El presidente saliente de Estados Unidos, Joe Biden, acepta que Ucrania utilice contra territorio ruso su Sistema de Misiles Tácticos del Ejército (ATACMS). En este artículo, explicamos los principales motivos de este movimiento.
El 17 de noviembre de 2024, Joe Biden tomó una decisión muy importante al autorizar a Ucrania el uso de misiles de largo alcance estadounidenses para atacar objetivos dentro de territorio ruso. Esta medida marca un gran cambio de Estados Unidos respecto al conflicto entre Rusia y Ucrania, que comenzó a finales de febrero de 2022. La decisión de Biden responde a varios factores que han alterado el panorama de la guerra en los últimos meses.
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En primer lugar, y la más destacada; la reciente incorporación de tropas norcoreanas al conflicto ha jugado un papel crucial en esta decisión. Según la inteligencia estadounidense, Rusia ha desplegado alrededor de 10 mil soldados norcoreanos en la región de Kursk, cerca de la frontera norte de Ucrania. Este movimiento por parte de Rusia ha encendido las alarmas en Washington. Podría inclinar la balanza a favor de las fuerzas rusas y permitirles recuperar territorios previamente perdidos ante el avance ucraniano. La presencia de tropas norcoreanas aumenta la cantidad de efectivos en el terreno y también libera a soldados rusos para otras operaciones ofensivas.
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Otro factor determinante ha sido la presión constante del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, quien lleva meses solicitando a Estados Unidos la autorización para utilizar armas de largo alcance contra objetivos dentro de Rusia. Zelenski argumenta que esta capacidad es esencial para detener los ataques rusos contra ciudades ucranianas y su infraestructura eléctrica. Hasta ahora, la administración Biden había rechazado conceder este permiso por temor a una escalada del conflicto. Sin embargo, la situación en el terreno, el momento actual y el aumento de la amenaza rusa para los intereses occidentales han llevado a reconsiderar esta postura.
La victoria de Trump acelera la medida
La decisión de Biden también se enmarca en un contexto político complejo. Con la victoria de Donald Trump frente a Kamala Harris en las recientes elecciones presidenciales del 5 de noviembre y su inminente regreso a la Casa Blanca en enero, existe una gran incertidumbre sobre el futuro del apoyo estadounidense a Ucrania. Trump ha criticado repetidamente la ayuda proporcionada por la administración Biden y ha prometido poner fin rápidamente al conflicto, aunque sin especificar cómo lo haría. Ante esta perspectiva, la autorización de Biden para el uso de misiles de largo alcance podría interpretarse como un intento de fortalecer la posición de Ucrania antes de que se produzca un posible cambio en la política exterior estadounidense.
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Esta autorización no es un cheque en blanco para Ucrania. El permiso solo se limita al uso del Sistema de Misiles Tácticos del Ejército (ATACMS), con un alcance de unos 300 kilómetros. Además, se ha especificado que estos misiles solo podrán utilizarse contra objetivos militares específicos, como bases, centros logísticos y depósitos de municiones. Con esta medida, Biden quizá busque equilibrar la necesidad de apoyar a Ucrania con la precaución de no provocar una escalada incontrolable del conflicto. A pesar de estos límites, la decisión de Biden representa un cambio en la estrategia estadounidense y podría tener importantes repercusiones.
¿Qué son los misiles ATACMS?
Los misiles ATACMS (Army Tactical Missile System) son proyectiles tácticos desarrollados por Estados Unidos para lanzarse desde sistemas de artillería como el M270 MLRS y el HIMARS. Diseñados originalmente en la década de 1980 y puestos en servicio en los años 90, tienen un alcance que varía según la versión. Desde 165 hasta más de 300 kilómetros los más potentes. Este alcance permite atacar objetivos estratégicos como depósitos de municiones, infraestructuras críticas y bases logísticas situados lejos de las líneas de combate. Los ATACMS son misiles balísticos guiados, lo que les otorga alta precisión incluso a largas distancias, utilizando sistemas GPS y de inercia para dirigirlos a sus objetivos.
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En el campo de batalla, los ATACMS ofrecen una ventaja estratégica al permitir ataques profundos sin arriesgar tropas o aviones en operaciones peligrosas. Una sola plataforma de lanzamiento puede disparar estos misiles desde posiciones móviles, lo que dificulta su localización por parte del adversario. Además, algunos modelos pueden transportar diferentes tipos de cabezas de guerra, incluidas cargas explosivas unitarias para ataques de precisión o submuniciones que se dispersan para alcanzar múltiples objetivos en un área. Los ATACMS han ganado atención por su inclusión en el conflicto entre Ucrania y Rusia. Sin embargo, su uso también genera debate, ya que su despliegue puede escalar rápidamente tensiones geopolíticas de respuestas imprevisibles.
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Artículo escrito por:
Rubén Asenjo Morillas. Periodista apasionado por la actualidad internacional y la geopolítica. Escribo para entender el mundo en constante cambio y compartir perspectivas que despierten la reflexión y el debate. Comprometido con la búsqueda de la verdad y las historias que impacten e inspiren.