La ingeniería social es una de las técnicas preferidas de los cibercriminales debido a su efectividad para explotar el eslabón más débil de cualquier sistema de seguridad: nosotros. En este artículo, María Aperador, Directora Académica del Área de Criminología y Ciberseguridad de LISA Institute y coordinadora del Máster Profesional de Analista Criminal y Criminología Aplicada de LISA Institute explora cómo los atacantes manipulan las emociones y comportamientos humanos para vulnerar la seguridad digital, y ofrece estrategias clave para protegerse de estas amenazas crecientes.
Esta técnica se centra en manipular nuestra psicología para que les compartamos información confidencial y así ellos puedan acceder a sistemas o realizar acciones para comprometer nuestra seguridad digital. A diferencia de otros ataques, los ataques de ingeniería social no requieren vulnerar sistemas tecnológicos avanzados y según los expertos, el éxito de estos ataques se debe en gran medida a la falta de conocimiento y capacitación en ciberseguridad.
Principales técnicas de ingeniería social en el entorno digital
Los métodos de ataque de ingeniería social han evolucionado, adaptándose al entorno digital y a la expansión de nuevas tecnologías. A continuación, describiré las técnicas más empleadas actualmente:
1. Phishing
Es una de las técnicas más comunes y efectivas. Los atacantes envían correos electrónicos o mensajes que aparentan ser de una fuente confiable (como bancos o servicios populares) y piden a la víctima que ingrese información sensible.
Usualmente, incluyen enlaces falsos o archivos adjuntos con malware. Este método sigue siendo popular debido a su facilidad para engañar a los usuarios y por la efectividad que tiene al dirigirse a un público masivo. La personalización del mensaje según el contexto y la ubicación de la víctima aumenta la probabilidad de éxito.
2. Spear Phishing
A diferencia del phishing convencional, esta variante se dirige a individuos específicos. Los atacantes recopilan información detallada sobre la víctima para hacer el ataque más creíble, enfocándose en empleados clave dentro de una organización. Esta técnica es especialmente peligrosa en el ámbito corporativo, ya que un solo clic de un empleado puede comprometer toda una red.
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3. Vishing y Smishing
Vishing, o phishing por voz, implica el uso de llamadas telefónicas para manipular a la víctima y extraer información confidencial. Los atacantes simulan ser representantes de entidades conocidas, aprovechando la confianza que genera la interacción humana.
En el caso de Smishing, el ataque se realiza mediante SMS o mensajes de texto, incitando a la víctima a hacer clic en un enlace o a responder con información sensible.
4. Whaling
Similar al spear phishing, el whaling está dirigido a altos ejecutivos o personas con poder dentro de una organización, como CEO o CFO. Los atacantes buscan comprometer información de gran valor o lograr autorizaciones financieras. El nivel de detalle que requiere este tipo de ataque es mayor, pero también lo son las posibles ganancias.
5. Baiting
Esta táctica ofrece algo de valor a cambio de que la víctima revele información o instale software malicioso. Puede presentarse como una descarga gratuita o un USB aparentemente olvidado en una oficina, el cual contiene malware que se ejecuta automáticamente al conectarse al dispositivo.
6. Deepfake y video-mensajes falsos
Con los avances en inteligencia artificial, los cibercriminales están utilizando deepfakes para crear videos falsos en los que figuras de autoridad solicitan acciones urgentes a empleados. Esta técnica de manipulación visual y auditiva es extremadamente convincente y se espera que continúe siendo una amenaza creciente.
¿Por qué son tan efectivos los ataques de ingeniería social?
El éxito de la ingeniería social se basa en la explotación de principios psicológicos profundamente arraigados en la naturaleza humana. Estos ataques no dependen de nuestro nivel tecnológico, sino de nuestra respuesta emocional y cognitiva ante ciertas situaciones.
Entre los aspectos más comúnmente explotados están:
1. Confianza en la autoridad
Los atacantes suelen hacerse pasar por figuras de autoridad o personas con conocimiento especializado (como técnicos de soporte o representantes de la banca), aprovechando la tendencia de las personas a no cuestionar a quienes perciben como expertos o figuras de poder. Esta autoridad aparente desactiva nuestras defensas y fomenta la cooperación, incluso si las solicitudes son inusuales.
