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¿Qué son las Fuerzas Democráticas Sirias?

Análisis

Rubén Asenjo
Rubén Asenjo
Periodista apasionado por la actualidad internacional y la geopolítica. Escribo para entender el mundo en constante cambio y compartir perspectivas que despierten la reflexión y el debate. Comprometido con la búsqueda de la verdad y las historias que impacten e inspiren.

Apoyadas por Estados Unidos y Occidente hasta 2018, las Fuerzas Democráticas Sirias son una alianza multiétnica integrada por milicias kurdas que luchan por una Siria secular y democrática. Su papel ha sido clave en la derrota del Estado Islámico. Su objetivo es establecer un sistema federal en el norte del país, enfrentándose a la oposición de Turquía tras el nuevo orden del país derivado de la caída del régimen de Bashar al-Assad.

Las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) son una alianza militar diversa que reúne a milicias kurdas, árabes, asirias, armenias, turcomanas y circasianas. Desde su fundación en octubre de 2015, han desempeñado un papel importante en la guerra civil siria. Colaboran estrechamente con la Federación del Norte de Siria, también conocida como Rojava. Con las YPG y las YPJ como miembros destacados, las FDS contaron con el respaldo militar de Estados Unidos y otras potencias occidentales hasta principios de 2018. Esto fortaleció su posición en el conflicto.

En color amarillo, el territorio controlado por las Fuerzas Democraticas Sirias (7 de diciembre de 2024).

El objetivo principal de las FDS es establecer una Siria secular, democrática y federal. En este sentido, han logrado grandes avances en la región de Rojava. Ahí, han implementado un sistema de autogobierno autónomo basado en el confederalismo democrático y la democracia directa. Además, las FDS están reconocidas oficialmente como la fuerza de defensa en la constitución provisional de Rojava. Su lucha se ha centrado principalmente en combatir a grupos fundamentalistas islámicos como el Estado Islámico (Daesh), el Ejército de la Conquista y Al-Qaeda. Además, han logrado expulsarlos de zonas estratégicas como Manbij y el castillo Qal’at Ja’bar.

Hitos de las Fuerzas Democráticas Sirias

  • Ofensiva de la represa de Tishrín (diciembre 2015). El objetivo era capturar esa estratégica represa ubicada en el este de Alepo. Las FDS confirmaron que tenían como misión «despejar todas las áreas en el sur del cantón de Kobane que hubieran sido ocupadas por elementos del grupo terrorista conocido como Daesh». Contó con apoyo aéreo internacional de Occidente.
  • Ofensiva de Al-Shaddadi (febrero 2016). Las FDS lanzaron una operación para capturar la estratégica ciudad y expulsar al Estado Islámico de esa importante localidad ubicada en la provincia de Hasaka. Contaron con el apoyo de fuerzas especiales estadounidenses y ataques aéreos de la coalición.
  • Ofensiva de Manbij (verano 2016). Una de las operaciones más importantes de las FDS, que logró liberar la ciudad de Manbij del control del Estado Islámico. Esta acción contó con el respaldo aéreo de Estados Unidos y el apoyo en tierra de fuerzas especiales de varios países occidentales. En marzo de 2017, Bashar al-Assad firmó un acuerdo que cedía a las FDS la región al oeste de Manbij a cambio de protección para frenar a los rebeldes y al Ejército turco.
  • Ofensiva del oeste de Al-Bab (octubre y noviembre de 2016). Las FDS avanzaron hacia la ciudad de Al-Bab, controlada por el Estado Islámico, con el apoyo aéreo de la Fuerza Aérea de Estados Unidos.
  • Campaña de Raqqa (2016-2017). Una extensa operación que culminó con la toma de Raqqa, la autoproclamada capital del Estado Islámico en Siria. Esta campaña fue clave para debilitar al grupo terrorista.
  • Segunda Batalla de Al Tabqa (mayo 2017). Con ayuda de Estados Unidos, las FDS cruzaron el lago Assad en barcos y rodearon la localidad de Tabqa. Consiguieron conquistar la ciudad y expulsar al Estado Islámico.
  • Operaciones en Deir ez-Zor (2017-2019). Las FDS participaron en una serie de operaciones para liberar la provincia de Deir ez-Zor del control del Estado Islámico. Esto incluyó la toma de importantes campos petrolíferos.
  • Batalla de Baghuz (2019). La ofensiva final contra el último reducto territorial del Estado Islámico en Siria, que marcó la derrota territorial del grupo extremista.
  • Operaciones defensivas contra la ofensiva turca (2019-actualidad). Desde la incursión turca en el norte de Siria, las FDS han llevado a cabo diversas acciones defensivas para proteger los territorios bajo su control.

