Un misil antibúnker busca penetrar en estructuras fortificadas e instalaciones subterráneas. Esta tecnología está equipada de tal forma que permite atravesar materiales duros, como hormigón armado y roca, antes de detonar en el interior del objetivo. Sus sistemas de guiado avanzado permiten alcanzar objetivos con alta precisión.
El 27 de septiembre de 2024, Israel llevó a cabo un ataque aéreo utilizando un misil antibúnker en la capital de Líbano, Beirut, que resultó en la muerte de Hasán Nasralá, líder de Hezbolá. Este ataque de alta precisión logró penetrar el refugio subterráneo donde se encontraba gran parte de la cúpula de la milicia chií. Esta acción marcó un punto de inflexión en el conflicto entre Israel y Hezbolá, donde la milicia chií salió gravemente dañada. Tanto las autoridades militares israelíes como Hezbolá confirmaron el 28 de septiembre la muerte del dirigente.
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Este asesinato ha provocado un duro golpe para la estructura de Hezbolá. La ausencia de Nasralá, quien lideró la organización durante tres décadas, ha dejado un vacío en la cúpula de mando y ha dañado seriamente la capacidad militar del grupo. El ataque israelí no solo eliminó a Nasralá, sino que también alcanzó el cuartel general de Hezbolá en Beirut, dejando vacantes varias posiciones de alto rango. Esta pérdida de liderazgo y capacidad operativa ha dejado a Hezbolá en una posición vulnerable y débil. Sin embargo, la milicia ha sobrevivido a situaciones difíciles en el pasado y podría evolucionar en una nueva dirección.
¿Qué es un misil antibúnker?
Un misil o arma antibúnker es un tipo de armamento diseñado específicamente para penetrar estructuras fortificadas subterráneas o altamente protegidas. Estos proyectiles se caracterizan por su capacidad de perforación y su alta potencia explosiva, lo que les permite atravesar capas gruesas de hormigón armado, tierra compactada u otros materiales resistentes antes de detonar. Los misiles antibúnker suelen utilizar ojivas de diferentes materiales para aumentar su capacidad de penetración. Además, incorporan sistemas de guiado avanzados que les permiten alcanzar objetivos con gran precisión.
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Existen diferentes tipos de armas antibúnker, desde bombas guiadas lanzadas desde aviones hasta misiles de crucero. Un ejemplo notable es el GBU-57A/B, capaz de penetrar hasta 60 metros de hormigón armado. Estos armamentos se han desarrollado en respuesta a la creciente tendencia de construir instalaciones militares y de mando subterráneas. Su uso está regulado por el derecho internacional humanitario, que prohíbe ataques indiscriminados y exige tomar precauciones para minimizar daños a civiles. La eficacia de las armas antibúnker ha llevado a una carrera tecnológica entre el desarrollo de fortificaciones más resistentes y armas con mayor capacidad de penetración.
Obuses de artillería durante la Primera y Segunda Guerra Mundial
Durante la primera mitad del siglo XX, los territorios incrementaron el nivel de las fortificaciones. Eso causó que potencias comenzasen el desarrollo de armas capaces de destruir esos búnkeres. Durante la Primera Guerra Mundial, algunas armas tuvieron éxito contra fortificaciones antiguas y obsoletas, aunque ese primer armamento antibúnker no resultó efectivo contra búnkeres más modernos. Durante los años 30, Alemania aumentó el desarrollo de estos misiles. Trabajó en incrementar su poder de penetración mediante calibres más efectivos, con puntas de acero especial. Con eso, se consiguió penetrar de tres a siete metros de hormigón, aunque su elevado coste logístico y la baja precisión impidieron un uso efectivo en combate.
Bombas de aviación durante la Segunda Guerra Mundial y la Postguerra
Durante la Segunda Guerra Mundial, se desarrollaron varios tipos de bombas precursoras de las modernas armas antibúnker. El ingeniero británico Barnes Wallis diseñó las bombas «terremoto» Tallboy y Grand Slam, que utilizaban una forma aerodinámica y alta velocidad para penetrar profundamente en el suelo antes de detonar, causando efectos similares a un terremoto. Estas bombas no buscaban impactar directamente el objetivo, sino debilitar sus cimientos.