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2. Reciprocidad y necesidad de ayudar
Como seres sociales, tendemos a devolver favores y a querer ayudar a otros. Los atacantes explotan este principio generando escenarios en los que parecen necesitar asistencia urgente o en los que la víctima siente que debe corresponder un favor. Por ejemplo, un atacante puede simular ser un amigo que pide ayuda para acceder a un sistema, apelando a la urgencia o a una situación de emergencia.
3. Miedo y presión
Uno de los pilares de la ingeniería social es inducir una respuesta de miedo o urgencia. Al hacer que las víctimas sientan que deben actuar rápidamente para evitar una consecuencia negativa, los atacantes limitan el tiempo de reflexión, lo cual aumenta la probabilidad de que se actúe de forma impulsiva.
Es común que los cibercriminales usen mensajes de advertencia sobre supuestos cargos bancarios no autorizados o sobre la pérdida de una cuenta, forzando a la víctima a actuar sin verificar la situación.
4. Curiosidad y ambición
La curiosidad natural es otra puerta que los atacantes explotan, utilizando titulares intrigantes o promesas de beneficios (como premios o promociones exclusivas) para captar la atención de la víctima. Al despertar el interés o la ambición, logran que las personas sigan enlaces o descarguen archivos sin precaución.
5. Descuido y sobrecarga de información
En un entorno donde recibimos grandes cantidades de correos, notificaciones y tareas, es fácil que un mensaje malicioso pase desapercibido. Los atacantes se aprovechan de este contexto para crear correos o mensajes que imitan comunicaciones legítimas, ya que saben que las víctimas, al estar saturadas de información, pueden bajar la guardia y cometer errores.
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6. Necesidad de pertenencia y aprobación social
La necesidad de aceptación y de pertenecer a un grupo también es utilizada en estos ataques. Por ejemplo, al recibir un mensaje de un «compañero de trabajo» o de una «figura popular», las personas pueden sentirse obligadas a responder de manera positiva o a seguir instrucciones sin cuestionarlas, solo para no parecer desconfiadas o fuera de lugar.
¿Cómo protegerse?: estrategias para mitigar los riesgos
La buena noticia es que existen estrategias prácticas para mitigar los riesgos de ser víctima de un ataque de ingeniería social. La clave es combinar el conocimiento con prácticas de ciberseguridad que reduzcan las oportunidades de que un atacante explote vulnerabilidades humanas.
- Capacitación y concienciación. La educación es el primer paso para reducir el impacto de estos ataques. Las empresas y los individuos debemos recibir capacitación continua sobre los riesgos de la ingeniería social y las tácticas actuales de ataque.
- Autenticación multifactorial (MFA). Implementar la autenticación multifactorial añade una capa de seguridad en los sistemas de acceso. Incluso si un atacante logra obtener la contraseña, el acceso queda limitado al requerir una segunda forma de autenticación, como un código enviado al teléfono móvil del usuario.
- Desconfianza proactiva y análisis de señales sospechosas. Crear una cultura de «desconfianza saludable» en la que cuestionemos solicitudes inesperadas o inusuales. Por ejemplo, cualquier solicitud urgente que requiera información confidencial debe ser vista con cautela.
- Uso responsable de redes sociales. Los atacantes suelen recopilar información sobre nosotros a través de nuestros perfiles en redes sociales. Limitar la cantidad de información personal que se comparte en línea, especialmente sobre el trabajo o los proyectos personales, puede reducir las oportunidades de que los atacantes obtengan detalles útiles.
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Una táctica antigua adaptada al mundo digital
La ingeniería social no es, en realidad, una técnica novedosa; lleva mucho tiempo existiendo y forma parte de la misma estrategia que utilizan otras disciplinas, como las ventas o la publicidad, al atacar nuestros deseos y miedos más profundos.
Los cibercriminales simplemente han adaptado estos principios de persuasión al entorno digital, evolucionando sus métodos para aprovecharse de las nuevas tecnologías y del comportamiento humano en un mundo cada vez más conectado. Aunque el factor humano seguirá siendo una vulnerabilidad en la cadena de seguridad, capacitarnos y mantenernos alerta son pasos fundamentales para resistir estos ataques.
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