Enemistad con Turquía

Las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) y Turquía mantienen una relación de enemistad profunda, arraigada en complejos factores geopolíticos y étnicos. En el corazón de este conflicto se encuentra la cuestión kurda, que durante décadas es una fuente constante de tensión en la región. Turquía considera al grupo militante kurdo-sirio Unidades de Protección Popular (YPG), componente principal de las FDS, como una extensión del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), organización que ha librado una larga insurgencia en territorio turco y está catalogada como terrorista por Ankara. Esta percepción ha llevado a Turquía a buscar frenar el aumento de poder y autonomía de las FDS en el norte de Siria debido a la amenaza directa a su seguridad nacional.

Zona de ocupación turca en el norte de Siria.

El éxito militar de las FDS en la lucha contra el Estado Islámico, que les valió el apoyo de Estados Unidos y otras potencias occidentales, ha exacerbado los temores turcos de que se establezca un proto-estado kurdo en su frontera sur. La enemistad se ha manifestado en acciones concretas por parte de Turquía, incluyendo operaciones militares en territorio sirio con el objetivo de crear una «zona de seguridad» a lo largo de su frontera. Estas intervenciones buscan no solo combatir a las fuerzas kurdas, sino también prevenir la consolidación de su control territorial.

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La ciudad de Manbij, por ejemplo, es un punto importante de este conflicto, cambiando de manos entre las FDS y grupos respaldados por Turquía. Además, Ankara ha aprovechado la inestabilidad en Siria para ampliar su influencia, apoyando a grupos rebeldes árabes y estableciendo presencia militar en zonas estratégicas. Esta estrategia de Turquía, que combina operaciones militares directas con el apoyo a fuerzas proxy, ha puesto a las FDS en una posición defensiva, obligándolas a equilibrar sus objetivos de autonomía con la necesidad de protección frente a la amenaza turca.

Relación de las FDS con los rebeldes sirios

Las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) y los rebeldes sirios han mantenido una relación compleja y cambiante a lo largo del conflicto en Siria. Aunque ambos grupos se han enfrentado al régimen de Bashar al-Assad, sus objetivos y alianzas difieren. Las FDS, una alianza liderada principalmente por kurdos, han contado con el apoyo de Estados Unidos en su lucha contra el Estado Islámico y para establecer una región autónoma en el noreste de Siria. Por otro lado, los rebeldes sirios, que incluyen diversas facciones como el Ejército Nacional Sirio y Hayat Tahrir al-Sham, han recibido respaldo de Turquía y se han centrado en derrocar al gobierno de al-Assad.

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La relación entre estos grupos se ha caracterizado por la tensión y ocasionales enfrentamientos. En especial, debido a las diferencias en sus visiones para el futuro de Siria. Mientras las FDS buscan mantener su autonomía en las zonas que controlan, los rebeldes sirios apoyados por Turquía ven a las fuerzas kurdas como una amenaza para la integridad territorial de Siria. Esta dinámica se ha complicado aún más por la intervención de potencias extranjeras, con Estados Unidos respaldando a las FDS y Turquía apoyando a los rebeldes sirios. A pesar de estas diferencias, ambos grupos han contribuido significativamente a la caída del régimen de Bashar al-Assad, aunque su cooperación futura en la reconstrucción de Siria sigue siendo incierta.

El papel contradictorio de Turquía y Estados Unidos

La situación en Siria ha creado una compleja red de alianzas y apoyos que, a primera vista, pueden parecer contradictorios. Estados Unidos mantuvo su respaldo a las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), una coalición liderada por kurdos, como parte de su estrategia para combatir al Estado Islámico y mantener influencia en la región. Este apoyo se ha materializado en forma de asesoramiento militar, suministro de armas y cobertura aérea. Por otro lado, Turquía, a pesar de ser miembro de la OTAN como Estados Unidos, ha optado por respaldar a grupos rebeldes sirios que se oponen tanto al régimen de Assad como a las FDS, a quienes Ankara considera una amenaza para su seguridad nacional debido a sus vínculos con grupos kurdos en Turquía.

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Esta aparente contradicción entre aliados de la OTAN se explica por los diferentes intereses geopolíticos y preocupaciones de seguridad de cada país. Mientras que Estados Unidos prioriza la lucha contra el Estado Islámico y busca mantener una presencia estratégica en Siria, Turquía se centra en contener lo que percibe como una amenaza kurda en su frontera sur. Esta diferencia de objetivos ha llevado a tensiones entre Washington y Ankara, pero ambos países han intentado mantener un delicado equilibrio, evitando un enfrentamiento directo y buscando áreas de cooperación en otros aspectos de su relación bilateral y dentro de la OTAN.

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