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“Un analista geopolítico tiene que estar atento a lo que se dice, pero más a lo que se calla”

Análisis

Ángel Gómez de Ágreda
Ángel Gómez de Ágreda
Coronel del Ejército del Aire (España). Diplomado de Estado Mayor y Máster en Terrorismo y Anti-terrorismo (UNIR). Ha sido profesor del Departamento de Estrategia y Relaciones Internacionales de la Escuela Superior de las Fuerzas Armadas, en el CESEDEN, y jefe de la Sección de Cooperación del Estado Mayor del Mando Conjunto de Ciberdefensa. Profesor del Máster Profesional de Analista de Inteligencia de LISA Institute.

Un extracto de la Masterclass de Ángel Gómez de Ágreda en el que el experto y profesor del Máster Profesional de Analista de Inteligencia de LISA Institute explica qué es la Geopolítica, cuáles son las cualidades de un analista geopolítico y las claves para entender cómo contribuye la Inteligencia al análisis geopolítico.

La geopolítica está muy de moda últimamente, sobre todo por las circunstancias actuales. Sin embargo, siempre debería estarlo: al final es la disciplina que explica nuestro mundo. La geopolítica tiene múltiples definiciones, dependiendo del Manual que se consulte o del experto que la defina, y es un concepto que ha ido evolucionando a medida que la geografía física se ha visto superada por la globalización o el ciberespacio.

En el análisis geopolítico, la perspectiva académica es una de las patas fundamentales que todo analista geopolítico debería tener para realizar un buen análisis geopolítico o análisis de inteligencia. Sin embargo, a pesar de la importancia de la formación académica, no hay que quedarse únicamente con ella.

La geopolítica en su concepto clásico consistía en el estudio de la influencia de la geografía en las Relaciones Internacionales. Su evolución lógica, bajo mi punto de vista, ha sido la de convertirse en la disciplina que permite operacionalizar las Relaciones Internacionales; es decir, permite tomar decisiones, crear un marco conceptual con respecto a las Relaciones Internacionales y “sacarles partido”.

Cuando hablamos hoy de geografía seguimos teniendo en mente la geografía física, pero no deberíamos olvidarnos nunca de la geografía humana. No hay solo que pensar dónde está la gente desde un punto de vista de la geografía, sino las relaciones sociales y políticas que se establecen entre ellos. Yo ahora mismo estoy en Seúl (Corea del Sur) y cada uno de los que está leyendo este artículo está en un lugar diferente del mundo. Sin embargo, estamos conceptualmente compartiendo este mismo espacio. Es por ello que los mapas mentales cognitivos, ese ámbito cognitivo, se convierte hoy en un mapa equivalente a los mapas físicos en los cuales se basaba la geografía o la representaba.

La ciencia del análisis geopolítico es tremendamente humanística. La tecnología condiciona, evidentemente, y puede prestar -y presta- al mismo tiempo un gran servicio al análisis geopolítico, pero, al final, estamos hablando de personas y tratando de entender a personas. El mundo se ha vuelto muy complejo, no necesariamente más complicado, pero sí más complejo. Cada vez tenemos más conocimientos, más puntos de vista y, por tanto, hay que tener en cuenta más variables, hay más “condicionantes” para poder formar un juicio. A esto se suma la cuestión de expectativas y de gestión de capacidades y cómo ahora tenemos más capacidad para analizar datos.

Así, al final esperamos más de lo que se esperaba hace unos años de un analista geopolítico y esperamos que el análisis geopolítico tenga en cuenta más puntos de vista. Poniendo un ejemplo simple, no basta con decir “hay nubes y puede llover”, hay que explicar más sobre la presión, el grado de humedad, en qué zona nos encontramos… con lo cual cambia totalmente la expectativa respecto a la Inteligencia y a los análisis geopolíticos.

Hay otro aspecto que es también muy importante destacar. Además de la geografía es fundamental conocer la historia, la historia de verdad, no la que cuentan unos y la que cuentan otros: la historia con mayúscula. Tanto la geografía como la historia son dos primas fundamentales que debería tener todo analista geopolítico pero no debemos olvidar la sociología, antropología, psicología… Hay muchas disciplinas que un analista geopolítico tiene que incluir en su mix de conocimientos en este contexto de alta complejidad y creciente complejidad.

Las cualidades que debería tener todo analista geopolítico

Las cualidades de un analista geopolítico y las diferencias respecto a las de un analista de inteligencia a veces pueden “mezclarse”, pero tienen sus diferencias y matices. El analista geopolítico trata de dar sentido a lo que nos cuentan, o deberían contarnos en las noticias; es decir, debería explicar cómo se desarrollan las relaciones entre los poderes en el mundo.

No hablamos en este punto necesariamente de las relaciones entre Estados, sino entre los poderes, entre los que configuran las relaciones de poder en el mundo. Es fundamental para esto que en analista geopolítico sea capaz de entender el contexto en el que se desarrollan las acciones políticas internacionales y ser capaz de explicarlas de forma clara, concreta y concisa. No vale un analista geopolítico que sea capaz de entender el mundo pero que no sea capaz de explicarlo.

Actualmente los analistas en general están muy enfocados en el asesoramiento a las capas directivas, tanto de empresas como de instituciones públicas, precisamente por esa necesidad de contexto que es necesario tener para tomar buenas decisiones. En este sentido, un analista geopolítico debe ser capaz de trasladar el conocimiento, ser capaz de explicar lo que está ocurriendo y adelantar tendencias y riesgos, sin olvidar algo que solemos pasar por alto: las oportunidades que se pueden generar en el contexto específico.

