El 27 de enero se conmemora el Día Internacional de Conmemoración de las Víctimas del Holocausto. Cada año la UNESCO rinde tributo a este hecho y a sus víctimas para favorecer su memoria histórica y reivindicar los Derechos Humanos para todas las personas con independencia de sus orígenes y categorías. En este artículo, el alumni del Máster Profesional de Analista Internacional y Geopolítica de LISA Institute, David García Pesquera, resume una de las grandes masacres, no solamente del siglo XX, sino de la Historia de la humanidad, que implicó el asesinato deliberado de millones de personas como parte de un genocidio contra el pueblo judío.
¿Qué es y por qué se conmemora el Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto?
El 27 de enero se conmemora la liberación en 1945 por las tropas soviéticas del campo de concentración y exterminio nazi de Auschwitz-Birkenau, situado en Polonia. La conmemoración de esta fecha fue oficialmente proclamada en noviembre de 2005 como Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto.
En concreto, este 2025 se cumplen 80 años desde aquellos terribles hechos, que fueron uno de los colofones de la Segunda Guerra Mundial, que también cumple ocho décadas de aniversario durante este año. El objetivo de plantear este día como relevante en el calendario consta de dos factores necesarios: el recuerdo y el mensaje a futuro.
El recuerdo se centra en rendir homenaje a las víctimas y honrar su memoria mientras que el mensaje a futuro opta por lanzar un mensaje de carácter contundente para que algo parecido no vuelva a suceder en toda la Historia de la Humanidad. Cuidar los lugares históricos que recuerdan la tragedia y promover la educación y el conocimiento histórico de los hechos son otros de los puntos que resumen bien estos objetivos de actuación.
Holocausto es definido por la Real Academia de la Lengua Española como una gran matanza de personas, especialmente por razones de carácter político, religioso o étnico. El Holocausto judío fue el exterminio sistemático e indiscriminado de los judíos llevado a cabo por el régimen nazi durante la Segunda Guerra Mundial en Europa. Se trató de un genocidio, ya que el objetivo era hacer desaparecer por completo a un grupo concreto bajo unos rasgos étnicos, religiosos, políticos, de raza o de nacionalidad.
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El pueblo judío en Europa
Durante el transcurso de la Historia de Europa, el pueblo judío ha sufrido discriminación por cuestiones religiosas que radican en sociedades cristianas que rechazan su implicación en la muerte de Jesucristo, figura religiosa que el judaísmo nunca ha reconocido. En la Edad Media ya vivían incluso en zonas separadas del resto de las ciudades o en barrios aparte.
Más adelante, su situación financiera cambió y los judíos ostentaban gran poder comercial en muchas ciudades de Europa como Berlín, Praga, Viena o Varsovia. La riqueza del continente europeo y sus calles más lujosas tenía como epicentro los barrios judíos, que pese a ello seguían sufriendo discriminaciones. En Alemania en concreto, durante el duro periodo de entreguerras, ganó fuerza en la sociedad la idea de que la ruina del país tenía su origen en los judíos dada la deuda generada durante la Primera Guerra Mundial, derrota que ocasionó el colapso del país.
Con la llegada al poder de los nazis comandados por Adolf Hitler en 1933, comienzan una serie de medidas contrarias a minorías étnicas y grupos humanos diferenciados, como los gitanos o los judíos. En su libro «Mi lucha» Hitler expresaba su odio por los judíos, argumentando que no había sitio para ellos en Alemania. Sin embargo, el proceso hasta el Holocausto duró unos años.
El 15 de septiembre de 1935 la Alemania Nazi promulga las Leyes de Nuremberg, que constituyen dos normas raciales: La Ley de ciudadanía del Reich y La Ley para la protección de la sangre y el honor de los alemanes. Se habla de los alemanes como la raza aria superior y los judíos como una raza inferior que articulaba una amenaza para la supervivencia de la identidad alemana pura, que buscaban reforzar prohibiendo el mestizaje de razas en matrimonios para así evitar el nacimiento de niños de «raza mestiza».
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En 1938, judíos polacos fueron expulsados de Alemania y en 1940 judíos alemanes fueron enviados a la Polonia y Francia ocupadas. Los nazis no solo no se preocuparon por su destino, sino que en un tiempo decidirían descartar la idea inicial de enviarlos a la isla de Madagascar y plantearían la idea y posibilidad de asesinar a todos los judíos europeos, todo ello en plena Segunda Guerra Mundial.
