una característica distintiva de la diplomacia vaticana.
- Mediación en conflictos internacionales. La Santa Sede ha desempeñado históricamente un papel importante como mediador en conflictos internacionales.
- Promoción de la paz y los derechos humanos. Las nunciaturas apostólicas colaboran con los Estados en áreas de interés común como la promoción de la paz, la justicia social y los derechos humanos. El Vaticano utiliza su influencia moral para fomentar iniciativas en favor de la paz, el progreso y la cooperación entre los pueblos.
- Enlace con las iglesias locales. Los nuncios apostólicos mantienen una comunicación constante con los obispos y otras autoridades eclesiásticas locales. Una de sus funciones más importantes es participar en el proceso de nombramiento de obispos, realizando encuestas sobre posibles candidatos y enviando los informes a Roma.
- Representación en organismos internacionales. La Santa Sede envía representantes pontificios a organizaciones gubernamentales internacionales, participando activamente en foros multilaterales donde se debaten temas de interés mundial.
Mapa actual de la diplomacia vaticana
A principios de 2025, la Santa Sede está presente en 184 Estados, además de la Unión Europea y la Soberana Orden Militar de Malta, lo que la convierte en uno de los actores diplomáticos con mayor presencia en todo el mundo.

En Roma hay 90 misiones diplomáticas acreditadas ante la Santa Sede, incluyendo las de la Unión Europea y la Orden de Malta, así como oficinas de la Liga de Estados Árabes, la Organización Internacional para las Migraciones y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.
Casos especiales y ausencias diplomáticas
A pesar de su amplia red diplomática, todavía hay más de una decena de países que no mantienen relaciones plenas con la Santa Sede. Entre ellos se encuentran principalmente estados comunistas asiáticos y países musulmanes como Afganistán, Corea del Norte, Maldivas, Arabia Saudí y China.
En los casos donde no existen relaciones diplomáticas formales con las autoridades de un Estado, el representante del Vaticano ante la Iglesia local recibe el nombre de delegado apostólico.
La influencia actual de la diplomacia vaticana
A pesar de los cambios políticos y conflictos que han afectado al mundo, el Vaticano ha conseguido mantenerse como un actor clave en los asuntos internacionales. Su visión diplomática, basada en la promoción de la paz, la justicia y la solidaridad, lo distingue de otros actores estatales que suelen priorizar intereses nacionales.
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Además, la diplomacia vaticana continúa ejerciendo su gran influencia en múltiples frentes, desde la mediación en conflictos hasta el diálogo interreligioso. El papa Francisco potenció esta tradición viajando a países estratégicos de mayoría musulmana.
En contextos actuales, la diplomacia papal sigue intentando ofrecer mediación, aunque con resultados variables. Esto demuestra tanto el alcance como los límites de la influencia diplomática vaticana en el difícil panorama internacional contemporáneo.
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