En 2022, último año del que se poseen datos definitivos, hubo un incremento de casi un 70% en el número de suicidios respecto a 1984 en España. El suicidio, que ha estado cubierto desde la Antigüedad hasta ahora por el tabú y la falta de información y prevención, se ha convertido en una de las principales causas por muerte en España. Por ello, hemos preparado este artículo que explica la situación en los últimos años así como algunas orientaciones relacionadas con la prevención del suicidio. Si quieres saber más al respecto, te recomendamos el Curso de Introducción a la Prevención del Suicidio de LISA Institute.
El concepto del suicidio alrededor de un tabú centenario
El concepto del suicidio es tan antiguo como la propia Humanidad. Sin embargo, a lo largo de la historia, las distintas sociedades y sus respectivas culturas han hecho una lectura muy diferente alrededor del hecho de quitarse la vida. En la antigua Grecia, a las personas no libres no les estaba permitido, pero se consideraba que podía ser una salida honrosa en algunos casos excepcionales.
En Occidente, la concepción acerca del suicidio se ha visto altamente influenciada por el cristianismo. A diferencia de lo que la gente piensa, no es una creencia extraída de la Biblia. Existen casi una decena de referencias entre el Antiguo y el Nuevo Testamento a muertes por suicidio o tentativas sin determinar esta acción como algo negativo.
Convertir una acción en algo moralmente reprobable a ojos de sociedades enteras, hace que quien se plantea quitarse la vida o quien vive una pérdida por esta causa, deba ocultarlo. Es así como surgen los tabúes y como, la muerte por suicidio, se ha convertido en un tema del que nadie se atreve a hablar, pero que afecta cada día a más personas. Para ser exactos, cada año más de 700.000 personas mueren por suicidio, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Cada suicidio afecta directamente a otras seis personas.
Los datos de suicidios en España muestran una tendencia en aumento
En 1984, 2.493 personas murieron por suicidio en España. Diez años después, en el año 1994 murieron 678 personas por la misma causa. En 2004, 3.507 personas se suicidaron, un 10% más. De nuevo, diez años después, en 2014, 3.910 personas murieron por suicidio. Los datos son claros, existe un incremento de muertes por suicidio en las últimas décadas.
En 2022, último año del que se poseen datos definitivos, hubo un incremento de casi un 70% en el número de suicidios respecto a 1984. No obstante, esta lectura de los datos también indica que, aunque con la llegada de la pandemia se produjo un incremento de casi 300 muertes respecto al año anterior, en 2014 el número de muertes por suicidio fue prácticamente el mismo. El confinamiento fue un factor de riesgo claro, pero no explica, en ningún caso, las cifras expuestas. En comparación con otras causas de muerte, en 2019 en España, 1.842 personas perdieron la vida en un accidente de tráfico, mientras que 3.671 lo hicieron por suicidio. En contraposición, ese mismo año se destinaron 807,8 millones de euros a Seguridad Vial, mientras que aún no existe un Plan Nacional de Prevención del Suicidio.
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Por otro lado, cada vez existen más evidencias de que los datos no muestran un reflejo real del número de muertes por suicidio que se están produciendo. «Hay algunos casos de suicidio que no llegan a contabilizarse porque no hay evidencias de que lo sea y no queda registrado como tal», explican desde la Junta de Gobierno del Colegio de Psicólogos de Madrid.
En 2010, se registraron un total de 1.982 caídas accidentales, en 2020 el número ascendió a 3.605. Del mismo modo, el número de muertes por ahogamiento, sumersión y sofocación accidental en 2010 fue de 2.067, diez años después la cifra aumentó hasta casi tres mil. Los expertos encuentran una relación entre este aumento de muertes accidentales y suicidios no contabilizados. La única forma de esclarecer estos datos es mediante una autopsia psicológica, es decir, un proceso mediante el cual se evalúa cuál era el estado mental de la persona fallecida antes de morir y, por tanto, poder saber así si se trata de una muerte accidental o no. No obstante, este instrumento requiere una inversión en salud mental que en España no existe.
Las evidencias también muestran que, «pese a que las mujeres cometen más autolesiones e intentos de suicidio (tres por cada varón), los varones mueren más por suicidio que las mujeres», añaden desde el Departamento de Psiquiatría de la Fundación Jiménez Díaz. En 2022, 3.121 hombres murieron por suicidio frente a 1.011 mujeres.
Causas sobre el incremento en las tasas de suicidio en España
Es imposible dar respuesta a qué lleva a las personas a quitarse la vida de forma generalizada. Cada caso tiene una historia y unos desencadenantes detrás. No obstante, sí es posible comprender y profundizar en algunas claves que, a su vez, rompen muchos de los estigmas existentes alrededor de la muerte por suicidio.
Miguel Guerrero Díaz, en su pódcast Sonidos de psicología distingue tres conceptos fundamentales que influyen en el origen de la ideación suicida: «El dolor en todas su manifestaciones (físico, psicológico, social e incluso moral), con el consecuente sufrimiento que este genera. La desesperanza, entendida como un sentimiento de incapacidad para encontrar solución o salida a las problemáticas que se presentan. Y por último, la desconexión con la vida, con nuestro entorno más cercano, así como la pérdida de las razones que dan sentido a nuestra vida».
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En un sentido menos general, estas tres ideas desencadenantes también vienen impulsadas por una serie de factores y situaciones de riesgo que pueden experimentar las personas y que, en su conjunto, pueden desencadenar conductas suicidas. «Los factores de riesgo son múltiples y evolucionan con la sociedad. Se pueden clasificar en factores de riesgo socio demográficos, familiares, personales y sociales».
Si bien es cierto que hay un mínimo porcentaje de muertes por suicidio provocadas por un impulso, la gran mayoría son casos de personas que llevan mucho tiempo arrastrando un gran sufrimiento. «Un 40% de las personas que se suicidan, ese mismo día, han recurrido a hablar con un médico en busca de una alternativa». Un suicidio siempre es multicausal, es decir, no hay un solo motivo que lo explique, sino un conjunto de situaciones de riesgo. El suicidio no es una muerte voluntaria, pues dejar de vivir no es el fin en sí mismo, su intención es dejar de sufrir.
¿Cómo prevenir el suicidio?
¿Cómo evitar que las personas se quiten la vida? En primer lugar, es importante entender que las muertes por suicidio no se pueden erradicar, pero sí reducir. El objetivo principal de la prevención es transmitir que siempre hay una alternativa para todas aquellas personas que están sufriendo. Estamos ante una serie de medidas multidisciplinares, es decir, no solo afectan al campo de la psicología y la medicina, la prevención tiene cabida en todas las instituciones y colectivos, desde los centros escolares hasta las redes sociales. La empatía, la escucha activa, la normalización de los sentimientos de los demás, etc. son pequeñas acciones que también forman parte de la prevención.
Hace cuatro años, en algunos centros escolares de España se comenzó a solicitar ayuda ante algunos casos de suicidio consumado. Es en este momento, cuando algunas unidades de determinadas Comunidades Autónomas, comenzaron a elaborar ciertos recursos y protocolos de actuación para orientar e intervenir cuando el alumnado así lo requiera.
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En la Comunidad de Madrid, el equipo para la Prevención del Acoso escolar, comenzó a formar al personal docente y directivo de los centros escolares en torno a la prevención de muertes por suicidio hace más de tres años. Cuando un colegio o centro detecta una conducta de riesgo, puede contactar con la unidad que, lo antes posible, acude al centro para llevar a cabo un plan de seguridad, acompañamiento y atención especial a ese alumno. «Hay dos intervenciones que hay que planificar bien: las intervenciones con la familia, que deben estar muy tasadas y temporalizadas; y las intervenciones de coordinación con los servicios externos al niño que le puedan ayudar. Se trata de incrementar los factores de protección, que el alumno se sienta querido y protegido», explican desde el Colegio Oficial de la Psicología de Madrid.
Aunque en junio de 2021 en la Ley Orgánica 8/2021, de 4 de junio, de protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia se reconoció por primera vez la obligatoriedad de que las administraciones educativas establezcan un plan de actuación contra el suicidio, el asesoramiento y formación a los docentes sigue siendo voluntaria, y depende de los recursos existentes en cada comunidad.
El progreso en torno a la prevención del suicidio ha sido impulsado por un movimiento social a través de los propios afectados y profesionales especializados. Las instituciones políticas avanzan de forma aún más lenta en el desarrollo de políticas y planes de prevención. Tan solo ocho de las diecisiete Comunidades Autónomas españolas han desarrollado planes de prevención del suicidio propios y aún, a día de hoy, no existe un plan de prevención nacional pese a que las evidencias muestran que es una de las formas más eficaces de prevención. La prevención del suicidio es muy eficaz. En Dinamarca, con un programa nacional de suicidio, han disminuido un 400% las tasas de suicidio en 35 años.
El 10 de mayo de 2021, el Ministerio de Sanidad de España puso en marcha la Línea 024 de ayuda a las personas o familiares de personas con ideación o riesgo de conducta suicida.
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