En un contexto global marcado por la incertidumbre, la Unión Europea refuerza su seguridad con estrategias como PROTECT EU y el fondo SAFE. En este artículo, Elena Bueso explora los elementos centrales de esta transformación. Ofrece una visión comprensiva, informativa y crítica de los esfuerzos de la UE por consolidar su soberanía en materia de seguridad.
En un mundo cada vez más marcado por tensiones geopolíticas, amenazas híbridas y la acelerada digitalización, la seguridad se ha convertido en una prioridad estratégica para la Unión Europea.
Para enfrentar estos desafíos, la UE ha puesto en marcha una serie de reformas e iniciativas. Entre ellas destaca PROTECT EU, una estrategia integral que refuerza las capacidades de defensa, la ciberseguridad y la cooperación entre agencias.
El fondo SAFE: pilar financiero de la seguridad europea
El 21 de mayo de 2025, los embajadores de la UE aprobaron el Fondo de Acción de Seguridad para Europa (SAFE). Se trata de una herramienta financiera de 150.000 millones de euros, destinada a fomentar el desarrollo conjunto de capacidades de defensa dentro del bloque.
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Este fondo busca no solo consolidar la base industrial y tecnológica europea de defensa (EDTIB, por sus siglas en inglés), sino también reducir la dependencia de terceros países, en particular de Estados Unidos.
SAFE introduce un criterio clave: al menos el 65% del valor de cada proyecto debe originarse en empresas establecidas en la UE, el Espacio Económico Europeo o Ucrania. Esta medida prioriza la soberanía tecnológica europea, sin cerrar la puerta a terceros socios confiables como el Reino Unido. Esto será posible siempre que existan acuerdos bilaterales de seguridad. Además, incentiva la cooperación transnacional, fomentando consorcios industriales y público-privados.
La creación del SAFE responde a la creciente necesidad de modernizar las capacidades militares de los Estados miembros, después de años de inversiones limitadas y dependencia de armamento estadounidense. En ese sentido, SAFE representa una apuesta por la autonomía estratégica. Este concepto ha cobrado fuerza tras los desafíos derivados de la guerra en Ucrania y el enfriamiento de las relaciones transatlánticas.
ENISA y la nueva era de la ciberseguridad
En paralelo al fortalecimiento militar, la Unión Europea está invirtiendo en su escudo digital. La Agencia de la Unión Europea para la Ciberseguridad (ENISA) ha sido equipada con nuevas competencias tras la entrada en vigor del Reglamento de Ciberseguridad. Esta normativa consolidó el papel de ENISA como coordinadora de la defensa digital en Europa, situándola en el corazón de la protección frente a ciberamenazas.
En 2024, ENISA firmó un memorando de entendimiento con las tres autoridades europeas de supervisión financiera (EBA, ESMA y EIOPA), reforzando la cooperación en la vigilancia de proveedores críticos de TIC. Esta alianza es vital en un contexto donde los ciberataques a infraestructuras financieras y energéticas se multiplican. La agencia también lidera las auditorías de ciber resiliencia y participa en ejercicios paneuropeos para probar la respuesta coordinada ante incidentes masivos.
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Asimismo, ENISA está trabajando en el desarrollo de un marco común de inteligencia de amenazas, que permitirá compartir información en tiempo real entre Estados miembros y actores clave del sector privado. Este enfoque colaborativo ha demostrado ser fundamental en incidentes recientes como los ataques a sistemas hospitalarios y redes ferroviarias.
Legislación clave para la seguridad europea
La UE ha adoptado un tríptico normativo que refuerza su arsenal legal frente a las amenazas digitales:
- Cyber Resilience Act (CRA): Impone requisitos de ciberseguridad para productos digitales, incluyendo actualizaciones de seguridad obligatorias y notificación de incidentes. Esta legislación tiene un enfoque preventivo y obliga a los fabricantes a garantizar que sus dispositivos conectados sean seguros desde el diseño.
- Cybersecurity Act: Otorga a ENISA un mandato permanente y establece esquemas de certificación obligatorios para productos y servicios TIC. Esto refuerza la confianza del consumidor y obliga a los proveedores a cumplir estándares europeos.
- Ley de Solidaridad Cibernética (CSA): Reforzada en diciembre de 2024, promueve una respuesta unificada a cibercrisis de gran escala y establece Centros de Operaciones de Seguridad (SOC) a nivel regional. Además, financia planes de respuesta nacional y fomenta la colaboración público-privada.
