spot_img

La desigualdad económica y social de Alemania

Análisis

Rubén Asenjo
Rubén Asenjo
Periodista apasionado por la actualidad internacional y la geopolítica. Escribo para entender el mundo en constante cambio y compartir perspectivas que despierten la reflexión y el debate. Comprometido con la búsqueda de la verdad y las historias que impacten e inspiren.

Alemania se reunificó en 1990 tras la caída del Muro de Berlín en 1989, y en ese momento existía una gran desigualdad derivada de dos sistemas antagónicos. Sin embargo, todavía hay un largo y costoso camino para reconstruir e igualar las regiones del este del país con las del oeste. En otras palabras, persisten dos alemanias dispares económica y socialmente. En este artículo se examinarán los principales factores que provocan estas diferencias que acentúan el sentimiento de abandono en el lado oriental.

La desigualdad entre el este y el oeste de Alemania es una brecha socioeconómica que persiste aún en la actualidad después de la caída del Muro de Berlín y la reunificación de 1990. Según el Instituto Alemán de Investigación Económica (DIW), el PIB per cápita en los estados orientales alcanzó solo el 73% del occidental en 2023. El origen de todo esto se remonta a la división tras la Segunda Guerra Mundial. Mientras la RFA (oeste) se industrializó con apoyo estadounidense, la RDA (este) adoptó un sistema socialista que colapsó en 1989. Sin embargo, la transición hacia una economía de mercado provocó una gran disparidad. Las empresas estatales se privatizaron y se perdieron el 70% de los trabajos. Para ver la magnitud de este problema, entre 1991 y 2019, hasta el 15% de la población oriental se trasladó hacia el oeste del país en búsqueda de mejores oportunidades.

El PIB per cápita ajustado a Paridad de Poder Adquisitivo (PPA) es una medida económica que calcula el valor de los bienes y servicios producidos por habitante en un país, ajustando las diferencias de costes de vida y niveles de precios entre regiones para una comparación más equitativa / Los estados federados más afectados coinciden con los que pertenecieron a la URSS / De mayor a menor: Hamburgo tiene un PIB per cápita (PPA) de 106.376 €, Bremen 78.701 €, Baviera 74.368 €, Baden-Wurtemberg 70.515 €, Hesse 70.195 €, Berlín 66.593 €, Renania del Norte-Westfalia 60.733 €, Baja Sajonia 57.851 €, Renania-Palatinado 57.214 €, Sarre 53.838 €, Schleswig-Holstein 53.314 €, Sajonia 49.667 €, Brandeburgo 47.870 €, Alta Sajonia 47.725 €, Turingia 46.550 € y Mecklemburgo-Pomerania Occidental 45.418 €.

En el ámbito económico, las diferencias son evidentes. El salario medio en Alta Sajonia (este) es de aproximadamente un 18% menor que en Baviera (sur), y los asalariados del oeste ganan un 16% menos de media que los del este. Además, la tasa de desempleo en Mecklemburgo-Pomerania Occidental (noreste) duplica a la de Baden-Wurtemberg (sur). Aunque la tasa de desempleo en el este ha disminuido del 19% en 2005 al 7,2% en 2023, sigue por encima del 5,3% del oeste.

Un ejemplo claro de este fenómeno es la industria automotriz. Por ejemplo, aunque Volkswagen tiene presencia en Sajonia, su principal planta, los centros de decisión y los salarios más altos se concentran en Wolfsburgo (oeste). Esto provoca que tanto en este caso como en muchos otros más, los empleos menos remunerados se sitúen en esa región. En consecuencia, el Banco Central Europeo señala que la inversión en I+D en el este representa apenas en torno al 30% de la occidental. Lo cual frena la innovación y perpetúa esta desigualdad.

Ciudadanos de segunda y fuga de cerebros

Por otro lado, las percepciones sociales añaden mayores dificultades. Una encuesta de 2022 realizada por el Centro de Estudios Sociales de Berlín (WZB) reveló que el 62% de los orientales se sienten «ciudadanos de segunda». Los estereotipos persisten. Mientras muchos sectores retratan el este como una región nostálgica del socialismo, el oeste se ve como el motor económico del país. Sin embargo, iniciativas como la «Solidaridad 2.0», lanzada en 2021, buscan equilibrar la infraestructura. Para ello, Alemania destinó 60 mil millones de euros hasta 2025 para modernizar infraestructuras públicas como hospitales y escuelas en el este.

La demografía, además, lo agrava. El país enfrenta una tasa de natalidad bajísima, con tan solo 1,35 hijos por mujer. Sin embargo, según Ifo, «el número de nacimientos en los estados del este de Alemania está disminuyendo incluso más rápidamente que en el oeste del país». Entre 2021 y 2023, el número de recién nacidos cayó casi un 13% en el país, y en el este hasta un 17,5%. De la misma manera, ciudades como Leipzig o Dresde, aunque revitalizadas, son excepciones en una región donde pueblos enteros pierden servicios básicos públicos y empresas. Esas dos ciudades, por ejemplo, son actualmente modernas y universitarias, donde hay gran talento joven y los servicios públicos eficientes. También están restauradas y la oferta laboral, económica y cultural es elevada. Sin embargo, todavía se percibe ese sentimiento de abandono.

➡️ Te puede interesar: El mapa político de Alemania

Encima, la migración interna también juega en contra. Muchos jóvenes cualificados siguen trasladándose del este a regiones del oeste como a Múnich (Baviera) o Hamburgo. Esto supone una «fuga de cerebros» pero de forma interna, provocando una especie de «Alemania vaciada» y envejecida en el este. A modo de ejemplo, un estudio de Ifo del año 2023 indicó que las pensiones en el este son un 17% más bajas que en el oeste. Además, el 82,8% de los salarios orientales equivalen a los occidentales. De igual modo, entorno al 40% de las pensiones del este podrían ser inferiores a 1.200 euros mensuales. En el este, esto solo ocurriría con el 25%.

Pese a todo, hay soluciones propuestas para lidiar con este problema endémico. El «Pacto para el Este», aprobado en 2024, prioriza subvenciones a pymes y bonificaciones fiscales para empresas que establezcan su lugar de trabajo en el lado oriental. Asimismo, universidades como la de Jena buscan impulsar alianzas tecnológicas con startups locales. No obstante, críticos como el economista Marcel Fratzscher advierten que los subsidios no bastan. En su libro «Die neue Ostdeutschlandfrage», argumenta que «la integración real requiere de reformas educativas y políticas migratorias que atraigan talento». Mientras tanto, la sombra del muro sigue dividiendo no solo mapas, sino también oportunidades.

Las regiones más pobres pertenecieron a la URSS

Las regiones más pobres de Alemania son aquellas que conformaron la ya extinta República Democrática Alemana (RDA), un Estado socialista bajo influencia de la Unión Soviética desde 1949 hasta 1990. Las brechas en esta región continúan a pesar de los millones de euros invertidos en subsidios desde la reunificación. Las diferencias salariales son evidentes. Además, de las 49 empresas alemanas más importantes, 46 están en el oeste y las tres restantes están en Berlín, según el listado de Forbes Global 2000 de 2024. De igual manera, un informe de EY Alemania de 2023 indica que aproximadamente el 5% de las 500 mayores empresas por facturación del país tienen sede en los estados orientales.

Zonas de ocupación aliadas en la Alemania de posguerra desde el 8 de juniode 1947 hasta el 22 de abrilde 1949. Las regiones más pobres económicamente coinciden con las que pertenecían a la URSS / Autor: WikiNight2 / Extraído de: Wikimedia Commons.

