Donald Trump ha redefinido el concepto de guerra comercial en el siglo XXI. Sus políticas proteccionistas han generado tanto apoyos como grandes críticas, dejando un legado complejo que seguirá influyendo en los debates sobre la globalización y el comercio internacional. ¿Será el proteccionismo algo duradero o solo un capítulo pasajero en la historia económica mundial? Solo el tiempo lo dirá.
Donald Trump ha dejado una huella indeleble en la política comercial y económica de todo el mundo. Con una política abiertamente proteccionista y su lema «America First», el expresidente de los Estados Unidos ha desatado una serie de guerras comerciales. Estas han redefinido las relaciones económicas internacionales tanto en su primera presidencia como en la segunda. Dichas políticas, marcadas por aranceles masivos y tensiones diplomáticas, buscan proteger la economía estadounidense y fomentar el crecimiento nacional. Sin embargo, han generado grandes encontronazos. Este artículo explora cómo Trump se ha consolidado como el «rey de la guerra comercial». También analiza el impacto de sus decisiones en el comercio global.
Contexto histórico
Las guerras comerciales no son un fenómeno nuevo. Desde las Leyes del Maíz en el Reino Unido (1815-1846) hasta el Acta Smoot-Hawley en Estados Unidos (1930), estas disputas económicas han moldeado la economía mundial en los últimos siglos. En 2018, Trump inició una nueva era de conflictos comerciales al imponer aranceles sobre productos chinos. Estos se justificaron como una respuesta a prácticas comerciales desleales y al robo de propiedad intelectual. Desde entonces, Trump ha utilizado los aranceles como su principal herramienta económica. Esto ayuda a entender cómo sus políticas encajan en un patrón más amplio de proteccionismo económico.
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Durante su primer mandato, impuso tarifas del 25% sobre acero y aluminio. También gravámenes adicionales sobre productos chinos valorados en cientos de miles de millones de dólares. En 2025, su administración intensificó estas medidas con nuevos aranceles del 25% sobre importaciones de México y Canadá, y del 10% sobre productos chinos. Estas acciones se justifican como una estrategia para combatir la inmigración ilegal y el tráfico de drogas. Sin embargo, también se perciben como un intento por fortalecer la producción nacional del país en un intento de atraer inversiones y empresas a Estados Unidos. También se espera que lo haga con la Unión Europea, los BRICS e incluso con todos los países del mundo.
Objetivos de la guerra comercial
Las guerras comerciales son conflictos económicos entre países que implican la imposición de barreras comerciales, como aranceles y cuotas. Tiene como objetivo proteger intereses nacionales o influir en las políticas de otras naciones. A continuación, se presenta un listado de los principales objetivos que suelen perseguirse en una guerra comercial.
- Protección de industrias nacionales. Uno de los objetivos más comunes es proteger a las industrias locales frente a la competencia extranjera. A través de aranceles o restricciones a las importaciones, los gobiernos buscan dar ventaja competitiva a los productores nacionales, incentivando el consumo interno y reduciendo la dependencia de bienes importados.
- Reducción del déficit comercial. Las guerras comerciales también se utilizan para abordar desequilibrios económicos, como los déficits comerciales. Un país con un alto nivel de importaciones en comparación con sus exportaciones puede imponer barreras para reducir la entrada de productos extranjeros y fomentar la producción local.
- Presión política o diplomática. En muchos casos, las guerras comerciales son herramientas de presión política. Los países pueden usar restricciones comerciales para influir en las decisiones políticas o estratégicas de otras naciones, como cambios en alianzas militares o políticas internas consideradas desfavorables.
- Promoción del empleo nacional. Otro objetivo clave es fomentar la creación de empleos locales. Al limitar la competencia externa, se espera que las empresas nacionales aumenten su producción y generen más oportunidades laborales dentro del país.
- Respuesta a prácticas comerciales desleales. Las guerras comerciales pueden surgir como respuesta a prácticas consideradas injustas, como el dumping (venta de productos por debajo del costo) o subsidios gubernamentales que otorgan ventajas desleales a ciertos sectores en el comercio internacional.
- Fortalecimiento de la autosuficiencia económica. Algunos países buscan reducir su dependencia de bienes extranjeros mediante políticas proteccionistas que incentiven el desarrollo local en sectores estratégicos, como tecnología, energía o agricultura.
