Oriente Medio continúa siendo una de las regiones más complejas y volátiles del mundo, marcada por rivalidades históricas, conflictos internos y el impacto de las potencias globales. Para 2025, se prevé que los desafíos geopolíticos se intensifiquen, mientras surgen nuevas oportunidades para el diálogo y la cooperación. Sin embargo, la incertidumbre seguirá siendo el factor dominante en el panorama regional. En este Trabajo Final de Máster (TFM) del Máster Profesional de Analista Internacional y Geopolítico de LISA Institute, el alumno Daniel Sánchez examina los principales escenarios geopolíticos de la región y sus implicaciones para el futuro cercano.
El Trabajo Final de Máster (TFM) del Máster Profesional de Analista Internacional y Geopolítico de LISA Institute consiste en la elaboración de un Informe de Análisis Internacional real y profesional, en forma y contenido, en el que se apliquen los conocimientos adquiridos y las habilidades desarrolladas en el Máster, simulando un entorno profesional real. El alumno, a mitad del Máster, debe proponer:
- Una temática de TFM sobre algún país, conflicto o tema de análisis dentro de una de las siguientes regiones geoestratégicas del mundo (Unión Europea y Federación Rusa, Oriente Medio y África, Oriente Medio y África, América del Norte y América del Sur y Asia-Pacífico).
- Un destinatario real (ficticio o no) del Informe que realizará, con el objetivo de aportar un valor concreto a una empresa o una institución pública real, a elección del alumno.
Durante el Máster Profesional de Analista Internacional y Geopolítico se aprenden y practican múltiples técnicas y métodos de obtención y análisis internacional y geopolítico. Estas metodologías deberán ser utilizadas por el alumno para investigar, analizar y realizar el Informe de Análisis Internacional de forma profesional, siempre con la ayuda, soporte y acompañamiento de un Mentor, experto en la temática o región escogida por el alumno.
Esta metodología docente inmersiva, simulando entornos profesionales reales, permite al alumno desarrollar habilidades clave y obtener un aprendizaje único que le servirá a nivel profesional.
Desde LISA News, para contribuir al conocimiento colectivo y para impulsar la carrera profesional de los alumnos de LISA Institute, difundimos de forma limitada algunos de los TFM, destacando los resultados y conclusiones a los que han llegado en sus Informes de Análisis Internacional.
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Título: Escenario geopolítico más probable para Oriente Medio este 2025
Alumno: Daniel Sánchez
Tutora: Soraya Aybar Laafou
Fecha de entrega: febrero 2025
Itinerario: África y Oriente Medio
🌐 Informe de Análisis Internacional 🌐
Oriente Medio, debido a su relevancia estratégica, recursos naturales y diversidad cultural y religiosa, sigue siendo una de las regiones más complejas y volátiles del mundo. Para analizar los posibles escenarios geopolíticos en esta región para el año 2025, es imprescindible observar las dinámicas actuales. Además, es necesario proyectar las tendencias predominantes. A continuación, se presentan los escenarios más probables:
Continuidad de las tensiones en el Golfo Pérsico
La rivalidad entre Irán y Arabia Saudí continuará siendo uno de los ejes fundamentales de la política regional. Los recientes intentos de acercamiento, como el reinicio de diálogos bilaterales mediado por la República Popular China o la incorporación de ambas naciones a organizaciones supranacionales como los BRICS, podrían reducir las tensiones directas. Sin embargo, la competencia ideológica (chií-suní), política y económica mantendrá la región en constante tensión.
El avance del programa nuclear iraní y las sanciones internacionales seguirán siendo puntos críticos. Existe el riesgo de posibles enfrentamientos indirectos en países como Irak o Yemen, donde es probable una reactivación de la guerra. Esto sería impulsado por la coalición árabe encabezada por Arabia Saudí, en complicidad con el gobierno yemení internacionalmente reconocido, y Emiratos Árabes Unidos, que apoya al separatista Consejo de Transición del Sur. Ambos cuentan con el apoyo israelí, y se oponen a las fuerzas hutíes aliadas de Irán, que controlan el área occidental del país.
Además, como represalia iraní ante una posible agresión israelí, en complicidad con los demás estados árabes y Estados Unidos, podría producirse el corte de estrechos clave para el suministro petrolero mundial, como el de Ormuz.
Estancamiento en el conflicto israelí-palestino
El conflicto entre Israel y Palestina parece lejos de resolverse para 2025. Es probable que se mantenga un estado de tensión crónica, debido al fracaso, probablemente definitivo, de la mediación egipcio-qatarí para lograr un alto el fuego o una salida negociada a la guerra en Gaza. Esto se acompañará del mantenimiento de la ocupación militar israelí y el estado de guerra en Gaza, con posibles escaladas de violencia periódicas en Cisjordania.