Estas leyes no solo armonizan los estándares, sino que también permiten un monitoreo en tiempo real y respuestas coordinadas. La armonización legislativa también facilita la inversión privada en soluciones de ciberseguridad, ya que ofrece un marco regulador predecible y transparente.
PESCO y el enfoque militar integrado
La Cooperación Estructurada Permanente (PESCO) permite a los Estados miembros colaborar voluntariamente en proyectos de defensa. Desde su creación en 2018, ha facilitado iniciativas como sistemas conjuntos de defensa aérea, plataformas navales comunes y programas de entrenamiento transfronterizo.
PESCO actúa como un laboratorio de integración, generando sinergias entre las fuerzas armadas europeas y alineándose con los objetivos de PROTECT EU: interoperabilidad, independencia estratégica y cohesión operativa. A través de PESCO, se han financiado más de 60 proyectos que cubren desde capacidades espaciales hasta logística militar conjunta, convirtiéndose en un eje vital para el futuro de la defensa europea.
Educación y talento: cerrando la brecha digital
La escasez de profesionales en ciberseguridad representa un riesgo estructural. ENISA ha lanzado en 2024 una plataforma educativa que centraliza recursos para docentes, estudiantes y profesionales. Esta iniciativa complementa el Marco Europeo de Competencias en Ciberseguridad (ECSF), que define perfiles profesionales y habilidades necesarias para el mercado.
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Además, programas de movilidad y certificación están ayudando a generar una nueva generación de «ciberdefensores europeos» capaces de proteger tanto infraestructuras críticas como datos personales. Universidades y centros de investigación también han intensificado su oferta formativa en respuesta a esta demanda creciente.
La UE también promueve iniciativas para aumentar la participación de mujeres en carreras STEM vinculadas a ciberseguridad, con el objetivo de fomentar la diversidad y la inclusión en el sector.
Cooperación internacional: alianzas para la seguridad global
PROTECT EU no se limita a las fronteras del continente. En mayo de 2025, la UE propuso un pacto de defensa y seguridad con Australia, señalando su interés en ampliar redes de colaboración estratégica en el Indo-Pacífico. Simultáneamente, Bruselas mantiene conversaciones con Londres para que las empresas británicas participen en proyectos financiados por SAFE.
Además, la UE ha reforzado su diálogo con socios clave como Japón, Canadá y Corea del Sur en materia de ciberseguridad, defensa tecnológica y respuesta ante emergencias. La colaboración con la OTAN también ha sido ampliada en ejercicios conjuntos y coordinación política.
Estos acuerdos reflejan la voluntad europea de ser un actor de seguridad global, con alianzas que trascienden las líneas tradicionales de defensa colectiva y consolidan su papel como proveedor de estabilidad internacional.
Espionaje y Amenazas Híbridas: El Reto Persistente
Letonia emitió recientemente una guía para que los ciudadanos puedan identificar espías rusos, en un gesto que ilustra el creciente peso de las amenazas híbridas. El espionaje, la desinformación y los ataques a infraestructuras digitales se han convertido en armas de guerra no convencional.
Frente a estos retos, la UE refuerza su arquitectura de inteligencia compartida, mejora las capacidades de detección temprana y apuesta por una cultura de seguridad en toda la sociedad. Campañas de concienciación, formación a funcionarios y ciudadanos, y marcos de cooperación antiespionaje son pilares fundamentales para proteger a la población.
Una estrategia integral para la autonomía europea
PROTECT EU y las reformas asociadas marcan un cambio de paradigma en la política de seguridad europea. Con el Fondo SAFE, una legislación innovadora, agencias reforzadas como ENISA y una voluntad clara de cooperar con aliados estratégicos, la Unión Europea está sentando las bases de una arquitectura de seguridad robusta, autónoma y solidaria.
El camino no está exento de obstáculos, pero el mensaje es claro: Europa está decidida a proteger su modelo de vida, sus ciudadanos y su soberanía digital en un siglo XXI lleno de incertidumbres. PROTECT EU no es solo una iniciativa, sino una declaración de intenciones: la seguridad europea comienza en casa, pero se proyecta al mundo.
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Al integrar legislación, financiación, talento y alianzas internacionales, la Unión Europea se posiciona como un referente global en defensa integral.
En definitiva, PROTECT EU representa un nuevo contrato social europeo en materia de seguridad: más coordinación, más inversión, más resiliencia. Un modelo que aspira no solo a proteger, sino también a inspirar.
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