Para poder entender este mundo tan complejo el analista geopolítico necesita un conocimiento tremendamente multidisciplinar. Yo cada día echo más de menos saber un poco más de teoría política, de política económica, un poco más sobre sociología… Por poner un ejemplo en mi tesis doctoral había un jurado de cinco disciplinas distintas.

No hay tampoco que olvidar que es imposible convertirse en ese hombre del renacimiento que lo sabe todo, pero creo que la aspiración que tiene que tener un analista geopolítico es tener una base lo suficientemente amplia como para entender los análisis de los otros expertos que tratan cada una de las otras disciplinas o de los otros niveles y ser capaz de explotar esa información tratando de dejar de lado y evitar los propios sesgos y los de los otros analistas.

Un analista geopolítico tiene que ser una persona tremendamente empática y tremendamente capaz de poder ver “lo que hay detrás” de lo que otros dicen. Una cosa es la idea o aquello que tengas que vender o expresar en una rueda de prensa (o lo tenga que hacer tu jefe) en un momento dado como en un congreso o en un tratado y otra muy diferente es engañarse a uno mismo: en el contexto geopolítico actual estamos viendo a muchos analistas geopolíticos y políticos que se creen sus propios relatos embellecidos a lo largo del tiempo.

Un analista geopolítico también tiene que tener una curiosidad infinita, una curiosidad real por prácticamente todas las disciplinas. También debe tener capacidad para detectar causalidades siempre teniendo en cuanta que no hay una única causa para cualquier cosa que ocurre y ser capaz de detectar las conexiones que hay con otros temas que pueden pasar desapercibidos y las consecuencias de que un hecho ocurra o deje de ocurrir.

Para ser un buen analista geopolítico también es necesario tener humildad intelectual y social: escuchar mucho más que hablar y leer mucho más que escribir. Leer sin prejuicios intentando ponerte en la piel del que está escribiendo. De esta manera se puede entender, por lo menos, por qué te están diciendo lo que están diciendo.

En relación a la humildad social, en Europa, por ejemplo, tendemos a verlo todo desde el punto de vista del meridiano de Greenwich y nos pensamos que Europa es el centro del universo. Os puedo decir aquí en primicia desde Seul que aquí Europa es como si no existiese. Es muy importante tener en cuenta no solo el punto de vista cultural sino ser capaz de ponerte en el “pellejo” del otro.

Así la actividad diaria de un analista geopolítico debe leer mucho y escuchar todavía más. Sin embargo, a base de leer y escucha uno no llega a todo, es imposible. Por ello, desde mi punto de vista lo más inteligente es gestionar esta complejidad en red. Es clave crear una red de contactos, una red de fuentes. En ella deberíamos incluir a otros analistas o documentalistas y estar muy atentos a lo que dicen pero mucho más atentos a lo que no se dice y a quién lo dice. Esto último es muy importante. También es clave estar atento a qué se responde.

Podemos ver que es un esquema mental entero el que se requiere para ser analista geopolítico. En general, para ser un analista de cualquier tema, pero aún más para ser un buen analista geopolítico ya que hay que elevar todos los análisis al nivel político y estratégico.

Cómo contribuye la Inteligencia al análisis geopolítico

En relación a cómo contribuye el análisis geopolítico a la inteligencia y en qué fases puede aportar a la inteligencia es preciso mencionar, antes de nada, que hay una línea que separa la inteligencia en análisis de inteligencia y en análisis geopolítico. Esta línea es tremendamente delgada y están muy ligadas en prácticamente todas sus fases.

En este sentido considero que, además de la inteligencia como proceso, la inteligencia como capacidad humana es fundamental. Evidentemente un analista tiene que tener capacidad para integrar todo su conocimiento, pero es todavía más importante para un analista geopolítico la capacidad de empatía.

Al final, lo que mueve el mundo son las emociones y no las percepciones ni el conocimiento. Por tanto, el analista de inteligencia estaría más centrado en los números, en los datos y en lo concreto y el analista geopolítico tiene muchas veces, precisamente por la parte geopolítica, que tratar los intangibles. Hay otro tipo de Inteligencia que destacar aquí, que es la inteligencia artificial, que nos apoya muchísimo a los analistas de cualquier tipo en la integración de todos los datos.

Comprender la inteligencia como proceso es absolutamente clave para un analista geopolítico, tanto para la obtención de fuentes y la obtención de datos, pero también para confirmar o descartar algunas opciones o hipótesis. Es importante el saber descartar relacionado con lo mencionado anteriormente: el estar atento a lo que no se dice, a lo que se calla.

Muchas veces de los análisis de inteligencia y del conocimiento del funcionamiento. de la inteligencia como proceso también obtienes ese “me falta” precisamente. Para realizar un buen análisis no hay que contar únicamente con lo que te llega de fuentes propias sino cuando observas los análisis de fuentes a las que estás estudiando puedes llegar a conclusiones precisamente por lo que no dicen.

Evidentemente cuando no sabemos lo que se dice en privado, cuando en vez de centrarnos en la inteligencia de fuentes abiertas tenemos una inteligencia más centrada en la información en terreno y basada en la información obtenida de la fuente original o confidencial, según cómo queramos referirnos a ella, la diferencia entre lo que se dice en privado y en público nos dice absolutamente todo. Nos ilustra perfectamente sobre la situación en la que está la persona o país que estamos analizando o vigilando.

Creo que el análisis de inteligencia y el análisis geopolítico están absolutamente relacionados y es muy importante que un analista geopolítico comprenda los procesos de generación de inteligencia, hasta dónde se puede llegar y qué se puede obtener de ellos.

Puedes ver la Masterclass completa aquí:

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