- Generación de ingresos fiscales. Los aranceles impuestos durante una guerra comercial también generan ingresos adicionales para el gobierno del país que los aplica. Estos fondos pueden ser utilizados para financiar proyectos nacionales o compensar déficits presupuestarios.
- Reequilibrio del poder económico mundial. Las guerras comerciales pueden tener como objetivo alterar el equilibrio económico entre potencias rivales. Por ejemplo, un país podría buscar debilitar la economía de su competidor mediante barreras comerciales estratégicas.
- Control sobre cadenas de suministro estratégicas. Se busca garantizar el control sobre cadenas de suministro críticas, especialmente en sectores clave como tecnología o recursos naturales. Esto busca evitar dependencias excesivas que puedan poner en riesgo la seguridad económica y nacional.
- Atraer a empresas del extranjero. Un objetivo estratégico en muchas guerras comerciales es incentivar a empresas extranjeras a trasladar sus operaciones al país que impone las barreras comerciales. Esto se logra mediante políticas proteccionistas que hacen menos rentable producir en el extranjero y más atractivo establecer fábricas o centros de producción dentro del territorio nacional. Esto fortalece la economía local, genera empleos y aumenta la inversión extranjera directa.
Los impactos de los aranceles sobre la economía
En términos generales, los impactos de los aranceles dependen del contexto económico y político en el que se aplican. Si bien pueden ofrecer beneficios temporales al proteger industrias locales o generar ingresos fiscales, sus efectos negativos sobre consumidores, empresas y el comercio internacional suelen superar estos beneficios a largo plazo. Por ello, su implementación se debe evaluar correctamente en un estudio riesgo-beneficio para minimizar daños y maximizar su efectividad. En el siguiente listado se exponen los impactos.
- Aumento de precios para los consumidores. Los aranceles incrementan el valor de los productos importados, lo que puede traducirse en precios más altos para los consumidores finales. Esto afecta el poder adquisitivo de las familias, especialmente en bienes esenciales o aquellos con pocas alternativas locales. En otras palabras, aumenta la inflación en determinados sectores esenciales.
- Impacto en sectores dependientes de insumos importados. Las empresas que dependen de materias primas o componentes importados pueden enfrentar mayores costes de producción debido a los aranceles. Esto puede reducir su competitividad tanto en el mercado interno como en el internacional, lo que podría afectar a su capacidad para crecer o mantener empleos.
- Reducción del comercio internacional. La imposición de aranceles suele provocar represalias por parte de otros países, lo que puede llevar a una disminución del comercio global. Esto afecta tanto a exportadores como a importadores, generando tensiones económicas y diplomáticas entre naciones.
- Impacto en el crecimiento económico. A nivel macroeconómico, los aranceles pueden ralentizar el crecimiento económico al generar incertidumbre en los mercados, reducir la inversión extranjera y limitar el acceso a bienes más competitivos o innovadores provenientes del exterior.
- Variación en el empleo. Si bien los aranceles pueden proteger empleos en ciertas industrias nacionales, también pueden provocar pérdidas en sectores que dependen del comercio internacional o que enfrentan mayores costes operativos debido a estas políticas.
- Alteración de las cadenas de suministro. Las barreras comerciales pueden interrumpir las cadenas globales de suministro, obligando a las empresas a buscar proveedores alternativos o a relocalizar sus operaciones, lo que puede aumentar costes y retrasar la producción.
¿Proteccionismo o liberalismo?
Las políticas arancelarias de Donald Trump (y cualquier otra) son claramente proteccionistas. El motivo principal de esta tesis es que buscan priorizar los intereses económicos nacionales frente a las dinámicas del libre comercio mundial. La imposición de aranceles sirve como herramienta para proteger industrias estratégicas, reducir déficits comerciales y fomentar la producción local. Este modelo rompe con décadas de políticas liberales que promovían la eliminación de barreras comerciales para facilitar la integración económica global. Trump, en cambio, adopta una política mercantilista que ve el comercio como un «juego de suma cero», donde las ganancias de un país deben lograrse a expensas de otros. Este proteccionismo es un ejemplo de su visión económica nacionalista y también de la desconfianza hacia los acuerdos multilaterales y las instituciones internacionales como la Organización Mundial del Comercio (OMC).
¿Benefician los aranceles a Estados Unidos?