Esta herencia económica de la URSS es difícil de borrar. La RDA basó su modelo en industrias obsoletas y una agricultura colectivizada, un sistema que colapsó tras 1989. En Alta Sajonia, por ejemplo, donde la tasa de desempleo duplica la de Baden-Wurtemberg, muestran las secuelas. Sin embargo, aunque la UE ha financiado proyectos de modernización, el este sigue perdiendo jóvenes cualificados hacia Múnich o Hamburgo. Esto se debe principalmente a la falta de inversión en I+D que mantiene el este como «un socio menor» en la economía alemana. Así, las sombras del telón de acero aún marcan las fronteras de las desigualdades y las oportunidades en el mapa de Alemania. A eso se suma la despoblación, el envejecimiento y el apoyo a partidos más extremistas en regiones donde las actitudes xenófobas y la violencia racista es más frecuente.

Vía libre para formaciones populistas

La desigualdad entre el este y el oeste de Alemania opera como un caldo de cultivo para movimientos populistas como Alternativa para Alemania (AfD). Esta formación sabe capitalizar el descontento social de la población mediante una narrativa de abandono institucional. Las regiones orientales, donde el salario medio es de aproximadamente un 16% inferior al occidental, según la Fundación Bertelsmann (2023), han visto cómo la AfD convierte la frustración económica en votos. Por ejemplo, en Turingia, donde el 30% de los electores apoyó al partido en 2024, la retórica «antiélites» se ha vuelto muy popular en zonas rurales del este con elevadas tasas de desempleo. La formación combina en sus discursos las críticas a la gestión migratoria (aunque el este recibe menos del 5% de refugiados) con promesas proteccionistas. Así, la brecha económica se traduce en desconfianza política.

➡️ Te puede interesar: FICHA-PAÍS | Alemania: claves para entender el contexto geopolítico del país

Un informe del gobierno federal en 2023 mostró que solo el 14,3% de los altos cargos en el Gobierno proceden del este. Además, tan solo dos de los 35 secretarios de Estado de Olaf Scholz eran de la antigua RDA, pese a que esa región representa el 20% de la población. Esta infrarrepresentación, sumada a la nostalgia por el pleno empleo en la RDA, alimenta la percepción de ser «ciudadanos de segunda», como señala el historiador Momme Schwarz a El País. «Muchas personas de la Alemania oriental sintieron que no eran parte de la historia, que eran objeto, pero no sujeto de la reunificación. Con el paso del tiempo, la gente se ha ido sintiendo más frustrada. Y esta no es la única razón por la que la gente vota a AfD, es algo mucho más complejo. A muchos les gustaría volver a los viejos tiempos», expresó.

La AfD explota este malestar. En Sajonia, donde más del 60% desconfían de las instituciones (según el Centro de Estudios Sociales de Berlín), el partido ha logrado un 30% de apoyo vinculando la desigualdad con la «invasión migratoria». En Turingia, vencieron las elecciones estatales de 2024 con el 33% de los votos. Además, el colapso de Die Linke (izquierda tradicional) ha dejado un vacío que esta formación ocupa con propuestas simplistas, como prohibir el islam o recuperar «la soberanía nacional». A eso se suma la irrupción de formaciones de izquierda nacionalista, como la Alianza Sahra Wagenknecht (BSW), que obtuvo grandes apoyos en regiones del este con promesas parecidas a AfD. Mientras todo esto ocurre, la UE destina fondos a infraestructuras. Sin embargo, el este representa todavía un lugar donde las promesas incumplidas se convierten en nuevos movimientos políticos que amenazan el statu quo de Alemania.

El sentimiento de abandono: más allá de lo económico

La desigualdad entre el este y el oeste de Alemania trasciende lo económico, y abarca factores culturales e identitarios. Según un estudio del Centro de Estudios Sociales de Berlín (WZB), el 41% de los orientales se identifican como «germanorientales» frente a solo el 16% que se define como «germanooccidental» en el oeste. Esta diferencia muestra una brecha en la percepción de pertenencia nacional y regional. Esto se debe, en gran parte, a la nostalgia de algunos hacia aspectos de la RDA, como la estabilidad laboral o la seguridad, pese a su régimen autoritario o sus elevados niveles de pobreza. Carsten Schneider, comisario del Gobierno Federal para Alemania Oriental, publicó un informe anual en 2023 por encargo del Bundestag. Este documento, titulado «Estado de la unidad alemana», analizó percepciones políticas y sociales.

