La trata de seres humanos emplea tácticas variadas para capturar a sus víctimas, desde ofertas de trabajo falsas y engaños románticos hasta el abuso de creencias religiosas. Con la expansión de internet, estos métodos se han sofisticado aún más. Reconocer estas formas de captación es crucial para prevenir y combatir este grave delito. En este artículo, Maria Peinador, Profesora del Curso de Prevención y Análisis de la Trata de Personas y el Tráfico Ilícito de Migrantes y colaboradora en el Máster Profesional de Analista Criminal y Criminología Aplicada de LISA Institute analiza cómo los tratantes captan a sus víctimas y por qué es tan difícil detectarlo.
En la trata de seres humanos «el acto» marca el inicio del delito. El acto definirá la acción inicial que se lleva a cabo para lograr un fin mayor. El acto en sí mismo puede abarcar cualquiera de los siguientes elementos. En la mayoría de los casos puede combinarse varios o todos ellos: captación, transporte, traslado, acogida y recepción de una persona.
De todos estos elementos, el más complejo y diverso es la captación. A través de este, os tratantes van a emplear un abanico de formas para lograr atrapar a sus víctimas. Identificar esto será especialmente útil para todas aquellas personas que, en virtud de su trabajo, son los primeros en entrar en contacto con víctimas de la trata. Por lo tanto, deben conocer los indicadores de ella y la clase de medidas que pueden contribuir a descubrirlos.
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Los tratantes van a captar a las víctimas a través de diversas formas y empleando diferentes medios para ello. Normalmente, va a existir una conexión entre tratante y víctima. Ambos pueden ser del mismo núcleo familiar, pueden compartir amistades en común o ser amigos previamente establecidos, poseer la misma nacionalidad, provenir de la misma ciudad, país o región, compartir la misma lengua, cultura u origen étnico, o una combinación de todas ellas, las que faciliten asentar de un vínculo de confianza entre ambos.
Teniendo en cuenta esta relación, las formas de captación generadas a través de ellas van a ser diversas e imposibles de definir en su totalidad. Con el desarrollo de internet y la aparición de las redes sociales, muchas formas de captación han evolucionado hacia ese medio. De esta forma, se pueden implementar las formas de captación principalmente empleadas a través de una pantalla.
Captación a través de falsas ofertas de trabajo
Una de las formas predominantes de captación es a través de la promesa de falsos trabajos. Los tratantes suelen publicar ofertas de empleo en sitios web legítimos, utilizando una empresa registrada como tapadera. También se dirigen a lugares donde saben que la gente busca la forma de marcharse o de hacer su vida en otro sitio. Especialmente en países que atraviesan una crisis económica o inestabilidad.
Van a ofrecerles empleos con buenas condiciones de trabajo que mejorarán su calidad de vida. Una vez las víctimas llegan a la zona o al país en el cual van a desarrollar el supuesto empleo, tal trabajo no existe y se las somete a algún tipo de explotación. Mayoritariamente, estos falsos trabajos se ofertarán dentro del sector servicios, como en hostelería, servicio doméstico, niñera o au pair.
En ocasiones, los encargados de realizar esta captación y ofertar los trabajos son la familia, amigos o personas con vínculos afectivos cercanos a la víctima. Por otro lado, en muchas ocasiones desconocen el fin verdadero detrás de ellos y en muchas otras, esa relación de confianza hará que las víctimas no duden de la oferta.
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El «Manual para la lucha contra la trata de personas» desarrollado por UNODC ilustra este tipo de captación a través del siguiente ejemplo:
«Sara no pudo encontrar trabajo cuando terminó sus estudios a los 20 años. Estuvo sin empleo durante un año, viviendo con sus padres en un país de Europa oriental. La situación era muy difícil para todos ellos. Sabía de muchos que habían salido al extranjero y ganaban dinero para mantenerse a sí mismos y a sus familias. Sara quería hacer lo mismo».
«Una mujer conocida la puso en contacto con un hombre que afirmó poder ayudarla a conseguir un puesto de camarera en un país de Europa sudoriental. El hombre se ofreció para obtener el pasaporte y el billete, y le dijo que podía pagarle más adelante. Sara comunicó a sus amigos y familiares que se iba, y todos se alegraron por ella. Algunas de sus amistades querían irse también. Cuando llegó al país de destino, Sara fue entregada a un grupo de hombres que le dijeron que les debía dinero y que tenía que pagar su deuda vendiendo su cuerpo».
