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El crimen organizado en América Latina: el tráfico de armas desde Estados Unidos y Europa que alimenta la violencia

Análisis

Pablo Uribe
Pablo Uribe
Analista de inteligencia geopolítica y estratégica con más de 7 años de experiencia en medios, tecnología y organizaciones sin fines de lucro en América Latina y Europa. Trayectoria comprobada en el cierre de acuerdos, la gestión de proyectos tecnológicos y de políticas públicas y la provisión de análisis en profundidad para diversas audiencias. Sólida formación académica y de posgrado con una maestría de dos años (Mphil) en Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Oxford y una doble titulación en Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de los Andes.

En el listado de las 50 ciudades más peligrosas del mundo, América Latina tiene una preocupante preponderancia. Los altos de índices violencia en la región se deben, en parte, al enorme flujo de armas de fuego ilegales disponibles. Muchas de estas armas vienen de Estados Unidos, donde se compran con facilidad en el mercado legal y pasan fácilmente al mercado ilegal. Pero, últimamente, el crimen organizado también se está dotando de armas europeas.

Las tasas de homicidio en Latinoamérica son las más altas del mundo, a pesar de que en la región en este momento no hay una guerra civil o un conflicto entre dos estados que suponga un aumento pronunciado de las muertes. Cada año, más de 40 ciudades de la región aparecen entre los 50 con más muertes violentas, una tendencia que se repite de acuerdo a los conteos anuales del Homicida Monitor, en el que países como Brasil o México tienen 13 y 11 ciudades, respectivamente.

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La violencia y los homicidios en América Latina tienen diversas explicaciones, siendo una de las más recurrentes las llamadas «causas objetivas». Factores como la pobreza, la desigualdad y el acceso limitado a servicios públicos adecuados crean un entorno propicio para el surgimiento de actos violentos, incluidos los asesinatos.

Sin embargo, desde los años 1990, un grupo de académicos inspirados en el análisis económico del crimen han concluido que las altas tasas de homicidios son consecuencia de las empresas criminales creada en América Latina que tienen mayores incentivos y facilidades para generar violencia y cometer homicidios.

El problema de las armas de fuego en América Latina

Los argumentos expuestos anteriormente ignoran o subestiman un factor crucial en la explicación de la violencia y los homicidios en la región: la proliferación de armas de fuego ilegales y el lucrativo mercado negro que las sustenta, al servicio del crimen organizado latinoamericano.

Los números muestran la preponderancia que tienen las armas de fuego en la comisión de asesinatos en América Latina, donde tienen mayor peso que en otras regiones del mundo. Mientras que en el promedio global de armas relacionadas con homicidios es del 32%, en Centroamérica del 57%, en Suramérica del 53% y en el Caribe del 51%. 

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Resulta imposible, por tanto, entender las dinámicas entre crimen y violencia sin considerar la proliferación de armas en la región. En especial, esto se hace evidente al conocer el impacto que tiene el mercado de armas de fuego ilegales de Estados Unidos en América Latina, un gigantesco productor cuyas armas, muchas veces, terminan en manos del crimen organizado o las pandillas latinoamericanos.

Estados Unidos: el principal proveedor de armas ilegales en América Latina

Estados Unidos encabeza la lista, siendo de lejos el mayor proveedor de armas de fuego ilegales en América Latina, seguido de Europa y Asia. A diferencia de estas regiones, el mercado de armas norteamericano no está regulado, en la medida en que la posesión de armas por parte de civiles hace parte de los derechos civiles consagrados en la Segunda Enmienda, que garantiza el libre acceso y posesión. 

La falta de regulación de las armas en Estados Unidos, aparte de motivar serios debates éticos y constitucionales, tiene enormes implicaciones en el abastecimiento ilegal de armas en América Latina. La fácil venta y disposición de armas por parte de civiles ha generado un mercado grande y diverso que permite que muchos poseedores de armas legales terminen sin saberlo vendiendo sus armas al crimen organizado latinoamericano. 

Una serie de datos sobre el mercado de armas en Centroamérica da cuenta del peso que tienen las armas de Estados Unidos en esta parte de América Latina. Según la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF), más de la mitad de las armas del crimen organizado recuperadas y rastreadas en Centroamérica proceden de Estados unidos. Este nivel, dice el reporte, luego de la operación Gatillo XI, se acerca al 70% en el caso de México y a 80% en el Caribe.

Las armas estadounidenses, conocidas como el «río de hierro», fluyen desde cientos de fábricas hacia una red de distribuidores de diversos tamaños. Estos vendedores comercializan una amplia variedad de armas a cualquier persona que cumpla con los requisitos legales de edad y antecedentes penales, los cuales varían según el estado.

La armas en manos de los civiles suelen tener poco seguimiento o monitoreo por parte de las autoridades (depende del estado). Pasados meses o años, varias de ellas terminan, en muchos casos, en el mercado ilegal. Es ahí cuando el crimen organizado de México, principalmente, y de Centro América empiezan a abastecer a sus ejércitos ilegales para defender sus rentas ilegales y enfrentar a rivales por el control territorial. 