La expansión de los asentamientos israelíes y el probable intento de que Cisjordania quede en su totalidad bajo soberanía israelí dificultarán la posibilidad de negociaciones efectivas. Las divisiones internas palestinas entre Fatah y Hamás también contribuirán a este obstáculo. La normalización de relaciones entre Israel y varios países árabes, impulsada por los Acuerdos de Abraham, continuará debilitando la causa palestina.
Además, podría generar divisiones adicionales en el mundo árabe. A esos acuerdos de normalización no podrá incorporarse Arabia Saudí, al menos mientras prosiga la guerra en Gaza, como se vislumbra para el año próximo.
Reconfiguración de alianzas internacionales
La influencia de potencias globales como Estados Unidos, Rusia y China seguirá siendo decisiva. El enfoque de Estados Unidos, sin embargo, podría verse alterado debido a la novedad de la segunda administración Trump. Se prevé, además, un cambio en el equilibrio de poder.
EE. UU. podría reducir su presencia militar directa en la región, como por ejemplo retirando sus tropas estacionadas en Siria. Rusia, a pesar del revés que ha supuesto la caída de Al-Assad en Siria y la incertidumbre sobre el mantenimiento de las bases militares de Tartús y Jmeimim por parte de las nuevas autoridades sirias, continuará ampliando su influencia económica y estratégica. Por otro lado, China, especialmente, seguirá fortaleciendo su influencia, sobre todo a través de acuerdos energéticos, militares y comerciales.
Este reacomodo podría intensificar la rivalidad entre estas potencias dentro de Oriente Medio.
Creciente impacto económico de la transformación energética en Oriente Medio
La transición global paulatina hacia energías renovables afectará significativamente a las economías dependientes del petróleo en Oriente Medio, como Arabia Saudí o los Emiratos Árabes Unidos. Aunque muchos países de la región están impulsando estrategias de diversificación económica, como la Visión 2030 en Arabia Saudí, el impacto de la reducción de la demanda mundial de petróleo podría generar tensiones internas.
Esto será especialmente notable en los países con menos recursos para adaptarse o que han iniciado con demora, si acaso lo han hecho, esa transformación. Un claro ejemplo de esto son Irán e Irak, que siguen siendo fuertemente dependientes, en términos económicos, de la industria petrolífera.
Los conflictos internos y movimientos sociales en Oriente Medio
La inestabilidad interna continuará siendo un factor clave en varios países. Un ejemplo es Israel, donde la sociedad está cada vez más polarizada en torno a la figura de su primer ministro y sus alianzas parlamentarias.
También está el caso de Irán, donde las tensiones sociales derivadas de la situación económica y del inmovilismo de las autoridades continúan siendo un desafío. Estas tensiones podrían desembocar nuevamente en protestas. Esto se debe a una sociedad crecientemente secularizada que demanda reformas.
Además, este escenario sería especialmente probable si la nueva administración estadounidense retoma, como parece, la política de sanciones masivas y asfixiantes sobre la economía iraní. También se sumaría la presión militar sobre su sector nuclear, energético y militar, tal como ocurrió durante la primera administración Trump.
En Siria, el clima de guerra civil y de fuerte inestabilidad sociopolítica se mantendrá. Mientras tanto, en Irak y Líbano, las divisiones sectarias y las crisis económicas seguirán alimentando la inestabilidad. Además, existe una notable probabilidad de que la región experimente nuevas oleadas de conflictividad social.
El papel de Turquía como actor regional clave en Oriente Medio
Turquía continuará consolidándose como el actor decisivo clave en Oriente Medio y el Mediterráneo oriental. Su política exterior asertiva, combinada con intereses en Siria, Libia, el Cuerno de África y el Cáucaso, la posicionará como una potencia regional cada vez más influyente. Sin embargo, sus tensiones con países como Grecia o Egipto, junto con sus desafíos y problemáticas económicas internas, podrían limitar su proyección estratégica.
Para el año 2025, el Oriente Medio seguirá enfrentándose a desafíos complejos, con una mezcla de tensiones tradicionales y dinámicas emergentes. La falta de soluciones definitivas a problemas estructurales augura un panorama de incertidumbre. Además, el impacto de factores globales como la transición energética y la competencia entre potencias continuará contribuyendo a esa incertidumbre.
Sin embargo, también existen oportunidades para el diálogo y la progresiva reducción de la conflictividad. Además, se abren posibilidades para la cooperación en áreas como la economía. Sin embargo, esto dependerá de que los actores clave de la región prioricen la estabilidad y el desarrollo compartido.