Los debates presidenciales televisados en Estados Unidos son ya una tradición que moldea la opinión pública, influye en los votantes indecisos y puede definir el rumbo de las elecciones más importantes de todo el mundo.
Los debates presidenciales en Estados Unidos se han convertido en un pilar fundamental de la campaña electoral y en un espectáculo político seguido por millones de personas en todo el mundo. Estos eventos televisados ofrecen a los votantes una oportunidad única de ver a los candidatos cara a cara, discutiendo los temas y políticas que implementarán para el país y defendiendo sus propuestas.
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Desde el histórico primer debate televisado presidencial de la historia entre Kennedy y Nixon en 1960, que marcó el inicio de esta tradición, estos han evolucionado hasta convertirse en un ritual esperado con gran expectación antes de las elecciones. No solo permiten a los ciudadanos conocer mejor a los aspirantes a la presidencia, sino que también ponen a prueba su capacidad para pensar rápido, comunicar ideas complejas y mantener la compostura bajo presión.
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La importancia de estos debates trasciende las fronteras, convirtiéndose en un fenómeno global que capta la atención de medios internacionales y líderes mundiales por la importancia de Estados Unidos en el mundo. Su formato, estructura y dinámica se han adoptado y adaptado por muchos países, inspirando debates similares en democracias de todo el planeta. Aunque su impacto directo en los resultados electorales puede ser debatible, su influencia en la opinión pública y en la narrativa de la campaña es innegable.
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Los momentos memorables, las frases ingeniosas y los errores cometidos durante estos debates a menudo definen la percepción pública de los candidatos, pueden alterar el curso de una elección, e incluso pueden inclinar la balanza para un lado en caso de estar muy disputada la elección. Además, en la era de las redes sociales, estos eventos se han transformado en experiencias interactivas en tiempo real, donde millones de personas comentan, analizan y comparten sus impresiones, amplificando aún más su alcance e impacto.
Importancia de los debates presidenciales
De acuerdo con un estudio realizado por la Universidad de Michigan, los debates presidenciales influyen notablemente en las preferencias de los votantes. La investigación mostró que, tras observar los debates de 1960, 1968, 1976 y 1980, los votantes modificaron su elección de candidato en un promedio de 5 puntos porcentuales.
Por su parte, un análisis de la Universidad de California, Berkeley, concluyó que los candidatos que vencen en estos debates tienen una mayor probabilidad de ganar. El estudio mostró que, en los años 1960, 1968, 1976, 1980, 1984, 1988, 1992, 1996, 2000, 2004, 2008 y 2012, los ganadores de los debates triunfaron en las elecciones en aproximadamente el 70% de los casos.
Reglas y formato
Algunos debates pueden celebrarse de pie detrás de sus podios o sentados con el moderador en otro lado. Dependiendo del formato elegido, el moderador o un miembro de la audiencia hará las cuestiones. Por norma general, durante estos debates no se hacen declaraciones de inicio, solo al cierre.
La suerte elige quién comienza el debate y quién finaliza. Cuando se hace una pregunta, el candidato tiene 2 minutos para responder. Después de esto, el candidato contrario tiene alrededor de 1 minuto para responder y refutar sus argumentos. Sin embargo, el moderador podría aumentar unos 30 segundos por candidato la respuesta.
En algunos debates últimos, se han puesto luces de colores que simulan semáforos para ayudar al candidato a ver el tiempo que le queda; el verde son 30 segundos, el amarillo 15 segundos y el rojo que solo quedan 5 segundos. Si es necesario, se puede emplear elementos visuales o sonoros, como un timbre o una bandera.
Primeros debates predecesores
Aunque los debates presidenciales televisados en Estados Unidos comenzaron oficialmente en 1960, hubo algunos antecedentes importantes que sentaron las bases para esta tradición.
Debates Lincoln-Douglas (1858)
Aunque no fueron debates presidenciales propiamente dichos, estos enfrentamientos entre Abraham Lincoln y Stephen Douglas por un escaño en el Senado son considerados precursores. Se llevaron a cabo en siete ciudades de Illinois y duraban horas. El formato era peculiar. Primero, un candidato hablaba durante una hora, el otro respondía durante hora y media, y el primero cerraba con media hora más. En 1860, ambos candidatos fueron nominados para la presidencia. Sin embargo, en su carrera presidencial no participaron en debates, pero los celebrados anteriormente ayudaron a definir sus posturas. Terminó ganando Abraham Lincoln.