Los aranceles impuestos por Donald Trump durante su primera presidencia tuvieron un impacto variado en la economía estadounidense. Por un lado, lograron proteger ciertos sectores estratégicos al reducir la competencia extranjera y fomentar la producción nacional. Sin embargo, los beneficios fueron limitados. No se generó un aumento sustancial en el empleo manufacturero, y las cadenas de suministro mundiales se vieron afectadas. Esto provocó un incremento de los costes para muchas empresas locales, ya que el país no pudo suplir esa producción de forma nacional. Además, las represalias de socios comerciales como China y la Unión Europea impactaron negativamente en sectores clave como la agricultura y la tecnología. Aunque los aranceles duplicaron los ingresos aduaneros del gobierno entre 2017 y 2019, su efecto general sobre el crecimiento económico fue marginal y no cumplió con las expectativas iniciales.
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En la actualidad, las nuevas rondas de aranceles parecen estar perjudicando más que beneficiando a Estados Unidos. Según expertos, estas medidas elevarán los costes en el país tanto para los consumidores y las empresas, lo que contribuirá a una inflación más alta que podría reducir el poder adquisitivo de los hogares en hasta 1.200 dólares al año. Además, estos generan incertidumbre en los mercados financieros y tensiones diplomáticas con socios clave como México y Canadá. Sin embargo, aunque Trump argumenta que estas políticas fortalecerán la economía a largo plazo al atraer empresas extranjeras al país, los economistas advierten que el daño a corto plazo (como la pérdida de empleos y el encarecimiento de bienes esenciales) podría superar cualquier beneficio futuro.
¿Por qué Trump es el rey de la guerra comercial?
Sin ninguna duda, a Donald Trump se le puede considerar el «rey de la guerra comercial» debido a su uso estratégico y agresivo de los aranceles como herramienta principal de coerción económica y diplomática. Durante su primer mandato, y ahora en su regreso al poder, Trump prioriza el proteccionismo de Estados Unidos. Esto desafía las normas del comercio internacional dado su poder como potencia económica mundial. Además, su capacidad para imponer aranceles unilaterales a socios estratégicos, así como su disposición a utilizarlos como medida coercitiva en temas no comerciales (como la inmigración o el narcotráfico) lo posicionan como una figura única en este ámbito. Sus objetivos son variados. Desde proteger las industrias nacionales hasta ejercer presión política sobre otros países, consolidando su visión de un «America First» que prioriza los intereses estadounidenses frente a los compromisos internacionales.
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Lo que distingue a Trump es su habilidad para convertir los aranceles en un arma geopolítica. A diferencia de otros líderes que han utilizado medidas proteccionistas de forma limitada o en algunos sectores, Trump ha llevado esta estrategia a una escala extrema y mundial. Sus políticas afectan tanto a sus aliados como a sus adversarios, ya que sabe que tiene el poder de un país que es todavía la mayor potencia económica mundial. Su retórica desafiante y su disposición a asumir riesgos económicos pone en problemas al comercio internacional, donde el proteccionismo se utiliza para equilibrar déficits comerciales y también para imponer condiciones políticas. Aunque sus políticas han generado críticas, Trump ha logrado consolidar su imagen como un líder dispuesto a romper con las reglas tradicionales del comercio para reforzar la posición de Estados Unidos en el mundo.
La guerra comercial de Trump

- Donald Trump ha intensificado su política arancelaria, amenazando a los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) con aranceles del 100% si avanzan en la creación de una moneda común o intentan reducir la dependencia del dólar estadounidense en el comercio global. Esta postura busca proteger la hegemonía del dólar como moneda de reserva internacional y evitar que los BRICS y sus nuevos miembros (como Irán, Egipto e Indonesia) desafíen el sistema financiero liderado por Estados Unidos.
- Trump ha señalado a la Unión Europea como un objetivo próximo para nuevos aranceles, acusándola de prácticas comerciales injustas y de mantener un gran déficit comercial con Estados Unidos. Ha descrito las políticas comerciales europeas como una «atrocidad» y ha asegurado que los aranceles «definitivamente ocurrirán».
- Esta amenaza se suma a su propuesta de imponer un arancel universal del 10% a todos los países del mundo, lo que podría desatar una guerra comercial global sin precedentes. El objetivo es reforzar la producción nacional y presionar a los socios comerciales para renegociar acuerdos más favorables con Estados Unidos.
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