La falta de formación en victimología de policías, personal sanitario, operadores jurídicos, funcionarios o medios de comunicación, no solo prolonga el sufrimiento de las víctimas, sino que socava su confianza en las instituciones encargadas de protegerlas. La profesora del Curso de Experto en Victimología y del Máster Profesional de Analista Criminal y Criminología Aplicada de LISA Institute, Victoria Pascual, explica hasta qué punto la mala praxis o falta de sensibilidad afecta a las víctimas, a través de casos reales como el de Rocío Wanninkhof, accidente ferroviario de Angrois en 2013 o niños víctimas de abuso sexual.
Aunque muchas veces inadvertido, la revictimización de las víctimas de delitos es uno de los problemas más graves dentro del panorama de la justicia penal y la atención a las víctimas. Este término se refiere al daño adicional que las víctimas sufren por la mala praxis o falta de sensibilidad de las personas e instituciones encargadas de asistirlas y protegerlas. Policías, personal sanitario, operadores jurídicos y funcionarios de la administración pública, entre otros, pueden incurrir en acciones u omisiones que perpetúan el sufrimiento de las víctimas, afectando su recuperación y confianza en el sistema.
Uno de los casos más emblemáticos de revictimización en España es el de Rocío Wanninkhof, una joven asesinada en 1999. Durante la investigación, la madre de Rocío, Alicia Hornos, fue objeto de un trato insensible tanto por parte de las fuerzas policiales como de los medios de comunicación. A pesar de su dolor, tuvo que soportar interrogatorios invasivos y la falta de empatía en un momento de extrema vulnerabilidad. Además, la cobertura mediática sensacionalista amplificó su sufrimiento, exponiendo su vida privada y cuestionando sus reacciones emocionales, lo que generó un juicio social paralelo. Este caso evidencia cómo la falta de formación en victimología puede derivar en un enfoque mecanicista y deshumanizador hacia las víctimas y sus familiares.
Las mujeres víctimas de violencia de género también enfrentan barreras institucionales que las revictimizan. Un informe de la Fundación Mujeres destaca numerosos casos donde las mujeres han sido sometidas a preguntas que cuestionan su credibilidad y comportamiento, como: ¿Por qué no abandonó la relación antes? o ¿Es cierto que exageró las agresiones?. Una de estas víctimas, Sara, tuvo que declarar varias veces sobre los mismos hechos ante diferentes autoridades, reviviendo el trauma en cada ocasión. Este tipo de experiencias son frecuentes en casos de violencia de género, donde las víctimas se enfrentan a procedimientos que, en lugar de protegerlas, perpetúan su sufrimiento.
El accidente ferroviario de Angrois en 2013, que dejó 80 fallecidos y más de 140 heridos, puso en evidencia serias carencias en la atención a las víctimas y sus familiares. Muchos sobrevivientes y familiares denunciaron que no recibieron información adecuada ni apoyo psicológico inmediato. En lugar de ello, fueron sometidos a largas esperas y trámites burocráticos que agravaron su dolor. Un familiar de una de las víctimas relató cómo, tras varias horas de incertidumbre, recibió la noticia de la muerte de su ser querido de forma fría y despersonalizada. Este caso demuestra la necesidad de protocolos claros y personal capacitado en el manejo de crisis para evitar daños innecesarios.
Los niños víctimas de abuso sexual son otro colectivo especialmente vulnerable a la revictimización. En 2018, un estudio del Consejo de Europa destacaba que muchos sistemas judiciales en Europa revictimizan a los niños al someterlos a múltiples declaraciones frente a diferentes actores del sistema. En un caso particular, un niño de 8 años en España tuvo que relatar los detalles de su abuso hasta en cinco ocasiones: ante la policía, el médico forense, el fiscal, el juez y durante el juicio oral. Cada declaración no solo revivió el trauma, sino que lo expuso a un entorno que no siempre garantizaba su seguridad emocional. Este caso subraya la importancia de adoptar técnicas como las entrevistas grabadas o el uso de cámaras de Gesell, que permiten minimizar la exposición de los menores a situaciones potencialmente traumáticas.
Las víctimas de trata de personas enfrentan, además del delito en sí, procesos judiciales que a menudo las vuelven a dañar. Un caso destacado es el de una mujer nigeriana identificada como víctima de trata con fines de explotación sexual en 2017. Durante el proceso judicial en España, fue interrogada en repetidas ocasiones sobre los detalles de su explotación, lo que la llevó a revivir el trauma. Además, se enfrentó a largos retrasos en la resolución de su estatus legal, lo que la dejó en una situación de incertidumbre y vulnerabilidad. Este caso ilustra la falta de mecanismos adecuados para proteger a las víctimas de trata durante los procesos judiciales y administrativos.
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Claves para evitar la revictimización
Estos casos mencionados muestran cómo la falta de formación en victimología puede conducir a la revictimización. La sensibilización y el conocimiento sobre las necesidades específicas de las víctimas son esenciales para evitar estas situaciones:
- La policía y otros agentes deben recibir formación en comunicación empática, manejo de crisis y entrevistas sensibles. Esto incluye evitar preguntas innecesarias, garantizar la privacidad de las víctimas y proporcionarles información clara sobre los pasos a seguir.
- Jueces, fiscales y abogados necesitan comprender las dinámicas de la victimización para evitar cuestionamientos inapropiados y procedimientos redundantes. Herramientas como las declaraciones grabadas o la videoconferencia son fundamentales para minimizar el impacto en víctimas vulnerables, especialmente menores y víctimas de violencia de género.
- El personal sanitario, a menudo el primer punto de contacto con las víctimas, debe ser entrenado para proporcionar un trato humano y respetuoso, garantizando que las víctimas se sientan seguras y comprendidas en un momento crítico.
- Las instituciones deben adoptar protocolos claros y basados en evidencia que prioricen el bienestar de las víctimas. Esto incluye la creación de equipos multidisciplinares que trabajen de manera coordinada para evitar duplicidades y garantizar una atención integral.
La revictimización no solo prolonga el sufrimiento de las víctimas, sino que socava su confianza en las instituciones encargadas de protegerlas. Los casos analizados evidencian la urgente necesidad de formar a todos los profesionales que entran en contacto con víctimas en los principios de la victimología. Un enfoque más sensible y profesional no solo minimizará el daño secundario, sino que contribuirá a una justicia más humana y efectiva. Como sociedad, debemos apostar por un sistema que priorice el bienestar de quienes han sufrido, garantizando que encuentren apoyo y respeto en cada paso del camino.
Si te ha interesado este artículo de Victoria Pascual, criminóloga y profesora del Curso de Experto en Victimología y profesora del Máster Profesional de Analista Criminal y Criminología Aplicada de LISA Institute, te recomendamos los siguientes contenidos: