La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) es una alianza militar intergubernamental creada en 1949 con el propósito de garantizar la seguridad colectiva de sus miembros a través de la cooperación en defensa y la disuasión ante amenazas externas. Su principio fundamental se basa en el Artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte, que establece que un ataque contra uno de sus miembros será considerado un ataque contra todos. Originalmente formada por 12 países, la OTAN ha crecido hasta incluir más de 30 naciones, adaptándose a los cambios geopolíticos y expandiendo sus funciones hacia la gestión de crisis, la lucha contra el terrorismo y la seguridad cibernética. El artículo 13 establece el procedimiento para que un país abandone la OTAN, un proceso que requiere ciertos pasos.
Abandonar la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) implica un procedimiento jurídico preciso definido en el Artículo 13 del Tratado fundacional de 1949, única fuente vinculante para este proceso. Según dicho artículo, un país miembro que desee retirarse solamente debe emitir una notificación formal de denuncia al Gobierno de Estados Unidos, designado como depositario del tratado. El país que desea abandonar no tiene ningún requisito. El único que recoge el artículo 13 exigía que debían haber pasado veinte años de vigencia de tratado, algo que ya se cumplió en 1969. En consecuencia, la comunicación activa un plazo de espera de doce meses antes de que la salida sea efectiva. Asimismo, el texto especifica que Estados Unidos debe transmitir el aviso a todos los Gobiernos de los países aliados, garantizando transparencia durante todo el proceso.
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Sin embargo, la OTAN no contempla mecanismos para expulsar a un Estado miembro, lo que convierte la decisión en algo exclusivo del país solicitante. Además, durante el año de transición, el Estado sigue sujeto a las obligaciones del tratado, incluyendo el compromiso de defensa mutua del Artículo 5. Por ejemplo, si una nación iniciara el proceso de retirada, debería mantener su participación en operaciones colectivas hasta el último día de su membresía. Este requisito asegura que la seguridad aliada no esté comprometida durante la transición.
Ningún país ha abandonado la OTAN
A pesar de la claridad del marco legal, ningún país ha ejecutado el proceso de denuncia formal para abandonar la OTAN desde la fundación de la alianza. Tal como señala el Artículo 13, el derecho a retirarse existe, pero su aplicación sigue siendo un escenario hipotético. Curiosamente, el tratado tampoco exige una justificación explícita para la salida, limitándose a requerir el cumplimiento del plazo y la notificación. En otras palabras, un miembro podría abandonar la OTAN sin explicar motivos, aunque esta opción contradiría la lógica de cooperación estratégica que sustenta la alianza.
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Finalmente, durante el proceso de salida es importante mencionar la importancia del Gobierno estadounidense como salvaguarda jurídico. Tras recibir la notificación, los Estados Unidos deben informar al resto de miembros, cerrando así el ciclo formal de abandono del aliado. Este mecanismo, aunque sencillo en teoría, refleja la interdependencia institucional. Aunque la salida de un aliado alteraría el equilibrio geopolítico, la puerta sigue abierta por si acaso. Como resume el tratado, «cualquiera de las Partes podrá dejar de serlo, un año después de haber notificado su denuncia».
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