Conoce Bir Tawil, el territorio desértico entre Egipto y Sudán que nadie reclama. Te explicamos las razones históricas y políticas detrás de este caso único. Si quieres aprender más sobre esta materia, te recomendamos el Máster Profesional de Analista Internacional y Geopolítico de LISA Institute.
Bir Tawil, conocido también como Bi’r Tawīl, es una curiosa extensión territorial de 2.060 kilómetros cuadrados situada justo en la frontera entre Egipto y Sudán. Aunque popularmente se le denomina «triángulo», su forma es en realidad un trapecio, con su lado más extenso al norte, siguiendo el paralelo 22° N. Además, el terreno se caracteriza principalmente por ser desértico, seco y árido, con escasa vegetación y sin presencia de cuerpos de agua superficiales. No obstante, posee algunos accidentes geográficos, como el monte Jabal Ḩajar az Zarqā’, que alcanza los 662 metros de altura, y el valle Wadi Tawil.

Asimismo, este peculiar territorio debe su nombre a un pozo de agua ubicado en su centro, ya que en árabe Bir Tawil significa literalmente «pozo de agua alto». Aunque la zona carece de infraestructuras como carreteras o asentamientos permanentes, históricamente se empleó como área de pastoreo por la tribu Ababda, originaria de la región cercana a Asuán en Egipto. Asimismo, sus límites están definidos por latitudes y longitudes exactas, siendo el lado norte el más extenso con aproximadamente 95 kilómetros de longitud sobre el paralelo 22° Norte. De igual modo, su capital es la estación Marianne 1, donde conviven funcionarios de la región con las tribus nómadas Ababda y Bishari.
El Triángulo de Hala’ib como culpable
Bir Tawil es tierra de nadie debido a una peculiar situación histórica que se remonta a la época colonial. Primero, en 1899, Gran Bretaña estableció una frontera política recta entre Egipto y Sudán, siguiendo el paralelo 22° Norte y que otorgaba Hala’ib a Egipto. Posteriormente, en 1902, se dibujó otra frontera administrativa distinta, basada en el uso tradicional del territorio por parte de las tribus locales. Como muestra, esta segunda línea fronteriza asignaba Bir Tawil a Egipto y el Triángulo de Hala’ib (una zona más fértil y valiosa con salida al mar) a Sudán. Sin embargo, ambas fronteras no coincidían, generando así un conflicto entre ambos países.
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En consecuencia, tanto Egipto como Sudán reclaman para sí el Triángulo de Hala’ib, un territorio vecino más grande y con mayor valor estratégico y económico. No obstante, el motivo principal se debe a que aceptar Bir Tawil implicaría renunciar automáticamente a sus pretensiones sobre Hala’ib, dado que cada país basa su reclamación en acuerdos diferentes. Egipto defiende la frontera política de 1899, mientras que Sudán sostiene la validez del límite administrativo de 1902. Por lo tanto, ninguno de los dos países reclama Bir Tawil, ya que hacerlo supondría rechazar la soberanía del Triángulo de Hala’ib.
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Además, Bir Tawil carece de recursos naturales relevantes o valor estratégico alguno. Es decir, no ofrece ningún incentivo económico o político para justificar los esfuerzos diplomáticos que implicaría reclamarlo oficialmente en detrimento de Hala’ib. De igual modo, su clima extremadamente árido y su aislamiento geográfico dificultan cualquier tipo de desarrollo económico o asentamiento permanente. Así pues, aunque algunos particulares han intentado establecer micronaciones simbólicas en la zona, aprovechando esta situación legal única, ninguna autoridad internacional ha reconocido oficialmente tales iniciativas.
Otras regiones no reclamadas en el mundo
Además de Bir Tawil, existen otras regiones del mundo que tampoco están reclamadas oficialmente por ningún país. Entre ellas destaca Marie Byrd Land, situada en la Antártida Occidental, que ocupa nada menos que 1.610.000 kilómetros cuadrados, un área comparable al tamaño de Mongolia o Irán. Esta extensa región antártica no se ha reclamado formalmente por ninguna nación debido a un acuerdo internacional firmado en 1959, conocido como el Tratado Antártico, donde los países firmantes decidieron no realizar nuevas reclamaciones territoriales sobre el continente helado.
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Asimismo, otro ejemplo llamativo es Gornja Siga (conocida como la República Libre de Liberland), una pequeña franja fluvial situada en la orilla occidental del río Danubio, entre Serbia y Croacia. Curiosamente, ambos países mantienen una disputa fronteriza sobre varias áreas cercanas. Sin embargo, ninguno de los dos reclama estos pequeños terrenos ubicados en la orilla occidental del río. En particular, Gornja Siga es el más extenso de estos terrenos abandonados y tiene aproximadamente siete kilómetros cuadrados. Serbia sostiene que la tierra pertenece a Croacia, mientras que Croacia afirma exactamente lo contrario.
Finalmente, cabe mencionar otras tres pequeñas parcelas situadas también en la ribera occidental del Danubio, cerca de Gornja Siga. Estas áreas comparten la misma situación peculiar. Ambas naciones vecinas evitan reclamarlas oficialmente porque hacerlo implicaría aceptar una frontera desfavorable para sus intereses nacionales. Como muestra de esta curiosa situación territorial, en 2015 un grupo libertario proclamó allí la creación de una micronación llamada República Libre de Liberland. No obstante, esta iniciativa no ha recibido reconocimiento internacional oficial alguno.
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