Captación a través de relaciones románticas o método Loverboy
En la captación a través de relaciones románticas, los tratantes engañan a las víctimas. Ellos fingen un interés romántico en ellas para ganarse su confianza. A medida que evoluciona la relación, el explotador manipula o coacciona a la víctima para ser tratada. De manera general, los hombres las convencen de que podrían tener una vida mejor juntos en el extranjero o en otro lugar del país.
El objetivo es aislar a la víctima de su familia o de su comunidad y, en algunos casos, obligarla a trasladarse a un país en el que no se habla la misma lengua. Utilizar el romance de esta manera facilita a los traficantes el traslado de sus víctimas a través de las fronteras.
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De forma general, el perpetrador es un hombre y la víctima una mujer y la trata que suele llevarse a cabo tiene fines de explotación sexual. Este método va a ser comúnmente conocido como Loverboy.
En un caso denunciado por las autoridades canadienses, 10 hombres – entre los que se incluía un menor – constituían una red de trata de seres humanos, captando a niñas menores de edad y explotándolas sexualmente. El miembro del grupo menor de edad era el encargado de establecer contacto con las víctimas en los colegios, ganarse su confianza, y hacer que se enamoraran de él; una vez conseguido esto, las presentaba al resto del grupo, momento en el que se las obligaba, bajo amenazas violentas, a prostituirse.
Captación a través de otra víctima de trata de personas
La participación de mujeres detectada en la trata de seres humanos es significativamente alta en comparación con otros delitos. Según el Global Report on Trafficking in Persons 2012, al analizar los datos aportados sobre el sexo y la edad de los tratantes entre 2007-2010, se descubre que los países con altas tasas de delincuencia femenina eran los mismos países en los cuales se solía detectar un mayor número de víctimas mujeres menores de edad.
Esta relación indica que, de forma general, las mujeres van a estar más relacionadas con la captación y la trata de niñas menores de edad o mujeres jóvenes; específicamente debido al rol que suelen desempeñar en un grupo de crimen organizado, el cual está enfocado al desarrollo de actividades de menor rango – como la captación – mientras que los hombres se dedican a roles organizativos. El hecho de compartir género va a aportar una falsa sensación de confianza en las víctimas.
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En la trata con fines de explotación sexual, suele hallarse, con frecuencia, la figura de la madame o la captación de nuevas víctimas, llevada a cabo por mujeres que han sido a su vez víctimas de trata. La motivación de las víctimas para aceptar estos nuevos roles suele ser la creencia de que de esta manera reducirán su deuda o terminarán con su explotación.
Por ejemplo, en Argentina, una red de trata de seres humanos captaba a mujeres y niñas procedentes de República Dominicana para su explotación sexual en este país. Las personas dedicadas de la captación de las víctimas eran mujeres dominicanas que habían sido explotadas durante años en Argentina. Compartir nacionalidad y género les hacía mucho más sencillo ganarse la confianza de las mujeres a las que querían captar.
Captación a través del abuso de las creencias religiosas
Los tratantes se aprovechan a menudo de las creencias religiosas para captar y coaccionar a las víctimas y garantizar su obediencia. Esto se consigue sugiriendo que así es como deben ser las cosas y que es «la voluntad de Dios». Se puede obligar a las víctimas a jurar que obedecerán al tratante, pagarán sus «deudas» y no huirán. Estos juramentos actúan como lazos psicológicos, colocando a las víctimas en un estado de conformidad sin tener que recurrir a las amenazas o la violencia.
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Este tipo de captación es especialmente empleado en víctimas procedentes de África subsahariana, controladas a través de rituales de vudú. La palabra vudú para ellas supone, por tanto, una forma maligna de magia utilizada para asegurar su explotación más que un pacto entre dos partes.
La familia, cómplice de la trata
En algunas regiones del mundo, la extrema pobreza y desesperación llevan a las familias a vender a sus hijos a los tratantes. En otros casos, ciertos individuos establecen relaciones con las familias para engañarlas sobre la naturaleza del trabajo que se les ofrecerá, con el fin de facilitar la trata.
Una entrevista realizada por El Defensor del Pueblo en el informe La trata de seres humanos en España: víctimas invisibles al personal de una ONG en Lagos, Nigeria, afirma que: «Hay áreas donde la trata es endémica, especialmente la zona de Benín, donde las madres negocian para que sus hijas sean captadas por una red de trata. Hay reclutadores que aprovechan esta situación, es sobre todo la pobreza. En algunas zonas hay una verdadera industria de trata de seres humanos. Los padres son los que negocian para que las chicas se vayan y traigan el dinero después».
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