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Por la dimensión del mercado ilegal de armas y la dificultad para calcularlo, no existen números aproximados de cuántas circulan en este año o el anterior en México. Una investigación estimó que de 2010 a 2013 había 235.000 armas de fuego en México adquiridas en Estados Unidos, legales e ilegales. Hoy, se calcula que existe el doble de armas, por lo que se puede estar hablando del doble o 500,000 armas, muchas de las cuales terminan en manos del crimen organizado. 

Importantes investigaciones revelan que existen 925 productores de armas en Estados Unidos, cuyas armas terminan en el mercado ilegal de México. De ellas se destacan fabricantes como Smith &Wesson, Colt, Glock y Beretta, que entre las cuatro representan el 30% de todas las armas en México con fabricantes identificados. «Les siguen Ruger (que produce armas en cuatro estados de Estados Unidos), Romarm, una empresa rumana que exporta rifles de asalto a Estados Unidos, y el fabricante brasileño Taurus, fabricante de pistolas de bajo coste», según indica el informe de Stop US arms to México, una organización que monitoreo el mercado entre ambos países y sus implicaciones. 

Las tres vías del tráfico de armas de Estados Unidos a México

Para llegar a México, el crimen organizado tiene tres formas de adquirir las armas, pasarlas por la frontera y lograr, ya en territorio local, el suministro de armamento. La primera forma es a través de testaferros, que no tienen antecedentes penales y pueden comprar armas en el mercado legal norteamericano. El escaso seguimiento de las autoridades de Estados Unidos sobre las armas legales hace que los testaferros sean una figura ideal para el crimen organizado.

En segundo lugar, hay compradores de armas legales en Estados Unidos que se aprovechan de las lagunas legales y adquieren un número importante de estas que luego venden de manera ilegal. Ese es el caso de, por ejemplo, los coleccionistas privados que adquieren armamento y luego lo venden. Finalmente, las redes de corrupción y el robo son las otras formas por medio de las cuales el crimen organizado de México se abastece de las armas norteamericanas. 

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Los estados, en este caso el mexicano, buscan enfrentar a un crimen organizado cada vez mejor armado con la importación de más armas para el Ejército y la Guardia Civil. El incremento del flujo de armas ilícitas obliga a los estados a comprar más armas. Las redes de corrupción del ejército mexicano terminan comercializando ilegalmente parte de estas armas, dotando de más armas al crimen organizado.

De Ucrania al mundo: el lucrativo negocio del tráfico de armas

El complejo panorama de las armas ilícitas no solo incluye proveedores como Estados Unidos, sino que, además, incluye armas provenientes de Europa. Este año, en junio, se conoció que el crimen organizado español accionó armas ilícitas contra la Guardia Civil en una operación en las costas de Cádiz, las cuales había adquirido de un lote de armas que la Organización del Tratado Atlántico  (OTAN) envió a Ucrania. Además de los españoles, otros grupos criminales europeos de Italia y Albania también se abastecen de armas destinadas a Ucrania. 

Las organizaciones de crimen organizado de Europa no son las únicas que se abastecen de las armas enviadas por la OTAN a Ucrania. . Las investigaciones revelan que el crimen organizado de Colombia, Venezuela y México también obtiene armas de primer nivel, provenientes de este mercado ilegal. Algunos cárteles latinoamericanos viajan a Ucrania para adquirir directamente sobre el terreno ese material bélico y lo envían de vuelta a los países latinos ocultos en contenedores que parten de puertos de ciudades europeas.

La fuga de armas en Ucrania revela dos problemas: la corrupción interna en las fuerzas armadas que se aprovechan de la cantidad de armas que están llegando al país para crear un mercado ilegal, y la creación de un mercado negro accesible a cualquier grupo criminal.

El masivo flujo de armas de fuego en América Latina, tanto ilegales como legales, es un factor clave que contribuye a los elevados índices de violencia y homicidios en la región. A esta problemática se suman las causas estructurales como la pobreza, la desigualdad y la deficiencia en los servicios públicos, junto con el crecimiento de organizaciones criminales consolidadas en las últimas tres décadas. Sin embargo, es imposible comprender plenamente las dinámicas entre crimen y violencia sin reconocer el impacto que tiene la proliferación de armas de fuego en la región.

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Las armas de fuego provienen principalmente del mercado legal norteamericano, que luego pasan a manos de terceros interesados en venderlas en el mercado ilegal. En este ámbito, el crimen organizado de México tiene una importante presencia, ya sea a través de testaferros, grupos que aprovechan las lagunas legales o redes de corrupción a su servicio.

Aparte del mercado ilegal norteamericano, Europa también se ha convertido en el lugar donde el crimen organizado de México se abastece de armas, sacando provecho de los altos flujos de armas con destino a Ucrania enviadas por la OTAN y las redes de corrupción que se han creado en ese país. 

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