La guerra ha dejado de ser un fenómeno limitado al enfrentamiento armado tradicional. Nuevas formas de conflicto surgen en un mundo cada vez más interconectado. En este artículo, Darío Calvo explica cómo las guerras híbridas representan el punto más avanzado de esta transformación.
La guerra, como concepto dinámico, ha experimentado una transformación profunda. Los actores, los medios, las reglas y los fines divergen, en muchos casos, del modelo de enfrentamiento armado que ha caracterizado los últimos siglos. El conflicto sigue siendo objeto de estudio, ya que mantiene su validez como forma de interacción entre los actores del sistema internacional, en particular entre los Estados.
Es en este marco que surgieron múltiples estudios sobre las características de la transformación de la guerra y del concepto militar en sí mismo. De acuerdo al consenso dominante en esta literatura, el punto cúspide de la denominada guerra «clásica» se alcanzó durante la Segunda Guerra Mundial.
➡️ Te puede interesar: Triple Alianza y Triple Entente: las alianzas de la Primera Guerra Mundial
A partir de este punto, muchos trabajos académicos se han enfocado en el concepto de «Revolución Militar». Lo entienden como un proceso tecnológico de innovación constante durante la modernidad occidental. En la actualidad, el proceso de globalización redefine nuevamente las formas de hacer, pensar y conducir la guerra. Esta vez, y según algunos especialistas, se trata de un salto de paradigma. Cambia la naturaleza de la guerra y el ideario que sobre ella tienen tanto el Estado como la sociedad.
La guerra híbrida
Pero es a partir del año 2007 cuando una nueva forma de conceptualizar la guerra irrumpe en el mundo académico. Esto ocurre con la obra de Frank Hoffman (2007), Conflictos del siglo XXI. El surgimiento de las Guerras Híbridas.
La singularidad de los conflictos híbridos es consecuencia directa de su especificidad, que se detectó en las acciones llevadas a cabo por Hezbollah en la llamada Segunda Guerra del Líbano. Tal especificidad marcó una ruptura respecto a los formatos vigentes, consistentes en la combinación de modos de combate clásicos e irregulares.
➡️ Te puede interesar: El arma nuclear: un cambio de paradigma con la guerra total
Siguiendo con lo anterior, Frank Hoffman va más allá. Explicita el concepto de «Guerra Híbrida», cuyos elementos principales se enfocan en la difuminación de actores y métodos usados para hacer la guerra. También destaca la falta de un frente de combate único y jurídicamente establecido. En este contexto, prevalece un nuevo tipo de guerra basado en una combinación de métodos terroristas, guerra de guerrillas y reglas de empeñamiento difusas o inexistentes.
Hay numerosos ejemplos de técnicas y enfoques híbridos en los niveles táctico, operativo y estratégico. Estos se remontan al menos a la guerra del Peloponeso y a los escritos de Sun Tzu en el siglo V a.C. Los combatientes irregulares han sido una pesadilla para muchos ejércitos convencionales. Fuerzas como el Grand Armée de Napoleón y la Wehrmacht de Hitler lucharon por combatir a oponentes que explotaban el terreno humano y geográfico. Estos combatientes apuntaban a bases logísticas y líneas de comunicación vulnerables.
Durante la década de 2000, el término «híbrido» se popularizó para describir la guerra contemporánea. Esto se debió, en parte, a la creciente sofisticación y letalidad de los actores violentos no estatales. También influyó el desarrollo del potencial de guerra cibernética. Aunque no hubo consenso sobre si esto constituía una nueva forma de guerra, las definiciones de guerra híbrida resaltaron la combinación de enfoques convencionales e irregulares a lo largo del espectro del conflicto.
Las amenazas híbridas pueden aparecer en cualquier punto del espectro del conflicto. Estas situaciones exigen la acción de los instrumentos de poder del Estado atacado, incluso por debajo del umbral del conflicto armado. Es lo que se conoce como «zona gris», donde las fuerzas armadas no desempeñan un papel principal.
➡️ Te puede interesar: La anti Unión Europea: el mapa del euroescepticismo
El uso imaginativo de nuevas tecnologías por parte de actores híbridos les permite combinar medios convencionales y no convencionales de forma eficaz, sistemática y creativa. Esta integración se ejerce de manera oportuna en distintos «espacios de batalla»: físico, político, económico, informativo y cibernético. Destacan el uso del ciberespacio como escenario principal de confrontación y el empleo de medios de comunicación (tanto tradicionales como sociales) para manipular y moldear la información.
Las guerras híbridas adaptan sus modos y medios a las nuevas realidades estratégicas. Estas surgen, en gran parte, por la globalización, la redistribución del poder en la comunidad internacional, los avances tecnológicos y los desarrollos sociológicos. Entre estos últimos se incluyen la opinión pública occidental, la instrumentalización de religiones e ideologías, y el papel dominante de los medios de comunicación, Internet y las redes sociales.
➡️ Si quieres adentrarte en las Relaciones Internacionales y adquirir habilidades profesionales, te recomendamos los siguientes programas formativos: