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El papel estratégico de Canarias en la seguridad europea

Análisis

Joaquín Amela Peris
Joaquín Amela Peris
Inspector de Policía y miembro del Cuerpo Permanente de Frontex. Licenciado en Derecho y Ciencias Policiales.

Canarias, puente natural entre tres continentes, vive en primera línea los desafíos migratorios, estratégicos y geopolíticos del siglo XXI. Su ubicación, riqueza cultural y rol en la seguridad europea la convierten en un territorio clave. Este análisis aborda sus retos y vínculos con África y Europa.

Durante siglos, las llamadas islas afortunadas han sido codiciadas por su valor estratégico, enclave geográfico y comunicaciones, sirviendo de puente entre América, Europa y África.

Las islas Canarias, archipiélago situado en pleno Océano Atlántico y a poco más de 100 kilómetros del continente africano, son un importante destino turístico. Sin embargo, también destacan por su gran patrimonio cultural e histórico, así como por una orografía peculiar que, en ocasiones, desafía a la propia naturaleza.

Durante siglos, el archipiélago canario ha sido testigo de la llegada de diversas civilizaciones y colonizadores, lo que ha forjado su carácter de sociedad abierta y hospitalaria. Entre ellas, destaca la civilización guanche, presente antes de la conquista castellana ocurrida entre los siglos XIV y XV.

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Hoy en día, las islas Canarias observan desde su privilegiado balcón atlántico el devenir de los acontecimientos mundiales con estoicismo y talante, como sus antepasados. Sin embargo, los peligros globales que amenazan al planeta se magnifican en un territorio tan reducido frente a la inmensidad del continente africano que las rodea. A esto se suma la lejanía, no solo geográfica, sino también sentimental, del continente europeo al que pertenecen.

La importancia de la Unión Europea en la protección de Canarias

Prácticamente todos los días, alguna patera o cayuco llega a las costas canarias desde países del África occidental como Senegal, Mali o Guinea Conakry. La limitada infraestructura del archipiélago dificulta acoger a los centenares de pasajeros que arriban en precarias embarcaciones por la ruta canaria, una de las más peligrosas del mundo. En ocasiones, estas travesías ni siquiera se completan. Entre quienes alcanzan territorio canario hay frecuentemente menores no acompañados, conocidos como «menas».

Una vez identificados, son trasladados a centros de protección gestionados por la comunidad autónoma canaria, que asume los gastos de alojamiento, manutención y escolarización hasta que alcanzan la mayoría de edad.

El desbordamiento de estos centros ha llevado al Gobierno de España a solicitar a otras Comunidades Autónomas que acojan más menores. Sin embargo, algunas se han mostrado claramente contrarias, llegando incluso a recurrir a los tribunales para impedir su traslado. Las autoridades canarias expresan con frecuencia su malestar ante lo que consideran una falta de empatía por parte de otras administraciones territoriales.

Esta queja se basa en la incomprensión de la singularidad canaria, no solo por su distancia geográfica con la península, sino por su función estratégica. Canarias es una plataforma natural para el tráfico marítimo con África Occidental y una ruta hacia Iberoamérica. Esto la hace especialmente vulnerable frente a la llegada masiva de flujos migratorios y complica su gestión.

La importancia de la Unión Europea en la protección del archipiélago

Canarias, junto con los territorios franceses de ultramar (Guadalupe, Guayana Francesa, Martinica, Mayotte, Reunión y Saint Martin), así como las islas Azores y Madeira, pertenecientes a Portugal, forma parte de las conocidas como regiones ultraperiféricas de la Unión Europea (RUP). Estas se caracterizan por su lejanía física respecto al continente europeo, su relieve adverso y su dependencia estructural de determinados productos.

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Por ello, dichas regiones gozan de la protección institucional que les otorga ser regiones europeas de pleno derecho, pueden recibir financiación de los Fondos Estructurales europeos y beneficiarse de políticas fiscales y aduaneras especiales, disfrutando así de un estatus particular.

En cuanto a la seguridad del archipiélago canario, al ser territorio europeo y formar parte de un país miembro de la OTAN, como es España, goza de la protección que brinda el Tratado del Atlántico Norte a los Estados adheridos. Cabe señalar que, según lo dispuesto en el artículo 6 del Tratado, se considerará ataque armado aquel que se produzca contra el territorio de cualquiera de las Partes en Europa o en América del Norte, así como contra las islas bajo su jurisdicción en la zona del Atlántico Norte, al norte del Trópico de Cáncer, como es el caso de las islas Canarias.

Sin embargo, las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla quedan excluidas del paraguas de la OTAN al estar ubicadas en el continente africano.

Las bases militares canarias prestan apoyo logístico al resto de países miembros de la OTAN. Estos realizan con frecuencia prácticas militares en los puertos y aeropuertos del archipiélago, donde también se avituallan antes de emprender misiones en África, especialmente en la zona del Magreb y el Sahel.

Riesgos asociados a la amenaza yihadista

La ruta atlántica del África occidental es la vía de migración marítima hacia las islas Canarias, principalmente desde Marruecos, Senegal y Mauritania. La proximidad del archipiélago canario con la región del Sahel (zona extremadamente poblada que cruza el continente africano desde el océano Atlántico, al oeste, hasta el mar Rojo, al este) se traduce en un aumento de los flujos migratorios desde esos territorios, marcados por la pobreza, los conflictos bélicos y la desertificación.

El terrorismo extremista, presente en esos territorios desde hace muchos años, ha visto en el aumento de las travesías marítimas hacia Europa una oportunidad para que individuos conectados con estos grupos se mezclen o infiltren entre los viajeros que acceden a Canarias. Para ello, utilizan rutas controladas por redes criminales que operan en Marruecos, Argelia y Mauritania, lo que incrementa el riesgo de llegada de terroristas yihadistas a las costas españolas.

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También se ha detectado, en ocasiones, la llegada de combatientes extranjeros que usan redes criminales de tráfico de personas. Esto deja patente la colaboración entre estas mafias y los grupos terroristas yihadistas que operan en el Sahel, los cuales reclutan combatientes y financian sus actividades mediante estas redes.

Aunque la detección de individuos o células terroristas en el archipiélago canario ha sido, hasta el momento, escasa, tanto las autoridades españolas como europeas trabajan sin descanso en la prevención, detección y lucha contra la amenaza yihadista.

Especiales vínculos culturales, comerciales y diplomáticos del archipiélago con África

Las islas Canarias, debido a su cercanía geográfica con África, mantienen intensos vínculos con el continente vecino. Son socios comerciales, comparten proyectos sociales y colaboran en el ámbito diplomático con el objetivo de promover la paz y el desarrollo en los países africanos.

La excelente ubicación geoestratégica del archipiélago, su fiscalidad ventajosa, su clima estable y su eficaz conexión aérea, marítima y digital lo convierten en un potente polo de atracción de talento. Todo ello facilita el emprendimiento, abre numerosas oportunidades de negocio y permite el acceso a nuevos mercados en África.

La pujanza y juventud del continente africano lo convierten en una región emergente, con un crecimiento demográfico sostenido que apunta a alcanzar los 2.500 millones de habitantes en las próximas décadas. Este crecimiento ejercerá un papel de reemplazo decisivo frente a sociedades mucho más envejecidas, como la europea.

La gestión de la actual ruta migratoria entre los países del África Occidental y Canarias marcará, sin duda, el devenir de la sociedad europea. Europa se enfrenta a retos como el invierno demográfico, la falta de homogeneidad en la acogida de ciudadanos extranjeros y problemas de política interna que dificultan la adopción de posiciones comunes entre sus Estados miembros.

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La Unión Europea garantiza el acceso a los sistemas de asilo y refugio en sus territorios. Sin embargo, al mismo tiempo ejerce un férreo control de sus fronteras para frenar la inmigración clandestina, que cambia de ruta según la presión ejercida por las autoridades. España mantiene acuerdos de cooperación con países como Senegal, Gambia y Mauritania para fomentar la migración circular. También busca ofrecer alternativas a los migrantes retornados y establecer vías legales y ordenadas de migración.

No obstante, los acuerdos políticos y económicos con estos países no acabarán con la inmigración irregular hacia Europa. Siempre existirán mafias dedicadas al tráfico de personas que se aprovecharán de la vulnerabilidad y necesidad de quienes sueñan con una vida mejor.

Entender que Canarias no puede afrontar en solitario el reto migratorio es clave para dotar de más recursos a un archipiélago con vocación tricontinental y rumbo firme, como los vientos alisios que surcan sus costas.

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