Debate por radio de 1948
Thomas Edmund Dewey y Harold Stassen, candidatos republicanos a la nominación presidencial, protagonizaron el primer debate radiofónico durante las primarias de su partido. Se centraron en un solo tema: la legalización del Partido Comunista. Fue breve, pero intenso, con millones de oyentes siguiéndolo atentamente. Mientras que Stassen apoyaba la ilegalización del Partido Comunista, Dewey se opuso a su prohibición.
Debate de primarias demócratas de 1956
Adlai Stevenson y Estés Kefauver se enfrentaron en el primer debate televisado de la historia durante las primarias demócratas. Aunque no tuvo el alcance de los debates posteriores, marcó el inicio de una nueva era en la comunicación política. Kefauver se retiró de la lucha y terminó presentándose Stevenson, quien perdió en las elecciones presidenciales contra Dwight D. Eisenhower.
Los debates presidenciales televisados
Kennedy-Nixon (1960)
Estos debates marcaron el inicio de una nueva era en la política estadounidense y mundial. John Fitzgerald Kennedy y Richard Nixon se enfrentaron hasta en cuatro ocasiones, pero el primer debate fue el más memorable. Kennedy apareció bronceado y relajado, mientras que Nixon, recuperándose de una enfermedad, se veía pálido y sudoroso. Curiosamente, quienes escucharon el debate por radio pensaron que Nixon había ganado, mientras que los televidentes dieron la victoria a Kennedy. Esto sucedió porque Nixon controlaba mucho los debates radiofónicos. Sin embargo, su falta de familiaridad con el formato televisado, su bajo peso, su aspecto pálido, su mala elección del color del traje (similar al del fondo del escenario) y su rechazo a utilizar maquillaje de televisión le llevaron a la derrota. Antes del debate, Kennedy tenía una ligera desventaja. Sin embargo, después de él, las encuestas le dieron una pequeña superioridad frente a Nixon.
Carter-Ford (1976)
Tras 16 años sin debates presidenciales, Jimmy Carter y Gerald Ford reavivaron la tradición. El presidente Ford, que asumió tras la renuncia de Nixon por el escándalo Watergate, dio el visto bueno a celebrar tres debates presidenciales con Carter. El primero se centró en cuestiones internas, el segundo sobre política exterior y el tercero sobre temática libre. Este debate, al igual que los de 1980 y 1984, lo patrocinó la Liga de Mujeres Votantes, un cambio a diferencia de otros que se patrocinaron por las cadenas de televisión.
En el segundo debate, Ford cometió un error garrafal al declarar que «no hay dominación soviética en Europa del Este», una afirmación que dañó seriamente su campaña. Esto ocurrió ya que negó la evidente influencia soviética sobre Europa del Este en plena Guerra Fría. Además, que generó dudas sobre su comprensión de política exterior. Esto provocó que pasase de recortar a Carter y estar parejos a estancarse, aunque las elecciones estuvieron muy disputadas.
Carter-Reagan (1980)
Ronald Reagan brilló en este debate con su carisma y habilidad comunicativa tras tener experiencia frente a las cámaras como actos. Su frase «ahí vas otra vez» para interrumpir a Carter se volvió icónica. Este debate, celebrado el 28 de octubre, atrajo a 80,6 millones de espectadores, convirtiéndose en el más visto hasta la fecha. Antes de los debates, el presidente Carter tenía ventaja sobre Reagan. Sin embargo, tras los debates se impuso en popularidad el candidato republicano. En 1983, se conoció que la campaña de Reagan accedió a materiales que Carter iba a utilizar en su debate, lo que generó un escándalo público llamado «Debategate».
Reagan-Mondale (1984)
Reagan, de 73 años, enfrentó cuestionamientos sobre su edad. En un momento, bromeó diciendo que no haría de la edad un tema de campaña y que no explotaría «la juventud e inexperiencia» de su oponente, provocando risas incluso en Mondale. Pese a ello, el exvicepresidente Walter Mondale venció el primer debate y consiguió grades donaciones a su campaña. En el segundo debate, celebrado el 21 de octubre de 1984, Reagan hizo la broma de la edad. Finalmente, venció Reagan las elecciones con 525 votos electorales, frente a 13 de Walter Mondale.
Bush-Dukakis (1988)
George H.W. Bush y Michael Dukakis protagonizaron dos debates tensos. Un momento importante ocurrió cuando Dukakis respondió fríamente a una pregunta hipotética sobre la pena de muerte si su esposa fuera asesinada, lo que muchos consideraron como una falta de emoción.
Bush-Clinton-Perot (1992)
Estos debates fueron únicos por la inclusión del candidato independiente Ross Perot. El formato de «reunión municipal» se introdujo, permitiendo a los ciudadanos hacer preguntas directamente. Un momento importante fue cuando Bush miró su reloj durante el debate, lo que se interpretó como falta de interés.
Clinton-Dole (1996)
Bob Dole intentó usar su sentido del humor para conectar con los votantes, pero Clinton mantuvo su ventaja con respuestas sólidas y su carisma característico. Bill Clinton ganó ampliamente las elecciones por más de 8 millones de votos de diferencia.
Bush-Gore (2000)
Al Gore recibió críticas por sus suspiros audibles y expresiones faciales mientras George W. Bush hablaba. Bush, por su parte, sorprendió con un rendimiento mejor al esperado, utilizando un lenguaje sencillo y directo.
Bush-Kerry (2004)
John Kerry fue considerado ganador de los tres debates, mostrándose como un orador elocuente. Sin embargo, Bush logró mantener su base de apoyo con respuestas firmes sobre seguridad nacional y consiguió finalmente vencer los comicios con 286 votos electorales, frente a los 251 del demócrata.
Obama-McCain (2008)
Barack Obama demostró calma y elocuencia, mientras que John McCain intentó presentarse como el candidato con más experiencia. Un momento destacado fue cuando McCain se refirió a Obama como «ese», lo que algunos interpretaron como despectivo. Barack Obama venció las elecciones con casi 10 millones de votos de diferencia.
Obama-Romney (2012)
Mitt Romney sorprendió con un fuerte desempeño en el primer debate. Obama se recuperó en los siguientes, con momentos memorables como su respuesta sarcástica sobre «caballos y bayonetas» cuando Romney criticó el tamaño de la Marina. Esta frase derivó de una crítica de Romney sobre las reducciones del presupuesto de defensa, lo que provoca un país más inseguro. A eso, Obama tiró de sarcasmo y le dijo que también había «menos caballos y bayonetas», y prosiguió afirmando que había más cosas llamadas portaviones, submarinos nucleares, etc. Esa frase se convirtió en tendencia.
Trump-Clinton (2016)
Estos debates fueron tensos y combativos. Donald Trump adoptó un estilo agresivo e interrumpía frecuentemente, mientras que Hillary Clinton se mantuvo tranquila. Un momento inolvidable fue cuando Trump amenazó con encarcelar a Clinton si ganaba. En total hicieron tres debates. Reflejaron la polarización política en Estados Unidos. Los temas abordados incluyeron economía, seguridad nacional y relaciones raciales. Aunque muchos analistas consideraron que Clinton tuvo un mejor desempeño, el enfoque disruptivo de Trump cobró importancia con su base de votantes.
Trump-Biden (2020)
El primer debate fue caótico, con constantes interrupciones. Biden exasperado le dijo a Trump: «¿Te puedes callar, hombre?», una frase que resonó en los medios. Los debates posteriores fueron más controlados, con el uso de micrófonos silenciados para evitar interrupciones entre ambos candidatos.
Biden-Trump (2024)
Biden tuvo una actuación muy débil, mostrándose confuso y desorientado en varios momentos, lo que alimentó las preocupaciones sobre su edad y capacidad cognitiva. Trump, por su parte, mantuvo su estilo agresivo habitual. Como consecuencia, el Partido Demócrata entró en crisis, con muchos miembros pidiendo que Biden se retirara de la carrera presidencial. Esto llevó a un cambio inesperado, donde Kamala Harris reemplazó a Biden como candidata demócrata. El debate tuvo un impacto muy notorio en las encuestas, con Trump ganando ventaja inicialmente, aunque la carrera se mantuvo reñida en los estados clave.
Trump-Harris (2024)
Tras la salida de Joe Biden y el nombramiento de Kamala Harris como candidata demócrata, se tuvo que repetir el debate presidencial con los aspirantes actuales. El debate, celebrado el 10 de septiembre en Filadelfia, Pensilvania, se organizó por la cadena ABC News. Respecto al debate, ambos se acusaron con frecuentes descalificaciones personales que provocaron una percepción más de polarización que de propuesta de medidas. Tanto el republicano como la demócrata intercambiaron acusaciones durante gran parte del tiempo. Se discutieron temas como la economía, inmigración, política exterior y aborto.
Debate completo entre Donald Trump y Kamala Harris.
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Artículo escrito por:
Rubén Asenjo Morillas. Periodista apasionado por la actualidad internacional y la geopolítica. Escribo para entender el mundo en constante cambio y compartir perspectivas que despierten la reflexión y el debate. Comprometido con la búsqueda de la verdad y las historias que impacten e inspiren.