En 1942 Hitler controlaba prácticamente todo el continente europeo, incluido los 9 millones de judíos bajo este dominio. Con esta situación, se toma la decisión de cometer este genocidio. El Holocausto afectó principalmente a Alemania y los países ocupados por las fuerzas nazis, destacando Polonia, Austria o Checoslovaquia. Cabe destacar también la participación de otras potencias del Eje en el Holocausto, como Italia, Hungría, Rumania, Bulgaria, Eslovaquia y Croacia.
En el caso de España, fue una de las pocas naciones europeas que los Nazis no invadieron. España actuó como receptor de refugiados, todo ello pese a que las medidas contrarias a cualquier otro culto religioso contrario al cristiano implementadas en 1939 también afectaron a la población judía.
Memorias de Auschwitz
Este campo de exterminio ubicado en el sur de Polonia estaba formado por casi treinta instalaciones industriales, donde aproximadamente 1.300.000 europeos fueron enviados. Con su llegada, se seleccionaron familias enteras, la mayoría de ellas judías, romaníes y sinti de todas las áreas ocupadas por el Reich. Inicialmente, sólo se salvaron aquellas personas aptas para el trabajo mientras que los no aptos fueron llevados inmediatamente a las innovadoras y eficientes cámaras de gas, donde morían torturados.
Sin embargo, los seleccionados para el trabajo forzoso padecían condiciones de vida que inevitablemente también les conducían a una muerte segura. Los presos tenían un número tatuado que servía como único método de identificación de cada persona y las imágenes de los supervivientes de la tragedia dejaban el recuerdo de niños levantando sus mangas para dejar ver su número de identidad además de rostros demacrados y estómagos destrozados que apenas resistieron las primeras comidas que llegaban en materia de ayuda humanitaria.
Auschwitz fue el campo de exterminio más eficiente construido por los nazis, situación que era conocida por el bando aliado desde 1942, pero que incrementó su preocupación tras el testimonio de dos judíos eslovacos que escaparon de allí. Se trataba de Rudolf Vrba y Alfred Wetzler, que dieron testimonio de lo que estaba ocurriendo allí en abril de 1944.
Dichas declaraciones fueron útiles para establecer por primera vez una descripción en detalle del funcionamiento del campo mediante un informe que incorporó los bocetos tanto de las cámaras como de los crematorios. También se estimaron las cifras de deportaciones por país. Una copia del documento traducido al alemán llegó a manos del Comité Judío de Ayuda y Rescate de Budapest, que lo distribuyó entre las legaciones diplomáticas y terminó llegando así hasta el bando aliado, todo ello pese a la ocupación alemana de Hungría.
Además de Auschwitz-Birkenau, los nazis también levantaron más campos de exterminio tales como Chełmno, Belzec, Sobibor y Treblinka. El testimonio de los huidos de estos lugares terminó por definir la imagen que los aliados tenían de las fábricas de muerte y, lo que era más importante, constituyeron una prueba incriminatoria de los crímenes contra Humanidad que fue determinante para los Juicios de Nuremberg. Un ejemplo de ello fue el uso que hizo el fiscal estadounidense Jackson, utilizando los datos dados por los eslovacos Vrba y Wetzler.
En total, el régimen nazi asesinó deliberadamente a 6 millones de judíos en Europa. Dada la importancia y la gravedad de este hecho histórico resulta necesario poner las estadísticas en perspectiva y aportar datos oficiales. Se estima que 2,7 millones de judíos fueron asesinados en centros de exterminio mientras que unos 2 millones fueron asesinados en operaciones de fusilamiento masivo y otras masacres relacionadas, principalmente en Europa oriental.
Por otra parte, entre 800.000 y 1 millón de judíos fueron asesinados en campos de concentración, de trabajo y guetos. Muchos de ellos murieron en dichos lugares de maltratos, enfermedades contraídas o actos violentos arbitrarios por parte de las autoridades en dichas ubicaciones. Por último, alrededor de 250.000 judíos murieron asesinados en otro tipo de actos violentos que incluían redadas antisemitas, disturbios, ejecuciones individuales y en marchas forzadas en trenes y barcos que cubrían rutas de traslado hacia los lugares de detención.
No existe un documento oficial que compute todas las muertes ocurridas en esta época, pero sí que con el paso de los años se ha obtenido información importante a raíz de los datos de traslados a los centros de exterminio y las operaciones de gaseo en esos lugares, a la par que el registro del censo antes y después del conflicto también sirve de aproximación.
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