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Por otro lado, la bomba Disney, desarrollada por el capitán Edward Terrell, utilizaba un cohete para aumentar su velocidad de caída y penetrar objetivos reforzados. Estas innovaciones sentaron las bases para el desarrollo de las armas antibúnker modernas, demostrando la importancia de la velocidad, la forma aerodinámica y la resistencia de la carcasa para penetrar estructuras fortificadas. Tras la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos fabricó versiones actualizadas de las Tallboy, que se utilizaron en la guerra de Corea y que incluían bombas guiadas capaces de destruir instalaciones como ferrocarriles, embalses y centros de mando subterráneos.
Misiles antibúnker en la actualidad
En la actualidad, tanto Estados Unidos, Israel, Rusia, China y la OTAN disponen de este tipo de armamento. Dependiendo de su capacidad, pueden penetrar desde los 2 metros hasta los 60 metros. Muchas de ellas están guiadas por láser, lo que les proporciona una gran precisión de hasta 7 metros. Las modernas también pueden llevar micrófonos para recoger sonidos y controladores para guiar su destino. Otras pueden portar un explosivo que, una vez llegada a la profundidad deseada, estalla para causar más daño. Asimismo, también pueden portar un motor cohete, con el que se consigue más velocidad para causar más daño y penetración. Las ojivas antibúnker también suelen llevar elementos químicos que explotan. Esos elementos químicos pueden ser también nucleares.
Antibúnker nuclear
El destructor de búnker nuclear es una variante atómica del armamento antibúnker convencional. Su diseño está optimizado para mejorar la capacidad de penetración en diversos materiales como tierra, piedra u hormigón, con el fin de detonar una carga nuclear dentro del objetivo. Estas armas se emplean principalmente contra instalaciones militares subterráneas altamente fortificadas. Debido a su relativamente baja potencia explosiva, la contaminación radiactiva generada sería comparable a la de una detonación nuclear aérea estándar. Sin embargo, el contacto directo con grandes cantidades de material terrestre podría, en ciertas condiciones, producir una precipitación radiactiva considerable. Las especificaciones técnicas y el diseño de estas armas han evolucionado constantemente a lo largo del tiempo. Por ello, una explosión subterránea concentra una mayor proporción de su energía en el suelo, a diferencia de una detonación superficial o aérea que libera la mayoría de su energía en la atmósfera.
Tipos de antibúnker modernos
- BLU-109/B. Bomba no guiada de 900 kg con capacidad de penetrar 1,8 metros de hormigón armado. Utilizada en cazas tácticos y bombarderos.
- BLU-116/B. Versión mejorada del BLU-109, con carcasa de aleación de níquel y uranio empobrecido. Puede penetrar hasta 3,4 metros de hormigón armado.
- BLU-118/B. Similar al BLU-109/B pero con una ojiva termobárica, más efectiva contra personal y objetos dentro de búnkeres.
- BLU-137/B. Versión actualizada con materiales y componentes mejorados.
- KAB-1500L. Bomba antibúnker rusa guiada por láser, capaz de penetrar 10-20 m de tierra o 2 metros de hormigón armado.
- BROACH. Penetrador anglo-francés para el misil de crucero «Storm Shadow», capaz de penetrar hasta 4 metros de hormigón.
- MEPHISTO. Carga de doble penetrador alemana para el misil de crucero Taurus, con capacidad de penetrar varios metros de hormigón armado.
- GBU-28. Bomba de penetración desarrollada durante la Operación Tormenta del Desierto, con capacidad de penetrar más de 6 metros de hormigón armado.
- GBU-57A/B. Penetrador de munición masiva, una bomba de 14.000 kg capaz de penetrar hasta 60 metros de hormigón armado. Diseñada para objetivos profundamente enterrados.
- B61 Mod.11 y Mod.12. Bombas termonucleares tácticas con capacidad de penetración similar al BLU-116/B, pero con un rendimiento variable de 10 a 340 kt.
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