➡️ Te puede interesar: Las elecciones regionales de Turingia y Sajonia de 2024 aceleran el sentimiento antiinmigración en el este de Alemania

En ese informe, se indica que «los alemanes del este son más propensos a rebelarse contra los partidos tradicionales». Perciben mayor probabilidad de abandono institucional (18% frente al 8% del oeste), según Deutschland Monitor. Además, hay mayor percepción de que a la clase política no le interesa esa región o no hacen lo suficiente con ellos. «Hay que tomarse en serio este sentimiento, porque quienes se ven a sí mismos o a su región como dejados atrás son más proclives a adoptar actitudes populistas y están menos satisfechos con el funcionamiento de la democracia», expresó Marion Reiser, polítóloga de la Universidad Friedrich Schiller de Jena en el estudio. Además, esta sensación persiste incluso en jóvenes que no vivieron la división durante la Guerra Fría. Pese a todo, el 97% está a favor de la democracia, aunque el 40% está insatisfecho con su funcionamiento (asciende al 56% en regiones orientales).

Otras desigualdades

  • De género y educativas. Un informe de Oxfam (2023) muestra que las mujeres orientales tienen una brecha salarial del 12% frente a los hombres, mientras que en el oeste es del 20%. No todo es malo para esta región, ya que se estima que el 75% de las guarderías en el este ofrecen horario completo, frente al 35% del oeste. Sin embargo, esto no evita que cerca del 50% de las empleadas orientales trabajen a tiempo parcial.
  • Políticas fiscales. La OCDE señala que el 63% de los impuestos alemanes recaen sobre el trabajo, una carga que afecta más a regiones del este donde predominan los salarios precarios. El este recibe cerca del 5% de la inversión nacional en medioambiente, pese a sufrir mayor contaminación por sus industrias obsoletas, según la Fundación Heinrich Böll. Un ejemplo: la mina de lignito de Lusacia, fuente del 8% de la energía alemana, ha dejado 85 pueblos fantasmas y suelos tóxicos en Brandeburgo. Mientras, el oeste concentra el 90% de los fondos para energías renovables.
  • Brecha generacional. Según algunas estimaciones, el 56% de los jóvenes orientales se sienten «integrados en la Alemania unida», frente a solo el 32% de mayores de 60 años. Sin embargo, el 40% de los universitarios del este migran al oeste tras graduarse, según la Universidad de Jena. La paradoja de todo esto es que el este tiene mejores índices de movilidad social (aproximadamente el 30% de los hijos de obreros acceden a la universidad, frente a 18% en el oeste), pero el 70% de sus egresados no regresan, como indica el Centro Europeo de Investigación Económica (ZEW).
  • Consecuencias políticas. El este aporta solo el 2% de los altos cargos judiciales, según un estudio de la Universidad de Leipzig (2024). Por otro lado, la UE ha destinado 12 mil millones de euros hasta 2025 para reducir diferencias digitales, pero cerca del 30% de las zonas rurales orientales todavía carecen de banda ancha, frente al 8% en el oeste. Esta desconexión explica por qué el 45% de las startups del este fracasan antes de cinco años, según la Cámara de Comercio de Dresde. Las oportunidades, como los fondos del «Pacto para el Este», a menudo no llegan a quienes más las necesitan.

➡️ Si quieres aprender sobre Inteligencia, Análisis Internacional, Ciberseguridad, Criminología, Prospectiva y más campos, te recomendamos visitar la web de LISA Institute.

Artículos relacionados

Masterclass y eventos relacionados

Formación relacionada

spot_img

Actualidad

Dejar respuesta:

Por favor, introduce tu comentario!
Introduce tu nombre aquí

spot_img